Ida Vitale, un torbellino po¨¦tico de 99 a?os que ilumina Buenos Aires
La poeta uruguaya ha participado en la Feria del Libro y ha presentado un documental sobre su vida
Mujer joven de 99 a?os: Ida Vitale. La poeta uruguaya pas¨® como un torbellino por la capital argentina en estos d¨ªas, dejando a su paso una estela de asombro ante su lucidez y sentido del humor. ¡°Estoy de vacaciones¡±, dijo, con una sonrisa c¨®mplice, para contar que ya no escribe. En cambio, lee mucho de lo que llega a sus manos y escucha todav¨ªa m¨¢s m¨²sica. ¡°Ya de joven gastaba todo lo que ten¨ªa en ir a escuchar conciertos, la m¨²sica est¨¢ all¨¢ arriba, arriba de la poes¨ªa incluso¡±, respondi¨® durante una charla p¨²blica en la Feria del Libro de Buenos Aires.
Galardonada con el Premio Cervantes y el FIL de Guadalajara, Vitale (Montevideo, 1923) es la ¨²nica sobreviviente de la Generaci¨®n del 45 uruguaya, de la que formaron parte tambi¨¦n Mario Benedetti, Idea Vilari?o, Carlos Maggi, Mar¨ªa In¨¦s Silva Vila y ?ngel Rama, entre otros.
¡°Ida es la ¨²ltima representante de esa generaci¨®n, de esa escena que fue tan importante en Uruguay. Hay una gran a?oranza de esos caf¨¦s en los que se juntaban a leerse y a criticarse y ella representa de alguna forma todo eso¡±, describe la documentalista Mar¨ªa In¨¦s Arrillaga, nieta de Maggi y Silva Vila y parte de la familia extendida de Vitale dada la gran amistad entre las dos familias. Arrillaga ha viajado esta semana a Buenos Aires para presentar su documental Ida Vitale, proyectado el mi¨¦rcoles en el Malba con la presencia de ambas. ¡°Est¨¢n siendo preciosos estos d¨ªas en Argentina. Ida tiene una forma de poetizar la realidad y de hacer aparecer lo que no estaba ah¨ª antes de que lo nombrara que te hace verlo todo distinto¡±, agrega.
En las primeras escenas de la cinta se ve a Vitale tararear una canci¨®n. Se la ve tambi¨¦n tumbada en la cama de un hotel escuchando con pasi¨®n Viaje de invierno, de Schubert. Esa canci¨®n le recuerda a otra, que busca con el celular. ¡°La realidad son dos momentos, el momento en que uno lo vive y el momento infinito en que uno lo recuerda¡±, reflexiona ante la c¨¢mara mientras observa fotos tomadas en distintos pa¨ªses. Como en L¨¦xico de afinidades, la obra de Vitale estructurada a partir del alfabeto, el documental recurre tambi¨¦n a ¨¦l para describir a la poeta. Las flores, las aves, los poemas, la m¨²sica y los viajes afloran en la pantalla para dar pistas sobre su intensa vida. Vitale ha sido tambi¨¦n ensayista, traductora y periodista. Se divorci¨® y se volvi¨® a casar con un hombre 18 a?os m¨¢s joven que ella.
Pocos meses despu¨¦s del golpe de Estado en Uruguay en 1973, Vitale y su segundo marido, el tambi¨¦n escritor Enrique Fierro, se exiliaron a M¨¦xico. Vivieron all¨¢ durante once a?os. Tras la restauraci¨®n de la democracia, regresaron brevemente al pa¨ªs sudamericano antes de mudarse a Austin, que fue su residencia durante tres d¨¦cadas, hasta la muerte de Fierro en 2016. Su vuelta definitiva a Uruguay coincidi¨® con un reconocimiento tard¨ªo a trav¨¦s de la concesi¨®n de premios y la reedici¨®n de sus libros de poemas.
¡°Uno tiene la ilusi¨®n de que el pa¨ªs es una especie de casa que nos protege. Pero a veces hay viento y las ventanas golpean y uno queda del lado de afuera. No est¨¢ mal tampoco. Tuve la suerte de ir a M¨¦xico¡±, dijo Vitale en el Malba al hablar de sus a?os de exilio, reflejados en Shakespeare Palace. ¡°Fue un libro de agradecimiento m¨¢s que de memoria¡±, afirm¨® sobre esta autobiograf¨ªa que toma como t¨ªtulo el apodo cari?oso que el matrimonio uruguayo dio a su primer hogar en el pa¨ªs de acogida.
El documental capta la gran curiosidad y la mirada atenta de la poeta ante todo lo que la rodea, en especial la naturaleza. Se fascina con los hilos tejidos por una ara?a en el jard¨ªn, describe el vuelo extenuante de los colibr¨ªes, se despide del mar tras una traves¨ªa en barca y desarma con delicadeza un ramo de flores recibido para darle una forma nueva. ¡°Creo que estamos poco en la naturaleza. En general nos encontramos en las ciudades donde la naturaleza es un ¨¢rbol, un p¨¢jaro. De pronto uno escribe con la ilusi¨®n no de encontrar la naturaleza, ojal¨¢, sino m¨¢s bien de suplirla¡±, se?al¨® en el Malba.
Es autora de t¨ªtulos como La luz de esta memoria (1949), Palabra dada (1953), Cada uno en su noche (1960), Oidor andante (1972), Jard¨ªn de s¨ªlice (1980), Parvo reino (1984), Procura de lo imposible (1998), Plantas y animales (2003) y El ABC de Byobu (2004). Su pasi¨®n por las plantas, plasmada en su literatura, se debe a una t¨ªa bot¨¢nica. ¡°Ten¨ªa una abuela que hab¨ªa tenido much¨ªsimos hijos y uno de ellos era una hija bot¨¢nica. Me signific¨® respeto para siempre para todo lo que es natural: plantas, animales¡ Bueno, animales que no sean demasiado invasivos. Nunca he tenido trato con rinocerontes, por ejemplo¡±, ironiz¨® ante el auditorio de la Feria del Libro.
Vitale hizo re¨ªr tambi¨¦n a los oyentes al relatar la vez que se encontr¨® con Jorge Luis Borges frente a un escaparate de Montevideo e intent¨® ayudarlo al creer que estaba perdido. ¡°Borges fue eso de lo que siempre le envidi¨¦ a la Argentina. Aprend¨ª de ¨¦l lo que nunca pude ser¡±, se?al¨®. ¡°La poes¨ªa de Borges me ense?¨® a admirar y mirar y a ser discreto en no copiar¡±, agreg¨® sobre el gran escritor argentino.
De la envidia de Borges a la amistad con la poeta y cantautora Mar¨ªa Elena Walsh, a quien la uni¨® una gran amistad. ¡°Era encantadora, graciosa, buena gente y les toc¨® a ustedes¡±, afirm¨®. ¡°Para m¨ª ella era la poes¨ªa, la m¨¢s entra?able¡±.
Acompa?ada de un lado al otro por su hija Amparo Rama, Vitale tuvo en cada acto tiempo para abrazos, selfies y firmas de sus libros. Luego se escabull¨® con sus palabras n¨®madas a cuestas.
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