La red de ciudades m¨¢s antigua de la Amazonia se esconde bajo la selva de Ecuador
La tecnolog¨ªa de mapeo l¨¢ser revel¨® en 2015 la existencia de un enorme asentamiento de al menos 2.500 a?os de antig¨¹edad. Una investigaci¨®n de la revista ¡®Science¡¯ da nuevos detalles
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Antes de que la tecnolog¨ªa m¨¢s moderna lo confirmara, hubo quienes lo dijeron a trav¨¦s de la palabra. Y en el medio se dieron varios descubrimientos que, con las herramientas propias de su ¨¦poca, sentaron los cimientos para que hoy celebremos el m¨¢s reciente logro de la arqueolog¨ªa.
Ahora se sabe que un denso conjunto de centros urbanos prehisp¨¢nicos yace bajo la espesa selva del valle de Upano, en la provincia amaz¨®nica de Morona Santiago, a 380 kil¨®metros al sureste de Quito. Se trata de cinco grandes asentamientos y 10 m¨¢s peque?os, que se asumen como ciudades, extendidos en una superficie de 300 kil¨®metros cuadrados, cada uno densamente poblado y con estructuras residenciales y ceremoniales. La dataci¨®n establece la presencia de al menos cinco grupos humanos, entre ellos primero la cultura kilamope y la upano entre el 500 a. C. y los a?os 300 y 600 de nuestra era, y luego, tras un periodo de transici¨®n, grupos de la cultura huapula entre los 800 y 1.200. En la actualidad, las nacionalidades que habitan esa zona son la shuar y la achuar, aunque tambi¨¦n existe gran presencia de colonos.
La revista Science, en su n¨²mero de enero, ha presentado el m¨¢s reciente art¨ªculo cient¨ªfico sobre este tema. Como autor principal figura el arque¨®logo franc¨¦s St¨¦phen Rostain, director de investigaci¨®n en el Centre National de la Recherche Cientifique (CNRS) y quien ha trabajado en esa zona desde 1996. Entre los otros ocho autores constan los ecuatorianos Fernando Mej¨ªa y Ana Freire. El art¨ªculo se?ala que ¡°los principales n¨²cleos ceremoniales, con plataformas monumentales, plazas y calzadas, son comparables en tama?o a los de otras grandes culturas del pasado, como la mexicana de Teotihuac¨¢n o la egipcia de la meseta de Guiza¡±. Esto apunta a que no solo se trata del entramado urban¨ªstico m¨¢s antiguo encontrado hasta ahora, sino tambi¨¦n del m¨¢s grande y organizado de la regi¨®n.
¡°La caracter¨ªstica m¨¢s notable del paisaje¡±, dice el art¨ªculo, ¡°es el complejo sistema de carreteras que se extiende a lo largo de decenas de kil¨®metros¡±. Las ciudades estaban conectadas entre s¨ª por carreteras anchas y rectas, y los barrios y casas por calles bien definidas. Entre las ciudades hab¨ªa, intercalados, campos de cultivo rectangulares, y en las laderas que las rodeaban hab¨ªa terrazas donde se plantaban cultivos como el ma¨ªz, la yuca y el boniato. Por lo tanto, una conclusi¨®n relevante, que en conjunto con lo anterior contradice la romantizada y a la vez menospreciante idea de la selva virgen, desconectada y azarosa, es que ¡°los habitantes prehisp¨¢nicos de la Amazonia fueron notables constructores que modificaron intensamente su entorno y cambiaron la morfolog¨ªa de sus territorios y su cubierta vegetal¡±.
Mirarlo desde el aire
En 2015, el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural de Ecuador (INPC), dirigido en ese momento por la investigadora Olga Woolfson, desarroll¨® el proyecto Caracter¨ªsticas generales del paisaje cultural arqueol¨®gico del valle del Alto Upano, que luego fue conocido simplemente como Proyecto Upano. Su desarrollo fue financiado por la Secretar¨ªa de Educaci¨®n Superior, Ciencia, Tecnolog¨ªa e Innovaci¨®n (Senecyt), instituci¨®n de apoyo a la investigaci¨®n del Gobierno del entonces presidente Rafael Correa.
