Walter Salles, el cineasta (y milmillonario) que conquist¨® el primer Oscar de la historia de Brasil
El director de ¡®A¨²n estoy aqu¨ª¡¯, heredero del fundador del mayor banco brasile?o, atesora una s¨®lida carrera, premios cinematogr¨¢ficos y una fabulosa fortuna

Brasil es una inagotable factor¨ªa de memes creados a velocidad asombrosa por un vibrante universo digital. Como era de esperar, los internautas brasile?os hicieron un intermedio en el carnaval para celebrar por todo lo alto el primer Oscar de su historia, festejar la derrota de Emilia P¨¦rez y clamar ?edadismo!! ante la decisi¨®n de premiar a la actriz veintea?era de Anora y no a Fernanda Torres, de 59 a?os. El cineasta Walter Salles, 68 a?os, llev¨® a sus compatriotas al ¨¦xtasis cuando recogi¨® la estatuilla a la mejor pel¨ªcula internacional por A¨²n Estoy Aqu¨ª, un drama sobre Eunice Paiva, la esposa de un desaparecido en la dictadura brasile?a. Entre el torrente de memes, alguno sobre una faceta poco conocida del consagrado director: su fabulosa fortuna. ¡°Este banquero encantador se salvar¨ªa en una revoluci¨®n¡±, apunt¨® Clay.

Rico de cuna, es tan discreto como contenido. Su fortuna ronda los 4.400 millones de d¨®lares, seg¨²n Forbes, lo que en la meca del cine le coloca solo por detr¨¢s de sus colegas Steven Spielberg y George Lucas. Y muy por delante de Ana Bot¨ªn, del Santander. El brasile?o es hijo de una singular pareja de la alta sociedad que cultiv¨® en su prole el amor por el arte.
Carioca de 68 a?os, Salles solo renuncia a las camisetas y las zapatillas de deporte en las galas. El domingo se anot¨® un gol hist¨®rico en Hollywood que ya acarici¨® en 1999 con Estaci¨®n Central de Brasil (1998). Con una s¨®lida carrera dentro y fuera de su pa¨ªs, ha ganado Globos de Oro, Baftas, el Goya y premios en los festivales de Berl¨ªn, Cannes, Venecia, Sundance y San Sebasti¨¢n.
Lo cierto es que Salles no es ni fue banquero, sino que pertenece a una de las grandes familias de Brasil, los Moreira Salles, fundadores del Banco Ita¨², el mayor de Brasil, y grandes mecenas de la cultura. S¨ª que tiene un hermano banquero, que preside la entidad.
Poco fan de las entrevistas, en esta campa?a por el Oscar, en la que logr¨® tres candidaturas (mejor pel¨ªcula, mejor pel¨ªcula internacional y mejor actriz), Salles ha cedido casi todo el protagonismo a Torres. Por cierto, hija de la estrella de Estaci¨®n Central de Brasil, Fernanda Montenegro, que en esta tiene un papel tan peque?o como poderoso.
El galard¨®n ha resucitado una entrevista de 2009 en la que Salles abord¨® cuestiones muy personales. Incluso habl¨® sobre esas dos identidades, cineasta y rico heredero, al hilo de su encuentro con la familia del Che cuando preparaba Diarios de motocicleta (2004): ¡°Cuando estuve con ellos por primera vez en Cuba, la viuda y los hijos de Ernesto Guevara sab¨ªan muy bien de d¨®nde vengo, pero son cin¨¦filos y prefirieron juzgarme por las pel¨ªculas que dirig¨ª, como Central do Brasil¡±, explic¨® a Tpm.
Cont¨® tambi¨¦n que, solo tras el ¨¦xito de la pel¨ªcula que le lanz¨® al estrellato internacional, supo que su ya fallecida madre trabaj¨® a los 18 a?os, antes de casarse, en esa misma estaci¨®n ferroviaria, que sigue existiendo en R¨ªo, a los pies de la primera favela de Brasil. Lo supo gracias a un desconocido que result¨® ser un antiguo compa?ero de trabajo de Elisa Margarida Gon?alves, conocida como Elisinha.

