La novela del verdugo nazi
Philippe Sands ampl¨ªa la indagaci¨®n de ¡®Calle Este-Oeste¡¯ con ¡®Ruta de escape¡¯, el trepidante relato de la huida de Otto von W?chter, oficial de las SS. ¡°Escapar a la justicia no es ser inocente¡±, afirma en esta entrevista el escritor y abogado, que prepara un libro sobre el ¡®caso Pinochet¡¯, en el que particip¨® como jurista
Un apartamento peque?o en un edificio an¨®nimo del siglo XIX en Par¨ªs puede esconder la llave del drama de la historia de Europa. Para Philippe Sands, nieto de los antiguos inquilinos, es la magdalena de Proust, cuyo simple olor desvela todo un mundo de recuerdos y sensaciones, o un aleph, el punto desde el que contemplar todo el universo.
Los libros de este abogado y escritor, nacido en Londres en 1960, arrastran al lector en una b¨²squeda fren¨¦tica y documentada por la Viena de los a?os treinta y las fronteras sanguinarias entre Ucrania y Polonia. Le pasean por el N¨²remberg de los juicios en 1945 y la Roma de la Guerra Fr¨ªa poblada de triples esp¨ªas y obispos filonazis. Y le transportan por cumbres nevadas y lagos pintorescos, por castillos semirruinosos y campos de exterminio, por archivos polvorientos en capitales centroeuropeas y barrios residenciales en Estados Unidos. En realidad, todo tiene su origen en el tercero izquierda del n¨²mero 89 de la Rue de Maubeuge, junto a la Gare du Nord, en la capital francesa.
¡°El viaje empez¨® en este apartamento¡±, dice Sands, que publica en castellano Ruta de escape, tres a?os despu¨¦s de Calle Este-Oeste (ambos en la editorial Anagrama y en traducci¨®n de Francisco J. Ramos Mena). ¡°Sol¨ªamos ir una o dos veces al a?o con mi hermano. A veces ven¨ªa mi madre. Mis abuelos pertenec¨ªan a lo que podr¨ªamos llamar la clase media baja. No ten¨ªan dinero. Pero lo significativo en el apartamento era el silencio. No hablaban. No hab¨ªa alegr¨ªa. Mi hermano y yo ten¨ªamos claro que no pod¨ªamos hacer preguntas. Nos d¨¢bamos cuenta de que algo no iba bien ah¨ª. Sent¨ªamos que hab¨ªa un problema entre mi abuelo y mi abuela. Y que hab¨ªa un pasado cuya puerta no se pod¨ªa abrir¡±.
El abuelo de Philippe Sands se llamaba Leon Buchholz. La abuela, Rita Landes. Ambos eran jud¨ªos. Leon naci¨® en Lemberg, o Lviv, Lw?w o Lvov (el nombre espa?ol, Le¨®polis, es a¨²n m¨¢s evocador), una de estas ciudades que, al ritmo de las guerras de la primera mitad del siglo XX, cambiaron varias veces de pa¨ªs y de nombre. Leon perdi¨® a su familia de Lemberg en el Holocausto. Hoy la ciudad se encuentra en Ucrania y se denomina Lviv. Ruth, hija de Leon y Rita y madre de Philippe, naci¨® en Viena en 1938.
En Calle Este-Oeste, Sands destapaba el secreto de sus abuelos, que escaparon de los nazis a Par¨ªs. El libro era una memoria familiar, un ensayo hist¨®rico y un tratado sobre el derecho internacional criminal, la especialidad profesional del autor. Entrelazaba la vida de Leon y Rita con una indagaci¨®n sobre dos juristas nacidos cerca de Lemberg que definir¨ªan el derecho internacional en el siglo XX: Hersch Lauterpacht, quien teoriz¨® el concepto de cr¨ªmenes contra la humanidad, y Rafael Lemkin, quien se bati¨® durante buena parte de su vida porque se reconociese el crimen de genocidio.
