Javier Milei y el riesgo de revertir las reivindicaciones de las mujeres argentinas
En ese pa¨ªs ocurre un feminicidio cada 39 horas y las mujeres son las m¨¢s afectadas por la pobreza. El candidato ultra promete revertir la agenda de igualdad
El resultado de las elecciones primarias del pasado mes de agosto fue sin dudas un gran llamado de atenci¨®n. Una advertencia para las fuerzas pol¨ªticas tradicionales justamente el a?o en que se cumplen 40 a?os desde la recuperaci¨®n de las instituciones democr¨¢ticas en Argentina. Una advertencia para las formas de comunicaci¨®n que generalmente utiliza la pol¨ªtica partidiaria y sobre todo una se?al de alerta sobre la insatisfacci¨®n que siente una parte importante de la poblaci¨®n. En ese sentido, fue un llamado de atenci¨®n colectivo sobre cu¨¢les eran esas bases fundantes del consenso democr¨¢tico que cre¨ªamos tan s¨®lidas.
Las tres fuerzas pol¨ªticas m¨¢s votadas tuvieron menos de 3 puntos porcentuales de diferencia entre cada una, en una elecci¨®n marcada por la participaci¨®n m¨¢s baja en elecciones primarias en la historia reciente. Casi 11 millones de personas eligieron por distintos motivos no ir a votar. Estamos frente a un escenario electoral que muestra un grado de incertidumbre in¨¦dito, con final abierto.
Distintos analistas atribuyen la baja participaci¨®n del electorado al desencanto democr¨¢tico de la ciudadan¨ªa frente a una clase pol¨ªtica que a¨²n no resuelve los principales problemas que diagnostican, pero que en sucesivos gobiernos de distintos signo pol¨ªtico no se han logrado superar: la pobreza, la inflaci¨®n, la crisis econ¨®mica, la inseguridad. Un pa¨ªs que tiene desde hace a?os m¨¢s del 40% de la poblaci¨®n sumida en la pobreza, donde 6 de cada 10 ni?os y adolescentes son pobres y donde tener empleo, a¨²n empleo formal, no es suficiente para garantizar un nivel de ingresos b¨¢sico.
Las mujeres se ven afectadas por esa situaci¨®n con mayor profundidad, como suele suceder. Est¨¢n sobrerrepresentadas entre los sectores m¨¢s postergados de la sociedad, tienen m¨¢s posibilidades de tener empleo informal o de tiempo parcial, generalmente est¨¢n a cargo de los hogares monomarentales que, en el 50% de los casos, cuando tienen derecho a una pensi¨®n de alimentos por sus hijos e hijas, no logran hacer efectivo su cobro. Mujeres que viven violencia en sus parejas en una proporci¨®n que afecta a una de cada dos mujeres, que son v¨ªctimas de feminicidio cada 39 horas y para quienes recurrir a la Justicia suele significar someterse a un laberinto de burocracia que no necesariamente logra protegerlas de las violencias m¨¢s extremas.
Para las mujeres de distintas generaciones, la sobrecarga de cuidados las encuentra en situaciones de profunda desigualdad en el acceso a servicios e infraestructura para aliviar sus responsabilidades de cuidado, y esto a¨²n se ve como una agenda poco urgente frente a la crisis econ¨®mica y la demanda por revertir el d¨¦ficit fiscal a pesar de la evidencia que muestra que justamente mejores pol¨ªticas de cuidados podr¨ªan contribuir a revertir la situaci¨®n actual.
As¨ª y todo, en estas elecciones no se est¨¢ hablando a las mujeres ni sobre los problemas m¨¢s concretos y urgentes que atraviesan sus vidas cotidianas. En el monitoreo de campa?as electorales que llevamos adelante desde el Equipo ELA encontramos pocas propuestas dirigidas a ellas, con una escasez de palabras que las interpelen, que reconozcan el rol que cumplen en muchas familias.
Javier Milei es el candidato que menos presente tiene a las mujeres en sus propuestas o que directamente enfrenta las reivindicaciones de la agenda por la igualdad y promete revertirlas. Anclado en la descalificaci¨®n de todo lo que se vincule con el feminismo, sin distinci¨®n de agendas (aborto, violencias, empleo), estrategias o prioridades, la diatriba libertaria se limita a gritar consignas con medias luces que muestran poco inter¨¦s por mejorar las condiciones de vida a partir de propuestas concretas. Si bien los estudios de opini¨®n realizados tanto antes como despu¨¦s de las elecciones primarias se?alan que las mujeres son las que menos eligen a esa fuerza pol¨ªtica, no deber¨ªan ser solo ellas (nosotras) quienes resistan una propuesta que frontalmente ataca los postulados m¨¢s b¨¢sicos de la igualdad. Quienes reivindicamos los logros de la democracia en t¨¦rminos de avances en derechos, sobre todo para la igualdad de g¨¦nero, pero tambi¨¦n para la justicia social y el acceso a los derechos econ¨®micos y sociales, aspiramos a que las luchas y conquistas lideradas por las mujeres no sean s¨®lo una reivindicaci¨®n de la agenda g¨¦nero.
Las elecciones primarias dejan un mensaje preocupante: los derechos parecen un discurso vac¨ªo para muchas personas que ven con temor c¨®mo se desmorona su vida cotidiana en una crisis econ¨®mica que no parece llegar a su fin. Sin embargo, en momentos en que la realidad golpea con crudeza frente a tantas injusticias todav¨ªa irresueltas, es necesario recordar que los derechos no son solo un lenguaje ret¨®rico sino que se transforma en una herramienta de lucha, de exigibilidad, que puede contribuir a la organizaci¨®n colectiva frente a una realidad que nos enfrenta a amenazas y retrocesos.
Como parte de un colectivo que ha sido protagonista de los hitos que definimos como piedras angulares de la democracia, es preciso cuestionar las consignas vac¨ªas para mirar de frente al futuro. Por eso, proponemos seguir interpelando a las mujeres y varones de la clase pol¨ªtica y a la sociedad toda para resistir las amenazas de retroceso, para seguir buscando soluciones realizables y propuestas concretas a los problemas complejos que impactan directamente sobre las vidas de las mujeres en toda su diversidad y que atraviesan a la sociedad en su conjunto.
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