Un comunista liberado de las mazmorras de Nicaragua: ¡°Ortega es un gran traidor. Nunca me arrepentir¨¦ de luchar por mi clase obrera¡±
Julio Garc¨ªa Guevara, integrante del Partido Comunista nicarag¨¹ense, fue encarcelado por exigir la liberaci¨®n de presos pol¨ªticos. Forma parte de las 135 personas liberadas por el r¨¦gimen de Ortega y expulsadas hacia Guatemala
Julio Garc¨ªa Guevara, de 74 a?os, espera sentado en una mesa del vest¨ªbulo del hotel de Ciudad de Guatemala donde ha sido hospedado tras salir liberado de una prisi¨®n de Nicaragua. El anciano carga una peque?a bolsa azul donde se lee la frase ¡°toda persona tiene derecho a una vida estable y segura¡±. En ella lleva su pasaporte, el que le dio la dictadura de Daniel Ortega al expulsarlo de su pa¨ªs rumbo a Guatemala con otros 134 presos pol¨ªticos. Un pasaporte cuya foto es la que sus carceleros le tomaron cuando lo detuvieron: Guevara ve a la c¨¢mara vestido con el mono azul de preso. Una ¨²ltima crueldad del r¨¦gimen. El anciano mira fijamente a la calle, expectante, sonriente. Una ligera lluvia humedece la tarde guatemalteca y las gotas resbalan lentamente por los cristales. Guevara espera a sus hijas, que han salido de Nicaragua para encontrarse con su padre tras 17 meses detenido en las mazmorras de la tristemente c¨¦lebre c¨¢rcel La Modelo, en Managua, donde los presos de conciencia sufren vej¨¢menes y penan condenas espurias. A Guevara lo detuvieron acus¨¢ndolo de ¡°traici¨®n a la patria¡±, simplemente por oponerse al r¨¦gimen. ?l form¨® parte del Partido Comunista, protest¨® durante la dictadura somocista por la liberaci¨®n de los presos pol¨ªticos de aquel entonces y fue encarcelado una veintena de veces por defender los derechos de los trabajadores. Esta vez ha sido peor: un viejo compa?ero de lucha lo detuvo, lo tortur¨® y lo expuls¨® de su pa¨ªs. ¡°Ortega es un grand¨ªsimo traidor¡±, dice el anciano que espera solitario a sus hijas.
A Guevara lo despertaron la noche del pasado mi¨¦rcoles sus carceleros para exigirle que se duchara r¨¢pido y se cambiara de ropa. Hab¨ªa movimientos extra?os en la c¨¢rcel. ?l hab¨ªa participado en una huelga de hambre que los presos pol¨ªticos organizaron el pasado oto?o para exigir mejores condiciones y el alcaide lo acus¨® de revoltoso y lo env¨ªo como castigo a una m¨ªnima celda, en la que compart¨ªa el espacio asfixiante con otros presos comunes, criminales, asesinos. Se cambi¨® el mono azul y sali¨® hacia los patios de la prisi¨®n. Vio a otros detenidos por el r¨¦gimen, reconoci¨® los rostros de sus compa?eros. Sub¨ªan a autobuses amarillos. ?l mismo abord¨® uno y luego un funcionario de la Embajada de Estados Unidos les dijo que su pa¨ªs hab¨ªa negociado su liberaci¨®n. Partieron la madrugada del jueves. ¡°Nos dijeron que ven¨ªamos a Guatemala, que les agradaba a ellos poder sernos ¨²tiles en nuestra libertad y nosotros nos sentimos muy agradecidos¡±, cuenta Guevara. A los 74 a?os no sabe qu¨¦ le prepara el futuro. Por el momento solo quiere ver a sus hijas.
Guatemala decidi¨® recibir a los 135 presos pol¨ªticos tras una petici¨®n del Departamento de Estado, ha explicado a EL PA?S el ministro de Exteriores guatemalteco, Carlos Ramiro Mart¨ªnez. Los liberados han sido hospedados en varios hoteles de la capital guatemalteca, donde se les ha garantizado alimentaci¨®n y ropa. El Gobierno les ha otorgado 90 d¨ªas de estad¨ªa legal y la posibilidad de quedarse de forma permanente. Washington ha prometido visados para quienes quieran viajar a aquel pa¨ªs, mientras que ACNUR, la oficina de la ONU para refugiados, tambi¨¦n gestiona traslados a otras naciones, como Costa Rica. ¡°Guatemala nos ha tratado muy bien. Yo le agradezco mucho al presidente [Bernardo Ar¨¦valo], a la ONU, al presidente Biden¡±, dice este hombre que se sigue declarando comunista.
