Messi se corona en la final de las finales
Argentina bate a Francia en los penaltis y sella su tercer t¨ªtulo tras un partido monumental, con el capit¨¢n argentino y Mbapp¨¦ como dos colosos
La final m¨¢s apasionante de la historia entroniz¨® a Messi y su convoy argentino. El mundo a los pies del rosarino tras un partido trepidante, emotivo, con curvas para todos. Una final para la eternidad en la que sucumbi¨® en la ruleta de los penaltis la Francia de ese trueno que es Mbapp¨¦.
Sublime en el ¨²ltimo tramo Mbapp¨¦, autor de tres goles. Apote¨®sico Messi, que sell¨® dos. Tras Brasil 2014, el destino le concedi¨® un partido de vuelta para glorificar hasta el infinito a un futbolista ¨²nico. Porque ¨²nico es quien a los 35 a?os, tras una carrera en la que se exigi¨® ser Messi todos los d¨ªas, se reencarna en aquel Leo que jugaba por una bicicleta animado por la abuela Celia. La treintena ten¨ªa el rey Pel¨¦ en su majestuoso Mundial de 1970. Si Maradona fue la mano de alg¨²n dios, Messi es su zurda, por m¨¢s que en la final tambi¨¦n marcara con la derecha en la pr¨®rroga. Un cuarto tiempo extenuante, con el personal al borde del colapso. No hab¨ªa respiro. Un duelo c¨®smico. Y eso que a Francia le cost¨® comparecer en Lusail. No lo hizo durante 80 minutos.
V¨ªdeo | Todos los goles de la victoria de Argentina
Hasta que Mbapp¨¦ prendi¨® la mecha, pareci¨® que la selecci¨®n gala hubiera abdicado en el calentamiento. De entrada, a la final lleg¨® su fantasma mientras Mbapp¨¦ no entr¨® en combusti¨®n. A la espera del genio franc¨¦s, en Qatar solo hab¨ªa un alma: la argentina. Solo hab¨ªa un nervio: el argentino. Y solo hab¨ªa un f¨²tbol: el argentino. Ni Griezmann, tan munificente siempre, daba se?ales.
Para infortunio franc¨¦s se hizo muy evidente la presencia de Kound¨¦ y Demb¨¦l¨¦, a los que Di Mar¨ªa sac¨® la cadena una y otra vez. No hab¨ªa mejor atajo hacia la cumbre que por la ruta de los dos barcelonistas. Messi, al que le cabe el campo en las entra?as, un reloj con botas, lo adivin¨® de inmediato. El f¨²tbol cenital de La Pulga guiaba a la Albiceleste y Di Mar¨ªa la estiraba hacia la cima. Enzo Fern¨¢ndez y De Paul sintonizaban con fluidez en la mesa redonda de Messi en el gabinete de medio campo. Todos, argentinos hasta la m¨¦dula, sumaban como boinas verdes. Salvo Dibu Mart¨ªnez, claro, al que todav¨ªa no daba palique ning¨²n jugador galo. Francia, chata como nunca. Ni migajas de la maciza selecci¨®n de Deschamps. Nada que ver con su explosivo desenlace final.
Un birle de De Paul a Theo, por entonces tan en la inopia como cualquiera de sus camaradas, deriv¨® en un disparo alto de Di Mar¨ªa con la derecha, la ortop¨¦dica. No se achic¨® El Fideo, que le hizo una mo?a burlona a un ingenuo Demb¨¦l¨¦. Al azulgrana se le cortaron los cables y trastabill¨® a su tormento argentino dentro del ¨¢rea. Messi, ojos cerrados, en el centro del universo, en la intimidad con Lloris, al que el amago del rosarino le hizo caer en direcci¨®n contraria al pase a la red del capit¨¢n albiceleste. El sexto gol del rosarino, el cuarto de penalti tras haber fallado el segundo que tuvo en Qatar. Ha hecho bingo en todas las eliminatorias.
Francia, rebajada al papel de mirona, no daba con quien se remangara. Ni un atisbo de estampida de Mbapp¨¦, como si el trono de Rusia 2018 le hubiera saciado, como si no se sintiera en deuda. Nadie se sublevaba. As¨ª que Argentina jugaba al solitario. Y bien, muy bien. Canchera y con estilo. Como prueba el segundo gol. Una p¨¦rdida de Upamecano a muchas cuadras de Lloris result¨® terminal para Francia. Messi hil¨® con Juli¨¢n ?lvarez, que hizo despegar a Mac Allister con un perspicaz pase al espacio. El hijo del Colorado, que bien supo lo que era jugar con el otro dios, el del Diego, dio cita a Di Mar¨ªa con el gol. El de la Juventus bati¨® con sutileza a Lloris. Pocas veces se ha visto a un futbolista romper a llorar en pleno partido y con m¨¢s de una hora por delante. Reflejo del motor de emociones argentino, en la grada y en la bombonera de Lusail.