Un equipo multidisciplinar de 10 cient¨ªficos de Ecuador, Espa?a, Rusia y Argentina, en conjunto con ingenieros del Instituto Geogr¨¢fico Militar (IGM), realiz¨® ese a?o la m¨¢s avanzada fase de la investigaci¨®n, en t¨¦rminos tecnol¨®gicos, sobre este tema: el mapeo de esa porci¨®n de la alta Amazonia. Para ello utilizaron la tecnolog¨ªa Lidar (Light Detection and Ranging), un sistema de escaneo l¨¢ser y medici¨®n de la superficie y el interior de la tierra que funciona de manera aerotransportada. Fue de lo que se ocuparon los ingenieros del IGM con tecnolog¨ªa rusa perteneciente a las Fuerzas Armadas de Ecuador.
¡°Logramos identificar alrededor de 7.500 elementos positivos modificados¡±, dice Alejandra S¨¢nch¨¦z-Polo, arque¨®loga espa?ola, profesora en la Universidad de Valladolid, que particip¨® en la investigaci¨®n. ¡°Eran toneladas de tierra movidas por comunidades prehisp¨¢nicas para conformar estos mont¨ªculos que nos est¨¢n hablando de una estratificaci¨®n y una complejidad social. Esto ya lo hab¨ªan visto el padre Pedro Porras [considerado uno de los pioneros en la investigaci¨®n de la Amazonia] y Ernesto Salazar [arque¨®logo] d¨¦cadas antes, pero lo que no hab¨ªamos visto es la cantidad de estructuras que hab¨ªa y que conformaban aut¨¦nticas ciudades. Kunguints, por ejemplo, es una ciudad in¨¦dita que no se conoc¨ªa hasta que hicimos la investigaci¨®n y la publicamos el a?o pasado¡±.
La publicaci¨®n a la que se refiere S¨¢nchez-Polo es Un paisaje monumental prehisp¨¢nico en la Alta Amazon¨ªa ecuatoriana: primeros resultados de la aplicaci¨®n de Lidar en el valle de Upano. Firmado por ella y por la investigadora ecuatoriana Rita ?lvarez Litben, se trata de un estudio que recoge los primeros an¨¢lisis del escaneo l¨¢ser, y que adem¨¢s inaugur¨®, en junio de 2023, el primer n¨²mero de Strata, revista ecuatoriana de arqueolog¨ªa y paleontolog¨ªa tambi¨¦n surgida en el seno del INPC. ¡°Tuvimos la oportunidad de trabajar todos esos datos y ver toda esa cantidad de estructuras y, efectivamente, publicarlo m¨¢s tarde, pero como no era Science, no ha tenido este revuelo¡±, dice S¨¢nchez-Polo.
La informaci¨®n recogida entonces con tecnolog¨ªa Lidar y que en adelante sirvi¨® de base para varios estudios, tambi¨¦n vivi¨® su propia secuencia. ¡°El Instituto y varios investigadores solicitaron a la Senecyt la autorizaci¨®n para publicar esos hallazgos, porque hab¨ªa una cl¨¢usula de confidencialidad¡±, explica Daniel Gonz¨¢lez, director de Transferencia de Conocimiento en el IMPC. ¡°A fines de 2020 la Senecyt otorg¨® el permiso, y a partir de 2021 el Instituto empez¨® a entregar la nube de puntos y todos los informes a los investigadores de universidades y organismos nacionales e internacionales que los solicitaron¡±. Entre ellos estuvo St¨¦phen Rostain.
