Venezuela, los senderos que se bifurcan
El resultado de la elecci¨®n que enfrenta a Nicol¨¢s Maduro y Edmundo Gonz¨¢lez Urrutia impactar¨¢ en la geopol¨ªtica global
El pr¨®ximo domingo se celebrar¨¢n en Venezuela unas elecciones presidenciales cuyo significado excede a la pol¨ªtica de ese pa¨ªs. Por su proximidad con China, Rusia e Ir¨¢n, esos comicios impactar¨¢n, desde Am¨¦rica Latina, en el juego global. Existen numerosos signos de que puede producirse un cambio. Entre ellos est¨¢n, por supuesto, las encuestas de calidad, que indican que el dictador Nicol¨¢s Maduro, que se postula para la reelecci¨®n, puede caer derrotado frente al opositor Edmundo Gonz¨¢lez Urrutia por una diferencia de, por lo menos, 20 puntos.
El panorama que se abre a partir de esta novedad es un jard¨ªn de senderos que se bifurcan. La normalidad de las elecciones es incierta: puede que no haya impugnaciones, puede que se intente alguna forma de fraude. Si se llevan a cabo con normalidad, pueden ganar Maduro o Gonz¨¢lez Urrutia. Si gana Gonz¨¢lez Urrutia, Maduro puede o no reconocer esa victoria. Si la reconoce, podr¨ªa iniciarse un complejo proceso de transici¨®n a la democracia, para el cual es indispensable una negociaci¨®n en la que intervengan actores internacionales.
Ese camino parece estar abierto. El gobierno de los Estados Unidos hab¨ªa interrumpido las conversaciones que manten¨ªa con el r¨¦gimen. Se llevaban adelante en Qatar, esa especie de Suiza de Medio Oriente que puede ofrecer garant¨ªas al chavismo por su afinidad con su aliado Ir¨¢n. El principal resultado de ese experimento fue la liberaci¨®n coordinada de presos. Los Estados Unidos quitaron las esposas a Alex Saab, a quien se identifica como testaferro de Maduro. Venezuela abri¨® las puertas de la c¨¢rcel a 28 detenidos, 10 estadounidenses y 18 venezolanos. El di¨¢logo se cort¨® cuando la dictadura proscribi¨® la promisoria candidatura de Mar¨ªa Corina Machado.
La posibilidad de que Maduro sea vencido aconsej¨® a Washington reanudar las discusiones. El propio dictador anunci¨® esa novedad a comienzos de mes. Existe un consenso muy extendido acerca de que es in¨²til imaginar que el poder pase a manos de la actual oposici¨®n sin que se ofrezca a los principales jerarcas del r¨¦gimen una salida que los exima de sanciones. Para que esto ocurra deber¨ªa participar del di¨¢logo la Corte Penal Internacional de La Haya, donde varios chavistas han sido acusados por cr¨ªmenes de lesa humanidad. Y tambi¨¦n los Estados Unidos. All¨ª pesan ¨®rdenes de captura sobre algunos venezolanos encumbrados en el poder. Entre ellos, Maduro: el Departamento de Estado ofrece 15 millones de d¨®lares a quien brinde informaci¨®n que permita capturarlo.
El margen para que el gobierno de Venezuela manipule los comicios se ha achicado bastante. En especial porque dos amigos cruciales, el brasile?o Lula da Silva y el colombiano Gustavo Petro, han reclamado a Caracas que garantice la transparencia del proceso. Las motivaciones de ambos presidentes pueden ser m¨²ltiples. Pero existe una principal: si el desenlace del domingo plantea dudas, se desatar¨¢ un nueva corriente de migrantes que afectar¨¢ a Brasil y a Colombia.
Brasil decidi¨® un cambio alrededor de este problema: el Tribunal Superior Electoral, que hab¨ªa rechazado una invitaci¨®n a participar en la supervisi¨®n de las elecciones, resolvi¨® el viernes pasado enviar dos observadores el domingo que viene. Lula ya hab¨ªa se?alado, el pasado 9, que ¡°la normalizaci¨®n de la vida pol¨ªtica de Venezuela beneficia a toda Sudam¨¦rica¡±; pidi¨® tambi¨¦n ¡°que los resultados sean aceptados por todos¡±. Es la forma menos ofensiva de decir ¡°que no haya trampa¡±. Gisela Padovan, una destacada diplom¨¢tica que est¨¢ a cargo del ¨¢rea de Am¨¦rica Latina y el Caribe en Itamaraty, fue un paso m¨¢s all¨¢. Se?al¨® que su pa¨ªs espera que Venezuela pueda reincorporarse al Mercosur y a la comunidad internacional en su conjunto. Si bien no se pronunci¨® sobre el resultado, como es l¨®gico, es evidente que manifest¨® la expectativa sobre una nueva orientaci¨®n. Aun si triunfara el chavismo. Lula formul¨® declaraciones que tambi¨¦n dejaron el signo de pregunta sobre qui¨¦n ser¨¢ el vencedor: ¡°Brasil se relaciona con los dem¨¢s Estados con independencia de cu¨¢l sea su gobierno¡±. Hablaba de los venezolanos. Pero hubo en esas palabras una referencia oblicua al modo en que ¨¦l maneja su conflicto con Javier Milei.
