La copa que Messi levanta en la foto m¨¢s ic¨®nica del Mundial de Qatar es falsa
El capit¨¢n de la selecci¨®n argentina recorri¨® el estadio con una r¨¦plica hecha por un matrimonio argentino que estaba en las tribunas, hasta que Di Mar¨ªa le advirti¨® de que ¨¦l ten¨ªa la verdadera
La foto que ha recibido m¨¢s likes de la historia de Instagram, con m¨¢s de 74.362.000 ¡°me gusta¡± en la cuenta @leomessi, es tambi¨¦n la historia de una confusi¨®n. La Copa del Mundo que Lionel Messi mostr¨® de cara a los hinchas argentinos en el estadio Lusail de Qatar, minutos despu¨¦s de haberse consagrado campe¨®n mundial tras imponerse en los penaltis a Francia, no es el trofeo original de la FIFA. Se trat¨®, en realidad, de una r¨¦plica artesanal que un matrimonio de hinchas bonaerenses hab¨ªa mandado confeccionar en Argentina y llevado a Doha como talism¨¢n y una suerte de souvenir.
En medio de la euforia albiceleste tras la final ganada ante Francia, esa copa ap¨®crifa (trucha, en el argot argentino) pas¨® de la tribuna al campo de juego y termin¨® en manos del capit¨¢n argentino, quien la sostuvo varios minutos sin saber que no era la misma que, un rato antes, hab¨ªa recibido de parte del presidente de la FIFA, Gianni Infantino. Alertado por su compa?ero ?ngel Di Mar¨ªa, el propio Messi se enter¨® del malentendido un rato despu¨¦s, todav¨ªa sobre el c¨¦sped, y, lejos de aparentar cualquier enfado, se lo tom¨® a broma.
Usuarios de redes sociales en Argentina, en cambio, culpan desde el anonimato a la pareja de hinchas de haber estropeado decenas y cientos de miles de fotos ic¨®nicas ¡ªfondo de pantallas en tel¨¦fonos y computadores, p¨®sters en habitaciones¡ª en las que Messi y otros campeones sostienen un falso objeto de deseo.
Dos d¨ªas despu¨¦s de la final, Fernando de la Orden, fot¨®grafo de los diarios argentinos Clar¨ªn y Ol¨¦, public¨® en su cuenta de Instagram una de las im¨¢genes que hab¨ªa tomado en Qatar y que parec¨ªa m¨¢s curiosa que reveladora: un di¨¢logo risue?o entre Di Mar¨ªa, con la Copa del Mundo entre sus manos, y Messi. Consultado desde Buenos Aires por otro reportero gr¨¢fico, Santiago Bluguermann, si hab¨ªa escuchado ese intercambio de palabras, el fot¨®grafo de Clar¨ªn le respondi¨®: ¡°Di Mar¨ªa le dec¨ªa a Leo que hab¨ªa dado la (mini) vuelta (ol¨ªmpica) con una copa trucha, ¨¦l ten¨ªa la verdadera, por eso se re¨ªan¡±. El tema parec¨ªa terminar ah¨ª, de hecho Bluguermann se despidi¨® (¡°Grande! Gracias! Desde el domingo que intentaba saber de qu¨¦ se cagaban de risa!¡±) pero entonces entr¨® en escena Paula Zuzulich, hincha argentina en Qatar. ¡°Fernando, los due?os de la copa trucha somos nosotros y se la pasamos a los jugadores en la cancha. Muy gracioso. Gracias¡±, le escribi¨®.
Zuzulich y De la Orden se hab¨ªan conocido durante el Mundial. ¡°En Qatar le saqu¨¦ una foto a la hija y me empez¨® a seguir. Sub¨ª una foto de Leo y Di Mar¨ªa, cont¨¦ lo de la copa trucha y la mam¨¢ de la nena result¨® ser la due?a¡±, reconstruye De la Orden, quien de regreso a Argentina visit¨® a Paula y a su marido, Manuel Zaro, en su casa de La Plata, a 60 kil¨®metros de Buenos Aires. Ambos le mostraron a Clar¨ªn la Copa del Mundo inaut¨¦ntica, que volvieron a guardar en su casa, y explicaron por qu¨¦ era tan parecida a la original: ¡°Antes del Mundial contactamos a gente que se dedica a hacer copas y tard¨® seis meses en fabricarla. Tiene el peso de la original, est¨¢ hecha con resina y cuarzo en el interior y ba?ada con una pintura s¨ªmil oro. Hay algunos detalles, marcas y relieves que no son similares, pero la diferencia es m¨ªnima¡±.