Guevara recuerda con nostalgia sus a?os de joven, cuando se afili¨® al Partido Comunista y participaba en huelgas y manifestaciones contra la dictadura de los Somoza, que machac¨® Nicaragua por m¨¢s de cuatro d¨¦cadas. ¡°En esa ¨¦poca yo era un obrero de la construcci¨®n y me toc¨® enfrentar al r¨¦gimen en distintos lugares de Managua, organizando sindicatos y defendiendo los intereses de los obreros. Esto provoc¨® que me encarcelaran¡±, cuenta el anciano. ?l apoy¨® la revoluci¨®n sandinista, hab¨ªa protestado por la liberaci¨®n de presos como el propio Daniel Ortega o Tom¨¢s Borge, quien m¨¢s tarde jugar¨ªa un papel escabroso al frente del Ministerio del Interior, el temido aparato de inteligencia y espionaje del r¨¦gimen sandinista. Muy pronto mostr¨® descontento por el giro autoritario de la revoluci¨®n y se opuso. Dice que fue encarcelado 26 veces a lo largo de la d¨¦cada de los ochenta, cuando su pa¨ªs se desangraba en una cruenta guerra civil atizada por Washington.
?l asegura que aquellas encarceladas lo curtieron y le dieron el temple para soportar nuevamente en la prisi¨®n bajo el r¨¦gimen de terror impuesto ahora por Ortega. ¡°Nos torturaban psicol¨®gicamente, nos amenazaban con enviarnos a celdas de m¨¢xima seguridad, aisladas, si nos port¨¢bamos mal, nos hablaban con una gran prepotencia, a algunos los golpeaban¡±, narra. ¡°Pude sortearlo, pude manejarlo porque mi capacidad psicol¨®gica estuvo muy por encima de las actitudes prepotentes de los carceleros¡±, dice este hombre que fue detenido en abril de 2023 y luego juzgado. Fue condenado a cuatro a?os por exigir la liberaci¨®n de los detenidos por disentir del r¨¦gimen, entre ellos curas como el obispo Rolando ?lvarez, una de las voces m¨¢s cr¨ªticas contra Ortega. ¡°He luchado para que todos, incluidos los sacerdotes, puedan expresarse¡±, dice. ¡°Soy un luchador para que avance una reapertura democr¨¢tica, un pa¨ªs donde se permita la libertad de movilizaci¨®n, de organizaci¨®n, de expresi¨®n, como lo establece la Constituci¨®n Pol¨ªtica de Nicaragua, la de antes, no la que ha reformado Ortega¡±, afirma. Una Constituci¨®n manoseada por el viejo guerrillero para perpetuarse en el poder.
Una camioneta blanca se estaciona afuera del vest¨ªbulo. Guevara interrumpe su narraci¨®n y grita ¡°?ah¨ª vienen!¡±. El rostro se le ilumina. Se levanta despacio. Tiene a¨²n en las piernas las llagas que lo artormentaban en la prisi¨®n, heridas a¨²n abiertas, a causa de la diabetes que padece. Sus hijas corren a la entrada del hotel y abrazan al hombre susurr¨¢ndole un ¡°papi¡±. Guevara llora. ¡°Estoy emocionado por estar libre¡±, dice. ¡°Se me vienen las l¨¢grimas porque pensaba en mis hijas en la c¨¢rcel y en el pa¨ªs que quiero para ellas. Siento que si Nicaragua est¨¢ viviendo todos estos acontecimientos es porque est¨¢ de parto, est¨¢ pariendo un nuevo sistema social donde se van a resolver todos sus problemas. Y s¨ª lo digo con toda sinceridad: Nunca me arrepentir¨¦ de luchar por mi clase obrera¡±, dice el viejo comunista escoltado en un abrazo por sus cuatro hijas.
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