Platero, Gregorio y yo
Vanessa Montfort crea un colorido retrato del universo art¨ªstico, intelectual y sentimental que rode¨® a Mar¨ªa de la O Lej¨¢rraga
?Escribi¨® Mar¨ªa de la O Lej¨¢rraga toda la producci¨®n de Gregorio Mart¨ªnez Sierra? Y de ser as¨ª, ?c¨®mo se supo? Vanessa Montfort da cumplida respuesta a tales preguntas en este drama policial, cuya apasionante intriga va desgranando la autora mediante di¨¢logos picados y retrospecciones vertiginosas. Sus int¨¦rpretes encarnan a investigadores que sostienen hip¨®tesis diferentes, pero tambi¨¦n al esposo y los amigos de Lej¨¢rraga.
A trav¨¦s de la autobiograf¨ªa y la correspondencia de la autora de Canci¨®n de cuna, El amor brujo y Noches en los jardines de Espa?a con su marido y con sus querid¨ªsimos Falla, Turina, Lorca y Juan Ram¨®n Jim¨¦nez; de testimonios de familiares suyos, de un ensayo cuasi detectivesco de Patricia W. O¡¯Connor y de un arsenal documental aportado por Carmela Nogales, Montfort crea una imagen v¨ªvida de los personajes y sus circunstancias, un colorido retrato de su universo art¨ªstico, intelectual y sentimental.
En Firmado Lej¨¢rraga, el verbo de su autora se funde con el de su protagonista, y el testimonio extra¨ªdo de ep¨ªstolas, con los di¨¢logos de Sortilegio, que Montfort pone en boca de Mar¨ªa y Gregorio para escenificar su ruptura como pareja. Rara vez aparece en la dramaturgia espa?ola contempor¨¢nea una pieza elaborada con tanto acopio documental y tan bien digerido. Cuanto dicen los personajes de Firmado Lej¨¢rraga merece cr¨¦dito, est¨¢ entra?ado y suena coloquial, dentro de su calidad literaria.
El caso de Gregorio Mart¨ªnez Sierra, casado con una de las plumas mejores y m¨¢s caudalosas del momento, amante de Catalina B¨¢rcena, la actriz joven de mayor tir¨®n popular de los a?os veinte, guarda cierto parecido con el de Bertolt Brecht, esposo de la actriz Helene Weigel pero amante de colaboradoras cuyas obras firm¨® ¨¦l. La escena donde Mar¨ªa y Gregorio le venden el estreno de Canci¨®n de cuna a C¨¢ndido Lara evoca la de Brecht vendi¨¦ndole al empresario del Theater am Schiffbauerdamm la traducci¨®n alemana de la ?pera del mendigo, elaborada por Elisabeth Hauptmann, su novia de entonces. ?Son estos sucesos de otra ¨¦poca? Editores de cualesquiera pa¨ªses podr¨ªan ofrecer listas de escritores que a d¨ªa de hoy ofician de negros de colegas afamados.
La puesta en escena y las interpretaciones de Firmado Lej¨¢rraga est¨¢n a la altura del empe?o art¨ªstico de su autora, de la claridad que vierte sobre un caso al que no duda en calificar de fraude literario. Alfredo Noval se desdobla en el papel del fr¨¢gil, hipocondr¨ªaco y amant¨ªsimo Juan Ram¨®n Jim¨¦nez y en el de perspicaz defensor de la hip¨®tesis m¨¢xima de la autor¨ªa de Lej¨¢rraga. Jorge Us¨®n interpreta con la energ¨ªa de un joven Charles Laughton a un Manuel de Falla desbordante, afrancesado pero andaluc¨ªsimo, tan gracioso como celoso. La escena en la que comienza a orquestar El amor brujo mientras Mar¨ªa le precisa la dimensi¨®n emocional de cada palabra de su libreto es gracios¨ªsima, de una teatralidad fulgurante y un lirismo arrebatador.
Gerald B. Fillmore interpreta, entre otros personajes, a un Lorca jovenc¨ªsimo con los pies en la hierba y la cabeza en las nubes. Eduardo Noriega encarna a un Gregorio Mart¨ªnez Sierra elusivo y, acto seguido, al investigador reticente a toda hip¨®tesis favorable a la autor¨ªa de Mar¨ªa Lej¨¢rraga.
Cristina Gallego es, sucesivamente, encarnaci¨®n et¨¦rea del esp¨ªritu de la escritora fallecida, objeto de una investigaci¨®n exhaustiva, y mujer generosa y bienhumorada, tan apasionada como discreta, inteligente en grado superlativo. Los cinco actores hacen un trabajo compenetrado y lleno de contrastes. A priori, a la obra de Montfort podr¨ªa reproch¨¢rsele que sean cuatro varones quienes escenifiquen la fruct¨ªfera indagaci¨®n efectuada en la realidad por la hispanista O¡¯Connor, pero en la pr¨¢ctica la divisi¨®n de este personaje en dos, la introducci¨®n de otro que defiende la hip¨®tesis de la autor¨ªa total de Gregorio y la de un archivero, es decir, la masculinizaci¨®n del reparto, permite establecer un agil¨ªsimo juego de mutaciones de los indagadores de hoy en las amistades masculinas que Mar¨ªa cultiv¨® en su d¨ªa.
Una pega apenas cabe poner a las interpretaciones y a la direcci¨®n de Miguel ?ngel Lamata: a la escena de la ruptura le falt¨® verdad profunda en la tarde del estreno. La funci¨®n transmite alegr¨ªa, ilustra y conmueve. En el escenario de la sala El Mirlo Blanco del Centro Dram¨¢tico Nacional queda un tanto apretada. Por su calidad, merece ser prorrogada la temporada pr¨®xima en un escenario mayor, tal y como se hizo en 2016 con El laberinto m¨¢gico, de Max Aub, en versi¨®n de Jos¨¦ Ram¨®n Fern¨¢ndez.
Firmado Lej¨¢rraga. Autora: Vanessa Montfort. Direcci¨®n: Miguel ?ngel Lamata. Teatro Valle-Incl¨¢n. Madrid. Hasta el 5 de mayo.
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