?Por qu¨¦ votar a Maduro? Entre la lealtad y la esperanza de que Venezuela, ahora s¨ª, mejore
La base dura del chavismo ha resentido la crisis y ha visto el desencanto de sus camaradas que se han apartado. En las estructuras comunitarias hacen esfuerzos para traerlos de vuelta con bolsas de comida
Un grupo de ni?os hace su acto de graduaci¨®n en un lado del patio de una escuela. Es mi¨¦rcoles y el piso bulle del calor. Es Ant¨ªmano, un barrio informal al oeste de Caracas, un punto rojo del chavismo, donde Hugo Ch¨¢vez se volvi¨® leyenda cuando subi¨® en un jeep militar conducido por ¨¦l mismo a visitar a unas familias que perdieron sus casas en la punta del cerro luego de varios d¨ªas de lluvia. Del otro lado del patio, representantes de los consejos comunales, jefes de calles del Partido Socialista Unido de Venezuela, integrantes de las UBCH (Unidad de Batalla Bol¨ªvar-Ch¨¢vez, las estructuras electorales del chavismo), y funcionarios del Ministerio de Alimentaci¨®n gestionaban la entrega de una bolsa del Clap (Comit¨¦ Local de Abastecimiento y Producci¨®n) con comida y un pollo para 229 ancianos de los c¨ªrculos de abuelos, la nueva estructura que Nicol¨¢s Maduro orden¨® crear hace unos meses como parte de un programa social del nuevo Ministerio de Asuntos para los Adultos Mayores.
Los organizadores de la jornada han comenzado temprano. Van de un lado a otro para ultimar detalles. Los pollos estaban amontonados en el suelo en el espacio de mayor sombra. Trajeron globos. Ofrecieron caf¨¦. Buscaron toldos para que los abuelos se resguardaran y unas sillas para que escucharan las interpretaciones musicales y los exhortos para ir a votar por ¡°el gallo pinto¡±, el candidato presidencial, el pr¨®ximo 28 de julio. Tambi¨¦n gestionaron las quejas. No todos los integrantes de los c¨ªrculos de abuelos fueron convocados. No hab¨ªa ¡°bolsa y prote¨ªna¡± ¡ªcomo le dicen a estos beneficios¡ª para todos, pero todos los que estaban decidieron cumplir todo el proceso para llev¨¢rsela. Liliana Villanueva, de 30 a?os, estaba entre el grupo encargado de la entrega de la comida. Hace apenas dos a?os se integr¨® al consejo comunal de su sector como parte de la generaci¨®n de relevo. Las organizaciones comunitarias que cre¨® el chavismo han ido quedando incompletas con los ¨²ltimos a?os. Entre los que se han ido del pa¨ªs y los que se han ido del chavismo, el m¨²sculo en el que el modelo pol¨ªtico de la revoluci¨®n deleg¨® la gesti¨®n de la vida comunitaria qued¨® fl¨¢cido.
Liliana empez¨® elaborando un nuevo censo de sus vecinos, porque ¡ªdice¡ª tiene buena letra. Desde entonces, ha conseguido cosas para su comunidad a trav¨¦s de VenApp, una aplicaci¨®n creada por Maduro para gestionar su Gobierno. A trav¨¦s de la plataforma se denuncian, sobre todo, fallas de servicios. La atenci¨®n por esa v¨ªa es prioritaria porque, supuestamente, la supervisa directamente el presidente, mientras que en las oficinas formales de atenci¨®n a los ciudadanos los reclamos agarran polvo. Tensi¨®metros, medicinas, sustituci¨®n de las bombonas de gas son parte de lo obtenido por Liliana para las 230 familias que son sus vecinas. ¡°Mi gente est¨¢ feliz con la revoluci¨®n, ya tengo a mis 70 electores del 1x10x7¡å, dice orgullosa. ¡°No ser chavista ser¨ªa una traici¨®n a mi familia¡±, agrega y explica: ¡°A mis hermanos, Ch¨¢vez les dio sus apartamentos cuando perdieron sus casas en el barrio y ahora con el trabajo en el consejo comunal tengo bases para decir por qu¨¦ soy chavista y por qu¨¦ en las marchas le grito ¡®te amo¡¯ a Maduro¡±.
Mayra Silva es docente y es la que atrajo a Liliana al consejo comunal. Coordina la UBCH de su sector y reconoce que les ha tocado ¡°volver a enamorar al pueblo¡±. Viene de una familia de izquierda que antes del chavismo vot¨® al partido Causa R, hoy del lado de la candidatura de Edmundo Gonz¨¢lez Urrutia. Para Mayra, los que se han desilusionado con el chavismo no han entendido el bloqueo que vive Venezuela por las sanciones. Por eso, en una ocasi¨®n, el gobernador H¨¦ctor Rodr¨ªguez, miembro del alto mando pol¨ªtico de Maduro, fue a su comunidad a explicar su versi¨®n de la crisis econ¨®mica que ella intenta replicar ahora. ¡°Las sanciones estadounidenses han obligado al Gobierno a buscar cadenas de intermediarios para la venta de petr¨®leo y, en el camino, la torta de ingresos regresa al pa¨ªs m¨¢s peque?a¡±, detalla. ¡°Ah¨ª la gente entiende¡±.
