El d¨ªa en el que intentaron asesinar a Cristina Kirchner
Argentina vive un fin de semana de conmoci¨®n despu¨¦s de que un hombre intentase el jueves disparar contra la vicepresidenta en las puertas de su casa
Cristina Fern¨¢ndez de Kirchner nunca vio que un arma le apuntaba. El jueves por la noche, cuando la vicepresidenta volv¨ªa a su casa rodeada de una multitud, un hombre burl¨® el cerco de la polic¨ªa y de los militantes y gatill¨® una pistola a cent¨ªmetros de su cabeza. ¡°Cristina, te amo¡± fue lo ¨²ltimo que se escuch¨® antes del intento fallido de asesinato. El arma no funcion¨® y la expresidenta sali¨® ilesa sin enterarse de lo que hab¨ªa pa...
Cristina Fern¨¢ndez de Kirchner nunca vio que un arma le apuntaba. El jueves por la noche, cuando la vicepresidenta volv¨ªa a su casa rodeada de una multitud, un hombre burl¨® el cerco de la polic¨ªa y de los militantes y gatill¨® una pistola a cent¨ªmetros de su cabeza. ¡°Cristina, te amo¡± fue lo ¨²ltimo que se escuch¨® antes del intento fallido de asesinato. El arma no funcion¨® y la expresidenta sali¨® ilesa sin enterarse de lo que hab¨ªa pasado. Su mirada se hab¨ªa desviado hacia el suelo un segundo antes del intento de disparo: se toc¨® la cabeza y se agach¨® para recoger el libro que un militante le hab¨ªa alcanzado para que lo firmase.
Uno de los manifestantes se lanz¨® sobre el agresor. Otros lo secundaron y forcejearon con ¨¦l. Parte de la custodia policial lo arrastr¨® calle abajo y la vicepresidenta sigui¨® camino a su casa, ajena al incidente. El intento de asesinato de la figura pol¨ªtica m¨¢s relevante del pa¨ªs en los ¨²ltimos 20 a?os ha conmocionado a Argentina, que este fin de semana a¨²n se pregunta por qu¨¦ dispar¨® el hombre y por qu¨¦ no salieron las balas.
Fernando Sabag Montiel, un ch¨®fer de aplicaciones de 35 a?os, llevaba cinco balas en el cargador de su pistola. Las autoridades investigan si actu¨® solo. El tel¨¦fono que le decomis¨® la polic¨ªa apenas ten¨ªa ocho llamadas en el historial. La ¨²ltima, seg¨²n trascendi¨® en medios locales, es de las 10 de la noche: casi una hora despu¨¦s del ataque. Sabag Montiel llevaba encima una antiguo rev¨®lver Bersa calibre 32, un arma compacta de fabricaci¨®n argentina. Seg¨²n la pericia policial, el arma era ¡°apta para el disparo¡±, pero no llevaba ninguna bala en la rec¨¢mara de salida.
El atacante no hab¨ªa accionado la corredera, y las autoridades a¨²n no saben si lo hizo por desconocimiento o si su intenci¨®n no era tirar a matar. Sabag Montiel se neg¨® a declarar y solo acept¨® un defensor oficial. La vicepresidenta dijo en su declaraci¨®n que no not¨® al atacante entre el tumulto. La jueza Mar¨ªa Eugenia Capuchetti y el fiscal Carlos R¨ªvolo investigan el hecho a partir de 23 entrevistas entre militantes, custodios y la polic¨ªa. La acusaci¨®n contra el atacante es de homicidio calificado.
La expresidenta vive en un quinto piso en la esquina de las calles Uruguay y Juncal del barrio de Recoleta, uno de los m¨¢s ricos de la ciudad de Buenos Aires. La hora de llegada de Sabag Montiel es un misterio, pero probablemente se instal¨® en los alrededores desde temprano para entremezclarse entre sus simpatizantes. La vigilia kirchnerista lleva casi dos semanas instalada en Recoleta, despu¨¦s de que el 22 de agosto un fiscal pidiera contra ella 12 a?os de c¨¢rcel por presunta corrupci¨®n.
