Vanessa Montfort: ¡°Le dar¨ªa el Premio Nacional de Literatura a un ¡®negro¡¯ literario¡±
La escritora publica una novela inspirada en la vida de Mar¨ªa Lej¨¢rraga tras el ¨¦xito de su obra teatral sobre el mismo tema
El Centro Dram¨¢tico Nacional estren¨® el a?o pasado con gran ¨¦xito una obra sobre Mar¨ªa Lej¨¢rraga, la escritora que firm¨® toda su producci¨®n a nombre de su marido, Gregorio Mart¨ªnez Sierra. Su autora, Vanessa Mont?fort (Barcelona, 1975), qued¨® tan fascinada por el personaje que ahora publica una novela basada en su historia, La mujer sin nombre (Plaza & Jan¨¦s).
?Qu¨¦ le llev¨® a la escritura?
Me di cuenta muy temprano de que a trav¨¦s de la ficci¨®n se entend¨ªa mucho mejor la realidad. La vida no era tr¨¢gica ni c¨®mica, la vida era ir¨®nica. Y tremendamente subjetiva. Supongo que la digesti¨®n del mundo se me hac¨ªa demasiado pesada. Mis diarios terminaron siendo libros de cuentos.
?Qu¨¦ le ha fascinado tanto de Mar¨ªa Lej¨¢rraga para escribir primero una obra de teatro y ahora una novela basada en su vida?
No he escrito una biograf¨ªa, sino un thriller de ¨¦poca que pretende dar respuesta al caso de fraude literario m¨¢s importante de nuestro pa¨ªs. ?C¨®mo no iba a fascinarme? Tanto su vida como la tormenta perfecta que ha provocado que su nombre haya permanecido oculto casi hasta hoy. Era una trama tan delirante que, de no haber sido real, alguien deber¨ªa haberla escrito.
?Cu¨¢ntas ¡®lej¨¢rragas¡¯ cree que hay todav¨ªa ocultas?
Habr¨¢ muchas, por l¨®gica. Hasta hace muy poco, parapetarse tras la identidad de un hombre era la f¨®rmula que encontraron muchas creadoras para ejercer su vocaci¨®n. Creo que estamos en un proceso de revisi¨®n de la memoria hist¨®rica de la mujer parecido al que vivimos en su d¨ªa con la Guerra Civil. Solo que en lugar de afectar a unos cuantos a?os de nuestra historia nacional, afecta a dos milenios y a todo el planeta. As¨ª que hay mucho que cavar.
?Qu¨¦ libro ajeno le habr¨ªa gustado escribir?
Frankenstein o el moderno Prometeo, entre tantos otros.
?Cu¨¢l no pudo terminar?
La Diosa Blanca, de Robert Graves. Pero no me rindo. Sigo dobleg¨¢ndolo p¨¢gina a p¨¢gina. Casi lo consigo durante el confinamiento.
?Cu¨¢l tiene ahora en su mesilla de noche?
Llamo a mi mesilla la rec¨¢mara porque la cargo como un revolver y siempre tengo tres empezados. Ahora: Cartas a las novias perdidas, de David Torres; Los amigos de Eddie Coyle, de George V. Higgins, y Yo soy el que soy, de Aaron Lee.
?Una biograf¨ªa que le haya sorprendido ¨²ltimamente?
Me aburren las biograf¨ªas. Prefiero que un escritor digiera un personaje y me lo devuelva en forma de novela o bien que sea el propio interesado quien abra la boca, como la autobiograf¨ªa de Jeanette Winterson en Para qu¨¦ quieres ser feliz cuando puedes ser normal. Es tan divertida como inteligente y brutal.
Recomi¨¦ndenos una pel¨ªcula cuyo protagonista sea un personaje real como el de su novela.
Amadeus, basada tambi¨¦n en una obra de teatro hom¨®nima de Peter Shaffer, y Ed Wood. Son las primeras que me han venido a la cabeza. Claramente lo m¨ªo son los antih¨¦roes. Probablemente ninguno de sus protagonistas fuera realmente as¨ª, pero ?acaso no hay tantas versiones de nosotros mismos como personas nos miran?
?Y su favorita de todos los tiempos?
Me debato entre La lista de Schindler y El club de la lucha.
?Qu¨¦ canci¨®n o tema musical elegir¨ªa como autorretrato?
Cantando bajo la lluvia.
?Qu¨¦ funci¨®n teatral le ha marcado m¨¢s?
Un Cal¨ªgula de Cam¨²s en el Teatro Mar¨ªa Guerrero. Desde mis 14 a?os contempl¨¦ a Luis Merlo transfigurarse en ese c¨¦sar histri¨®nico que se gritaba frente a un espejo que quer¨ªa la luna y luego lo romp¨ªa en mil pedazos envi¨¢ndose a s¨ª mismo a la Historia. Sal¨ª del teatro dici¨¦ndole a todo el mundo que quer¨ªa ser dramaturga.
?Qu¨¦ encargo no aceptar¨ªa jam¨¢s?
Uno que no fuera a firmarlo yo. Me gusta responsabilizarme de cada uno de mis errores por riguroso orden alfab¨¦tico.
?Qu¨¦ est¨¢ socialmente sobrevalorado?
Los neopuritanismos. Porque la mayor¨ªa de la gente no los detecta como tal: ese exceso de celo que condena a la hoguera Lolita porque es machista, o una canci¨®n popular porque genera odio, o descuelga un bodeg¨®n cl¨¢sico por considerar que incita al maltrato animal. Nos hemos olvidado del contexto. Las redes sociales, en muchas ocasiones, son el amplificador de esa censura neopuritana.
?A qui¨¦n le dar¨ªa el Premio Nacional de Literatura?
A un negro literario. Por justicia po¨¦tica y para ver qu¨¦ pasa.
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