El mejor legado del A?o Beethoven
Lo que m¨¢s recordaremos quiz¨¢ de la gran y accidentada efem¨¦ride del compositor en 2020 es un pu?ado de libros extraordinarios sobre el hombre y su m¨²sica
Los conciertos en vivo pasan, son ef¨ªmeros; los libros, en cambio, permanecen. Decenas, centenares de conciertos que iban a dedicarse a Ludwig van Beethoven en todo el mundo en el 250? aniversario de su nacimiento han tenido que cancelarse los ¨²ltimos meses o, como el que estaba llamado a marcar el cenit de las conmemoraciones el pr¨®ximo mi¨¦rcoles en Bonn, celebrarse sin p¨²blico. La gran exposici¨®n organizada por la Bundeskunsthalle de la antigua capital federal s¨ª que pudo inaugurarse y visitarse, pero hubo tambi¨¦n de cerrar abruptamente sus puertas varias semanas antes de lo previsto. Algunos libros han visto retrasada su publicaci¨®n, pero es muy probable que ninguno se haya quedado in¨¦dito en la cuneta. Sorprendentemente, apenas ha aparecido nueva bibliograf¨ªa de entidad en Alemania: Beethoven. Akkord der Welt, de Matthias Jenke, es la ¨²nica ¨Ce irrelevante¨C aportaci¨®n. Sin embargo, en ingl¨¦s, varios destacados music¨®logos (dos de ellos, adem¨¢s, por partida doble) han publicado este a?o libros llamados a perdurar.
En Bonn se celebr¨® tambi¨¦n, d¨®nde si no, el ¨²nico gran congreso internacional, Beethoven-Perspektiven, que ha podido escapar de las garras de la pandemia. Lo acogi¨® la Beethoven-Haus entre el 10 y el 14 de febrero y solo se atisb¨® lo que se avecinaba por la ausencia, ante la imposibilidad ya entonces de viajar, de varios ponentes asi¨¢ticos: ca¨ªan as¨ª las primeras fichas del domin¨®, aunque nada hac¨ªa a¨²n presagiar el desplome en tromba posterior. Se congreg¨® all¨ª la flor y nata de la musicolog¨ªa internacional, con debates intelectuales a veces broncos, como un agrio enfrentamiento entre William Kinderman y Lawrence Kramer; oyentes e intervinientes ocasionales de excepci¨®n, como Hermann Danuser, John Deathridge y Glenn Stanley; y brillantes ponencias de una pl¨¦yade de figuras: Ulrich Konrad, Otto Biba, Daniel Chua, Albrecht Riethm¨¹ller, Birgit Lodes, Robert Levin, David Levy, Christopher Reynolds, Julia Ronge (corresponsable de la nueva e imprescindible edici¨®n del cat¨¢logo de las obras completas de Beethoven en dos gruesos vol¨²menes publicado por Henle), Hans-Joachim Hinrichsen, Richard Kramer, Elaine Sisman, Mark Evan Bonds o Jeremy Yudkin. El lector interesado que quiera tirar de estos hilos se encontrar¨¢ con gran parte de la mejor literatura beethoveniana de los ¨²ltimos a?os.
Los dos nombres que cierran la lista deben, por fuerza, encabezar esta cr¨®nica bibliogr¨¢fica, pues son precisamente ellos quienes en estos ¨²ltimos meses han publicado no uno, sino dos libros sobre el compositor. Mark Evan Bonds, a finales de enero, abri¨® el fuego con la aparici¨®n de El s¨ªndrome Beethoven. Sus anteriores libros versaron sobre la m¨²sica absoluta, la ret¨®rica musical, la encrucijada del sinfonismo posterior a Beethoven y la escucha de la m¨²sica puramente instrumental como una v¨ªa de conocimiento (La m¨²sica como pensamiento. El p¨²blico y la m¨²sica instrumental en la ¨¦poca de Beethoven, el ¨²nico traducido al espa?ol, publicado por Acantilado). Le sobraban pertrechos hist¨®ricos, est¨¦ticos y filos¨®ficos, por tanto, para adentrarse en un nuevo recoveco en el que, como sucede con tantos otros, la m¨²sica de Beethoven supuso un punto de inflexi¨®n decisivo.