¡°Un a?o de condena por cada a?o de los que fuimos felices¡±, suele repetir Kirchner, en referencia a los 12 a?os en los que gobern¨® junto a su marido N¨¦stor Kirchner, entre 2003 y 2015. La intensidad de la manifestaci¨®n depende de los horarios de la vicepresidenta. La multitud se re¨²ne a media ma?ana para verla salir, y unos pocos fieles se quedan de guardia el resto del d¨ªa. La puerta principal, del lado Uruguay, est¨¢ cerrada. La expresidenta entra y sale todos los d¨ªas por una peque?a puerta de servicio sobre Juncal.
Hasta ahora, no se ha difundido ninguna grabaci¨®n que sit¨²e a Sabag Montiel frente a la casa de Kirchner cuando ese jueves, cerca del mediod¨ªa, la vicepresidenta abandon¨® su domicilio rumbo al Senado entre v¨ªtores y aplausos. A las dos de la tarde iba a encabezar la sesi¨®n parlamentaria, pero poco antes se reuni¨® en su despacho con el premio Nobel de la Paz Adolfo P¨¦rez Esquivel.
¡°Gracias por su solidaridad¡±, escribi¨® en las redes al publicar una fotograf¨ªa con el referente de los derechos humanos, que le expres¨® su apoyo ante las causas abiertas contra ella. Cristina Kirchner se considera v¨ªctima de una persecuci¨®n judicial, orquestada por una derecha en la que ubica a al expresidente Maurcio Macri, los grandes medios y los empresarios. Kirchner se defendi¨® de las acusaciones en un vivo por las redes sociales hace dos semanas. Dijo que en Argentina existe un ¡°partido judicial¡± que ha decidido proscribirla de la pol¨ªtica, temeroso de que en 2023 sea candidata y obtenga un tercer mandato.
Kichner permaneci¨® en su despacho gran parte de la tarde. Tambi¨¦n tuvo una reuni¨®n con eurodiputados y otra con directivos de Petronas, la petrolera estatal de Malasia, que impulsa en Argentina un proyecto para construir una planta de liquefacci¨®n de gas natural. Mientras, a escasos metros de all¨ª, los legisladores exigian su presencia en la sesi¨®n del Senado que estaba en curso. ¡°Los tiempos de la impunidad se les van acabando¡±, dijo la radical Carolina Losada en la misma sesi¨®n parlamentaria, a la que no volvi¨® a comparecer la vicepresidenta.
Fern¨¢ndez de Kirchner regres¨® ese d¨ªa a su casa un poco antes de las nueve de la noche, en un operativo que se hab¨ªa hecho costumbre esta semana: dos coches doblaban en la esquina de su edificio mientras los agentes de tr¨¢nsito de la ciudad de Buenos Aires controlaban que la multitud no desbordara las veredas, la polic¨ªa federal argentina vigilaba los alrededores y la militancia organizada creaba un cord¨®n para abrir espacio para los coches. La vicepresidenta se deten¨ªa a saludar y a firmar aut¨®grafos. Luego ingresaba al edificio por la puerta de servicio. El atentado alter¨® la rutina de las ¨²ltimas dos semanas.
Fernando Andr¨¦ Sabag Montiel naci¨® en Brasil hace 35 a?os, pero se instal¨® en Argentina con su familia desde los seis. Viv¨ªa en un peque?o departamento de un solo ambiente en el extrarradio bonaerense. En su casa, las autoridades hallaron 100 balas de un calibre que no coincide con el arma que llevaba encima el jueves, dos tarjetas de transporte p¨²blico que no estaban registradas a su nombre y el desorden de sus platos y ropa sucia. ¡°No parec¨ªa un loco en lo m¨¢s m¨ªnimo. Siempre era muy educado. A m¨ª me llamaba ¡®se?or¡¯, siempre con respeto. Por eso estamos tan sorprendidos¡±, dijo en televisi¨®n Sergio Paroldi el hombre que le alquilaba el piso.
¡°Ni Cristina ni Milei¡±, dec¨ªa el atacante en una entrevista callejera de finales de julio, cuando el pa¨ªs ve¨ªa llegar a su tercer ministro de Econom¨ªa en un mes y la devaluaci¨®n del peso no daba descanso. La frase, que lanz¨® entre las risas y las felicitaciones de los conductores del programa, suma inc¨®gnitas sobre por qu¨¦ decidi¨® atacar a la vicepresidenta: se declara en contra de ella, pero tampoco acepta a Javier Milei, un diputado ultraderechista que demor¨® 24 horas en repudiar el ataque contra la vicepresidenta.