Con 2-0, Deschamps dijo basta. A cinco minutos del descanso, Demb¨¦l¨¦ y Giroud al cuarto oscuro. Thuram y Kolo Muani para ver si hab¨ªa apa?o posible. Mbapp¨¦, o su sombra, se mud¨® como ariete. A Molina, su alguacil, no le hab¨ªa dado lata alguna. Con los trastoques del t¨¦cnico franc¨¦s el remedio a¨²n tardar¨ªa en llegar. Ni siquiera cuando se activ¨® algo m¨¢s Griezmann, justo cuando, de forma inopinada, su seleccionador le sac¨® del partido. En positivo, quien s¨ª se gan¨® con creces un retiro fue Di Mar¨ªa, con problemas f¨ªsicos todo el torneo. Homenajeado por la hinchada, con la suela desgastada y el coraz¨®n en los huesos dio el relevo a Acu?a.
Argentina manejaba el choque a su aire. Y hasta con ol¨¦s. De no ser por los antojos del f¨²tbol nada hac¨ªa presagiar la angustia final. De repente, Mbapp¨¦, el velado Mbapp¨¦, puso el encuentro del rev¨¦s. Otamendi atropell¨® a Kolo Muani dentro del ¨¢rea y la estrella parisina bati¨® a Mart¨ªnez, al que le faltaron dos pulgadas para ara?ar la pelota. Francia, de la nada, a un paso de un empate que no ol¨ªa ni el m¨¢s feligr¨¦s del equipo del gallo. Y lo alcanz¨® en un parpadeo. ?Y de qu¨¦ modo! Coman le sustrajo el bal¨®n a Messi en una orilla del medio campo. Thuram y Mbapp¨¦ ligaron de maravilla con una pared y lleg¨® el momentazo del m¨¢ximo goleador del campeonato (ocho brindis). Mbapp¨¦ enganch¨® un tiro fenomenal y toda Argentina, sonada.
El f¨²tbol, sus instantes. Dos tuvo Francia, suficiente para poner a rebufo a su adversario en el tramo final. Los galos, espabilados por Mbapp¨¦ y agitados por Thuram y Kolo Muani, acabaron por encapotar a los albicelestes. Y todos se desga?itaron sin suerte al reclamar un penalti de Enzo a Thuram j¨²nior. Un final de partido tremebundo, ya con Mbapp¨¦ desatado, con Messi cabizbajo a ratos, pero con cuerda todav¨ªa como para poner en vuelo a Lloris con la salva de un zurdazo. El duelo, emotivo como pocos, ya con la Francia mosquetera que no hab¨ªa pasado revista durante 80 minutos. El relato iba de Messi a Mbapp¨¦. Un guion hollywoodiense. Con un choque de manos entre los dos afiliados del PSG comenz¨® la pr¨®rroga. ?Y qu¨¦ periodo! Ocasiones por todos los lados, con los muchachos exprimidos como limones. La tuvo Lautaro, y Kolo Muani. Y un parad¨®n del Dibu. La gente, los neutrales o no tan fan¨¢ticos, suplicaba por que no se acabara. Casi lo finiquita Messi con un gol con la zurda a resguardo. Por tener tiene hasta una pierna derecha. Con ella bati¨® a Lloris tras un rechace del meta a tiro de Lautaro. La pelota entr¨® con suspense. L¨®gico en un encuentro tan intrigante. No hac¨ªa mucho calor en Doha, pero las gradas eran una sopera. En partidos as¨ª juegan los hinchas, por supuesto. A Messi le replic¨®, qui¨¦n si no, Mbapp¨¦. Su estacazo lo bloque¨® Montiel con un codo. El franc¨¦s, chacal en el penalti. Y a penaltis se lo jugaron. De entrada, bingos de, qui¨¦n si no, Mbapp¨¦ y Messi, acert¨® Dibu ante Coman y fall¨® Tchouameni. Lio, el nieto de la Celia, en los cielos. Y la tricampeona Argentina en la Luna.
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