Tori Amos: ¡°No todos los discos son lugares seguros¡±
El nuevo ¨¢lbum de la cantante estadounidense es una consecuencia y un ant¨ªdoto contra la situaci¨®n pol¨ªtica actual
Tori Amos (Carolina del Norte, 1963) no quiere dedicar ni un minuto a hablar de Donald Trump, y ni siquiera se refiere a ¨¦l por su nombre. Sin embargo, su inesperada victoria electoral en noviembre, o m¨¢s concretamente, la energ¨ªa ¡°destructiva¡± que siente que no ha dejado de propagarse desde entonces, ha influido de manera determinante en su nuevo ¨¢lbum, Native Invader (Universal). ¡°Lees a todo tipo de personas en Twitter que se han convertido en v¨ªctimas de esta energ¨ªa da?ina que viene del gobierno. Hay gente que me cuenta que han perdido a sus amigos, que ya no los reconocen, porque est¨¢n consumidos por la ira. Muy bien, creemos entonces con esa ira¡±, se?ala la cantautora y virtuosa del piano, que lleva largu¨ªsima su ic¨®nica melena pelirroja, en el hotel de Londres donde recibe a EL PA?S.
Amos ten¨ªa previsto inspirar el ¨¢lbum ¨Cel decimoquinto de su carrera¨C en sus ra¨ªces familiares, y en verano de 2016 emprendi¨® un road trip por las Smoky Mountains, entre Tennessee y Carolina del Norte, para reconectar con la tierra de sus ancestros. Pero a cambio ha entregado un disco pol¨ªtico, de ¡°confrontaci¨®n¡±, aunque no est¨¢ escrito desde la desesperanza.
¡°Hay un verso de una canci¨®n m¨ªa de 2005, Barons of Suburbia, que dice as¨ª: I'm piecing a potion / To combat your poison (Estoy preparando una p¨®cima / Para combatir tu veneno). Las musas me hicieron comprender que ten¨ªa que convertirme en la poci¨®n y no en el veneno, que no deb¨ªa atacar el fuego con m¨¢s fuego, y me dirigieron para que este disco se convirtiera en un lugar seguro. No todos lo son; Boys for Pele era el tipo de ¨¢lbum que puede llevarte a un estado de ira o depresi¨®n porque yo estaba batallando por mi carrera art¨ªstica. Pero Native Invader no es as¨ª¡±. Al contrario, su objetivo es que sus canciones act¨²en como un b¨¢lsamo en tiempos de crispaci¨®n: ¡°La idea es que este disco sea como un bosque s¨®nico; que est¨¦s donde est¨¦s, ya sea en tu oficina o en la l¨ªnea Jubilee de metro, cada vez que sientas tu cabeza a punto de estallar despu¨¦s de haber le¨ªdo el ¨²ltimo feed de noticias, puedas refugiarte en ¨¦l como si te sentaras junto a un arroyo¡±.
En el segundo sencillo del ¨¢lbum, Up the Creek, en el que canta contra los ¡°ciegos clim¨¢ticos¡±, a la voz de Amos se une la de su hija Tash, de 17 a?os, que repite la coletilla favorita del abuelo materno de la artista, que era de sangre cherokee y siempre ejerci¨® una gran influencia sobre ella: ¡°Good lord willin¡¯ and the creek don¡¯t rise / We may just survive¡± (Si el buen se?or lo quiere y el riachuelo no crece / Tal vez sobrevivamos). Tres generaciones unidas en un gesto simb¨®lico que tom¨® forma cuando Estados Unidos abandon¨® los acuerdos de Par¨ªs: ¡°Aquello despert¨® algo en Tash que le hizo preguntarme: 'Mam¨¢, ?por qu¨¦ ciertos adultos ocupan una posici¨®n que les permite matar el futuro de mi generaci¨®n?' [A Amos se le humedecen los ojos]. Se me saltan las l¨¢grimas¡±.
Musicalmente el ¨¢lbum tambi¨¦n evoca los sonidos de la naturaleza, y a lo largo de sus 15 temas Amos alterna ritmos electr¨®nicos con ecos sutiles del rock de los 70 o arreglos de orquesta. Pero es el piano, majestuoso como siempre, el gran catalizador de las emociones. Un instrumento que el entonces presidente de Atlantic Records, Doug Morris, le sugiri¨® sustituir por guitarras el¨¦ctricas en su aclamado disco de debut, Little Earthquakes (1992).
Pero Amos hab¨ªa aprendido del fracaso de la ef¨ªmera banda de tecnopop que fund¨® en los ochenta, Y Kant Tori Read, y logr¨® imponer su criterio: ¡°Y Kant Tori Read me ense?¨® a no traicionar a las canciones, y que no deb¨ªa capitular como artista a costa de triunfar como estrella del pop¡±. La cantante se ha reconciliado al fin con aquel proyecto fallido, y prepara el lanzamiento de una edici¨®n remasterizada del ¨²nico disco que public¨® la formaci¨®n. ¡°Creo que 29 a?os es tiempo suficiente para hacer las paces, aunque todav¨ªa no me he olvidado del pelo cardado y los bustiers¡±.
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