Salim, como se hac¨ªa llamar en redes sociales el atacante, ya ten¨ªa antecedentes. El 17 de marzo de 2021 fue detenido por circular en un coche sin matr¨ªcula. y portar un cuchillo de 35 cent¨ªmetros. Luc¨ªa luc¨ªa tatuajes de odio, vinculados al partido nazi, una ideolog¨ªa que reproduc¨ªa en redes sociales con fotos donde casi siempre sal¨ªa solo: frente al espejo o en el gimnasio. En el codo izquierdo lleva un sol negro, un schwarze sonne en alem¨¢n, s¨ªmbolo esot¨¦rico que los nazis utilizaban como un amuleto de la fuerza de la raza aria.
Seg¨²n el reporte del diario O Globo, su historia esconde una tragedia familiar. Tres generaciones de su familia vivieron en Brasil. Hijo de una argentina y un chileno, su abuelo paterno asesin¨® a su segunda esposa y luego se suicid¨® en un departamento de S?o Paulo. Su padre, Fernando Ernesto Montiel tiene un largo historial de causas judiciales por m¨²ltiples delitos, entre ellos hurto y malversaci¨®n de fondos. Incluso enfrent¨® un proceso de expulsi¨®n de Brasil en febrero de 2020. Su madre, que viv¨ªa con ¨¦l en Buenos Aires, falleci¨® en 2017.
En el departamento del atacante tambi¨¦n hallaron el certificado de nacimiento de su madre, con el que pretend¨ªa reclamar su herencia ante la justicia, seg¨²n adelant¨® el portal Infobae. Sabag Montiel quer¨ªa el coche que hab¨ªa dejado su madre al morir.
El atacante ten¨ªa novia desde hace un mes, viv¨ªan y trabajaban juntos. Se conoc¨ªan desde hace cuatro meses. En una entrevista televisiva, dijo que jam¨¢s vio el arma y que su novio era ¡°un buen hombre, trabajador¡±. ¡°Tengo miedo. Nos culpan de algo que no hicimos, dicen que somos un grupo terrorista, pero nosotros no tenemos nada que ver¡±, dijo frente a la c¨¢mara, flanqueada por un grupo de hombres. Un amigo de la adolescencia afirm¨® que Sabag Montiel ¡°no ten¨ªa nada que perder¡±, y que hab¨ªa comprado el arma en un asentamiento informal de la ciudad. ¡°Creo que su intenci¨®n original era matarla, lamentablemente no ensay¨® antes¡±, dijo en televisi¨®n, en una frase que resume la normalizaci¨®n del odio a la expresidenta en los ¨²ltimos a?os.
Las cr¨ªticas en las calles y en las redes sociales de las ¨²ltimas semanas han tenido un tono mucho m¨¢s agresivo que las vertidas en el recinto parlamentario la tarde del ataque. Muchos detractores se dirigen a la vicepresidenta como ¡°chorra¡±, el modo m¨¢s despectivo de llamarla ladrona, y ¡°yegua¡±. En las manifestaciones contra el Gobierno no suele faltar un inflable con su cara vestido con un traje a rayas de presa, dibujos de guillotinas, de bolsas de cad¨¢veres y el c¨¢ntico ¡°Argentina, sin Cristina¡±.
Este fin de semana, el peronismo volvi¨® a concentrar en las calles despu¨¦s de a?os, en una manifestaci¨®n que fue impulsada desde el Gobierno como una ¡°defensa a la democracia¡±, pero que termin¨® siendo un abrazo multitudinario a la expresidenta. El presidente, Alberto Fern¨¢ndez, llam¨® a poner fin a los discursos de odio que, a su juicio, propiciaron el ataque, pero sus palabras no llegaron a todos. Parte de la sociedad argentina cree que el intento de homicidio fue un montaje para beneficiar a la vicepresidenta. Los dem¨¢s conf¨ªan en que el avance de la investigaci¨®n despeje todas las dudas.
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