Por qu¨¦ apostar por la ternura en la primera infancia
De la misma forma que las experiencias adversas en la ni?ez generan efectos a largo plazo, el cuidado tambi¨¦n perdura
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Los primeros a?os de vida representan una oportunidad ¨²nica e irrepetible. Durante este per¨ªodo se establecen las bases neurol¨®gicas, cognitivas, emocionales y sociales que determinar¨¢n las capacidades, desarrollo y bienestar futuro de los ni?os y ni?as. Cuantiosas investigaciones como la de James Heckman, Nobel de Econom¨ªa, confirman el impacto que las inversiones realizadas en este periodo tienen en la educaci¨®n, salud, productividad, inserci¨®n al mercado laboral y en la reducci¨®n de comportamientos de riesgo a lo largo de la vida. Adem¨¢s, esta es la inversi¨®n con mejores tasas de retorno y la m¨¢s costo-efectiva en el largo plazo para los pa¨ªses.
El desarrollo ¨®ptimo de las habilidades y capacidades de los ni?os y ni?as depende esencialmente de la calidad del cuidado proporcionado durante la etapa de gestaci¨®n y en los primeros a?os de vida. Lamentablemente, numerosos ni?os y ni?as en Am¨¦rica Latina y el Caribe, especialmente aquellos que residen en contextos socioecon¨®micos desfavorecidos, vulnerables, privados de servicios b¨¢sicos y en contexto de inseguridad, est¨¢n lejos de recibir una atenci¨®n adecuada en esta etapa crucial. Para algunos ni?os y ni?as, las privaciones comienzan incluso antes de nacer, espec¨ªficamente en la etapa de gestaci¨®n, ya que muchas mujeres reciben atenci¨®n m¨¦dica insuficiente durante el embarazo y sufren de carencias y estresores en su entorno social.
Posteriormente, en los primeros a?os, se observan com¨²nmente experiencias adversas tipificadas en tres grandes rubros: el abuso (f¨ªsico, emocional y sexual), la negligencia (f¨ªsica y emocional) y la vulnerabilidad familiar (abandono/carencia, violencia de g¨¦nero, salud mental, encarcelamiento y uso de drogas/adicciones), tal y como lo analizan los estudios de Mathey A. Harris. Estas experiencias tienen efectos negativos a lo largo de la vida ya que incrementan los riesgos en salud, salud mental, retraso en el desarrollo cognitivo y, adem¨¢s, pueden aumentar los riesgos de lesiones, infecciones de transmisi¨®n sexual e involucramiento en el tr¨¢fico sexual. Tambi¨¦n pueden incrementar los riesgos para la salud materna e infantil, incluyendo el embarazo en adolescentes, complicaciones en el embarazo y la muerte fetal.
Hagamos un breve recuento de las cifras m¨¢s relevante para la regi¨®n. Seg¨²n Unicef, las estad¨ªsticas indican que solo una de cada diez mujeres embarazadas en Am¨¦rica Latina y el Caribe se realiza m¨¢s de cuatro controles durante el embarazo, lo que repercute en su propia salud y en la del beb¨¦. Se estima que en la regi¨®n casi 10% de los ni?os que nacieron en 2020 lo hicieron con bajo peso. Hasta el a?o 2022, alrededor de 5 millones de ni?os menores de cinco a?os padec¨ªan retraso en el crecimiento, indicador alarmante de la desnutrici¨®n cr¨®nica infantil.
De acuerdo con datos de la Organizaci¨®n Panamericana de la Salud (OPS), en Am¨¦rica Latina y el Caribe fallecen diariamente 255 beb¨¦s antes de alcanzar el primer mes de vida, una cifra que representa un riesgo 2,5 veces mayor en comparaci¨®n con los pa¨ªses de ingresos m¨¢s elevados. En el mismo sentido, con relaci¨®n a la estimulaci¨®n temprana y desarrollo cognitivo, seg¨²n datos de Unicef, un preocupante 18% de los ni?os entre tres y cinco a?os no alcanzaban un desarrollo apropiado en al menos tres de cuatro ¨¢reas clave: cognici¨®n, desarrollo motor, habilidades socioemocionales y aprendizaje.
Antes de la pandemia, el 11,4% de la poblaci¨®n de la regi¨®n viv¨ªa en pobreza extrema, cifra que aument¨® al 13,1% en el caso de ni?os y adolescentes. En 2021, esta brecha se ampli¨® significativamente. Adem¨¢s, la pandemia profundiz¨® las desigualdades en la protecci¨®n social y redujo la inversi¨®n en pol¨ªticas sociales dirigidas a la infancia, aumentando los riesgos de transmisi¨®n intergeneracional de la pobreza. Para 2023, el 29% de la poblaci¨®n de Am¨¦rica Latina y el Caribe vive en situaci¨®n de pobreza, proporci¨®n que asciende al 42,5% si se considera ¨²nicamente a ni?os y adolescentes. En materia de violencia, Unicef estima la tasa regional de homicidios de ni?os, ni?as y adolescentes (12,6 por 100.000) es cuatro veces mayor que la media mundial (3 por 100.000).
Todos estos factores tienen impacto a lo largo de la vida en los ni?os y ni?as latinoamericanos y generan un dolor social que ser¨¢ una carga para el futuro de la regi¨®n. Pero no todo est¨¢ perdido. ?ltimas investigaciones (Hillis, 2010, Bethell, 2019, Lieberman, 2015) muestran que , de la misma forma que las experiencias adversas en la ni?ez generan efectos perdurables, tambi¨¦n las experiencias de cuidado y ternura tienen un efecto a lo largo de la vida. Estas experiencias rescatadoras como lo son apoyo y cuidado familiar, seguridad, predictibilidad en rutinas, disfrute en el juego y escuela, apertura emocional, entre muchas otras, tienen efectos en prevenci¨®n de embarazo adolescente, contra riesgos psicosociales, problemas familiares, laborales, afectaciones de salud, especialmente en salud mental.
En este sentido, CAF -banco de desarrollo de Am¨¦rica Latina y el Caribe promueve una inversi¨®n integral en la primera infancia desde el cuidado cari?oso. La apuesta por la primera infancia es una apuesta por la resignificaci¨®n, la ternura y por las nuevas oportunidades para los ni?os y ni?as latinoamericanas.