Manuel y Paula tambi¨¦n contaron el recorrido de la copa que Messi y otros jugadores tuvieron en sus manos: ¡°La idea era que los jugadores pudieran firmarla, pero al final la copa entr¨® tres veces al campo de juego. La primera se la llev¨® un familiar de (Leandro) Paredes, y la firm¨®. La segunda vez nos la piden y estuvo 45 minutos, pasaba de un jugador a otro, de un familiar a otro, y se sacaban fotos. En la tribuna me dec¨ªan ¡®perdiste la copa¡¯. Nos divert¨ªamos, pero quer¨ªamos que volviera. Ah¨ª le grit¨¦ a un par de jugadores ¡®si ves la copa que tiene Paredes es la nuestra¡¯, y al final la trajo Lautaro Mart¨ªnez, que tambi¨¦n la firm¨®. Ah¨ª vino personal de la FIFA y nos la pidi¨® para confirmar que no era la original¡±.
El trofeo que Infantino le dio a Messi, en realidad, solo hab¨ªa estado en el campo de juego un pu?ado de minutos: se llama Winner Trophy y, despu¨¦s de ser levantada por el capit¨¢n del campe¨®n, vuelve a la casa central de la FIFA en Suiza. Lo que ingresa entonces es una imitaci¨®n oficial, pero, a diferencia de los Mundiales anteriores ¡ªen los que el cambio de trofeo se realizaba en un pu?ado de segundos en una dependencia privada del estadio¡ª, el canje con la r¨¦plica en Qatar se hizo en el mismo campo de juego, lo que pudo ayudar a la confusi¨®n.
En alg¨²n momento, adem¨¢s, desde la tribuna se sum¨® el trofeo de Zaro y Zuzulich. No est¨¢ claro si llegaron a coincidir las tres Copas del Mundo (y si ocurri¨®, fue durante unos pocos segundos), pero lo que est¨¢ claro es que hubo dos durante m¨¢s de media hora, una en cada arco en donde festejaban los jugadores argentinos, una la imitaci¨®n de la FIFA y la otra la trucha argentina.
Di Mar¨ªa, que al principio de los festejos estaba en la porter¨ªa opuesta a Messi, explic¨®: ¡°Los encargados de seguridad me dec¨ªan ¡®por favor no le des la copa a nadie¡¯, y yo les dec¨ªa ¡®pero si all¨¢ hay otra copa¡¯, y ellos me dijeron ¡®no, no, la que ten¨¦s vos es la verdadera, por eso estamos con vos¡¯. Eso fue lo que despu¨¦s le dije a Messi (y de ah¨ª las risas del capit¨¢n)¡±. A su vez, Pablo cont¨® que un par de horas despu¨¦s de los festejos se enter¨® de que el 10 de Argentina hab¨ªa tenido en sus manos la copa que ¨¦l hab¨ªa mandado a confeccionar: ¡°Cuando empezamos a ver las fotos nos dimos cuenta de que Leo la hab¨ªa levantado. Vimos detalles, sobre todo de la parte de abajo (la base), que confirmaron que era la nuestra. Antonella (la mujer de Leo) levant¨® esta copa, tambi¨¦n uno de los hijos de Messi¡±.
Lejos de querer jactarse ¡ªde hecho todo se trat¨® de una confusi¨®n ajena a sus planes¡ª, Pablo y Paula compartieron su historia, que al principio fue festejada. Otros hinchas, en cambio, arremetieron contra el matrimonio, que cerr¨® sus redes y no volvi¨® a tener aparici¨®n p¨²blica. En su casa guardan la copa m¨¢s festejada de la historia, aunque sea ap¨®crifa.
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