Carrusel er¨®tico
La novela de Luisg¨¦ Mart¨ªn, Premio Herralde de Novela, deriva en el recuento de encuentros sexuales de la protagonista y despu¨¦s en una intriga detectivesca o policial
La lectura de Cien noches ¡ª38? Premio Herralde de Novela¡ª me deja la impresi¨®n de haber recorrido dos obras bien diferenciadas, adem¨¢s de un buen n¨²mero de otras peque?as historias o relatos. Dada la peculiar estructura formal de la novela ¡ªa partir de la ruptura y el contrapunto temporal para favorecer la inserci¨®n y yuxtaposici¨®n de todas esas otras piezas breves en el relato marco¡ª, esta especie de bicefalia argumental no choca demasiado, familiarizados poco a poco con esas derivaciones y su pluralidad.
¡°¡ El amor er¨®tico entre dos personas dura como m¨¢ximo cien coitos. Cien encuentros. Cien noches. A partir de esa cifra, todo es previsible y ordinario. No desaparece el deseo, pero s¨ª la perturbaci¨®n. No desaparece el placer, pero s¨ª el asombro¡±. Esto piensa Irene, la narradora del relato principal, que recoge materiales del llamado Proyecto Coolidge, financiado por Adam Galliger, un fil¨¢ntropo millonario neoyorquino, que fue su amante ocasional durante muchos a?os. Retazos de la biograf¨ªa de Irene ¡ªa menudo centrados en su herencia gen¨¦tica, seg¨²n el m¨¢s puro estilo del naturalismo del XIX¡ª explican el inter¨¦s de la joven por los comportamientos sexuales, las patolog¨ªas ps¨ªquicas de los asesinos en serie y el funcionamiento emocional del cerebro, y su prop¨®sito de conocer directamente esas conductas y pulsiones. As¨ª que, por momentos, la novela deriva en un recuento de los hombres con los que se ha acostado, casi al ritmo de una carrera de relevos. La mencionada estructura y su correspondiente polifon¨ªa preservan el relato del aburrimiento que a menudo acarrean las enumeraciones o listados (si uno no es Perec).
Ahora bien, sucede que, durante sus a?os de estudiante universitaria en Chicago, el prop¨®sito de construirse una identidad de ¡°mujer sabia y experimentada que actuaba con un criterio racional y que dejaba aparte las veleidades de los instintos y de los sentimientos¡±, sufre un duro rev¨¦s: Irene se enamora. Y lo hace de Claudio, un joven argentino que tiene su banda de m¨²sica, es hijo de una familia que se mueve en las procelosas aguas de la pol¨ªtica ¡ªlas ramas del peronismo, el golpe militar y la posterior restituci¨®n democr¨¢tica¡ª y adem¨¢s es un lud¨®pata que ha contra¨ªdo deudas, con lo que comparecen unos prestamistas hampones¡ elementos o factores que podr¨ªan explicar la s¨²bita muerte de Claudio. Y es aqu¨ª donde Cien noches deriva en una intriga detectivesca o policial.
Sumariamente, estos son los grandes ca?amazos de la novela. A m¨ª, como a cuantos nos asom¨¢bamos a la literatura en los setenta, ya se nos inst¨® a descubrir las sendas del Divino Marqu¨¦s o los tr¨®picos de Henry Miller + Ana?s Nin, as¨ª que toda esa parte, incluida la selecci¨®n de informes que recogen las pesquisas para el mencionado proyecto, me ha interesado m¨¢s bien poco. La parte de cr¨®nica criminal tampoco es muy novedosa. En cambio, mayor inter¨¦s encuentro en los escasos tramos que ahondan en los sentimientos y la psicolog¨ªa, incluido el subyugante Adam y las sombras y dudas que enturbian su vida, hasta el punto de ver crecer otra mucho m¨¢s terrible. No desvelar¨¦ ese ep¨ªlogo, pero s¨ª informar¨¦ que algunos de esos expedientes protagonizados por ad¨²lteros son fruto de la amistad y la camarader¨ªa literaria entre Luisg¨¦ Mart¨ªn y Edurne Portela, Manuel Vilas, Sergio del Molino, Lara Moreno y Jos¨¦ Ovejero, que aceptaron la invitaci¨®n a participar en este cameo.
CIEN NOCHES
Autor: Luisg¨¦ Mart¨ªn.
Editorial: Anagrama, 2020.
Formato: tapa blanda (264p¨¢ginas, 18,90 euros).
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