El golpe de Estado que encabeza la fiscal general en Guatemala fracasar¨¢
D¨ªa tras d¨ªa, a pesar del signo dominante de la incertidumbre por las embestidas de la fiscal¨ªa, el ej¨¦rcito de civiles que defiende el esfuerzo golpista tiene m¨¢s desertores silenciosos
En lugares como Guatemala, los golpes de Estado siguen siendo monopolio operativo del ej¨¦rcito, claro est¨¢, con el respaldo de la oligarqu¨ªa y el gui?o del imperio estadounidense. La ¨²nica vez que lo intent¨® un civil, hace poco m¨¢s de 30 a?os, fracas¨®. Jorge Serrano, siendo presidente elegido democr¨¢ticamente, padeci¨® una alucinaci¨®n de masivo respaldo popular y clausur¨® el Congreso y las cortes de justicia, pero las fuerzas armadas se fragmentaron y la oligarqu¨ªa decididamente le era adversa. Y es que entre ellos se disputaban los beneficios de las jugosas privatizaciones de empresas estatales. Washington, adem¨¢s, hab¨ªa escarmentado del exitoso golpe de Alberto Fujimori que ocurri¨® un a?o antes en Per¨². La Corte de Constitucionalidad guatemalteca le puso entonces el cascabel al gato, y el presidente fallido se resign¨® al puente de plata a Panam¨¢, donde a¨²n reside.
La fiscal general Consuelo Porras -la Torquemada de Guatemala- es la segunda civil que intenta un golpe de Estado, denominado ¡°golpe en c¨¢mara lenta¡±, pues lleva casi seis meses de escaramuzas judiciales fatigosas y desgastantes para la democracia. Lo in¨¦dito del caso es que el golpe va contra un gobierno electo leg¨ªtimamente y de un presidente elegido por el 61% de los votantes, Bernardo Ar¨¦valo, pero que a¨²n no ha tomado posesi¨®n ¡ªla investidura est¨¢ prevista para el 14 de enero. Desde 2019, ella ha fungido como punta de lanza del Pacto de Corruptos, una coalici¨®n informal de pol¨ªticos, ¨¦lites burocr¨¢ticas y empresariales, m¨¢s los poderosos grupos de narcotraficantes, que ha movido regresivamente las libertades civiles y pol¨ªticas, desatando una feroz persecuci¨®n contra la disidencia, en particular contra los operadores de justicia independientes, que ya suman medio centenar en el exilio.
Esta vez, la fiscal se lanz¨® con sa?a irracional contra el presidente electo Bernardo Ar¨¦valo y varios dirigentes de su partido, Movimiento Semilla. Pretende borrarlos de la vida pol¨ªtica y los califica como ¡°organizaci¨®n criminal¡±. Por el momento, logr¨® congelar la personer¨ªa jur¨ªdica del partido, libr¨® ¨®rdenes de captura contra algunos de sus l¨ªderes juveniles y tiene tres causas contra Ar¨¦valo para encarcelarlo. Cuenta con el apoyo solapado del presidente Alejandro Giammattei, quien es urgido por su pareja no oficial, el joven Miguel Mart¨ªnez, sancionado a principios de diciembre por la administraci¨®n Biden con la Ley Magnitsky por presuntos actos de corrupci¨®n en la compra de vacunas rusas y lavado de dinero en alg¨²n banco estadounidense. Al esfuerzo golpista se suman una mayor¨ªa de diputados ¡ªsiempre que les lleguen al precio¡ª, algunos jueces y magistrados, y oligarcas que siguen creyendo que son an¨®nimos.
Pero ese ej¨¦rcito de civiles contiene mucha gente que especula hacia qu¨¦ bando debe saltar y, d¨ªa tras d¨ªa, a pesar del signo dominante de la incertidumbre por los golpes de la fiscal¨ªa, tiene m¨¢s desertores silenciosos. En las cortes han perdido la mayor¨ªa para las decisiones trascendentales. En la fiscal¨ªa general, son cada vez m¨¢s los empleados que llevan a cabo las encomiendas ilegales arrastrando los pies. El pr¨®ximo Congreso, que deber¨¢ asumir el 14 de enero, est¨¢ anticipadamente fragmentado: el partido de Giammattei contiene cuatro corrientes; el de Sandra Torres ¡ªla candidata derrotada, pero segunda fuerza legislativa¡ª est¨¢ dividido en tres; Cabal, la organizaci¨®n que fund¨® el excandidato Edmond Mulet, est¨¢ quebrantado, y as¨ª sucesivamente. Los militares de oficio, advertidos por el Comando Sur de Estados Unidos, permanecen al margen de las refriegas pol¨ªticas, salvo un pu?ado ¡ªque se cuentan con los dedos de una mano¡ª, integrantes de la camarilla de Giammattei y Miguel Mart¨ªnez. La oligarqu¨ªa radical est¨¢ bajo apercebimiento. Algunos ya recibieron el aviso de que no pueden volver a visitar a Mickey Mouse y sus bienes est¨¢n inmovilizados, pero quedan varios tras bambalinas que creen que burlaron al imperio mientras siguen fondeando a los golpistas.
El pasado viernes 8, la fiscal¨ªa present¨® un alegato que criminaliza a Ar¨¦valo y el partido Semilla, y puso toda la carne al asador: exigi¨® anular las elecciones del 25 de junio y 20 de agosto. Sus argumentos han sido copiosamente descalificados por los expertos locales e internacionales. Pareciera que los lugartenientes de la fiscal Consuelo Porras se vistieron con chalecos kamikazes, justamente el d¨ªa en que ella debi¨® comparecer ante la prensa y los rumores de sus supuestas enfermedades subieron de tono en las redes sociales. Como sea, la tenaza no planificada que conforman los pueblos ind¨ªgenas movilizados y la comunidad internacional siguen operando en defensa de la democracia.
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