The Beethoven Syndrome. Hearing Music as Autobiography
344 p¨¢ginas. 32,85 euros
Beethoven. Variations on a Life
160 p¨¢ginas. 18,47 euros
From Silence to Sound. Beethoven¡¯s Beginnings
446 p¨¢ginas. 77,26 euros
The New Beethoven. Evolution, Analysis, Interpretation
572 p¨¢ginas. 110,05 euros
Beethoven¡¯s Lives. The Biographical Tradition
232 p¨¢ginas. 22,78 euros
Beethoven. A Life in Nine Pieces
288 p¨¢ginas. 33,05 euros
The Cambridge Companion to the ¡°Eroica¡± Symphony
270 p¨¢ginas. 24,26 euros
Beethoven: un retrato vien¨¦s
398 p¨¢ginas. 29,90 euros
Las nueve sinfon¨ªas de Beethoven
222 p¨¢ginas. 22,50 euros
?En qu¨¦ consiste el ¡°s¨ªndrome Beethoven¡±? En la propensi¨®n de los oyentes a o¨ªr a los compositores dentro de su propia m¨²sica, haciendo as¨ª de sus obras una suerte de autobiograf¨ªa. Le da nombre el compositor alem¨¢n porque fue la escucha de sus sonatas, de sus sinfon¨ªas, de sus cuartetos, la que dio lugar a la aparici¨®n de los primeros s¨ªntomas, aunque pronto la tendencia se generaliz¨® y se aplic¨® asimismo a otros creadores. Pero fue la m¨²sica instrumental ¨Cabstracta, por tanto, ¡°absoluta¡±¨C de Beethoven la que sirvi¨® de catalizadora para una nueva manera de escuchar m¨²sica en el segundo tercio del siglo XIX, un cambio ¨Csostiene Bonds¨C que no vino provocado ¨²nicamente por la propia m¨²sica, por las tremendas exigencias que planteaba al oyente, sino tambi¨¦n por la ¡°convergencia de fuerzas est¨¦ticas, filos¨®ficas, econ¨®micas y culturales¡±. Nada tiene que ver, por tanto, con lo que se ha bautizado a veces como la ¡°falacia biogr¨¢fica¡±, la tendencia a valerse de la vida de los compositores como principal herramienta hermen¨¦utica de sus obras.
El libro de Bonds no trata, pues, propiamente de la m¨²sica de Beethoven, sino de c¨®mo cambi¨® su manera de escucharla a partir de 1827, lo cual convierte al compositor en un doble innovador: por los cambios radicales que introdujo en la tradici¨®n cl¨¢sica que hered¨® de Haydn y Mozart, pero tambi¨¦n por haber obligado a modificar post mortem la actitud de la escucha de un repertorio que gracias a ¨¦l vio incrementado su ¡°prestigio filos¨®fico¡±. Por mor de su naturaleza no verbal, las obras instrumentales permit¨ªan adentrarse en el interior de otro modo inaccesible del ser humano. Acostumbrados como estamos a leer cu¨¢nto modific¨® Beethoven el aspecto exterior de la m¨²sica, el libro de Bonds nos obliga, en cambio, a bucear en su interior, ense?¨¢ndonos por qu¨¦ el siglo XIX eligi¨® a su autor como ep¨ªtome del (supuesto) autobi¨®grafo capaz de abrirse en canal sin recurrir a las palabras.
