El documento secreto con el que Petro trat¨® de ¡°salvar¡± Venezuela. Y no sirvi¨® de nada
El presidente pidi¨® al canciller Murillo, al embajador Rengifo y a varios asesores de confianza que sentasen a la mesa al chavismo y la oposici¨®n para firmarlo. Ese papel duerme ahora en un caj¨®n
Gustavo Petro no sufre de ceguera. Sabe de sobra lo que ocurre en Venezuela. En campa?a, y despu¨¦s como presidente de Colombia, pens¨® que estaba llamado a ¡°salvar¡± al pa¨ªs de al lado. Como buen hombre de poder, tiene una fe en s¨ª mismo que linda con el autoenga?o. Pens¨® poseer el remedio. Quiso aprovechar que el chavismo lo ve¨ªa con buenos ojos para convencer a Nicol¨¢s Maduro de que se sentara con la oposici¨®n y ambos firmasen un documento de transici¨®n pol¨ªtica. Ese contrato, a grandes rasgos, deb¨ªa recoger que se aceptar¨ªa el resultado, fuese cual fuese, y el ganador no perseguir¨ªa al perdedor. Era una forma, pensaba Petro, de devolver a Venezuela al sendero de las democracias liberales. Este documento deber¨ªa ser consensuado con la sociedad civil local y elaborarse r¨¢pido. Y lo m¨¢s importante: en secreto.
El Gobierno, cuando EL PA?S revel¨® la existencia de este plan, lo neg¨® en p¨²blico hasta en tres ocasiones. Sin embargo, uno de sus miembros reconocer¨ªa meses despu¨¦s que fue un intento de que el asunto no saliera a la luz. Petro y el canciller Luis Gilberto Murillo pensaron primero en un refer¨¦ndum con preguntas muy concretas y sencillas que se votara el mismo 28 de julio, d¨ªa de las elecciones. Semanas atr¨¢s, a principios de 2024, el presidente le hab¨ªa deslizado a Maduro que quer¨ªa ser protagonista del cambio durante una de sus visitas a Caracas. ¡°Yo propongo un pacto por la paz¡±, dijo Petro, seg¨²n gente presente en esa reuni¨®n. Maduro no se lo pens¨® mucho y respondi¨®: ¡°Haga la propuesta y la miramos¡±.
La persona que deb¨ªa tomar el control del plan era Milton Rengifo, embajador colombiano en Caracas. Pocos tienen m¨¢s confianza con Petro que ¨¦l, en pocos conf¨ªa m¨¢s el presidente. Rengifo se reuni¨® con gente a izquierda y derecha, sum¨® empresarios y analistas venezolanos destacados. Tambi¨¦n a profesores universitarios, activistas, gente del mundo del petr¨®leo. De esos encuentros sal¨ªan borradores con preguntas tentativas para el refer¨¦ndum. El canciller envi¨® a algunos de sus consejeros m¨¢s conocedores de Venezuela a ayudar en esta tarea. Estos consejeros tienen v¨ªa directa con el Palacio de Miraflores, la sede del Gobierno venezolano, pero tambi¨¦n estrechos lazos con la oposici¨®n. Conocen a dios y al diablo.
A medida que se acercaba el 28 de julio, la fecha de las presidenciales, la propuesta de la consulta paralela dej¨® de tener sentido. As¨ª lo expres¨® Murillo y su equipo. Aunque se pusiera todo el empe?o, el Consejo Nacional Electoral (CNE) no tendr¨ªa tiempo en organizarlo, tan atareado como estaba con los comicios. Se pens¨® entonces que la mejor soluci¨®n era una firma entre los dos candidatos, Maduro y Edmundo Gonz¨¢lez, el opositor que se presentaba en nombre de Mar¨ªa Corina Machado, la verdadera l¨ªder de la oposici¨®n que hab¨ªa sido apartada de la carrera electoral por un veto chavista que Petro critic¨® en su d¨ªa.
Una parte de la oposici¨®n en principio tuvo reticencias con el documento porque no se f¨ªa de Petro, al que consideran un aliado del chavismo. No gusta que cuando hable de Venezuela se refiera a ¡°un conflicto¡±, como si las dos partes se pudieran igualar. El presidente colombiano extrema sus preocupaciones al hablar de la situaci¨®n del pa¨ªs, lo que no le ocurre con otros enfrentamientos abiertos en otras naciones. Sin embargo, al final concluyeron que no era algo malo arrancar un compromiso al oficialismo. En ese momento mucha gente pensaba que Maduro no iba a aceptar una derrota, pero tambi¨¦n un buen n¨²mero crey¨® que s¨ª, que no se atrever¨ªa a desconocer la voluntad popular de esa manera.
A finales de mayo, el documento qued¨® listo. Lo recibi¨® Petro, le ech¨® un vistazo su n¨²mero 2, Laura Sarabia. No iba a ser f¨¢cil convencer a Machado que le dejase a Edmundo Gonz¨¢lez firmarlo, Machado siente aversi¨®n por Petro. Pero era una posibilidad, era cuesti¨®n de ser persuasivo. El asunto no se qued¨® encallado ah¨ª, sino con el chavismo. Maduro lo recibi¨® con indiferencia. Jorge Rodr¨ªguez, su principal operador pol¨ªtico, tambi¨¦n mostr¨® desinter¨¦s. Seg¨²n fuentes internas del chavismo, consideraban que se trataba de una trampa, una vez firmado eso ser¨ªa m¨¢s dif¨ªcil maniobrar. Desconfiaron de Petro y los suyos, cre¨ªan que les atra¨ªan con propuestas envenenadas.
El documento se guard¨® en un caj¨®n. Ese parec¨ªa su destino final. Pero Petro lo intent¨® recuperar en medio de la crisis poselectoral, sin otras salidas a la vista, en los d¨ªas en que Colombia buscaba mediar por una soluci¨®n junto al brasile?o Luiz In¨¢cio Lula da Silva y el mexicano Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador, dos mandatarios progresistas con los que Petro comparte afinidades ideol¨®gicas. L¨®pez Obrador, que nunca mostr¨® inter¨¦s en la pol¨ªtica exterior, estaba de salida, en el ocaso de su sexenio, y opt¨® muy pronto por abandonar ese esfuerzo para dejarle margen de maniobra a su sucesora, Claudia Sheinbaum.
Petro y Lula persistieron un tiempo m¨¢s en su empe?o. Se cuidaron de no quemar del todo los puentes con el chavismo y criticaron las sanciones, al tiempo que evitaban reconocer ganador alguno. Incluso deslizaron la posibilidad de un Gobierno de coalici¨®n transitorio y nuevas elecciones con garant¨ªas para todos como salidas a la crisis, pero se toparon con el rechazo tanto del chavismo como de la oposici¨®n. El colombiano lleg¨® a esbozar un plan con pasos que incluyeran el levantamiento de todas las sanciones, amnist¨ªa general nacional e internacional, garant¨ªas totales a la acci¨®n pol¨ªtica, un Gobierno de cohabitaci¨®n transitorio y nuevas elecciones libres. No hubo caso. Lula acab¨® por enfurecer al chavismo al vetar el ingreso de Maduro a los BRICS, mientras que el famoso documento secreto volvi¨® al caj¨®n de la Casa de Nari?o, donde desde entonces acumula polvo.
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