El d¨ªa en el que Bukele volvi¨® a ser El Salvador
El presidente anuncia ¡°el r¨¦cord en toda la historia democr¨¢tica del mundo¡± en unas elecciones que le garantizan otros cinco a?os de poder ilimitado
Roberto Gonz¨¢lez actualiza sin parar la cuenta de X (antes Twitter) del presidente. Quiere saber si Nayib Bukele, que se ha declarado ganador con el 85% de los votos antes de los resultados oficiales, ha escrito algo m¨¢s. De momento, que haya afirmado que tiene ¡°el r¨¦cord en toda la historia democr¨¢tica del mundo¡± en unas elecciones le hace dar saltos de alegr¨ªa. ¡°Si consigue todos los diputados a¨²n va a hacer m¨¢s historia¡±, dice emocionado este motorista de Sonsonante, que ha venido hasta el palacio presidencial de San Salvador a celebrar un triunfo que ya todos sab¨ªan. Hace meses que el pa¨ªs ten¨ªa ganador, solo faltaba confirmarlo.
El centro de votaci¨®n de la avenida Ol¨ªmpica de la capital parece un acto de campa?a. El partido de Bukele, Nuevas Ideas, ha instalado una decena de carpas, organizado una batukada, soltado cohetes azules y tocado los tambores en el espacio donde van a votar el presidente y otros miles de ciudadanos. A la entrada y salida de las casillas electorales solo hay pancartas, camisetas, gorras e individuos identificados por el partido oficialista. La sensaci¨®n abruma hasta a una oposici¨®n desarmada, cuyos vigilantes de voto no se atreven ni a identificarse frente a la marea cian.
Mar¨ªa de Luz vende galletas sentada en una acera mientras observa de lejos la bulla. Le ofrecieron participar, pero dice que no est¨¢ hecha para gritar. Esta cajera que aprendi¨® a hacer panader¨ªa en un supermercado para salir de la pobreza todav¨ªa habla bajito cuando habla de las maras, de los ¡°manchados¡±. Ellos mataron hace 12 a?os a sus sobrinos, a la chica, de 16, la encontraron descuartizada en un r¨ªo, al muchacho, ahorcado, ¡°todo hinchado¡±. Saca de su mochila empolvada un pa?uelo para secarse y dice: ¡°Nosotros somos los que hemos aguantado todas las tristezas, todas las miserias, los de fuera no lo entienden¡±.
Bukele le arranc¨® el poder a las pandillas y eso lo dicen las calles y las cifras. Con ese logro en la mano, el presidente ha incumplido la Constituci¨®n, que impide reelegirse, y ha moldeado un Estado a su modo, en el que ¨¦l ha pasado a controlar todas las instituciones mientras la gente aplaude.
Suena It¡¯s the end of the world as we know it (and I feel fine), de REM, cuando llega a votar acompa?ado de su esposa, Gabriela Rodr¨ªguez, y de sus hermanos Karim y Yusef, que forman parte de su exclusivo n¨²cleo de confianza. Gritan los salvadore?os viendo c¨®mo su ¨ªdolo se baja de una gigante camioneta, con una gorra blanca y un polo Ralph Lauren azul claro, y les mira sonriente.
En el siguiente acto, Bukele est¨¢ en un sal¨®n de prensa del hotel Sheraton de la capital. Ha convocado a los medios internacionales para contestar algunas preguntas. Y las contesta. Frente a la de la BBC sobre qu¨¦ pasa con los miles de inocentes en las prisiones, el presidente dice en ingl¨¦s que todas las polic¨ªas se pueden equivocar, que seguro que tambi¨¦n hay inocentes encarcelados en el Reino Unido, que son, en definitiva: ¡°A couple of mistakes¡± (un par de errores). ¡°Dejen de decirnos c¨®mo tenemos que hacer las cosas porque vuestro sistema no funciona aqu¨ª. Probamos durante a?os la receta de la ONU, de Estados Unidos y de la Uni¨®n Europea, y no funcion¨®. ?Tenemos que ser la democracia que ustedes nos dicen? ?Tenemos que dejar que las maras maten a los ni?os?¡±, dice, y pasa a la siguiente. Cuando termina con la prensa, sigue tuiteando para llamar al voto.
Este domingo, Bukele ha escrito 23 tuits y la mayor¨ªa han sido con im¨¢genes de salvadore?os votando en Estados Unidos: filas en Virginia, Maryland, California, Nueva Jersey, Texas y Nueva York. Despu¨¦s de que se cerraran las urnas se ha peleado con el Tribunal Electoral ¡ªque ¨¦l controla¡ª por impedir votar a los que todav¨ªa esperaban en algunos de esos centros. Eso no le ha pasado a Nelly ?ngel, que posa con su dedo manchado frente al palacio presidencial de la capital. La mujer, de 60 a?os, lleg¨® el d¨ªa anterior con su hermano y su esposo desde Maryland, donde viven desde que huyeron por la guerra civil. A Bukele le debe que ahora vayan a traerse su empresa de electricidad a San Salvador despu¨¦s de 34 a?os.
En la plaza que espera al presidente hay, sobre todo, historias de regreso. ?scar Jordan lava buques desde hace 40 a?os para la Armada estadounidense. Ha vuelto para ver lo que ha cambiado el pa¨ªs del que huy¨® por la pobreza. Francisco Ponce so?¨® cada uno de los 49 a?os que estuvo fuera con regresar. Trabaj¨® como chef en Palmdale, a las afueras de Los ?ngeles, porque no quiso enfrentar la violencia, primero de la guerra y despu¨¦s de las maras. El a?o pasado volvi¨® a instalarse en la capital, donde ha empezado a administrar un apartamento. ¡°Mi sue?o americano qued¨® atr¨¢s, ahora estoy participando de estar ac¨¢¡±. La hermana de Amadeo Flores se ha montado en un vuelo de cinco horas y media solo para votar en San Salvador. Se regresa ma?ana a Nueva York, donde vive. Los dos llevan el rostro de Bukele estampado en una playera y salen corriendo cuando las pantallas proyectan el tuit del presidente en el que se da por ganador de las elecciones.
Pasadas las diez de la noche, Bukele aparece a dar su mensaje en el palacio presidencial cuando las actas estaban, seg¨²n el Tribunal Electoral, todav¨ªa al 13,8% escrutadas. Sale al balc¨®n. Vuelve a sonar It¡¯s the end of the world as we know it. Habla de hacer historia: ¡°Va a ser la primera vez que haya partido ¨²nico en un sistema plenamente democr¨¢tico, la oposici¨®n ha sido pulverizada¡±. Un rato antes, a una pregunta de EL PA?S, sobre a qu¨¦ se refer¨ªa su vicepresidente, F¨¦lix Ulloa, con que iban a eliminar la democracia para sustituirla por algo nuevo, Bukele ha explicado que no puede eliminar la democracia porque antes de ¨¦l no hab¨ªa democracia, era ¨¦l quien la hab¨ªa tra¨ªdo. No hay dudas en el que vence: ¨¦l es siempre El Salvador.
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