Muy pocos meses despu¨¦s de morir Beethoven, en su ensayo sobre la Novena Sinfon¨ªa, Joseph Fr?hlich ya escribi¨®, por ejemplo, que su compatriota hab¨ªa creado en ella ¡°un retrato completo de su alma¡±, que est¨¢bamos ante su ¡°autobiograf¨ªa, escrita con m¨²sica¡±. Nada parecido se hab¨ªa afirmado anteriormente de ning¨²n otro creador del ¡°arte abstracto de la m¨²sica instrumental¡±. De ah¨ª que las obras del autor de Fidelio pasaran a considerarse la expresi¨®n sincera de su yo interior, atribulado y sufriente como pocos, por un lado, y verdades que los oyentes hab¨ªan de descifrar en el curso de la escucha, por otro. El compositor hab¨ªa dejado de ser un orador, un ret¨®rico, y se hab¨ªa convertido en un or¨¢culo. Por eso escribi¨® Carl Dahlhaus que Beethoven planteaba el ¡°reto de descifrar, en un esfuerzo paciente, el significado de aquello que se hab¨ªa producido en la m¨²sica¡±, o Charles Rosen explic¨® que sus obras exig¨ªan ¡°una especie de atenci¨®n anal¨ªtica que no se hab¨ªa necesitado nunca en la m¨²sica anteriormente¡±. Bonds ensarta ahora todas las cuentas imaginables para que comprendamos c¨®mo, cu¨¢ndo y por qu¨¦ se produjo esta radical transformaci¨®n en la manera de escuchar.
Las sesudas reflexiones est¨¦ticas y filos¨®ficas del music¨®logo estadounidense en El s¨ªndrome Beethoven contrastan con el enfoque conciso, terso y claro de Variaciones sobre una vida, un librito publicado en septiembre, tambi¨¦n por Oxford University Press, que, como advierte desde el principio, ¡°no es una biograf¨ªa ni sigue un curso cronol¨®gico¡±. Tampoco se ci?e a lo concreto, ni a sus composiciones m¨¢s manidas, sino que busca comprender ¡°c¨®mo los acontecimientos de la vida de Beethoven moldearon su visi¨®n m¨¢s amplia del arte¡± y la propia imagen que el alem¨¢n ten¨ªa de s¨ª mismo no como un mero compositor, sino como un artista capaz de ¡°poetizar por medio de la m¨²sica¡±.
Muy inteligentemente estructurado en once breves cap¨ªtulos, Bonds dedica unas pocas p¨¢ginas a temas bien conocidos (el car¨¢cter arisco del compositor, su sordera, su vida amorosa, su preocupaci¨®n por el dinero, los tres per¨ªodos creativos, su m¨²sica resumida en quince brillantes p¨¢ginas, la imagen legada a la posteridad), expresando ideas personales y evitando cualquier digresi¨®n innecesaria. Quien sepa poco o nada, aprender¨¢ much¨ªsimo en apenas un suspiro. Quien sea m¨¢s ducho en los intr¨ªngulis beethovenianos, se ver¨¢ obligado a recapacitar sobre lo sabido y ¨Ccomo apunta el subt¨ªtulo del libro¨C completar cada tema con nuevas variaciones, uno de los g¨¦neros predilectos del compositor, que lo acompa?¨® desde sus comienzos en Bonn hasta su ¨²ltima sinfon¨ªa, su ¨²ltima sonata para piano, sus ¨²ltimos cuartetos y, por supuesto, sus Variaciones Diabelli. Bonds es siempre did¨¢ctico (explica la forma sonata vali¨¦ndose de los personajes de El mago de Oz), distingue muy bien entre fuentes fiables y espurias, y evita frases ampulosas o hueras. Es imposible abarcar m¨¢s con menos.
Jeremy Yudkin hab¨ªa escrito libros sobre m¨²sica medieval y sobre Miles Davis. Ahora planta un pilar en terreno intermedio con el estudio m¨¢s original sobre la m¨²sica de Beethoven aparecido en mucho tiempo. Su t¨ªtulo, Del silencio al sonido. Los principios de Beethoven, cita, aparentemente sin saberlo, a Edward Said, que en 1997 public¨® en la revista Raritan el ensayo ¡°From Silence to Sound and Back Again: Music, Literature, and History¡± (sobre, entre otras cosas, Beethoven y Wagner), incluido tres a?os despu¨¦s en Reflections on Exile and Other Essays (2000). S¨ª cita Yudkin, en cambio, otro libro anterior del escritor palestino, Beginnings. Intention and Method, porque reflexiona sobre esos mismos ¡°principios¡± del subt¨ªtulo de Yudkin, que han de entenderse no en su acepci¨®n filos¨®fica o moral, sino al pie de la letra: las primeras notas, los primeros compases con que dan comienzo las obras de Beethoven.