Mayra defiende a Maduro y tambi¨¦n le ha explicado a su hija, de 19 a?os, por qu¨¦ Maduro est¨¢ preparado para ser presidente por un tercer mandato. ¡°A ella en el trabajo le dicen que ¨¦l no es estudiado, pero yo le he dicho que un cualquiera no es canciller de la Rep¨²blica, que ¨¦l fue defensor de los trabajadores del Metro y que por algo Ch¨¢vez lo puso¡±. En su opini¨®n, el Clap, creado por Maduro, ha sido una estrategia clave para los momentos m¨¢s duros. Tambi¨¦n lo es ahora, cuando el desabastecimiento ha pasado, pero los salarios no alcanzan para mucho. Asegura que hay personas que est¨¢n en la oposici¨®n que ahora les abren la ventana para recibir la bolsa de comida. ¡°Con todo lo que nos han truncado con el bloqueo y las sanciones, la fuerza del Clap ha sido importante¡±, dice con convicci¨®n, y a pesar de las encuestas e investigaciones que han reportado que estas bolsas de comida subsidiada son poco ¨²tiles para la mayor parte de las familias venezolanas.
Beatriz Noguera, de 64 a?os, por ejemplo, es de las que preferir¨ªa recibir una pensi¨®n para comprarse la comida. A pesar de ello, estaba en la entrega como coordinadora de su c¨ªrculo de abuelas, el nuevo nombre que le ha puesto al club que mantiene hace 20 a?os. Es chavista ¡°de siempre¡±. Se form¨® en Cuba para hacer el relevo a los entrenadores deportivos cubanos que Ch¨¢vez trajo a Venezuela a principios de su Gobierno. Ahora, da las clases en su comunidad. Alguna vez tuvo en su club autogestionado a 85 integrantes con los que organizaba viajes, fiestas y sesiones de ejercicios. Hoy, son 56 abuelas y ya han hecho su 1x10 pero, dice, ¡°varias son ni-ni¡±: ni est¨¢n seguras de votar a Maduro ni a la oposici¨®n.
¡°Desde siempre he sido revolucionaria¡±, remarca Noguera, que lleva una camiseta de la vinotinto (la selecci¨®n venezolana), ¡°pero no me gustan algunas acciones de Maduro¡±. Pone como ejemplo la reciente declaratoria de las motopiruetas como deporte nacional. Una manera de ¡°buscar el voto joven¡±, opina la mujer, que le est¨¢ costando a Maduro el de los mayores, que se ven amenazados por motoristas, que elevan sus m¨¢quinas como si fueran caballos. ¡°Hay mucho desorden y los mismos revolucionarios est¨¢n da?ando las cosas. Pero no quiero que gane la oposici¨®n, as¨ª que votar¨¦ por Maduro. Si saliera un militar como Ch¨¢vez otra vez, yo votar¨ªa feliz por ¨¦l¡±, a?ade Noguera.
A Yorman Bello el PSUV lo capt¨® por su trabajo comunitario que comenz¨® a los 15 a?os. Hoy tiene 23 y votar¨¢ por primera vez en unas presidenciales. A su cuenta de persuasi¨®n puede cargar la inscripci¨®n de 52 nuevos votantes para el chavismo, habl¨¢ndoles de la Misi¨®n Venezuela Joven y de los nuevos cr¨¦ditos bancarios para este colectivo. ¡°El Gobierno ha hecho todo a pesar de los obst¨¢culos¡±, afirma.
En su comunidad est¨¢n contentos. La revoluci¨®n ha hecho cosas. ¡°Siempre ponen un bombillo, aunque sea o atienden a los adultos mayores¡±, comenta en un momento que logra despegarse del tel¨¦fono con el que hace la cobertura de la entrega de los pollos y las bolsas para el ente oficial en el que trabaja. Hace unos d¨ªas, durante una marcha de la campa?a electoral, pas¨® algo que le preocup¨®: unas personas les tiraron piedras desde unos apartamentos de la Misi¨®n Viviendas. ¡°Eran de edificios hechos por el Gobierno¡±, dice con indignaci¨®n. Yorman ha visto irse a muchos de sus conocidos del pa¨ªs, pero, a su juicio, gran parte del ¨¦xodo est¨¢ impulsado desde las redes sociales que hacen ver que en Venezuela nada sirve. ?l tambi¨¦n aspira a salir del pa¨ªs: ¡°Para conocer¡±, dice, como canciller, como lo hizo Maduro alguna vez.
¡±Los bendecidos por Dios hagan una fila¡±, dice una mujer a los abuelos cuando ya han escuchado al cantante con un cuatro y tomado recado de las indicaciones para el 28 de julio.
Esther Linares, de 66 a?os, es una de las primeras que sale de la fila. Tiene ganas de conversar. ¡°Me parece muy bueno, esto es gratuito¡±, dice con el pollo y la bolsa de comida en cada mano. ¡°Nos ten¨ªan abandonados, pero yo pienso que despu¨¦s del 28 vendr¨¢n m¨¢s beneficios¡±. Hace 20 a?os que Esther, que ejerci¨® de miliciana, vive con otras familias sin casa en un galp¨®n que se inunda cuando llueve. Se ha pasado toda la revoluci¨®n intentando tener una vivienda. Para el 28 de julio tiene su 1x10 listo y, como cristiana, tambi¨¦n tiene resueltos sus escenarios electorales, incluso uno en el que perdiera su candidato Nicol¨¢s Maduro. ¡°Dej¨¦moselo a Dios. Si ¨¦l lo puso, ¨¦l lo quitar¨¢¡±.
Siga toda la informaci¨®n de El PA?S Am¨¦rica en Facebook y X, o en nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.