Otro personaje central en Calle Este-Oeste era Hans Frank, virrey nazi en la Polonia ocupada durante la II Guerra Mundial y ahorcado en 1946 tras ser condenado en N¨²remberg por cr¨ªmenes de guerra y contra la humanidad. Una figura secundaria era Otto W?chter (o von W?chter), ferviente nacionalsocialista que durante la guerra fue gobernador de Cracovia y de Galitzia, donde se encontraba Le¨®polis, y estuvo implicado en la muerte de decenas de miles de jud¨ªos. Al contrario que Frank, ?W?chter nunca fue juzgado ni ejecutado. Muri¨® en un hospital romano en julio de 1949. ?l es el protagonista del nuevo libro, Ruta de escape.
¡°Ruta de escape trata de lo que ocurre cuando no se imparte justicia¡±, explica Sands en una entrevista telef¨®nica. ¡°En Calle Este-Oeste se hac¨ªa justicia con Hans Frank en N¨²remberg. Otto W?chter, en cambio, escapa. La huida permiti¨® a su familia retratar al padre como a un inocente. La teor¨ªa del libro dir¨ªa que es que la vida no es as¨ª: solo porque escape de la justicia no significa que el individuo sea inocente, y esto no trae paz a la familia¡±. El libro es a la vez la historia particular de un criminal nazi, pero tambi¨¦n una historia de amor ¡ªla de Otto y Charlotte¡ª, el relato trepidante y lleno de giros inesperados que bebe de la novela de esp¨ªas (no es casualidad que aparezca el fallecido John le Carr¨¦, vecino de Sands en Londres), y una reflexi¨®n sobre el mal.
¡°Los abogados de Pinochet quisieron contratarme. Mi mujer, que es nieta de republicanos espa?oles, me dijo que si lo defend¨ªa se divorciaba. Al final particip¨¦ en el proceso, pero como parte de la acusaci¨®n¡±
¡°Es m¨¢s importante entender al verdugo que a la v¨ªctima¡±, dice una de las dos citas que encabezan el volumen. La pronuncia otro escritor que aparece fugazmente como personaje, Javier Cercas, durante un encuentro en Roma decisivo para el desenlace. La cita de Cercas va acompa?ada de otra, extra¨ªda del Libro de Isa¨ªas: ¡°Con sus arcos traspasar¨¢n a los j¨®venes; no se apiadar¨¢n del fruto del vientre ni tendr¨¢n compasi¨®n de los hijos¡±. Ambas estructuran el relato: la constataci¨®n del mal absoluto y la voluntad de entender al criminal.
Otto W?chter es un tipo seductor: la ant¨ªtesis del bur¨®crata gris y de apariencia banal que se identifica con Adolf Eichmann o del nazi de pel¨ªcula que lleva la maldad incrustada en el rostro. Hay momentos de la huida ¡ªcuando pasa tres a?os sobreviviendo en el alta monta?a o cuando m¨¢s tarde llega a Roma a la espera del pasaje hacia Am¨¦rica Latina¡ª en los que el lector se sorprende a s¨ª mismo deseando que las cosas le salgan bien al criminal, que no le pillen quienes imaginamos que son sus perseguidores, que se salga con la suya. Es inc¨®modo y desagradable; tambi¨¦n es una evidencia del talento del escritor, que nos recuerda que los monstruos son seres de carne y hueso, humanos hechos del mismo material que el resto, y por eso m¨¢s peligrosos. Otto W?chter es un nazi en tecnicolor.
Le pregunto a Sands si en su carrera como abogado de derechos humanos se ha topado con otros criminales glamurosos como W?chter. ¡°No demasiados, pero d¨¦jeme darle un ejemplo que estoy tratando ahora¡±, responde. ¡°Se trata del caso de los rohingyas en el Tribunal Internacional de Justicia. Soy el abogado de Gambia contra Myanmar [la antigua Birmania]. En diciembre de 2019 tuvo lugar la primera audiencia en La Haya. La l¨ªder del equipo de Myanmar era una persona muy famosa: Aung San Suu Kyi, premio Nobel de la Paz. Ella defend¨ªa a Myanmar, su pa¨ªs, ante la acusaci¨®n de genocidio. Yo estaba a dos metros de ella en la sala. Es muy inteligente, muy carism¨¢tica, una oradora brillante y un ser humano atractivo¡ defendiendo lo indefendible. Y yo me preguntaba: ?qu¨¦ demonios ocurre?, ?por qu¨¦ hace esto?¡±. Una posible respuesta, apunta Sands, es que ella lo hac¨ªa por amor a su padre, Aung San, patriarca de la independencia de Myanmar y fundador del Ej¨¦rcito birmano acusado ahora de cr¨ªmenes contra la minor¨ªa rohingya.
