Auge y ca¨ªda de Juan Guaid¨®
La oposici¨®n venezolana decide pasar p¨¢gina en busca de una nueva estrategia para disputar el poder a Maduro con vistas a las elecciones de 2024
El clima en Caracas era de m¨¢xima euforia para los simpatizantes opositores. Un diputado de 35 a?os, un desconocido fuera del pa¨ªs e incluso entre los venezolanos que no estaban acostumbrados a seguir la letra peque?a del rompecabezas de la pol¨ªtica local, se acababa de proclamar ¡°presidente encargado¡±. Era el 23 de enero de 2019, la plaza Juan Pablo II del Municipio Chacao, un basti¨®n tradicional de las fuerzas antichavistas, estaba abarrotada y en cuesti¨®n de minutos la euforia dio paso al desconcierto. Juan Guaid¨® no llevaba ni tres semanas al frente de la Asamblea Nacional, el poder legislativo controlado por la oposici¨®n que dos a?os antes hab¨ªa sido anulado por orden de la justicia af¨ªn al oficialismo. El desaf¨ªo que el joven dirigente de Voluntad Popular, el partido fundado por Leopoldo L¨®pez, lanz¨® a Nicol¨¢s Maduro termin¨® formalmente este viernes con la oposici¨®n al borde de un estallido. Pero ese d¨ªa, hace casi cuatro a?os, predominaban dos ideas: la de cambio, que llenaba de esperanzas a las bases de la antigua coalici¨®n opositora, y la tensi¨®n pol¨ªtica que, con las horas, reemplaz¨® el ambiente de euforia.
Los primeros d¨ªas de Guaid¨® fueron una secuencia de v¨¦rtigo. Su irrupci¨®n en la primera l¨ªnea no fue espont¨¢nea ni improvisada, llevaba meses gest¨¢ndose con el conocimiento de la Administraci¨®n de Donald Trump. El objetivo era derrocar a Maduro, poner en marcha una transici¨®n y convocar elecciones, pero desde sus comienzos y hasta su ca¨ªda el pulso que intent¨® echar al Gobierno planteaba un problema de lenguaje: nombrar lo desconocido. F¨®rmulas como ¡°presidente encargado¡± o ¡°gobierno interino¡± no ten¨ªan precedentes y, de facto, el presidente real nunca perdi¨® el control de la maquinaria del Estado a pesar de la enorme presi¨®n interna y externa, las deserciones de militares y las traiciones.
La oposici¨®n siempre rechaz¨® el uso del calificativo ¡°autoproclamado¡± y esgrimi¨® la Constituci¨®n aprobada por Hugo Ch¨¢vez para argumentar legalmente la disputa. El art¨ªculo 233 contempla, entre los supuestos para considerar como vacante el cargo de presidente de la Rep¨²blica, ¡°el abandono¡± del mandatario, en cuyo caso est¨¢ prevista su sustituci¨®n provisional por el jefe del legislativo. Ese abandono, seg¨²n la interpretaci¨®n de los opositores, respond¨ªa a una situaci¨®n de usurpaci¨®n del poder que, a su entender, se hab¨ªa originado en las presidenciales de 2018, celebradas sin suficientes garant¨ªas, sin apenas competencia y en medio de acusaciones de fraude.
Sin embargo, la jurisprudencia tuvo poco que ver con lo sucedido y siempre fue un pretexto para justificar una batalla pol¨ªtica que, por otro lado, ya ten¨ªa suficientes asideros: de la profunda crisis econ¨®mica que provoc¨® un ¨¦xodo de millones de personas a la represi¨®n de las fuerzas de seguridad chavistas, los presos pol¨ªticos o las denuncias de graves violaciones de derechos humanos formuladas por varios organismos, con Naciones Unidas a la cabeza. Con todo, el consenso en torno a la figura de Guaid¨® fue al principio pr¨¢cticamente un¨¢nime en las filas de la oposici¨®n y tambi¨¦n en el tablero internacional.