Una nube de puntos es una representaci¨®n de coordenadas tridimensional que permite establecer la forma y el tama?o de los objetos que se identifican gracias al escaneo con tecnolog¨ªa Lidar. As¨ª es como se pudo visualizar las m¨¢s de 7.500 estructuras de las que habla S¨¢nchez-Polo, y cuya basta dimensi¨®n y complejidad como sistema, de las cuales se ten¨ªa un conocimiento parcial, constituy¨® ese momento el verdadero gran hallazgo. Entre otros, los n¨²meros son: 5.415 plataformas, 1.511 colinas truncadas, 260 mont¨ªculos con cimas redondeadas. Las estructuras son cuadradas, rectangulares, ovaladas, alargadas, en forma de L o compuestas por varios niveles. Hay plazas, plazoletas, terrazas, rampas, terraplenes, fosas y zanjas. Las investigadoras concluyen que la imagen que se ten¨ªa sobre el poblamiento del valle de Upano cambi¨® con la identificaci¨®n de esos macro asentamientos, lo que confirma que fue una zona intensamente ocupada en tiempos prehisp¨¢nicos que no es igualada por otros asentamientos de la Amazonia.
La arqueolog¨ªa de la investigaci¨®n
Pedro Porras fue un sacerdote josefino que naci¨® en 1915 en Ambato, en la Sierra centro de Ecuador. Aunque no tuvo una educaci¨®n formal en arqueolog¨ªa, ha sido considerado el pionero en la investigaci¨®n de la Amazonia, y hacia mediados del siglo pasado figuraba como una autoridad en la materia en el pa¨ªs. En los a?os setenta se convirti¨® en el Director del Centro de Investigaciones Arqueol¨®gicas de la Universidad Cat¨®lica del Ecuador, y lleg¨® a colaborar con importantes instituciones como la American Archeological Society, la Societ¨¤ Italiana di Archeolog¨ªa y la Smithsonian Institution. Aunque con diferentes consideraciones de parte de la comunidad arqueol¨®gica local e internacional, sus antiguos trabajos sobre el valle de Upano constan siempre como las primeras referencias.
S¨¢nchez-Polo se?ala que en 1978, gracias a excavaciones y m¨¢s trabajo de campo, Porras descubri¨® unas 200 estructuras en esa misma zona del valle de Upano, a las que denomin¨® Complejo de mont¨ªculos Sangay. As¨ª document¨® al menos 26 conjuntos formados por hasta 23 plataformas organizadas de forma sim¨¦trica, con plazas centrales, caminos lineales excavados que un¨ªan esos conjuntos, y posibles zanjas de drenaje que terminaban en barrancos. En el art¨ªculo de Science, St¨¦phen Rostain indica que entre esos conjuntos estaba uno de los asentamientos m¨¢s grandes, justamente el de Sangay. Adem¨¢s, Porras explic¨® que esos asentamientos se extend¨ªan entre el caudaloso r¨ªo Upano y un afluente menor denominado Huapula. En 1987 recogi¨® esos hallazgos en su c¨¦lebre obra Investigaciones arqueol¨®gicas a las faldas del Sangay.
Pero si por lo general las menciones en materia cient¨ªfica llegan hasta all¨ª, hay quienes rescatan el legado de otro tipo de referencias. ¡°Algo que me parece importante respecto a estos hallazgos recientes es que concreta lo que dec¨ªan cronistas espa?oles como V¨¢zquez de Espinosa y Lope de Aguirre¡±, dice el reconocido arque¨®logo ecuatoriano Jorge Marcos. ¡°V¨¢zquez de Espinosa, adem¨¢s de la informaci¨®n recogida por ¨¦l mismo, dio cuenta de otros estudios sobre la Amazonia en esa ¨¦poca. Por ejemplo, habl¨® de c¨®mo se organizaban los grupos guerreros, de c¨®mo iban los escuadrones de lanza dardos y lanza flechas, y del hecho de que hab¨ªan largos caminos empedrados¡±.
Entre mediados del siglo XVI e inicios del XVII, el misionero V¨¢zquez de Espinosa y el cruento conquistador Lope de Aguirre habr¨ªan dado cuenta de ciertas din¨¢micas de vida en esa zona de la Amazonia, datos que a su momento pasaron desapercibidos, pero que al cabo de los siglos podr¨ªan significar puntos de inter¨¦s en el pedregoso encadenamiento de la arqueolog¨ªa.
El eslab¨®n m¨¢s reciente
Porras muri¨® en 1990, y en 1996 arranc¨® una investigaci¨®n binacional financiada por el Gobierno de Francia. El proyecto estuvo liderado por el ecuatoriano Ernesto Salazar y el franc¨¦s St¨¦phen Rostain, quien 26 a?os m¨¢s tarde figurar¨¢ como autor principal del art¨ªculo publicado en la revista Science.
