La ayuda estatal a los m¨¢s pobres en Argentina profundiza la disputa por el poder en la Casa Rosada
Cristina Kirchner abre un nuevo frente de guerra contra los movimientos sociales que apoyan al presidente Alberto Fern¨¢ndez
Cristina Fern¨¢ndez de Kirchner ha demostrado una gran habilidad para sumar nuevos enemigos. El lunes, durante un mitin organizado por sindicatos afines en Avellaneda, en el cord¨®n industrial del sur de la ciudad de Buenos Aires, exigi¨® al Gobierno de Alberto Fern¨¢ndez, donde ella es vicepresidenta, que recupere el control de los planes sociales. A Kirchner no le gusta que dos grandes grupos piqueteros, el Movimiento Evita y Barrios de Pie, tengan dirigentes en altos car...
Cristina Fern¨¢ndez de Kirchner ha demostrado una gran habilidad para sumar nuevos enemigos. El lunes, durante un mitin organizado por sindicatos afines en Avellaneda, en el cord¨®n industrial del sur de la ciudad de Buenos Aires, exigi¨® al Gobierno de Alberto Fern¨¢ndez, donde ella es vicepresidenta, que recupere el control de los planes sociales. A Kirchner no le gusta que dos grandes grupos piqueteros, el Movimiento Evita y Barrios de Pie, tengan dirigentes en altos cargos del Ministerio de Desarrollo Social, la cartera a cargo de administrar parte de los millones de d¨®lares, unos 4.000, que cada a?o el Estado argentino destina a la ayuda de los m¨¢s pobres.
Kirchner consider¨® en su discurso que ¡°tercerizar¡± esa ayuda en estos grupos ¡°no es peronismo¡±, un movimiento que ha hecho de la cercan¨ªa con los m¨¢s pobres parte de su ADN pol¨ªtico. Detr¨¢s del reclamo de Kirchner hay un dardo envenenado a Fern¨¢ndez, convertido hoy en objetivo de todos sus ataques, y un esfuerzo por recuperar la calle en aquellos distritos donde los movimientos piqueteros han desplazado poco a poco a las estructuras tradicionales de sindicatos y partidos.
Cada discurso de Cristina Kirchner es una larga lista de reproches a Fern¨¢ndez, la figura que ella misma coloc¨® en la presidencia hace poco m¨¢s de dos a?os. Los ataques los matiza con largas disertaciones sobre la econom¨ªa, citas siempre autorreferenciales y recomendaciones de lo que habr¨ªa que hacer y el presidente no hace. En el pasado pidi¨® la salida de ministros, fustig¨® la pol¨ªtica econ¨®mica y las estrategias contra la inflaci¨®n o carg¨® contra el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional firmado en enero pasado. Pero nunca hab¨ªa disparado hacia el coraz¨®n de los movimientos sociales o piqueteros.
¡°Quiero ser sincera: tenemos 7% de desocupaci¨®n pero un mill¨®n de planes sociales¡±, dijo Cristina Kirchner. ¡°Con esa desocupaci¨®n deber¨ªamos tener menos planes sociales. El Estado debe controlar las pol¨ªticas sociales, que no pueden seguir tercerizadas. Eso no es peronismo, ?el peronismo es laburo, trabajo, no se puede depender de un dirigente barrial que de el alta y la baja, no!¡±, dijo. Por si quedaban dudas de que hablaba, sobre todo, del Movimiento Evita, cerr¨® su discurso con loas a los padres fundadores del movimiento: Per¨®n y Evita. ¡°Si Evita los viera, ?mamita¡ mamita!¡±, agreg¨®. El p¨²blico no pod¨ªa ser el m¨¢s indicado: sindicatos reunidos en al CTA, una corriente alternativa a la tradicional CGT, e intendentes del conurbano de Buenos Aires que le responden.