A lo largo de casi cuatrocientas p¨¢ginas, Yudkin apura el espectro completo de posibilidades y analiza estos inicios desde todos los ¨¢ngulos imaginables: el comienzo de una composici¨®n entendido como llamada de atenci¨®n, como sonoridad, como textura, in medias res, como semilla, como humor, como iconoclasia, como contemplaci¨®n, como homenaje, como emulaci¨®n, ?como final! (el ¡°comienzo del comienzo¡± de la Octava Sinfon¨ªa sirve a su vez como broche del primer movimiento: alfa y omega simult¨¢neamente, ¡°en ma fin est mon commencement¡±). Hay tambi¨¦n comienzos m¨²ltiples, comienzos que reaparecen, ¡°comienzos antes del comienzo¡±, comienzos de opus o comienzos con palabras, casi como una solemne declaraci¨®n previa: ¡°Grande Sonate path¨¦tique¡±. Como es natural, la taxonom¨ªa no es r¨ªgida, todas las categor¨ªas se solapan y, lejos de ser compartimentos estancos, son permeables.
Beethoven no fue nunca un gran melodista y muchos de sus comienzos son memorables no por una melod¨ªa, sino por un gesto, un destello, un brochazo. El caso paradigm¨¢tico es, por supuesto, el arranque de la Quinta Sinfon¨ªa: tres notas cortas repetidas seguidas de una nota larga una tercera m¨¢s grave. Y repetici¨®n del mismo dise?o una segunda por debajo. Simpl¨ªsimo, inigualado desde entonces, interpretable e interpretado de mil maneras diferentes y, en palabras de Yudkin, ¡°poderosamente fuerte y, al mismo tiempo, ambivalente¡±. Y los principios de la Heroica (sin m¨¢s aparejos que el despliegue ascendente y descendente de las notas de la tr¨ªada de Mi bemol mayor tras los dos hachazos iniciales) o la Novena Sinfon¨ªa (un magma sonoro que empieza a borbotar y a definir sus perfiles lentamente) demuestran que un buen principio, un principio llamado a recordarse, est¨¢ muy lejos de tener que ser necesariamente un hallazgo mel¨®dico ¨²nico.
Yudkin no se detiene exclusivamente en los primeros movimientos, por supuesto, ni olvida establecer paralelismos y diferencias con respecto a las alfas de otros compositores, de Bach a Ligeti, aunque con especial ¨¦nfasis en Haydn y Mozart. El libro es necesariamente t¨¦cnico, con numerosos ejemplos musicales, pero aun quien no pueda leerlos aprender¨¢ much¨ªsimo sobre c¨®mo gestion¨® Beethoven ese momento trascendente en el que el silencio se rompe de repente y algo nuevo, sonoro, se instala en nuestro o¨ªdo. Yudkin inicia su primer cap¨ªtulo recordando las primeras palabras de Macbeth, Tristram Shandy y Moby Dick. Cuando terminamos de leer su libro, comprendemos que, al igual que en estas y otras muchas obras literarias (¡°Majestuoso, el regordete Buck Mulligan...¡±, ¡°Un m¨ªnimo barom¨¦trico se hab¨ªa situado sobre el Atl¨¢ntico¡±), los comienzos de una pieza musical poseen un poder similar para afectar decisivamente a su interpretaci¨®n y su recepci¨®n.