Son gestos fuertes que implican un giro respecto de elecciones anteriores. La consecuencia inmediata es que la voz de Brasil ser¨¢ muy poderosa para calificar los comicios del domingo pr¨®ximo.
En la vereda opuesta est¨¢ la Argentina de Milei a quien Maduro se?al¨® la semana pasada, junto al ecuatoriano Daniel Noboa, como su m¨¢ximo enemigo. La situaci¨®n argentina es particular. Su embajada en Caracas es la ¨²nica en la que se alojan refugiados. Por eso en Buenos Aires se intentan conjurar los riesgos que ofrecer¨ªa un resultado discutido, que desencadene alguna pueblada frente a esa sede diplom¨¢tica. La casa depende de la seguridad que le ofrezca el gobierno local, porque se ha prohibido el env¨ªo de efectivos desde la Argentina.
El interrogante siguiente al de la correcci¨®n de las elecciones es qu¨¦ suceder¨¢ si Maduro reconoce un eventual triunfo de Gonz¨¢lez Urrutia. Lo m¨¢s probable es que se abra una negociaci¨®n. En rigor, la secuencia es la inversa: sin una negociaci¨®n previa, es dificil¨ªsimo que Maduro admita que perdi¨®. Es el problema que aparece cuando en un pa¨ªs se enquista un elenco pol¨ªtico que, al cabo de muchos a?os, va adquiriendo caracter¨ªsticas mafiosas. La alternancia en ese caso es muy costosa. Porque entregar el poder significa entregar muchas cosas m¨¢s que el poder. Y quedar expuesto a condenas dolorosas.
Por eso algunos venezolanos l¨²cidos, perseguidos por el chavismo, reclaman que se abra una negociaci¨®n en la que intervengan actores internacionales. Es el caso de Roberto Pati?o, l¨ªder de dos organizaciones dedicadas a la asistencia de los sectores vulnerables, quien acaba de exponer una estrategia para una transici¨®n negociada desde las p¨¢ginas de The New York Times. En este contexto es importante observar el rol de los Estados Unidos y la reanudaci¨®n de las conversaciones de Qatar.
El intento de asesinato de Donald Trump influye en esta trama. Frente a la sensaci¨®n de que Trump es invencible, es posible que Maduro se apresure a negociar con el debilitado Biden. Sobre todo porque la administraci¨®n de Biden ha sido la m¨¢s abierta a mantener tratativas con Caracas. Fue Maduro quien las hizo fracasar proscribiendo a Machado. Ese fracaso le cost¨® la cabeza a Juan Gonz¨¢lez, el responsable de la estrategia en la Casa Blanca. Sin embargo, no conviene simplificar. En las ¨²ltimas horas hubo un pronunciamiento importante. Elliot Abrams, que ha sido el republicano encargado de mantener conversaciones en la penumbra con los delegados de Maduro durante la gesti¨®n de Trump, acaba de proponer una amnist¨ªa para los cabecillas de la dictadura. Es un mensaje para Maduro. Es un mensaje para Biden.
Europa cumplir¨¢ un papel importante. En especial pa¨ªses que no han perdido contacto nunca con Caracas, como Francia o Espa?a. ?Qu¨¦ posici¨®n ocupar¨¢n Argentina y Ecuador? Es una pregunta que adquiere sentido frente a una negociaci¨®n que Milei o Noboa podr¨ªan sentirse inclinados a objetar denunciando impunidad.
Es imposible pensar en una Venezuela gobernada por Gonz¨¢lez Urrutia sin dialogar con el chavismo. Aun cuando quede desplazado del Poder Ejecutivo, el oficialismo actual seguir¨ªa controlando la Asamblea Nacional, es decir, el Poder Legislativo. Adem¨¢s, el pr¨®ximo gobierno asumir¨¢ reci¨¦n el pr¨®ximo 10 de enero. Hay un desierto por cruzar.
Las tratativas con el r¨¦gimen de Maduro deber¨ªan abarcar una agenda amplia. Es important¨ªsimo el factor militar, que en Venezuela tiene muchos rostros por la diversidad de fuerzas armadas: desde las tradicionales hasta las milicias sociales, pasando por la Guardia Bolivariana, que es la m¨¢s alineada con el poder pol¨ªtico. Otra cuesti¨®n relevante es la del dinero negro acumulado por la nomenclatura. No deber¨ªa sorprender que se tienda, a oscuras, una mesa para testaferros. El asunto central, como es obvio, es establecer lo que en Colombia se ha llamado una ¡°justicia transicional¡±. Es decir, un sistema de sanciones que tenga en cuenta, por un lado, la reparaci¨®n de quienes han sido v¨ªctima de delitos, y, por otro, el imperativo de la estabilidad pol¨ªtica.
Este ¨²ltimo rengl¨®n para las hipot¨¦ticas tratativas con un chavismo en retirada plantea innumerables problemas. Acaso el m¨¢s inquietante es el del tama?o de ese Arca de No¨¦. Es decir, el trazado de la l¨ªnea que separa a los que ¡°se salvan¡± de los que ¡°no se salvan¡±. Es un tema importante porque puede desatar convulsiones dentro del poder mientras se transita hacia el 10 de enero. En especial si se recuerda que, a medida que fue perdiendo legitimidad pol¨ªtica, el r¨¦gimen se fue convirtiendo en un aparato militar.
Siga toda la informaci¨®n de El PA?S Am¨¦rica en Facebook y X, o en nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.