El tecleo no es la ¨²nica m¨²sica que crean los escritores
Emily Br?nte, Jack Kerouac, Kurt Vonnegut, Sylvia Plath, el sacrificado autor ¡®pulp¡¯ y hasta las rencillas entre literatos tienen canciones a su nombre, porque hay algo m¨¢s ah¨ª fuera que el sonido de las teclas
El a?o 1978, Emily Br?nte se transform¨® en un hit pop que se radi¨® hasta el infinito sin que eso pareciese contribuir a que las librer¨ªas se llenasen de futuros lectores de la m¨¢s desdichada y talentosamente oscura de las hermanas Br?nte. Kate Bush hab¨ªa escrito Wuthering Heights, su primer single, bas¨¢ndose enteramente en, claro, Cumbres borrascosas, una de sus novelas favoritas. Ten¨ªa entonces Bush 18 a?os. Impresionada por lo desatadamente irracional y rom¨¢ntico ¡ª...
El a?o 1978, Emily Br?nte se transform¨® en un hit pop que se radi¨® hasta el infinito sin que eso pareciese contribuir a que las librer¨ªas se llenasen de futuros lectores de la m¨¢s desdichada y talentosamente oscura de las hermanas Br?nte. Kate Bush hab¨ªa escrito Wuthering Heights, su primer single, bas¨¢ndose enteramente en, claro, Cumbres borrascosas, una de sus novelas favoritas. Ten¨ªa entonces Bush 18 a?os. Impresionada por lo desatadamente irracional y rom¨¢ntico ¡ªen el sentido de cruel y salvaje y fatal, el del verdadero romanticismo¡ª de la novela, Bush impregn¨® de la tenebrosidad de la obra pr¨¢cticamente todo aquel visceral The Kick Inside, un primer ¨¢lbum que coloc¨® su marciana voz en el epicentro de la eclosi¨®n ecl¨¦ctica de finales de los 70.
Pero se dir¨ªa que uno podr¨ªa teclear el nombre de su escritor o escritora favorito o favorita o incluso el de su novela, y tal vez dar con alguien que le haya dedicado una canci¨®n. Ocurre as¨ª, por ejemplo, con Kurt Vonnegut. El genio de Indian¨¢polis tiene hasta bandas que se llaman como su querido alter ego ¡ªKilgore Trout¡ª pero tambi¨¦n al menos un tema a su nombre, y firmado por la jovenc¨ªsima Elaine Malone, una cantautora irlandesa ¡ªlo suyo es el folk preciosista y delicadamente aterciopelado¡ª que debut¨® hace un par de a?os con el EP Land. Y luego est¨¢n los cl¨¢sicos como Paperback Writer, la oda que los Beatles dedicaron al escritor de quiosco, esto es, el pulp, publicada, como sencillo, en 1966, y con el a?adido de ser su primer tema de tem¨¢tica no amorosa.
La historia de Paperback Writer es divertida. El protagonista es uno de esos escritores de denostadas novelas que se ha venido un poco arriba y ha escrito una obra magna, de casi 1.000 p¨¢ginas, y ha enviado una carta a un editor suplicando que la publique y cont¨¢ndole que se ha inspirado en otra novela, de un tal Lear ¡ªsupuestamente el pintor Edward Lear, que sol¨ªa escribir poemas y canciones sin sentido¡ª. El mismo tono delirantemente absurdo tiene el fabuloso I¡¯m Writing a Novel, de Father John Misty, en el que el narrador de la canci¨®n se jacta de estar escribiendo una novela, ¡°algo que nadie ha hecho antes¡±, dice, literalmente el tambi¨¦n Fleet Foxes. El tema est¨¢ incluido en su muy ir¨®nico ¡ªsiempre es as¨ª¡ª y muy recomendable ¨¢lbum de 2012, Fear Fun.
Lloyd Cole se encarg¨® de dedicarle un tema a las rencillas entre escritores, Writer¡¯s Retreat!, que suena tan encantadoramente apaciguador como todo su gustoso pop rock de arm¨®nica y guitarra amable. Luego est¨¢n los artistas que tienen a escritores como amigos especialmente ¨ªntimos y no dejan de gui?arles el ojo desde todo tipo de temas. Es el caso de Tori Amos y Neil Gaiman. Hay menciones al segundo en canciones tan m¨ªticas como Horses y Tear in Your Hand ¡ªen esta ¨²ltima, Amos habla de una ruptura y nos saluda de parte de Neil, ¡°Neil says hi by the way¡±, algo as¨ª como ¡°por cierto, que Neil dice hola¡±¡ª, pero es Space Dog la que contiene la frase que dio t¨ªtulo a un ¨¢lbum ¡ªWhere¡¯s Neil When You Need Him?¡ª en honor del autor de Coraline.
Pero, en fin, el imprescindible ¨¢lbum de grandes ¨¦xitos de la responsable de Under the Pink se titul¨® Tales of a Librarian ¡ªCuentos de una bibliotecaria¡ª, as¨ª que su amor por la literatura es evidente. Gold de Ryan Adams est¨¢ repleto de homenajes a mujeres con las que ha salido ¡ªNew York, New York es, y lo ha confesado en m¨¢s de una ocasi¨®n, no tanto la ciudad como Winona Ryder, con quien tuvo un fugaz affaire¡ª y con las que querr¨ªa haber estado, como la poeta Sylvia Plath. En su lac¨®nica Sylvia Plath suspira por haber podido acompa?ar a la atormentada escritora a todas partes ¡ªincluido en su viaje a Espa?a, en realidad, Benidorm, donde ella y Ted Hughes pasaron la luna de miel¡ª. ?Otro poeta? The Cranberries rinden tributo a su compatriota en la enorme Yeat¡¯s Grave.
Lejos de la oscuridad que, en realidad, siempre rode¨® a Dolores O¡¯Riordan, Natalie Merchant y sus 10.000 Maniacs, homenajean a Jack Kerouac en Hey Jack Kerouac, que casi parece un pedazo del diario de la propia Merchant, o mejor, una carta destinada a ser le¨ªda por ¡°la estrella m¨¢s brillante¡± de los beatniks, a quien le pregunta por su madre ¡ªy todo lo que debi¨® llorar¡ª y por aquellos que ensombreci¨® su radiante fulgor. De la soledad y todo lo que rodea al lado no especialmente amable de lo literario habla la noventera ¡ªy algo grungie¡ª Mr. Writer de Stereophonics. Y hablando de los noventa, los m¨ªticos Green Day le dedicaron una de sus c¨¢psulas pop punk a Salinger. Su t¨ªtulo ten¨ªa forma de pregunta ¡ªWho wrote Holden Caulfield?¡ª y era, claro, como el resto, una peque?a declaraci¨®n de intenciones.