Sandra D¨ªaz, bi¨®loga: ¡°Un futuro digno depende de garantizar tambi¨¦n un futuro para las plantas¡±
La Nobel de la Paz argentina cree que la ventana de tiempo para revertir el deterioro de la naturaleza se est¨¢ cerrando. El 40% de la vegetaci¨®n est¨¢ en riesgo de extinci¨®n
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La bi¨®loga argentina Sandra D¨ªaz (Bell Ville, 61 a?os) es referente mundial de la ecolog¨ªa terrestre que estudia los impactos de los factores humanos en la biodiversidad. Su trayectoria cient¨ªfica, labrada a golpe de investigaciones que visibilizan el rol de la naturaleza en la vida humana, ha sido distinguida con grandes reconocimientos a nivel mundial. En 2007, recibi¨® el Premio Nobel de la Paz como miembro del Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Clim¨¢tico, una distinci¨®n colectiva de la que no hace alarde, y en 2019, el Premio Princesa de Asturias de investigaci¨®n por la lucha contra el cambio clim¨¢tico y la defensa de la biodiversidad.
Ese mismo a?o fue incluida por la revista Nature en la lista de las 10 ¡°personas que importan a la ciencia¡±. Entre sus reconocimientos est¨¢n tambi¨¦n las medallas internacionales de los Jardines Bot¨¢nicos de Kew y Edimburgo (Reino Unido, 2022) y la Medalla Linneana (2023). D¨ªaz es tambi¨¦n miembro de varias Academias de Ciencias como la de Argentina, Estados Unidos y Francia. Adem¨¢s, ejerce como profesora de la Universidad Nacional de C¨®rdoba (UNC), en Argentina, como profesora visitante en la Universidad de Oxford y se encuentra dentro del 1% de cient¨ªficos m¨¢s citados y referidos del planeta dentro de su especialidad.
Ahora reparte su tiempo entre la ense?anza, la investigaci¨®n, la divulgaci¨®n y los foros internacionales como el Passion for Knowledge (P4K), un megafestival cient¨ªfico en el Pa¨ªs Vasco (Espa?a) organizado por el Donostia International Physics Center (DIPC), donde D¨ªaz habl¨® este martes sobre el papel de las plantas en la vida en la tierra y la necesidad de actuar con urgencia para evitar el deterioro dr¨¢stico de la biosfera.
Pese al panorama gris por la p¨¦rdida de biodiversidad y el calentamiento global por la acci¨®n del hombre y sus modelos econ¨®micos, la cient¨ªfica mantiene cierto optimismo con estas crisis que se muestran como ¡°dos caras de la misma moneda¡± y que cada vez m¨¢s organismos internacionales promueven abordar en conjunto. ¡°El panorama es claro: a¨²n hay tiempo de revertir algunas de las consecuencias futuras, pero la ventana de oportunidad se est¨¢ cerrando r¨¢pidamente¡±, dijo en entrevista con Am¨¦rica Futura desde Argentina antes de viajar a Espa?a. ¡°Hay da?os irreversibles ya en marcha, que no podemos evitar, pero una acci¨®n lo suficientemente r¨¢pida, decidida y masiva podr¨ªa evitar algunas de las consecuencias m¨¢s dram¨¢ticas¡±.
Para pintar el panorama global, D¨ªaz hace referencia al Informe Mundial de la IPBES (Plataforma Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas), que muestra c¨®mo la vasta mayor¨ªa de los indicadores del estado de la naturaleza est¨¢n bajando. Por otra parte, hay una proporci¨®n muy significativa de plantas en riesgo de extinci¨®n, casi un 40%, de acuerdo a Kew Gardens, el jard¨ªn bot¨¢nico de Londres. ¡°Es bastante alarmante, aunque no alarmista en el sentido de que estemos colectivamente exagerando lo que pasa¡±, plantea la cient¨ªfica.
Pero el optimismo vuelve a surgir cuando menciona que cada vez que se intentan soluciones concretas, hay buenos resultados. ¡°Si se hace un balance de todos los aspectos positivos o negativos que la humanidad obtiene de la naturaleza, es claramente positivo, enorme, dir¨ªa que incalculable. En el caso de las plantas, son la base de toda la vida en la tierra, incluyendo la nuestra¡±, dice la bi¨®loga.
Como investigadora superior del Consejo Nacional de Investigaciones Cient¨ªficas y T¨¦cnicas (Conicet) de Argentina, directora del N¨²cleo Diversus sobre Diversidad y Sustentabilidad y cofundadora de la Base Global Comunitaria de Datos sobre Caracteres de Plantas TRY, D¨ªaz est¨¢ empe?ada desde hace tiempo en acercar a la gente informaci¨®n t¨¦cnica detallada que le permita entender mejor los problemas ambientales actuales y su impacto sobre la biodiversidad de los ecosistemas y, por ende, en lo importante que son los organismos no humanos para el funcionamiento de la sociedad.
¡°Hay muchos modos de vivir el mundo sin destrozarlo¡±
En ese sentido, apunta que hay distintas maneras de medir esos aportes. Algunas de ellas son cuantitativas, como los indicadores de salud humana, las mediciones de carbono retenido fuera de la atm¨®sfera o del agua se filtra a trav¨¦s de las plantas. Pero hay otros valores dif¨ªcilmente cuantificables por estar basados en la relaci¨®n psicol¨®gica o identitaria que establecemos con una planta o un paisaje. ¡°Hay todo un espectro de m¨¦todos para capturar ese abanico de valores. Y de esos m¨¦todos emerge un mensaje general claro: no ser¨ªamos quienes somos sin las plantas. Un futuro digno de ser vivido para la gente depende de que garanticemos tambi¨¦n un futuro para las plantas¡±, sostiene.
La bi¨®loga aboga por romper con el paradigma dominante sobre el que se ha operado hasta ahora de ¡°separaci¨®n abrupta entre humanos y el resto de lo viviente¡±, la dicotom¨ªa dura entre ¡®hombre¡¯ y ¡®naturaleza reforzada en el iluminismo. ¡±Los humanos estamos entretejidos de modo indisoluble con el tapiz de la vida: emparentados evolutivamente, compartiendo genes, conectados ecol¨®gicamente con el resto lo queramos o no¡±, insiste.
Para ella, la relaci¨®n del hombre con la naturaleza deber¨ªa estar marcada por el equilibrio y la b¨²squeda del bien com¨²n, que los humanos usemos el suelo para el desarrollo de todos y no abusemos de ¨¦l para el beneficio de unos pocos. ¡°La coexistencia contempla la explotaci¨®n, pero una que no devora, que respeta la continuidad de los procesos¡±, sostiene. Considera, adem¨¢s, que la responsabilidad no es s¨®lo de los tomadores de decisiones sino de todos los actores sociales, que deben presionar. ¡°Hace falta construir poder para avanzar hacia otros modelos¡±, cree.
El extractivismo es, seg¨²n D¨ªaz, s¨®lo un modo extremo que representa la l¨®gica de tratar de extraer la mayor ganancia posible en el menor tiempo posible. ¡°Es fundamental darse cuenta de que, no por dominante, este es el ¨²nico modelo posible. Hay muchos modos de vivir el mundo sin destrozarlo en poco tiempo o sin crear un contexto de injusticia. El desaf¨ªo es c¨®mo impulsarlos¡±, asegura.
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