Claudio Tapia, de barrendero a due?o del f¨²tbol argentino adorado por Messi
El presidente de la AFA acumula poder en Argentina tras la obtenci¨®n de la Copa del Mundo en Qatar
En plena onda verde de felicidad futbolera tras el t¨ªtulo de la Albiceleste en Qatar 2022, Argentina comenz¨® a albergar desde el s¨¢bado pasado el Mundial Sub 20 que originalmente deb¨ªa ser recibido por Indonesia. Organizado en tiempo r¨¦cord pese a la crisis econ¨®mica que sacude al pa¨ªs, la ¨²nica pol¨¦mica ocurri¨® en la subsede de Mendoza: dos carteles que suelen colgar del estadio Malvinas Argentinas, uno con la bandera nacional y otro con el mapa de las islas del Atl¨¢ntico S...
En plena onda verde de felicidad futbolera tras el t¨ªtulo de la Albiceleste en Qatar 2022, Argentina comenz¨® a albergar desde el s¨¢bado pasado el Mundial Sub 20 que originalmente deb¨ªa ser recibido por Indonesia. Organizado en tiempo r¨¦cord pese a la crisis econ¨®mica que sacude al pa¨ªs, la ¨²nica pol¨¦mica ocurri¨® en la subsede de Mendoza: dos carteles que suelen colgar del estadio Malvinas Argentinas, uno con la bandera nacional y otro con el mapa de las islas del Atl¨¢ntico Sur, fueron reemplazados por logotipos del torneo juvenil. El cambio, que responde a la ausencia de conflictos diplom¨¢ticos que pretende la FIFA, gener¨® disparos cruzados entre los principales partidos pol¨ªticos de Argentina y dardos a la federaci¨®n encabezada por Gianni Infantino: el reclamo por la soberan¨ªa sobre las islas es un tema muy sensible en el pa¨ªs.
Curiosamente, o no, los ¨²nicos indemnes a las cr¨ªticas por la invisibilizaci¨®n de los s¨ªmbolos patrios fueron la Asociaci¨®n del F¨²tbol Argentino (AFA) y su presidente, Claudio Chiqui Tapia (55 a?os), el dirigente deportivo al que la tercera estrella de la Albiceleste parece haberlo revestido de inmunidad a casi todos los cuestionamientos: muy pocos se preguntaron por qu¨¦ tambi¨¦n Tapia se desentendi¨® de una decisi¨®n de la FIFA que despert¨® la furia de los combatientes de la guerra librada en 1982. Pero aceptado y bendecido por Lionel Messi como el aliado dirigencial que le faltaba tras la muerte de Julio Grondona -el hombre que hab¨ªa gobernado la AFA 35 a?os-, Argentina y Chiqui ganan hasta cuando pierden: la Sub 20 hab¨ªa tropezado en las Eliminatorias sudamericanas pero participa en el Mundial por su condici¨®n de anfitri¨®n, un nuevo triunfo del presidente reconvertido en el jugador 27 del plantel campe¨®n del mundo en Qatar.
En el Mundial anterior ganado por Argentina, el de M¨¦xico 1986, a Messi le faltaba un a?o para nacer y Tapia intentaba sumar minutos como centrodelantero en la Primera D, la cuarta y ¨²ltima categor¨ªa de la AFA. Jugaba para Barracas Central, el club de su barrio, uno de los m¨¢s vulnerables de Buenos Aires, al que hab¨ªa llegado de chico junto a su familia desde su San Juan natal. Tras su debut en el Ascenso a finales de 1985 ¨Cfue titular por la ausencia del 9 habitual pero sali¨® reemplazado en el primer tiempo-, jug¨® por segunda vez el 12 de julio de 1986, 13 d¨ªas despu¨¦s de que Maradona levantara la Copa del Mundo. Delantero fornido ¨Cde all¨ª el apodo, entre la iron¨ªa y el cari?o- pero sin la t¨¦cnica suficiente para vivir del f¨²tbol, Tapia no volvi¨® a jugar en la Primera D durante los cuatro a?os siguientes.
En ese lapso, aunque no dej¨® de entrenarse en Barracas Central, debi¨® buscarse una forma de subsistencia y comenz¨® a trabajar en el bufet del club, un humilde restaurante ubicado al costado del estadio, y en Manliba, la empresa de recolecci¨®n de residuos de Buenos Aires desde la que empezar¨ªa su recorrido como sindicalista. Seg¨²n recuerda Gustavo Castro Sosa, compa?ero de Tapia en Barracas y de limpieza de calles en Manliba, ten¨ªan jornadas de triple turno. ¡°Entramos a Manliba por el cu?ado de Chiqui, Carlos Mor¨¢n, la pareja de su hermana, Silvia Tapia, que era capataz. A su vez, Carlos ten¨ªa la concesi¨®n del bar de Barracas y lo atend¨ªamos entre Silvia, Chiqui y yo, que cocin¨¢bamos y serv¨ªamos. De 6 a 13 est¨¢bamos en Manliba, al mediod¨ªa trabaj¨¢bamos en el bufet y a la tarde entren¨¢bamos. Los s¨¢bados les hac¨ªamos los s¨¢nguches a los pibes de las inferiores¡±.