Para comprender la nueva arremetida de Kirchner contra Fern¨¢ndez hace falta un poco de historia. Los movimientos sociales nacieron con la crisis de los a?os noventa, cuando las pol¨ªticas neoliberales de Carlos Menem dispararon la desocupaci¨®n. Aquellos que quedaron fuera del sistema de trabajo, y por lo tanto fuera de los sindicatos, se agruparon poco a poco en movimientos de desocupados. Para hacerse escuchar apelaron los piquetes o corte de calles y carreteras. La crisis de 2001 dispar¨® la cantidad de piqueteros, mientras crec¨ªan en organizaci¨®n. Se formaron cooperativas de trabajo y hasta escuelas de formaci¨®n de oficios. Los sindicatos peronistas nunca se llevaron bien con estos movimientos, que reclamaban derechos pero por fuera del sistema laboral.
Los piqueteros tienen un gran poder de desestabilizaci¨®n, pero tambi¨¦n garantizan la paz social. Con cada Gobierno, cualquiera sea, vendieron paz a cambio de ayudas econ¨®micas. Con la llegada de Fern¨¢ndez al poder, en 2019, dieron un paso m¨¢s: se sumaron a la estructura del poder. Emilio P¨¦rsico y Fernando Navarro, del Movimiento Evita, y Daniel Men¨¦ndez, de Barrios de Pie, son funcionarios de Alberto Fern¨¢ndez. Desde Desarrollo Social administran los planes sociales, para disgusto de los movimientos que han quedado afuera. Pero no es la guerra con esos grupos lo que tanto molest¨® el lunes a Cristina Kirchner. Sucede que los piqueteros del Gobierno han avanzado poco a poco sobre un territorio vedado: el que la vicepresidenta destina a La C¨¢mpora, el movimiento kirchnerista que conduce su hijo, M¨¢ximo. El kirchnerismo ve cada d¨ªa como pierde el control de la calle en esos suburbios donde vive su base electoral. Se trata, en el fondo, de una pelea por el control del territorio y los votos que de all¨ª emanan.
El presidente Fern¨¢ndez tom¨® el martes el guante arrojado en la v¨ªspera por su vicepresidenta. ¡°Dice cosas muchas veces injustas¡±, opin¨® Fern¨¢ndez sobre los dichos de Kirchner. ¡°Yo les quiero agradecer a las organizaciones sociales que nos ayudaron a contener a los sectores m¨¢s vulnerables y llevando solidaridad donde la solidaridad no exist¨ªa¡±, agreg¨® enseguida. Desde los movimientos piqueteros aludidos fueron menos diplom¨¢ticos. ¡°Flojita de memoria y de agradecimiento, Cristina nos declar¨® la guerra a todos los movimientos sociales de la Argentina ¡°, dijo Luis D?Elia, un l¨ªder piquetero que all¨¢ por los a?os noventa ya cortaba calles en el conurbano de Buenos Aires.
La memoria que exige D?Elia se remonta a los tiempos en que los piqueteros apoyaban al kirchnerismo y a Cristina. ¡°Nos duele la forma en la que habl¨®¡±, dijo Fernando Navarro, del Movimiento Evita. ¡°Obviamente no comparto sus palabras. Con mucha tristeza, porque Cristina es una referente del espacio, sin dudas¡±, agreg¨® Daniel Men¨¦ndez, de Barrios de Pie. ¡°Querer recortar la tarea de los movimientos sociales a la alta o baja de un plan me parece una actitud muy corta respecto de la tarea que se realiza¡±, se quej¨® Men¨¦ndez.
Fern¨¢ndez es un presidente debilitado, a tiro diario de las cr¨ªticas del kirchnerismo, el mayor movimiento de la coalici¨®n que hoy lo mantiene en el poder. Los movimientos sociales que lo apoyan son su principal sost¨¦n pol¨ªtico. Atacarlos desde dentro es dinamitar una de las ¨²ltimas bazas que le quedan al presidente.
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