La segunda contribuci¨®n de Jeremy Yudkin es la edici¨®n de un grueso volumen titulado El nuevo Beethoven, en el que veinti¨²n expertos analizan desde cuestiones muy espec¨ªficas de marcado car¨¢cter t¨¦cnico hasta otras de ¨ªndole m¨¢s general, como ¡°la santificaci¨®n de Beethoven en 1827-28¡± (Christopher Reynolds), ¡°Dios y la voz de Beethoven¡± (Scott Burnham, el autor del imprescindible Beethoven Hero, que invierte aqu¨ª la formulaci¨®n del t¨ªtulo del cl¨¢sico libro de Wilfrid Mellers, Beethoven y la voz de Dios) u otra vuelta de tuerca sobre el llamado ¡°testamento de Heiligenstadt¡±, escrito por un incipientemente sordo, desesperado y presuicida Beethoven en 1802 (William Kinderman). Destaquemos al menos otras dos contribuciones: la de Elaine Sisman, que cierra el volumen trazando ramificaciones asombrosas a partir de la Cavatina del Cuarteto op. 130; y la de ¨Ctambi¨¦n aqu¨ª¨C Mark Evan Bonds, que arroja a¨²n m¨¢s luz que la que proyect¨® en 1995 un luminoso art¨ªculo de Birgit Lodes sobre la famosa dedicatoria privada de Beethoven al Archiduque Rodolfo en su copia manuscrita de la Missa solemnis, tantas veces citada, aunque no siempre de forma certera ni oportuna: ¡°Del coraz¨®n ¨C ?ojal¨¢ vuelva ¨C al coraz¨®n!¡±.
El libro editado por Yudkin est¨¢ dedicado ¨Cy le sobran merecimientos para ello¨C a Lewis Lockwood, que codirige con ¨¦l mismo el Centro para la Investigaci¨®n de Beethoven de la Universidad de Boston, que es, junto con la Beethoven-Haus de Bonn, la instituci¨®n m¨¢s importante para el estudio te¨®rico del compositor, de su obra y sus m¨¦todos de trabajo. Lockwood naci¨®, de manera premonitoria, un 16 de diciembre, presumiblemente el mismo d¨ªa que Beethoven (solo sabemos con certeza que fue bautizado el d¨ªa siguiente), aunque 160 a?os despu¨¦s, por lo que estrenar¨¢ su condici¨®n de nonagenario justamente el pr¨®ximo mi¨¦rcoles, el gran d¨ªa del aniversario. Sus estudios sobre los borradores, aut¨®grafos y el proceso creativo del compositor no ser¨¢n f¨¢cilmente superados, del mismo modo que su biograf¨ªa del m¨²sico, Beethoven. The Music and the Life (2003), finalista del Premio Pulitzer, sigue siendo la mejor opci¨®n para, en un solo volumen, conocer todo lo realmente importante de la vida y la m¨²sica del alem¨¢n. Resulta incomprensible que ninguna editorial se haya mostrado interesada en traducirla a nuestro idioma, al igual que permanece in¨¦dita en nuestro pa¨ªs su monograf¨ªa sobre las nueve sinfon¨ªas, otro libro mod¨¦lico en su g¨¦nero.
Elegido en 2018 Miembro de Honor de la Beethoven-Haus, un privilegio al alcance de muy pocos, Lockwood nos regala ahora, a modo de pen¨²ltimo suspiro, un inesperado y magn¨ªfico ensayo biohistoriogr¨¢fico, Vidas de Beethoven, que repasa ¡°la tradici¨®n biogr¨¢fica¡± del compositor desde el discurso f¨²nebre que escribi¨® Franz Grillparzer para el entierro en 1827 hasta las biograf¨ªas m¨¢s recientes, incluida la suya propia. Sale muy bien parado, como no pod¨ªa ser de otro modo, su estricto coet¨¢neo Maynard Solomon, fallecido el pasado mes de octubre, no s¨®lo por su heterodoxa biograf¨ªa, te?ida de marxismo y psicoan¨¢lisis, sino tambi¨¦n por su colecci¨®n de ensayos, sus estudios centrados en el Beethoven de ¨²ltima ¨¦poca o su edici¨®n del muy poco conocido diario ¨ªntimo del compositor. Sale algo trasquilado, en cambio, Jan Swafford, de quien afirma que el subt¨ªtulo de su biograf¨ªa, ¡°Angustia y triunfo¡±, presagia ya la ¡°prosa aparatosa¡± con que narra la vida del m¨²sico. Lockwood, que lo sabe todo sobre Beethoven, y de primer¨ªsima mano, en contacto directo con las fuentes desde hace d¨¦cadas, opina con franqueza y conocimiento de causa y, entre l¨ªneas, acaba por explicarnos c¨®mo han ido fragu¨¢ndose la imagen p¨®stuma del compositor y la instalada en el imaginario colectivo, no siempre coincidentes.