Una pel¨ªcula sobre Tapia podr¨ªa comenzar con una recreaci¨®n de los a?os en los que, con el carrito de recolecci¨®n a su costado, espiaba los entrenamientos de Boca, su equipo del coraz¨®n, a trav¨¦s de las hendijas de la Bombonera: tres d¨ªas a la semana le tocaba barrer las calles de La Boca. Aunque en 1990 jugar¨ªa un pu?ado de partidos m¨¢s, primero en Dock Sud y luego otra vez en Barracas ¨Csiempre entre la C y la D-, el agotamiento f¨ªsico fulmin¨® su carrera. ¡°Tuve que dejar, no me daba el cuerpo. Hab¨ªa pasado de recolector a barrendero¡±, reconocer¨ªa en 2017.
Afiliado al sindicato de Camioneros cuando trabajaba como recolector, en Manliba sigui¨® escalando posiciones: le ayud¨® su relaci¨®n en pareja con Paola Moyano, una de las hijas de Hugo Moyano, l¨ªder omnipresente del gremio y secretario general de la Confederaci¨®n General del Trabajo (CGT) de 2004 a 2016. Uno de sus cu?ados, Pablo Moyano ¨Cque muchos a?os despu¨¦s lo tratar¨ªa de traidor-, le pidi¨® que sumara municipios del conurbano de Buenos Aires al sistema de recolecci¨®n de residuos y en esas negociaciones con intendentes curtidos gan¨® astucia pol¨ªtica y recorrido sindical. En 2001, cuando Barracas Central corr¨ªa peligro de descender a la ¨²ltima categor¨ªa, los dirigentes fueron a pedirle a Tapia, aquel esforzado n¨²mero 9 del pasado que cultivaba cada vez mayor poder barrial, que asumiera como presidente del club. Entonces comenz¨® su carrera como dirigente de f¨²tbol.
Su llegada a la AFA
Ya cercano a la rosca pol¨ªtica, asumi¨® en el Ceamse, una empresa p¨²blica creada para gestionar los residuos del conglomerado urbano de Buenos Aires, y lleg¨® hasta su vicepresidencia. Desde all¨ª ser¨ªa se?alado por utilizar su funci¨®n con manejos discrecionales, como favorecer el nombramiento de dirigentes de otros clubes del Ascenso. Tapia empez¨® a cultivar un grupo leal que, tras la muerte de Grondona en 2014 y una rocambolesca elecci¨®n a presidente de la AFA ¨Ccon 75 votantes, termin¨® 38 a 38-, aprovech¨® el vac¨ªo de poder: en 2017, el Ascenso Unido, con Chiqui como l¨ªder, pas¨® a gobernar el f¨²tbol argentino. S¨®lo un sindicalista hab¨ªa presidido la AFA, Cecilio Conditi en 1955, pero fue obligado a renunciar tras el derrocamiento de Juan Domingo Per¨®n.
Por un lado, el triunfo de Tapia fue sorpresivo. Se trataba de un candidato sin el apoyo del poder pol¨ªtico ni medi¨¢tico, sin dinero, sin estudios universitarios y sin discursos atractivos: casi no conced¨ªa entrevistas por su inseguridad frente a los micr¨®fonos. Pero, dentro del f¨²tbol, ya ten¨ªa peso propio, no era un outsider ni un arribista. En la Copa Am¨¦rica 2016 se hab¨ªa ganado el cari?o de los jugadores de la selecci¨®n, entre ellos el de Messi, porque cubri¨® por su cuenta los gastos de una Albiceleste a la deriva por la acefal¨ªa dirigencial. Subestimado con un dejo de clasismo por su origen modesto, y mirado de costado primero por el gobierno de Mauricio Macri y luego por el de Alberto Fern¨¢ndez ¨CArgentina es un pa¨ªs en el que el Poder Ejecutivo siempre quiere controlar el f¨²tbol-, Tapia acert¨® un pleno a fines de 2018: eligi¨® a un t¨¦cnico entonces inexperto, Lionel Scaloni, al frente de la selecci¨®n.
Mientras su Barracas Central ascend¨ªa mete¨®ricamente a Primera Divisi¨®n entre arbitrajes y cambios de reglamentos grotescos, siempre a su favor ¨Cel estadio en el que hab¨ªa jugado y sido bufetero fue bautizado Claudio Chiqui Tapia-, Argentina y Messi ganaron la Copa Am¨¦rica Brasil 2021, el primer t¨ªtulo de la selecci¨®n desde 1993 y la reivindicaci¨®n que necesitaba un genio hasta entonces rechazado por muchos compatriotas. Si Qatar 2022 fue la cumbre para Messi, a su aliado dirigencial tambi¨¦n le dispar¨® la aceptaci¨®n popular: ganar un Mundial en Argentina es regalarle alegr¨ªa a gente que necesita festejar y Chiqui Tapia, que en algunas encuestas pas¨® a medir m¨¢s que varios candidatos presidenciales, comenz¨® a relucir un perfil muy alto, para muchos incluso demasiado. Como un rockstar, Tapia se pase¨® en el verano austral de 2023 con la Copa del Mundo por teatros y playas, a la vez que se mostraba en cenas con los futbolistas campeones del mundo.
En la fiesta de Argentina por el t¨ªtulo, un amistoso ante Curazao en marzo en Buenos Aires, el locutor mencion¨® a Tapia una, dos, tres y hasta cuatro veces. Parte del p¨²blico futbolero, que se sigue rebelando ante la organizaci¨®n de torneos dom¨¦sticos dise?ados para favorecer a los amigos poder (la Primera Divisi¨®n tiene 28 equipos y la Segunda, 37), lo silb¨®, como si no le concedieran el m¨¦rito que s¨ª le asignan a los jugadores y al cuerpo t¨¦cnico. Otros los aplaudieron. Messi lo adora.
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