En el marco de esa nueva investigaci¨®n, lo que el padre Porras hab¨ªa denominado Sangay pas¨® a llamarse Huapula para estar en consonancia con las referencias que ofrecieron poblaciones shuar y otros colonos de la zona. Si los an¨¢lisis con tecnolog¨ªa Lidar permitieron comprender la vastedad de aquellas ciudades que la Amazonia se trag¨®, las investigaciones de los a?os noventa, que se extendieron hasta 2003, constituyeron una inmersi¨®n determinante en el terreno para obtener indicios relevantes sobre, por ejemplo, el h¨¢bitat, la dieta y la antigua actividad volc¨¢nica y morfog¨¦nesis del valle. Excavaciones a gran escala en plataformas y plazas en dos asentamientos importantes permitieron descubrir suelos dom¨¦sticos con agujeros para postes, escondrijos, fosas, fogones, grandes tinajas, piedras de moler y huellas de semillas quemadas. Todo ello contribuy¨® a establecer tres grandes fases cer¨¢micas que corresponden a distintas formas de habitar el territorio, y el an¨¢lisis de las microhuellas de almid¨®n de ma¨ªz encontradas revel¨® que son id¨¦nticas a las que hoy deja la fabricaci¨®n de la tradicional chicha ¡°masticada¡±, t¨¦cnica utilizada por los pueblos ancestrales para fermentar esa bebida.
En los ¨²ltimos a?os, otros investigadores ecuatorianos, como los arque¨®logos Estanislao Pazmi?o y Alden Y¨¦pez, han realizado estudios paralelos sobre los mismos sistemas urban¨ªsticos del valle de Upano, pero con menos relevancia que el publicado en Science. ¡°No se podr¨ªa entender las im¨¢genes de Lidar sin el trabajo de campo que hicimos previamente¡±, dice St¨¦phen Rostain. ¡°Actualmente, lo usual es hacer el trabajo con Lidar y luego ir al campo para verificar, pero nosotros lo hicimos al rev¨¦s porque en esa ¨¦poca no hab¨ªa Lidar. Ahora podemos entender mejor cosas que hab¨ªamos visto en el campo, pero que no logr¨¢bamos entender del todo, y lo que me ayud¨® a m¨ª a interpretar las im¨¢genes de Lidar es justamente el trabajo que hab¨ªa hecho antes en el campo¡±.
Gracias a la suma de tecnolog¨ªas y a las d¨¦cadas de estudios que han ido aportando capas de conocimientos, Rostain ofrece importantes conclusiones sobre las din¨¢micas de organizaci¨®n de esas sociedades. Nunca, dice el experto, una sociedad igualitaria desarroll¨® el urbanismo: siempre se ha tratado de sociedades estratificadas y jer¨¢rquicas. Las carreteras perfectamente rectas, las conexiones con calles, el modelo de distribuci¨®n de las plataformas indica que necesariamente hubo ingenieros y arquitectos para hacerlo, porque eso no se hace al azar. En ese sentido, la jerarquizaci¨®n significa especializaci¨®n, y as¨ª como hab¨ªa ingenieros debi¨® haber obreros para cavar y construir, y mientras ellos cavaban alguien debi¨® pescar y cultivar y recoger alimentos, al tiempo que alguien m¨¢s se encargaba del comercio y la organizaci¨®n de ceremonias y rituales. La monumentalidad de esas ciudades perdidas bajo la densa selva de Ecuador ha permitido tener una idea de sus formas de vida, pero, con precauci¨®n, Rostain precisa que no se puede hablar en detalle de las proporciones de su organizaci¨®n.
Ahora, luego de que gracias al uso de la tecnolog¨ªa m¨¢s avanzada se ha podido identificar desde el cielo ese conjunto de estructuras portentosas, para ver hacia adelante la arqueolog¨ªa deber¨¢ volver a sus bases: plantarse en el lugar y escudri?ar en el interior de la tierra.
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