No ha tenido tiempo de opinar Lockwood sobre el recent¨ªsimo libro de Laura Tunbridge, catedr¨¢tica en Oxford y experta en la canci¨®n rom¨¢ntica alemana. La brit¨¢nica carec¨ªa hasta ahora de credenciales beethovenianas, pero su planteamiento de contar la vida del compositor a partir de tan solo nueve de sus obras (y sus derivaciones), unas m¨¢s previsibles (¡°Heroica¡±, Fidelio, ¡°Hammerklavier¡±, Missa solemnis) y otras mucho menos (Septeto, Sonata ¡°Kreutzer¡±, Fantas¨ªa coral, el modesto Lied ¡°An die Geliebte¡±), le funciona muy bien y construye un relato s¨®lido y legible, sin ninguno de los deslices habituales en los ne¨®fitos. Es otra primer¨ªsima opci¨®n para quien quiera tener toda la informaci¨®n fiable condensada en un solo volumen, sin grandes tecnicismos y con provecho asegurado para cualquier lector, al margen de cu¨¢nto supiera previamente.
Nancy November s¨ª que nos hab¨ªa regalado un estudio monogr¨¢fico de referencia sobre los cuartetos de la ¨¦poca media de Beethoven (opp. 59, 74 y 95), que ella caracteriza con acierto como ¡°teatrales¡±, y ahora es la editora de un conjunto de ensayos sobre la Sinfon¨ªa ¡°Heroica¡±, una partitura crucial, desde cualquier punto de vista que se adopte, en el devenir estil¨ªstico, formal e ideol¨®gico del m¨²sico alem¨¢n e, incluso, de la m¨²sica europea de su tiempo. Precisamente por ello ha ido acumulando inc¨®modas adherencias en forma de leyendas o medias verdades (sobre su dedicatoria, sobre su estreno, sobre su configuraci¨®n, sobre su influencia) y los ensayos de November y sus colegas agotan casi todos los prismas desde los que puede examinarse esta partitura revolucionaria, superando con creces el cl¨¢sico estudio que public¨® Constantin Floros en 2008. Especialmente valiosas son las contribuciones del m¨¢ximo ex¨¦geta actual del Beethoven ¡°heroico¡±, el ya citado Scott Burnham, y los cuatro ensayos sobre la recepci¨®n de la sinfon¨ªa firmados por Beate Angelika Kraus, Leon Botstein, Melanie Lowe y la propia Nancy November. Todo lo que usted quiera saber sobre la ¡°Heroica¡±, y sus circunstancias, se encuentra contenido en este libro.
2020 ha visto incluso la aparici¨®n de dos contribuciones originales publicadas en Espa?a. Es abiertamente superior el inter¨¦s de Beethoven: un retrato vien¨¦s, una amplia aproximaci¨®n al m¨²sico estrictamente decimon¨®nico firmada al alim¨®n por Arturo Reverter y Victoria Stapells, aunque no pueden dejar de se?alarse algunos peros. Se trata de un libro rico en informaci¨®n, asequible para cualquier lector, pero tambi¨¦n en exceso atomizado, con una sobredosis de ep¨ªgrafes y, en conjunto, desequilibrado en el tratamiento que ofrecen sus distintos cap¨ªtulos. Su naturaleza es tambi¨¦n h¨ªbrida, con elementos claramente dispares y quiz¨¢ procedencias diversas, pues por momentos parece asumir el estilo de las notas al programa de un concierto, mientras que otras veces adopta un tono casi period¨ªstico o suavemente divulgativo. Tambi¨¦n chirr¨ªan algunas traducciones de traducciones, o la mezcla de estilos, fruto de esa doble autor¨ªa que arroja dos voces distintas, con las costuras apenas disimuladas. Con todo, lo menos justificable son las generosas erratas e incongruencias, pues este ¡°retrato vien¨¦s¡± parece haber llegado a imprenta sin el barniz de una correcci¨®n de pruebas en condiciones: la citada dedicatoria (en alem¨¢n) de la Missa solemnis, por ejemplo, est¨¢ mal escrita las tres veces que aparece. Sus catorce convencionales cap¨ªtulos tambi¨¦n eligen, como sucede en el libro de Laura Tunbridge, una o varias obras como principal elemento vertebrador, pero sin acabar de lograr imprimir al conjunto la coherencia y el rigor que s¨ª consigue insuflar la brit¨¢nica a sus nueve estadios como partes necesarias, progresivas y complementarias de un todo unitario.
