Un caf¨¦ de Bombay
Arun Kolatkar, fraternal y pose¨ªdo por su lecci¨®n de humildad infinita, nos invita a su mesa en un caf¨¦ de Bombay para observar lo que sucede en 24 horas
A Arun Kolatkar (Bombay, 1931-2004), que escribi¨® en marat¨ª y en ingl¨¦s, le importaba m¨¢s la basura, a la que dedica una canci¨®n, o la mierda, que nos da un serm¨®n desde estas p¨¢ginas, que el reconocimiento literario y sus alrededores. De hecho, public¨® su primer libro con 46 a?os y la mayor¨ªa de sus manuscritos todav¨ªa hoy juegan al escondite en cajas dispersas por las casas de sus amigos de su ciudad natal. La poes¨ªa era, para ¨¦l, un acto de empat¨ªa extrema con las grietas que atraviesan lo real, con esas min¨²sculas fisuras casi invisibles que marcan, ponen en peligro y, parad¨®jicamente, le dan sentido a lo visible. Una poes¨ªa que, para evitar las sublimaciones o idealizaciones en las que incurre la intimidad, lo hace todo en p¨²blico, desde comer o defecar hasta escribir o pensar.
Kala Ghoda cuenta lo que sucede a lo largo de 24 horas en esta intersecci¨®n de la parte antigua de Bombay. Sentado, a lo largo de varios a?os, en la misma mesa del caf¨¦ Wayside Inn, Kolatkar va tomando notas de lo que ve. Un perro paria, el protagonista del primer poema, parece estar entonando un mantra de saludo al sol; ¨¦l no entiende esas palabras sagradas, pero su acto abre el d¨ªa y se lo entrega a sus ¡°supuestos amos¡±. A partir de ese momento los habitantes de ese cruce se ponen en marcha. Una anciana lava ni?os nacidos en la calle. Una empleada del servicio municipal de limpieza se sube en la carreta de los desperdicios y baila para aplastarlos y hacer sitio, lo que le recuerda al autor a la gran santa Meera, que dedicaba danzas ext¨¢ticas a Dios. Un cuervo desciende con muchas precauciones al pavimento para coger una ramita. Una ni?a juega a las tabas mientras atiende a sus clientes, que le compran el hach¨ªs de mala calidad que esconde en su escote. Un ciego encuerda un catre mientras un gato vigila atento el ovillo. Un hombre que vende veneno matarratas apoya el cartel que anuncia su oficio mientras almuerza.
Hay muchos m¨¢s (un hippy, un borracho, una mujer que se lava el pelo, una vendedora de idlis, un leproso, un paral¨ªtico, unos peladores de patatas, un abogado, una estatua que se queja de los 100 a?os que lleva sin echar un polvo, un ni?ito que batea una rata enferma), pero los poemas en los que aparecen no los aprisionan, diseccionan, traspasan, integran en un sistema de creencias o compadecen. Kolatkar, fraternal y pose¨ªdo por su lecci¨®n de humildad infinita (como los poetas bhakti de la India, a los que ama m¨¢s que a ning¨²n otro), los mira ser; y les ve atravesar las hojas de su cuaderno sin hacer en ning¨²n momento adem¨¢n de detenerlos con grandes met¨¢foras e ideas, con las redes de la erudici¨®n o de la filosof¨ªa. Un paso m¨¢s all¨¢, todo se pone a hablar: las gomas de bicicleta colgadas de un baniano o sobre un tejado, la basura, una bandeja de thali, las semillas de una sand¨ªa o una pared.
Arun Kolatkar nos invita, de la mano de la exacta traducci¨®n de David Puig, a sentarnos con ¨¦l en la mesa de un caf¨¦ de Bombay para ver un mundo que no solo es el suyo, sino tambi¨¦n el nuestro.
KALA GODHA. POEMAS DE BOMBAY
Autor: Arun Kolatkar.
Traducci¨®n: David Puig.
Editorial: Kriller 71, 2020.
Formato: tapa blanda (185 p¨¢ginas, 15 euros).
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