Las diferentes amenazas de la extrema derecha
El desarrollo del radicalismo ultra europeo muestra unos patrones diferentes del populismo antiliberal visto en Am¨¦rica con Trump, Bolsonaro y Bukele o ahora con el auge de Milei en Argentina
¡°Le nouveau Trump sudam¨¦ricain¡±. As¨ª, elocuente, titulaba el semanario Le Point un art¨ªculo sobre la victoria de Javier Milei en las elecciones primarias argentinas del pasado 13 de agosto. Su partido, La Libertad Avanza, hab¨ªa conseguido poco m¨¢s del 30% de los votos y hab¨ªa dejado atr¨¢s a los herederos del macrismo y a los peronistas de Uni¨®n por la Patria. Ambos hab¨ªan quedado muy cerca de Milei, pero su victoria reson¨® en todo el mundo en cuesti¨®n de horas.
La preocupaci¨®n por la potencial llegada al poder ¡ªlas elecciones presidenciales argentinas tendr¨¢n su primera vuelta en octubre¡ª de un nuevo l¨ªder populista ajeno al sistema pol¨ªtico, un outsider, un loco ¡ªas¨ª se titula una de las biograf¨ªas m¨¢s importantes escritas sobre Milei¡ª, se convirti¨® en una nueva llamada de atenci¨®n. La democracia otra vez volv¨ªa a estar en crisis.
Muchas de sus propuestas tienen como horizonte la reducci¨®n del Estado e incluyen, entre otras, la eliminaci¨®n de organismos de investigaci¨®n de referencia internacional como el Consejo Nacional de Investigaciones Cient¨ªficas y T¨¦cnicas (Conicet), equivalente a nuestro CSIC. Simult¨¢neamente, plantean la privatizaci¨®n de todo lo que pueda privatizarse. Sin embargo, teniendo en cuenta que ya queda poco por privatizarse en Argentina despu¨¦s de los gobiernos de Carlos Menem, como ha recordado en este mismo peri¨®dico Mart¨ªn Caparr¨®s, sus ideas se dirigen tambi¨¦n hacia la privatizaci¨®n del individuo. Por eso, ha sugerido que permitir¨ªa la venta de ¨®rganos. La s¨ªntesis de sus planteamientos articula dos ideas contrapuestas para cualquier partidario del Estado social: ¡°La justicia social es una aberraci¨®n¡± y ¡°Viva la libertad, carajo¡±.
Las excentricidades del personaje ¡ªquien frecuenta a una m¨¦dium de animales para contactar con su perro muerto¡ª no deben ocultarnos sus influencias, se?aladas por el paleolibertarismo, que combina antiestatismo y reaccionarismo. Inspirada en el economista estadounidense Murray Rothbard y en los padres austr¨ªacos del neoliberalismo, esta corriente lleg¨® a constituir el Libertarian Party durante los a?os de Richard Nixon en Estados Unidos. Estas influencias se combinan con los t¨®picos de la Alt-Right, desde la negaci¨®n del cambio clim¨¢tico y de la violencia de g¨¦nero hasta la supuesta existencia de un dominante marxismo cultural.
Junto con el populismo y su denuncia de la casta, el securitarismo es otra de sus caracter¨ªsticas centrales. Desde su punto de vista, el ¨²nico ¨¢mbito en el que el Estado deber¨ªa fortalecerse es el represivo. Por ello, ha anunciado que, en caso de ganar las elecciones, reducir¨ªa la cantidad de ministerios, pero mantendr¨ªa tres vinculados a este ¨¢mbito: Seguridad, Interior y Defensa. Simult¨¢neamente, un nuevo ministerio llamado Capital Humano englobar¨ªa los actuales Salud, Trabajo y Educaci¨®n.
El desarrollo de la cuarta ola de la derecha radical y la extrema derecha a nivel global, marcada por una grave crisis de intermediaci¨®n entre el Estado y los partidos, constituye el marco general que explica la emergencia de Javier Milei. Por ello, no es extra?o que, como hab¨ªa sucedido con las victorias de Donald Trump, Jair Bolsonaro o, m¨¢s recientemente, Giorgia Meloni, volvieran a aparecer apelaciones al fascismo, al neofascismo y al populismo entre los analistas que se acercaron a sus ideas tras su victoria.