Una mujer culta que desplegaba una enorme curiosidad por el mundo y destacaba en las listas de las m¨¢s elegantes. Fue una de las damas que particip¨®, con Lauren Bacall, Andy Warhol o los duques de Windsor, en aquel m¨ªtico baile en blanco y negro inmortalizado por el escritor Truman Capote, seg¨²n public¨® estos d¨ªas Folha de S.Paulo.
En un alarde de extravagancia, Elisinha viaj¨® a China en plena revoluci¨®n cultural (las pel¨ªculas grabadas en aquel viaje fueron materia prima para un documental firmado por otro hermano, Jo?o Moreira Salles). A la vuelta, la matriarca public¨® sus impresiones en una revista. Tambi¨¦n enviaba cartas al director bajo el t¨ªtulo de embaixatriz, por los tiempos en que su marido fue embajador en Washington. Walther Moreira Salles, empresario y banquero, negoci¨® la deuda externa de Brasil y se codeaba con personalidades internacionales como Greta Garbo o los Rockefeller. Walter hijo es conocido por sus allegados como Waltinho.
Ese es el extraordinario ambiente en que crecieron los hermanos Moreira Salles. ¡°Jam¨¢s nos falt¨® est¨ªmulo¡±, seg¨²n revel¨® a Folha en v¨ªsperas de los Oscars Jo?o, fundador de la revista Piau¨ª, inspirada en The New Yorker. ¡°La inmensa biblioteca de mi padre y las visitas obligatorias a los museos con mi madre son parte de las memorias de mi infancia. Era el precio a pagar para poder salir a divertirnos. Mucho de eso permaneci¨® con nosotros. Ella educ¨® nuestra mirada¡±. Adem¨¢s del documental sobre su madre en China, dedic¨® otro al mayordomo de la familia, Santiago.
Un tercer hermano, Fernando, participa en Companhia las Letras, una de las grandes editoriales locales. El cuarto, Pedro, s¨ª que es banquero, preside el Ita¨². Muy comentado tambi¨¦n, tras el triunfo en Hollywood, otro meme sobre ¡°la deuda que Brasil entero tiene con Walter Salles, la mitad por el cine, la otra mitad por lo que debe al Ita¨²¡±. Adem¨¢s de ser accionistas del banco, los hermanos comparten inversiones mineras ¡ªcontrolan el 80% del mercado mundial de niobio, un preciado metal¡ª y en un icono brasile?o, las chancletas Havaianas. En la citada entrevista de 2009, Walter se describ¨ªa como el hermano ¡°m¨¢s insensato¡±.
Cuando en pel¨ªculas anteriores retrat¨® el Brasil m¨¢s pobre, sea en el interior rural o en las periferias de las ciudades, explic¨® que le interesaba esa inmersi¨®n en territorios desconocidos.

En esta ocasi¨®n ha retratado un episodio que conoci¨® de cerca en la adolescencia aunque solo con el tiempo entendi¨® su trascendencia, ha revelado. Salles era muy amigo de Nela, una de los cinco hijos de Eunice y Rubens Paiva. Uno de los chavales que frecuentaba aquella casa frente al mar y a aquella familia alegre a la que la dictadura golpe¨® de lleno. El se?or Paiva, un diputado destituido por los militares, fue detenido, torturado y asesinado en 1971. Su cad¨¢ver nunca fue localizado. En aquella ¨¦poca, a Walter le encantaba conducir carts, sopesaba dedicarse a las carreras de coches. Viv¨ªa en una mansi¨®n que hoy es la sede carioca del Instituto Moreira Salles y custodia el archivo de la escritora Clarice Lispector.
Al agradecer el premio, Salles explic¨®: ¡°Este premio es para una mujer que, despu¨¦s de la p¨¦rdida que sufri¨® a causa de un r¨¦gimen autoritario, decidi¨® no doblegarse y resistir. Este premio es para ella, su nombre era Eunice Paiva¡±. Como traspapel¨® el discurso que hab¨ªa preparado, no lleg¨® a proclamar el ¡®?ditadura nunca mais!¡¯ con el que pretend¨ªa cerrar.
Aficionado a una ropa informal y sobria que lo rejuvenece, est¨¢ casado con Maria Klabin, cortada por un patr¨®n similar al suyo. Heredera de un grupo empresarial papelero, es artista pl¨¢stica. Son padres de un chico y una chica adolescentes.
Fan (y mecenas) del Botafogo, le gusta ir al estadio. Su pr¨®ximo proyecto es sobre S¨®crates Brasileiro, un futbolista irrepetible con grandes inquietudes que luch¨® contra la dictadura mientras marcaba goles para el Corinthians.

A Salles se le ve realmente feliz cuando habla de cine, como en un v¨ªdeo que ha vuelto a circular ahora en el que repasa sus nueve pel¨ªculas favoritas. Arranca con Toro Salvaje ¡ª¡±uno de esos filmes donde cada imagen contiene toda la pel¨ªcula¡±¡ª , El Pasajero y La Noche, de Antonioni --¡°porque es e cineasta que me llev¨® al cine, el que mejor captur¨® la insensatez de la sociedad industrial¡±--, sigue con Kubrick, la rusa Andrei Rubliov ¡ª¡±intento regresar a ella cada a?o¡±, Wim Wenders, la cinta de Jim Jarmusch a la que acude para renovar su fe en el cine, la brasile?a Vidas Secas y la cubana Memorias del subdesarrollo. Una filmograf¨ªa a partir de la cual Salles construy¨® su propio sendero, el que le llev¨® a convertirse, a la sombra de Fernanda Torres, en el h¨¦roe del momento en Brasil.
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