El mayor apoyo a su proyecto fue el reconocimiento expl¨ªcito de casi 60 pa¨ªses. En 2019 gobernaba Trump en Estados Unidos y el impulso de la Administraci¨®n del magnate, al igual que el de Iv¨¢n Duque desde Colombia, fue determinante para mantenerlo a flote y probablemente para que no fuera detenido. Tambi¨¦n se sumaron, con m¨¢s prudencia, varios Gobiernos europeos, entre ellos Espa?a, uno de los primeros en reconocerlo como presidente, auparlo y, con el tiempo, ignorarlo sin romper con ¨¦l de forma expl¨ªcita. Tambi¨¦n la propia Uni¨®n Europea, que le retir¨® el respaldo en 2021. Esa unanimidad empez¨® a resquebrajarse meses despu¨¦s. Las cr¨ªticas empezaron a llegar desde dentro, de los sectores opositores que ve¨ªan en la construcci¨®n del ¡°gobierno interino¡± una entelequia sin salida y tambi¨¦n del ala m¨¢s ultraderechista que reclamaba una intervenci¨®n militar extranjera.
La decisi¨®n de la gran mayor¨ªa de la oposici¨®n -el llamado G-3, integrado por los partidos Primero Justicia, Acci¨®n Democr¨¢tica y Un Nuevo Tiempo- de acabar con esa estrategia para emprender otro camino se produce, adem¨¢s, en un contexto geopol¨ªtico preciso. Ni el mundo ni Am¨¦rica Latina son los mismos que hace cuatro a?os. La invasi¨®n de Vlad¨ªmir Putin en Ucrania ha tenido efectos insospechados, como un acercamiento entre Washington y Caracas a cuenta de la crisis energ¨¦tica. En la regi¨®n, empezando por la vecina Colombia, han cambiado los equilibrios pol¨ªticos. Mientras tanto, la oposici¨®n y el chavismo han vuelto a sentarse en M¨¦xico, bajo el auspicio de Noruega, para pactar un proceso electoral con garant¨ªas en 2024.
En medio quedan varias acciones cuestionadas no solo por su fracaso sino por ser una peligrosa mecha de confrontaci¨®n civil. Todas buscaban, en ¨²ltima instancia, provocar una rebeli¨®n masiva de las fuerzas armadas que nunca se produjo. De la batalla campal que se vivi¨® en C¨²cuta, bajo la mirada del mundo, durante el intento de introducir alimentos y ayudas en Venezuela a trav¨¦s de la frontera a la denominada Operaci¨®n Gede¨®n, en mayo de 2020, un disparatado desembarco en dos playas pr¨®ximas a Caracas de exmilitares y contratistas. El complot se fragu¨® en Colombia, que durante estos a?os fue, junto con Florida, sede de buena parte de ese ¡°gobierno interno¡± y ese andamiaje de cargos paralelos y embajadores que hoy se termina.
En Bogot¨¢ recalaron decenas de dirigentes opositores, pero pronto a la distancia geogr¨¢fica se sum¨® la distancia ideol¨®gica o t¨¢ctica. Las tensiones que han roto el consenso en torno a Guaid¨® no empezaron ayer. Los cuestionamientos del excandidato presidencial Henrique Capriles se remontan a 2020. M¨¢s tarde le abandon¨® Julio Borges, otro hist¨®rico dirigente de Primero Justicia, y lo mismo sucedi¨® con Stalin Gonz¨¢lez, de un Un Nuevo Tiempo, que durante los primeros meses fue su mano derecha en calidad de vicepresidente de la Asamblea. De nada han servido los alegatos de ¨²ltima hora de varias figuras de la academia, juristas y de la sociedad civil. Su liderazgo de la oposici¨®n ha estado marcado por acusaciones de corrupci¨®n y manejos opacos de los activos en el exterior y el fin de sus atribuciones, por simb¨®licas que fueran, asestan tambi¨¦n un golpe a su formaci¨®n, Voluntad Popular, y a Leopoldo L¨®pez.
El dise?o de esta etapa responde precisamente a la estrategia del exalcalde de Chacao. Guaid¨® le dedic¨® parte de su discurso el d¨ªa en que se autoproclam¨®, ese 23 de enero de 2019. ¡°Recuerdo las palabras de mi hermano Leopoldo L¨®pez, quien hoy se encuentra injustamente preso por levantar su voz contra el r¨¦gimen¡±, dijo. Meses despu¨¦s, el 30 de abril, logr¨® su liberaci¨®n del arresto domiciliario. El pol¨ªtico se resguard¨® en la Embajada de Espa?a en Caracas hasta su fuga, en octubre de 2020. Pero esa es otra historia y hoy la oposici¨®n venezolana est¨¢ centrada en unas primarias, previstas para junio de 2023, en las que Guaid¨® est¨¢ decidido a participar pese a la p¨¦rdida de apoyo popular y al desgaste de unos a?os muy complejos. Sobre todo, tiene ante s¨ª la urgencia de recuperarse de una fractura sin aparente vuelta atr¨¢s.
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