Contar sin tratar de entender

Bajo una falsa apariencia de libro sin ruido ni furia, el argentino Federico Falco (C¨®rdoba, 1977) esconde en la novela Los llanos masacres, guerrillas y duelos. En el marco algo habitual ya de lo autoficcional ¡ªque en este caso no es sospechoso de falta de inspiraci¨®n¡ª, el autor consigue un libro ambicioso y honesto, con la premisa de salida de perder la batalla de lo f¨¢cil y tranquilizador y, en cierto modo, al lector de novela que adem¨¢s de la m¨²sica busca tambi¨¦n poder cantar la letra. Hay tambi¨¦n una lucha del propio Falco con su propia escritura hasta la fecha, excelente autor de cuentos ¡ª222 patitos o Un cementerio perfecto¡ª.

Los llanos, finalista del ¨²ltimo Herralde, plantea el esfuerzo de su autor por construir una novela desde casi lo no argumental. Nos arroja al lenguaje cuidado, pero nada superfluo, que describe cosas que son, sin m¨¢s. Cosas cuya existencia no deber¨ªa ser interpretada ni someterse al hechizo literario que las convertir¨¢ en signos. La vida no es arm¨®nica ni justa. Pero nos decimos todo lo contrario: qu¨¦ es un misterio y, por tanto, descifrable. Trata Federico Falco de entregarnos una novela sin dramaturgia. Todo ese pu?ado de momentos en los que la c¨¢mara se apaga pero seguimos respirando. Fede, el protagonista, trata de superar el duelo de un abandono despu¨¦s de siete a?os de relaci¨®n, escribir desde ese nuevo sitio sin literaturizar la existencia, sin esperar un final. El artefacto literario de Los llanos pretende ser texto que empuje la novela hacia la no trama, de tal modo que cuando lo consigue ¡ªtodo m¨¦rito a Falco¡ª lo hace, a ratos, sacando del c¨®digo novelesco al lector, perdi¨¦ndolo. Sin movimiento, las im¨¢genes no son cine. El lenguaje, la voluntad, la m¨²sica del autor nos gustan tanto que seguimos en la sala de proyecci¨®n, pero a la espera siempre de la intencionalidad, de que algo se mueva.

Fede, nada heroico, ha decidido volver al campo, hacer una huerta, mirar, hacer y no pensar. Igual es un acierto o un error. No importa. Ni a Fede, ni a su autor, ni tampoco a nosotros. Es solo vida, cosas que suceden. A todos, todo el tiempo, en todos sitios. Cada cap¨ªtulo lleva el t¨ªtulo de un mes del a?o. Nombres de plantas y animales, sus comportamientos, vecinos, ciclos, meteorolog¨ªa, noches y ventoleras, forz¨¢ndose el autor a no novelizar nada de eso. La ruptura por parte de Ciro, su pareja, lo ha llevado hasta all¨ª. Un final sin aviso, sin que lo viese venir, sin medias verdades. Ya no m¨¢s: se acab¨®. Tampoco aqu¨ª habr¨¢ redenci¨®n o lecciones aprendidas. La existencia de esa relaci¨®n, c¨®mo la rememora, as¨ª como los recuerdos de la infancia de Fede imantan a los lectores a la novela. Lo cual, ir¨®nicamente, resulta ser traicionarla. Sin esa trama, sin esas se?ales, hubi¨¦ramos abandonado. Ser¨ªa un poema, un manual de instrucciones, un ejercicio de c¨¢mara fija. La novela ¡ªese g¨¦nero que es, quiz¨¢s, aquel que resulta cuando no es los otros g¨¦neros¡ª necesita de un motor dram¨¢tico que la mueva. Algo que, por supuesto, sabe Federico Falco, que nos muestra, valiente y talentoso, la batalla, el enemigo, c¨®mo sale derrotado y victorioso del mismo envite.

LOS LLANOS

Autor: Federico Falco.

Editorial: Anagrama, 2020.

Formato: tapa blanda (192 p¨¢ginas, 17,90 euros) y e-book (9,99 euros).