La desigualdad se hereda: solo el 12% de los hijos de padres sin estudios termina la universidad
El ¨²ltimo informe de CAF muestra la ¡°escasa¡± movilidad social en Am¨¦rica Latina y el Caribe y c¨®mo las brechas son m¨¢s hondas en poblaci¨®n ind¨ªgena y afrodescendiente
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Hace una d¨¦cada que Craig Froehle, profesor de la Universidad de Cincinnati, dise?¨® una ilustraci¨®n en la que mostraba las diferencias entre igualdad y equidad. En el primer escenario, tres ni?os de diferentes alturas est¨¢n subidos a una caja del mismo tama?o para ver un partido de b¨¦isbol. En la imagen que le sigue, y que representa la equidad, cada joven est¨¢ subido a un escal¨®n adaptado a su altura para que los tres tengan la misma panor¨¢mica. En Latinoam¨¦rica y el Caribe, la regi¨®n m¨¢s desigual del mundo, esos soportes son pr¨¢cticamente inexistentes y las secuelas de la inequidad se arrastran de generaci¨®n en generaci¨®n. Solo el 12% de los hijos de padres con bajos o nulos estudios termina la universidad, seg¨²n el ¨²ltimo Reporte de Econom¨ªa y Desarrollo (Red 2022) de CAF-banco de desarrollo de Am¨¦rica Latina. Para las nuevas generaciones sigue siendo dif¨ªcil ver el partido.
El estudio, titulado Desigualdades heredadas: el rol de las habilidades, el empleo y la riqueza en las oportunidades de las nuevas generaciones y publicado este lunes en Montevideo, Uruguay, compara el acceso a la educaci¨®n, al mercado laboral y la acumulaci¨®n de riqueza de las distintas generaciones de latinoamericanos desde principios del siglo XX hasta la actualidad, y pone la lupa en la ¡°escasa¡± movilidad social del continente. ¡°Cerrar esta brecha tiene repercusiones en muchos niveles m¨¢s all¨¢ de la justicia social, impacta en el crecimiento econ¨®mico y en la estabilidad pol¨ªtico-institucional¡±, explica Dolores de la Matta, coautora de la publicaci¨®n y economista principal de la Direcci¨®n de Investigaciones Socioecon¨®micas de CAF.
El t¨¦rmino de movilidad social hace referencia a los desplazamientos que efect¨²an los individuos dentro de un determinado sistema socioecon¨®mico. Que este indicador sea bajo implica que las burbujas entre diferentes grupos sociales est¨¢n cada vez m¨¢s blindadas. Es decir, que ser¨¢ muy infrecuente para los m¨¢s vulnerable salir de su c¨ªrculo de pobreza y que, por el contrario, los ricos mantienen sus privilegios.
Aunque los indicadores educativos est¨¢n mejorando, el avance es lento. Cerca del 80% de las personas nacidas en las primeras d¨¦cadas del siglo XX no terminaron la educaci¨®n primaria. Al finalizar el siglo, este porcentaje solo se redujo un 5%. En cambio, la mitad de las personas nacidas en la d¨¦cada de 1990 no lograron terminar secundaria. Y, mucho m¨¢s distante, la universidad; donde son m¨¢s hondas las brechas.
¡°E incluso cuando estas personas llegan a niveles educativos superiores¡±, lamenta Lucila Berniell, coautora de la publicaci¨®n y economista principal de la Direcci¨®n de Investigaciones Socioecon¨®micas de CAF, ¡°estos no se traducen en ascensos en el mercado laboral ni en unas mejores oportunidades de trabajo¡±. El reporte sugiere que esto puede deberse a que los progresos educativos no han sido suficientes y a que la estructura econ¨®mica no est¨¢ logrando premiar los mayores niveles educativos. ¡°Aunque puede ser injusto comparar pa¨ªses y no es la intenci¨®n del estudio, hay algunas naciones que est¨¢n obteniendo muy buenos resultados para reducir la brecha, como Bolivia, Chile y Per¨². Sin embargo, Argentina y Uruguay, por ejemplo, est¨¢n ante un mayor estancamiento¡±.
Esta realidad es mucho m¨¢s complicada para los afrodescendientes, ind¨ªgenas y mujeres, de entornos m¨¢s vulnerables y las m¨²ltiples causas se remontan a la ¨¦poca colonial. La localizaci¨®n geogr¨¢fica de los padres tambi¨¦n condiciona las oportunidades laborales de los hijos. Casi la mitad (45%) de las nuevas generaciones vive en el mismo barrio que sus progenitores. Uno de cada tres latinoamericanos encuestados por la entidad, de hecho, vive en la misma casa. Y es que las oportunidades de empleo distan mucho de una ciudad a otra. Incluso entre barrios. Las brechas salariales en las zonas urbanas y rurales rondan el 40% o m¨¢s. Adem¨¢s, la formalidad de los mismos suele estar condensada en ciertas localidades.
Es por ello que Berniell insiste en lo revolucionario del transporte: ¡°La elevad¨ªsima tasa de urbanizaci¨®n de la regi¨®n supone un gran potencial para que las pol¨ªticas igualen las oportunidades laborales entre los barrios de las ciudades. Esto implica fundamentalmente inversiones en transporte p¨²blico masivo que disminuyan la distancia a los empleos¡±. Y a?ade: ¡°Las cifras son muy graves. Una persona afro en el continente tiene la mitad de oportunidades laborales que una persona blanca. Y ac¨¢ solo uno de cada tres latinoamericanos se autodetermina como blanco. Es una situaci¨®n cr¨ªtica marcada apenas por el color de piel¡±.
La movilidad en ocupaci¨®n laboral es incluso m¨¢s persistente. El 30% de los hijos encuestados comparte la misma categor¨ªa ocupacional que sus padres. ¡°Una de cada cinco personas empleadas ten¨ªa un miembro de su familia que los ayud¨® a conseguir su trabajo actual¡±, expone De la Matta. Y una de cada diez, trabaja en la misma firma en la que trabaja o trabaj¨® su padre. ¡°Es evidente que mientras m¨¢s d¨¦bil sea esa red de influencias y contactos, menos posibilidades existen de que encuentren trabajo¡±, a?ade.
Que la riqueza est¨¢ concentrada en unos pocos no es ning¨²n secreto. De hecho, seg¨²n el World Inequality Report, el 10% m¨¢s rico de la regi¨®n es due?o del 77% de la riqueza, mientras que el 50% m¨¢s pobre solo cuenta con el 1%. Sin embargo, para ambas investigadoras este es otro de los puntos claves del estudio. Y una de las piedras m¨¢s grandes en el zapato de la poblaci¨®n vulnerable. ¡°Esta situaci¨®n se traduce en que la poblaci¨®n empobrecida no puede afrontar desastres naturales o shocks macroecon¨®micos, como la inflaci¨®n, o de salud¡±, explica De la Matta.
Es por ello que ambas autoras abogan por pol¨ªticas que reviertan la situaci¨®n como medidas para la adquisici¨®n, titularizaci¨®n y calidad de la vivienda, inclusi¨®n financiera en los hogares y unas herencias y transferencias en vida progresivas y bien dise?adas. ¡°Solo as¨ª¡±, dice Berniell, ¡°se puede quebrar la alta correlaci¨®n entre pr¨¢cticas financieras de unas generaciones a otras¡±.
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