¡°Enhorabuena a la Argentina¡±, se apresur¨® a escribir Jorge Buxad¨¦, vicepresidente de Acci¨®n Pol¨ªtica de Vox. La alegr¨ªa fue expresada tambi¨¦n por otros l¨ªderes del partido y por el Foro Madrid. Despu¨¦s de recoger estos tuits, diversos periodistas y opinadores establecieron r¨¢pidamente v¨ªnculos entre el partido de Abascal y el del l¨ªder paleolibertario argentino. Sin embargo, la comparaci¨®n resultaba ciertamente extra?a si tenemos en cuenta que, a pesar de algunas similitudes entre ambos grupos ¡ªsu posici¨®n sobre la memoria de las dictaduras, por ejemplo¡ª, muchas de las pol¨ªticas de Milei ser¨ªan inaceptables para muchos de los votantes de Vox en nuestro pa¨ªs. ?Alguien se imagina a Santiago Abascal proponiendo la desaparici¨®n de los ministerios de Educaci¨®n, Sanidad o Trabajo? Una cosa es pensar en los peligros derivados de las pol¨ªticas que imprimir¨ªa en ellos para nuestra democracia y otra muy diferente es suponer que los eliminar¨ªa. Por ejemplo, su visi¨®n ultranacionalista perder¨ªa capacidad de expansi¨®n sin el primero de ellos.
Esto ilustra un tema que ha pasado ciertamente desapercibido en el marasmo producido por los debates sobre el regreso (o el car¨¢cter eterno) del fascismo y que es relevante para intentar explicar la evoluci¨®n de los reg¨ªmenes, partidos y movimientos surgidos tras la llegada de Donald Trump al poder en Estados Unidos en 2017. Es una divergencia que tiene lugar entre Am¨¦rica y Europa y que debe pensarse hist¨®ricamente.
La radicalidad de los cuestionamientos a los parlamentos, la estructura de los Estados y la propia democracia liberal han marcado el devenir del trumpismo y el bolsonarismo, responsables de los dos intentos m¨¢s importantes de acabar con los reg¨ªmenes democr¨¢ticos de dos de los principales pa¨ªses de sus continentes en lo que va de siglo, y, en el caso de Estados Unidos, de su historia contempor¨¢nea. Ambos intentos de golpes de Estado mostraron una evoluci¨®n violenta de la derecha radical que es diferente de la que observamos en Europa. La negaci¨®n de la democracia liberal y su sustituci¨®n por un estado de excepci¨®n semipermanente est¨¢ en la base del ¡°populismo punitivo¡± de Nayib Bukele y de la influencia de su modelo en Ecuador ¡ªa pesar de la derrota en las recientes elecciones de Jan Topic¡ª, Brasil, Chile y Colombia, donde destaca Diego Molano, ahijado pol¨ªtico del expresidente ?lvaro Uribe. Javier Milei es parte de esta evoluci¨®n y combina un paleolibertarismo de matriz norteamericana con apelaciones represivas que pueden mirar hacia El Salvador.
El desarrollo actual de la derecha radical europea muestra unos patrones diferentes, tal como se observa, por ejemplo, en la evoluci¨®n del Gobierno de Giorgia Meloni desde su llegada al poder en Italia o en el desarrollo seguido por el actual Reagrupamiento Nacional franc¨¦s en la ¨²ltima d¨¦cada. Lo propio puede afirmarse respecto a Vox. Incluso es interesante en este sentido analizar los casos de Polonia o Hungr¨ªa. En todos ellos, la normalizaci¨®n de la derecha radical y la potencialidad destructiva de sus pol¨ªticas para la democracia liberal han estado parcialmente limitadas por tres factores. Por un lado, la presencia de un Estado social heredado en la Europa occidental de los a?os posteriores a la Segunda Guerra Mundial. Esto ha hecho, por otra parte, que las crecientes desigualdades sociales desde la d¨¦cada de 1980 fuesen menores que en Am¨¦rica y que los Estados resultaran fortalecidos. En segundo lugar, la presencia de unas culturas pol¨ªticas ¡ªla socialdemocracia, el comunismo y la democracia cristiana¡ª que dominaron los sistemas pol¨ªticos occidentales hasta su implosi¨®n tras la Gran Recesi¨®n de 2008 y que no pusieron en duda en lo fundamental la necesidad de mantener el Estado social. Mientras tanto, en Am¨¦rica Central y del Sur la evoluci¨®n pol¨ªtica estuvo marcada por los populismos, las dictaduras militares, la aplicaci¨®n radical de los postulados friedmanianos y el consecuente debilitamiento de sus Estados. Finalmente, el tercer factor que explica la contenci¨®n de la derecha radical est¨¢ directamente relacionado con la articulaci¨®n de un proyecto europeo com¨²n. Se trata de un elemento central para entender esta evoluci¨®n diferencial. A pesar de no ser un ant¨ªdoto contra la derecha radical, tal como muestra el caso de Hungr¨ªa, la Uni¨®n Europea se ha mostrado capaz de contener parcialmente su potencialidad destructiva para la democracia.
Los pr¨®ximos meses ser¨¢n fundamentales para saber si esta evoluci¨®n divergente se mantiene, desaparece o se profundiza. Desde Argentina hasta Estados Unidos, pasando por Espa?a, Hungr¨ªa e Italia, la derecha radical, ya completamente normalizada, continuar¨¢ amenazando nuestras democracias desde dentro y desde fuera.
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