Los mineros furtivos acosan a los yanomami un a?o despu¨¦s de la megaoperaci¨®n del Gobierno Lula para expulsarlos
El 80% de los m¨¢s de 20.000 invasores que buscan oro en la selva huyeron a toda prisa a principios del a?o pasado, pero volvieron en cuanto las autoridades bajaron la guardia, lamentan los ind¨ªgenas
Hace justo un a?o, las im¨¢genes de ni?os de la etnia yanomami fam¨¦licos con las costillas a la vista dejaron en shock a buena parte de Brasil. Era la fotograf¨ªa de una crisis social provocada por las actividades de los mineros furtivos que en los ¨²ltimos a?os invadieron el territorio yanomami, una enorme regi¨®n de selva amaz¨®nica del tama?o de Portugal donde viven unos 28.000 ind¨ªgenas. Muchos de ellos conviven con el acoso constante de los buscadores de oro, que contaminan los r¨ªos con mercurio, acabando con la pesca, su principal fuente de alimentaci¨®n, y llenan las aldeas de enfermedades contagiosas, amenazas y todo tipo de violaciones. Una de las primeras medidas del Gobierno de Lula al asumir el poder en enero de 2023 fue lanzar una macrooperaci¨®n para expulsar a los garimpeiros. Un a?o despu¨¦s, los ind¨ªgenas sostienen que la situaci¨®n ha mejorado levemente, pero el problema contin¨²a.
La mayor¨ªa de los 20.000 garimpeiros que horadaban la selva y los r¨ªos con barcazas y maquinaria pesada salieron a toda prisa en los primeros meses del a?o pasado. Fue un ¨¦xodo desordenado en que apenas ninguno fue detenido. Las autoridades se limitaban a identificarlos, y no dejaron claro cu¨¢l ser¨ªa el destino de todos esos mineros, muchos de ellos peligrosamente armados y con conexiones con organizaciones criminales.
La organizaci¨®n yanomami Hutukara asegura que el 80% de los garimpeiros se fueron en los primeros meses, pero que en el segundo semestre, hubo un ¡°retorno masivo¡±. Las pistas de aterrizaje abiertas en medio de la selva para las avionetas que salen volando con el oro fueron destruidas en buena parte por los militares brasile?os, pero muchas ya han sido recuperadas. Los ind¨ªgenas denuncian que ahora los garimpeiros se han desplazado a otras zonas, trabajan en turnos de noche para esquivar las operaciones de control y cuentan con la protecci¨®n de hombres armados.
La miner¨ªa ilegal en tierra yanomami sigue creciendo, pero se nota que el ambiente es m¨¢s hostil para los delincuentes que en los tiempos de Jair Bolsonaro en la Presidencia. En los ¨²ltimos a?os el ¨¢rea afectada aumentaba una media de un 40% cada a?o. En 2023, el garimpo sigui¨® creciendo, pero menos, un 7%. Ya son m¨¢s de 5.400 hect¨¢reas totalmente destruidas por la b¨²squeda de oro, seg¨²n consta en un detallado informe realizado por las asociaciones ind¨ªgenas en colaboraci¨®n con Greenpeace y el Instituto Socioambiental, que han ayudado captando im¨¢genes v¨ªa sat¨¦lite.
El da?o ambiental va acompa?ado de una grave crisis social y sanitaria. Al menos siete ind¨ªgenas murieron en enfrentamientos con armas de fuego. Las expulsiones y amenazas son continuas, y los yanomami hablan de ¡°estado de guerra¡±. Adem¨¢s, 308 nativos murieron por enfermedades infecciosas, parasitarias y respiratorias relacionadas con el contacto con los no ind¨ªgenas. Debido a la continua sensaci¨®n de inseguridad que se vive en las aldeas, los profesionales sanitarios que el Gobierno envi¨® se niegan a visitar las zonas m¨¢s peligrosas, que quedan totalmente desatendidas. En una regi¨®n llamada Xitei, donde viven m¨¢s de 2.000 personas, menos del 2% de los beb¨¦s menores de un a?o han podido ser vacunados. Aqu¨ª, al menos 12 ni?os menores de cinco a?os murieron el a?o pasado, cinco por neumon¨ªa.
Uno de los principales problemas por resolver es qu¨¦ hacer con esos miles de mineros y c¨®mo atajar las cadenas de explotaci¨®n de oro. El l¨ªder ind¨ªgena Davi Kopenawa, ped¨ªa m¨¢s firmeza en un video dirigido a las autoridades brasile?as: ¡°Hay que meterlos en la c¨¢rcel para que aprendan a respetar. Falta eso (¡) no hay que tomar al garimpeiro que est¨¢ haciendo da?o a nuestra madre Tierra y llevarlo a su casa, porque despu¨¦s vuelve a derribar la selva y a ensuciar el agua. Las m¨¢quinas lo destruyen todo¡±, lamentaba.
El Gobierno, por su parte, asume que falta mucho por hacer, pero promete seguir invirtiendo en la regi¨®n. Hace dos semanas una comitiva encabezada por la ministra de los Pueblos Ind¨ªgenas, S?nia Guajajara, visit¨® el territorio yanomami y constat¨® que los esfuerzos hasta ahora fueron insuficientes para expulsar a todos los mineros furtivos. El presidente Lula determin¨® que las medidas de emergencia que se tomaron el a?o pasado ante la crisis humanitaria se conviertan en permanentes, con la presencia constante de las Fuerzas Armadas y la Polic¨ªa Federal. A lo largo de este a?o, se prev¨¦ gastar 1.200 millones de reales (m¨¢s de 240 millones de d¨®lares).
El a?o pasado, las autoridades se afanaron en destruir el material de los garimpeiros que iban encontrando a su paso. Prender fuego a los equipamientos colocados en medio de la selva de forma ilegal es la pr¨¢ctica m¨¢s habitual, ante las dificultades de desplazarlos. Se destruyeron 39 avionetas, 550 motores, 88 balsas, 52 barcos y m¨¢s de 5.000 metros de mangueras de extracci¨®n, lo que da una idea del tama?o del problema. Aun as¨ª, los garimpeiros siguen en la zona. Muchos se desplazaban temporalmente a Venezuela cuando los agentes iban estrechando el cerco, y volv¨ªan a Brasil poco despu¨¦s.
La asfixia econ¨®mica es la v¨ªa m¨¢s discreta pero m¨¢s efectiva para erradicar el problema de ra¨ªz. Seg¨²n la Polic¨ªa Federal, en esas acciones de vigilancia fueron bloqueados o confiscados bienes por valor de m¨¢s de 589 millones de reales (118 millones de d¨®lares) y adem¨¢s se pusieron m¨¢s de 60,3 millones de reales en multas (12,1 millones de d¨®lares). Tambi¨¦n hay 387 investigaciones en curso, incluyendo algunas centradas en los grandes patrocinadores del comercio ilegal de oro, con el objetivo de llegar a los mayores financiadores, que, a buen seguro, est¨¢n muy lejos de la selva.
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