Un mot¨ªn en la principal prisi¨®n de Paraguay deja 12 muertos tras dos meses tomada por un mafioso encarcelado
El narco Javier Rotela tom¨® de reh¨¦n a una mujer embarazada antes de entregarse a los m¨¢s de 2.000 uniformados que entraron al penal de Tacumb¨²
Hicieron falta 1.218 polic¨ªas y 1.100 soldados para controlar este lunes el penal m¨¢s grande de Paraguay y detener al l¨ªder narco que lo manejaba desde dentro desde hace dos meses. La operaci¨®n deja un polic¨ªa fallecido y al menos 11 internos muertos. Tambi¨¦n 700 reclusos trasladados y medio centenar de detenidos, la mayor¨ªa mujeres que ni deb¨ªan estar en esta c¨¢rcel para hombres.
Tacumb¨² es un mundo aparte en plena capital paraguaya, donde unos 4.000 internos conviven en un espacio planificado para 1.000 personas con 40 guardias de d¨ªa y 40 de noche, y estaba fuera de control del Estado desde hac¨ªa unos 70 d¨ªas. La vida interna del penal no la gestionaba el Gobierno a trav¨¦s del Ministerio de Justicia, sino Javier Rotela, jefe del Clan Rotela, la mafia local que controla el tr¨¢fico de crack en Paraguay.
Cuando el Ej¨¦rcito y la polic¨ªa entraron en Tacumb¨² a primera hora de la ma?ana fueron recibidos por disparos de armas autom¨¢ticas. Mientras los uniformados recorr¨ªan los laber¨ªnticos pasillos de la prisi¨®n, donde cientos de personas duermen en el suelo del patio por falta de celdas, al menos 36 polic¨ªas recibieron heridas de bala.
Pese a la resistencia armada de la docena de fieles a Rotela, los agentes entraron con gases lacrim¨®genos y disparos en el pabell¨®n donde el l¨ªder se hab¨ªa atrincherado, armado con un cuchillo y rodeado de rehenes. Rotela manten¨ªa su cuchillo apuntado al cuello de una mujer embarazada mientras negociaba con los agentes pero se rindi¨® a los pocos segundos, seg¨²n relataron polic¨ªas que participaron en la operaci¨®n.
Casi desnudos y esposados, cientos de internos fueron mantenidos por horas en el patio del penal mientras eran subidos a autobuses para ser trasladados a otras prisiones del pa¨ªs sudamericano. Rotela fue trasladado a una c¨¢rcel a unos 120 kil¨®metros de la capital.
As¨ª ha resuelto el nuevo presidente paraguayo, Santiago Pe?a, la crisis desatada en octubre con un mot¨ªn que dej¨® a la mayor¨ªa de los guardias secuestrados dentro, durante varios d¨ªas, en una de las prisiones m¨¢s hacinadas del pa¨ªs. En Tacumb¨², para dormir en una cama, tener una celda o habitaci¨®n hay que pagar, pero no al Estado, sino a otros encarcelados, en connivencia con guardias y polic¨ªas. As¨ª es esta prisi¨®n, tan dividida en clases como la sociedad que la rodea, seg¨²n las investigaciones del organismo estatal independiente Mecanismo Nacional de Prevenci¨®n de la Tortura.
Cuartel general del delito
La serie de ficci¨®n brasile?a ADN del Delito muestra en Netflix la c¨¢rcel de Tacumb¨² como el cuartel general de una organizaci¨®n internacional de tr¨¢fico de drogas y armas. Un lugar seguro para algunos capos de las mafias que controlan el tr¨¢fico ilegal en la frontera entre Brasil y Paraguay, pero no para el resto.
A un lado narcos, expol¨ªticos y ladrones de guante blanco, que pagan 5.000 d¨®lares al mes o m¨¢s por mantener sus espacios con aire acondicionado, prostituci¨®n, drogas, alcohol, juegos de billar y hasta pista de v¨®ley. Al otro, la inmensa mayor¨ªa, sin celda propia ni trabajo ni educaci¨®n, peleando por mantener a salvo su colch¨®n, uno de los tesoros m¨¢s preciados por los internos sin dinero, junto al jab¨®n y la comida.
¡°Tacumb¨² representa la s¨ªntesis de la corrupci¨®n institucional en el sistema penitenciario as¨ª tambi¨¦n la coordinaci¨®n perfecta entre agentes del Estado y miembros de la criminalidad organizada que permiten que, efectivamente, existan grupos que dominan el penal y que recaudan dinero en base a esa ilegalidad y al caos en el sistema penitenciario¡±, explica a EL PA?S el abogado e investigador de pol¨ªtica criminal, Juan Martens. La poblaci¨®n penitenciaria paraguaya ha crecido de forma exponencial en los ¨²ltimos 20 a?os pasando de unas 3.200 personas en el a?o 2000 a unas 16.000 actualmente. Y el pa¨ªs se ha situado como l¨ªder en Latinoam¨¦rica en proporci¨®n de personas encarceladas sin condena y el cuarto pa¨ªs en el mundo. Casi el 80% de los reclusos a¨²n no han visto a un juez, lo que se puede demorar entre seis meses y tres a?os de media, seg¨²n los informes del Mecanismo Nacional de Prevenci¨®n de la Tortura.
¡°Por d¨¦cadas y a sabiendas de todos, el Penal de Tacumb¨² se convirti¨® en un centro desde donde operaban grupos criminales planeando asaltos y distribuyendo estupefacientes¡±, declar¨® en rueda de prensa el presidente Pe?a tras la operaci¨®n, que consider¨® ¡°hist¨®rica¡±.
Por su parte, Martens asegur¨® que ¡°es absurdo hablar de que el Estado recuper¨® el poder de un lugar que es del Estado y que estuvo 60 d¨ªas en manos de un clan criminal. Es delirante que celebren la detenci¨®n de alguien ya encarcelado¡±. El especialista critic¨® que no haya un plan de medio y largo plazo para la poblaci¨®n penitenciaria y para la mejora del sistema judicial, el cual depende del Partido Colorado, el mismo que gobierna desde hace 75 a?os, con una sola interrupci¨®n entre 2008 y 2013.
¡°Hace a?os que hab¨ªa que sacarlo. Pero lo hacen as¨ª, de forma populista, porque no hay un plan para que no haya nuevos Rotelas¡±, a?adi¨® Martens, qui¨¦n mencion¨® su preocupaci¨®n por los destinos a donde est¨¢n siendo trasladados los 700 internos removidos de Tacumb¨². ¡°La gente de los dem¨¢s penales est¨¢ angustiada. Ahora se van a reconfigurar todos los espacios por los que tuvieron que pagar¡±, avisa.
La Comisi¨®n Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) lleva diez a?os advirtiendo a Paraguay de que la sobrepoblaci¨®n de las prisiones aumenta la inseguridad y facilita la aparici¨®n de grupos delictivos, como ocurri¨® en Brasil, Honduras y El Salvador.
¡°El crimen organizado en Am¨¦rica tiene su formaci¨®n y su historia en los penales sin condiciones m¨ªnimas, con violaciones graves a los derechos humanos, con autogobierno, elementos que se reproducen cada vez m¨¢s en Paraguay¡±, profetiz¨® en una visita a Paraguay en 2014 el entonces relator sobre los Derechos de las Personas Privadas de Libertad de la CIDH, James Cavallaro.
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