El libro de Marta Vela sobre las nueve sinfon¨ªas de Beethoven se halla lastrado por muchos m¨¢s problemas. El primero, y quiz¨¢ m¨¢s grave, son las frases alambicadas y poco comprensibles. Sirva de ejemplo la que abre el primer cap¨ªtulo: ¡°La orquesta, uno de los m¨¢s felices hallazgos culturales del ser humano ¨Ctal vez, junto al cuarteto de cuerda¨C conoci¨® una de sus primeras ¨¦pocas de esplendor en el per¨ªodo clasicista, tras una larga trayectoria instrumental desde el siglo XVI, gracias a su maridaje con la forma sonata y, por ende, con el g¨¦nero de la sinfon¨ªa¡±. El segundo es que no se incluyen las referencias de sus numeros¨ªsimas citas, algunas servidas en traducciones cuando menos discutibles. La tercera es un af¨¢n que parece desmesurado por detectar coincidencias en fragmentos musicales de obras diferentes cuando, probablemente, no se trata m¨¢s que de semejanzas casuales.
M¨¢s graves son los errores o las afirmaciones no documentadas. Beethoven no muri¨® ni ¡°pobre¡± ni ¡°ignorado¡±. Tampoco parece que pueda defenderse que ¡°buena parte de la m¨²sica orquestal de Beethoven, de alto contenido descriptivo, est¨¢ inspirada en textos de grandes poetas¡±. En la cubierta del manuscrito de la Sinfon¨ªa ¡°Heroica¡±, Beethoven no tach¨® ¡°titolata Bonaparte¡±, sino ¡°intitolata Bonaparte¡±. Y traducir la Schwarzspanierhaus, la ¨²ltima de las innumerables viviendas del m¨²sico en Viena, y en la que se suicidar¨ªa d¨¦cadas despu¨¦s Otto Weininger, como la ¡°casa del espa?ol moreno¡±, roza el desprop¨®sito. Tampoco pas¨® en ella Beethoven ¡°largas temporadas¡±, sino que fue su residencia permanente desde octubre de 1825 hasta su muerte. Es sorprendente que Vela no recoja en su bibliograf¨ªa los mejores estudios recientes de las sinfon¨ªas, los escritos por Martin Geck y Lewis Lockwood, ambos de 2015, u otros ya con marchamo de cl¨¢sicos, como el de Jacques-Gabriel Prod¡¯homme (1906). Y tampoco beneficia nada al libro su lenguaje hinchado, como el de su ¨²ltima frase: ¡°Por este motivo, su m¨²sica prevalecer¨¢ y, como en el cuadro de Danhauser, brillar¨¢ con luz propia hasta el fin de los tiempos, triunfando siempre sobre editores, int¨¦rpretes y cualquier tipo, en fin, de negociantes que de ella quisiesen aprovecharse m¨¢s all¨¢ de su elevada posici¨®n como culmen del arte de los sonidos¡±.
En una carta que escribi¨® Beethoven a su querido amigo y alumno, el archiduque Rodolfo, el 29 de julio de 1819, leemos que ¡°en el mundo del arte, como en el conjunto de la gran creaci¨®n, la libertad, el progreso son el ¨²nico objetivo¡±. Quienes estudian su m¨²sica conocen bien esta frase, este credo, y es seguro que los music¨®logos seguir¨¢n intentando desentra?ar la personalidad y la m¨²sica de uno de los creadores m¨¢s libres, progresistas e inabarcables de la cultura occidental. Tocar¨¢ hacer de nuevo recuento en 2027, cuando se conmemore entonces el segundo centenario de su muerte y cuando podr¨¢n cerrarse ¨Cojal¨¢¨C algunas heridas que quedar¨¢n irremediablemente abiertas cuando concluya este fat¨ªdico y nada heroico 2020.
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