Venezuela y la Casa Blanca, una relaci¨®n dif¨ªcil y ambigua gane Harris o Trump
La dem¨®crata continuar¨ªa con sanciones y negociaciones para impulsar una transici¨®n en el Gobierno, mientras que el magnate, que incluso ha elogiado en privado a Maduro, resulta una verdadera inc¨®gnita
Entre Venezuela y Estados Unidos no hay ahora mismo abierto ning¨²n canal de comunicaci¨®n abierto. ¡°Estamos dispuestos a escuchar si el chavismo tiene la intenci¨®n de mantener un di¨¢logo¡±, explica una fuente de la Casa Blanca por tel¨¦fono. Sin embargo, el poco tiempo que queda de esta Administraci¨®n, a la que le suceder¨¢ una continuista de Kamala Harris o una antagonista de Donald Trump, hace poco probable que se abra una negociaci¨®n sobre la crisis actual venezolana. Washington, junto a la mayor¨ªa de la comunidad internacional, considera que Nicol¨¢s Maduro cometi¨® un fraude en las elecciones presidenciales de julio y que su intenci¨®n de posesionarse el 10 de enero, en lugar del opositor Edmundo Gonz¨¢lez, lo convierte en un usurpador. El ganador de las elecciones en Estados Unidos tendr¨¢ el reto de intentar devolver a Venezuela al cauce democr¨¢tico, algo que, a d¨ªa de hoy, no parece cercano.
A los analistas consultados les cuesta mucho hacer predicciones respecto a lo que supondr¨¢ un Gobierno dem¨®crata o un republicano en Estados Unidos. El actual presidente, Joe Biden, ha aplicado, en general, una pol¨ªtica de mano tendida con el chavismo, a quien rebaj¨® las sanciones para que finalmente en el pa¨ªs se celebrasen elecciones. Emisarios de Biden cerraron una hoja de ruta para que eso ocurriera en reuniones secretas en Qatar -reveladas por este peri¨®dico- con enviados de Maduro, acuerdos que se refrendaron m¨¢s tarde en Barbados. Washington quer¨ªa que el chavismo se sometiera al escrutinio de las urnas en un proceso transparente y, en caso de que perdiera, diese pie a una transici¨®n y dejase gobernar a la oposici¨®n, como ocurre en el resto de pa¨ªses de la regi¨®n. Jorge Rodr¨ªguez, operador pol¨ªtico de Maduro, acept¨® esa oferta, convencido de que ellos pod¨ªan vencer en las urnas y demostrar que el actual presidente estaba legitimado a ojos del mundo. El recuento, el 28 de julio, fue opaco y confuso, el chavismo no dio pruebas de la victoria de Maduro. Lejos de resolverse el problema entre Estados Unidos y Venezuela, se agrand¨®.
Esa situaci¨®n enquistada es la que se encontrar¨¢ la nueva presidenta o el nuevo presidente. Meterse en la cabeza de Trump resulta complicado y augurar c¨®mo abordar¨¢ este tema es casi un ejercicio de especulaci¨®n. Mar¨ªa Isabel Puerta, profesora de Ciencia Pol¨ªtica en Valencia College (Orlando, FL), dice que el magnate neoyorquino no tiene pol¨ªtica exterior, si acaso la de sus asesores. Ahora no contar¨¢ a su lado con John Bolton, tercer consejero de Seguridad Nacional de la administraci¨®n del due?o de casinos, que fue despedido por su jefe de mala manera. Trump ha acusado a Bolton de algunos desaciertos en pol¨ªtica exterior durante su mandato, entre ellos el asunto venezolano. Puerta, en contra de lo que se pudiese pensar inicialmente, cree que, asesorado por alguien como el general Flynn, podr¨ªa rebajar las sanciones, ahora que no necesita a los venezolano-americanos en esta oportunidad.
¡°Ahora no tiene ning¨²n compromiso. No pierde nada si se desentiende de Venezuela, o si decide levantarle las sanciones, suponiendo que Vladimir Putin (presidente ruso) intervenga. En ese escenario, me atrever¨ªa a decir que lo que m¨¢s le conviene a los venezolanos es que ignore a Venezuela, porque si decide intervenir, no ser¨¢ para restaurar la democracia¡±, contin¨²a Puerta, que no descartar¨ªa que Trump, como hizo con Kim Jong Un en Corea del Norte. ¡°Legitimar a una tiran¨ªa alardeando que es un ¡®h¨¢bil¡¯ negociador¡±, a?ade Puerta como un escenario catastr¨®fico. Va m¨¢s lejos, y en sentido contrario, Elizabeth Dickinson, analista senior de Crisis Group, una organizaci¨®n sin ¨¢nimo de lucro enfocada en la soluci¨®n de conflictos armados. ¡°No creo que Trump descartara una intervenci¨®n militar en Venezuela¡±, dice.
Otros analistas no lo ven posible, dado que ese tipo de actos parecen desterrados de Am¨¦rica Latina, aunque nadie se atreve a descartar nada con absoluta contundencia. Mientras tanto, Maduro, a lo suyo, cuenta con organizar unas ¡°megaelecciones¡± en 2025, seg¨²n sus propias palabras, en la que se elijan los diputados de la Asamblea Nacional, 23 gobernadores por estado, 335 alcald¨ªas, 23 consejos legislativos y 335 consejos municipales. La participaci¨®n de la oposici¨®n mayoritaria -siempre hay una minoritaria cercana al chavismo-, despu¨¦s de lo ocurrido en las presidenciales, resulta una inc¨®gnita. Mar¨ªa Corina Machado, la l¨ªder, no quiere abrir otro proceso mientras no se haya cerrado este, repleto de irregularidades y arbitrariedades por parte del Centro Nacional Electoral (CNE). La Casa Blanca no quiere ni o¨ªr hablar de esto: ¡°Creemos que hay muchas cosas que tratar antes, como las garant¨ªas constitucionales, la democracia en su sentido m¨¢s amplio, la liberaci¨®n de presos pol¨ªticos. Para todo eso necesitamos tambi¨¦n el apoyo de la comunidad internacional¡±. Maduro, en cambio, quisiera concretar estas elecciones como una forma de olvidar las anteriores y dar por sentada su victoria y su presidencia, de la que se cuentan 11 a?os y, si le suman seis m¨¢s, se ir¨ªa hasta 17, m¨¢s de tres lustros.
Harris, casi con toda seguridad, continuar¨ªa imponiendo sanciones y a la vez tratar¨ªa de abrir negociaciones -el palo y la zanahoria- para exigir al chavismo una transici¨®n democr¨¢tica que acabe de una vez con la inestabilidad pol¨ªtica, econ¨®mica y social -m¨¢s de cinco millones de venezolanos han emigrado a otros pa¨ªses del continente-. ?Qu¨¦ har¨ªa Trump? Aqu¨ª hay toca hacer girar la rueda de la ruleta, al estilo Las Vegas. Olive Troye, exasesora de la Casa Blanca, revel¨® en una entrevista con Efe que Trump manten¨ªa un doble discurso frente a Maduro: en p¨²blico lo criticaba, pero en privado expresaba su admiraci¨®n por ¨¦l por ser, a su juicio, un hombre ¡°fuerte¡±. Ese tipo de fascinaci¨®n la ha expresado anteriormente por Putin, el turco Erdogan o Kim Jong, aut¨®cratas en los que parece verse reflejado.
La migraci¨®n, sin duda, ser¨ªa el primer asunto sobre la mesa del escritorio del Despacho Oval de Trump. El empresario de bienes ra¨ªces en la Gran Manzana ha basado su campa?a, casi toda ella, en la criminalizaci¨®n de la inmigraci¨®n, y resulta que son los venezolanos los que m¨¢s entran en Estados Unidos ahora mismo -50.000 solo en septiembre-. Y surge, entonces, una contradicci¨®n enorme que Luis Vicente Le¨®n observa con detenimiento. Si el presidente de Estados Unidos dice que Maduro es violador de derechos humanos, los que lleguen al pa¨ªs pueden asegurar que son perseguidos y la burocracia migratoria tendr¨ªa muy pocas posibilidades de expulsarlos, entre otras cosas porque no hay a d¨®nde.
Le¨®n no descarta, llegados a ese punto, que Trump y Maduro lleguen a acuerdos, lo que conllevar¨ªa tambi¨¦n tratos petroleros que aprovechar¨ªan compa?¨ªas estadounidenses, y as¨ª el republicano podr¨ªa presentarse como un gran negociador para los intereses propios. El levantamiento de sanciones estar¨ªa sobre la mesa, ya que una Venezuela sin tantos apuros econ¨®micos no expulsar¨ªa a tantos de sus ciudadanos. Eso puede ocurrir, dice Le¨®n. Aunque ni Trump ni Harris lo reconocer¨¢n como presidentes, eso ser¨ªa plegarse a lo que parece un fraude electoral. ¡°La posici¨®n americana va a ser ambigua¡±, remata Le¨®n.
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