El otro protagonista de Ruta de escape, adem¨¢s de Otto W?chter, es Horst, el hijo peque?o de Otto y Charlotte W?chter, dedicado en cuerpo y alma a defender la inocencia de su padre y, de forma indirecta, la de su madre, devota del marido y de su memoria. Horst W?chter es hoy un anciano recluido en un castillo en Austria y atrapado en la fortaleza mental de sus recuerdos falseados. Es incapaz de asumir el papel de su padre en el Holocausto, pero lo parad¨®jico es que es ¨¦l mismo quien suministra a Philippe Sands monta?as de documentos del archivo familiar que demuestran los cr¨ªmenes de Otto W?chter que el hijo se niega a reconocer.
La relaci¨®n entre Philippe y Horst es una subtrama que podr¨ªa ser c¨®mica si no fuese por el trasfondo siniestro. Se pelean, se reconcilian, nunca est¨¢n de acuerdo, nunca rompen la relaci¨®n. ¡°Aunque discrepo de sus conclusiones sobre los hechos y su negaci¨®n de los hechos, no es un negacionista del Holocausto, no es un antisemita, no es un racista¡±, dice Sands. ¡°Es una buena persona, le aprecio¡±.
Ruta de escape puede leerse como una secuela de Calle Este-Oeste: entre N¨²remberg, en 1945, y Roma en 1949, el mundo hab¨ªa cambiado. La Guerra Fr¨ªa hab¨ªa trastocado las prioridades: la persecuci¨®n de los criminales nazis ya no era tan urgente. En realidad, ser¨¢ una trilog¨ªa, revela Sands. La tercera parte, en la que est¨¢ trabajando y que deber¨ªa publicar en 2024, tira de otro hilo: el de un peque?o personaje de Ruta de escape, Walter Rauff, oficial de las SS que vivi¨® en el mismo monasterio romano donde en 1949 se refugi¨® Otto W?chter. Rauff huy¨® a Siria y, de ah¨ª, a Ecuador, donde conoci¨® a un joven Augusto Pinochet. De Ecuador se traslad¨® a Chile. Y en 1973, explica Sands, supuestamente se convirti¨® en interrogador al servicio de Pinochet.
¡°Veinticinco a?os m¨¢s tarde¡±, cuenta Sands, ¡°el caso de Augusto Pinochet llega a Londres por la acci¨®n del juez espa?ol Baltasar Garz¨®n. Y yo me convierto en un abogado en este caso. La orden de detenci¨®n inicial que emite Baltasar Garz¨®n es para arrestar a Pinochet por, atenci¨®n, cr¨ªmenes contra la humanidad y genocidio¡±. Es decir, los mismos cr¨ªmenes que teorizaron Hersch Lauter?pacht y Rafael Lemkin, los h¨¦roes de Calle Este-Oeste. ¡°Cuatro d¨ªas despu¨¦s de la detenci¨®n de Pinochet, estoy en Par¨ªs para asistir al funeral de mi abuelo¡±, contin¨²a. ¡°Entonces, mi firma de abogados en Londres me llama para decirme que los abogados de Pinochet han llamado porque quieren contratarme. Voy al cementerio y me encuentro con mi mujer. La madre de mi mujer, Mar¨ªa Elena de la Iglesia, de Burgos, es la hija de un general del Ej¨¦rcito de la Rep¨²blica, Federico de la Iglesia, que en 1937 fue responsable de la defensa de Madrid. Natalia, mi mujer, me mira y me dice: ¡®Si act¨²as a favor de Pinochet, me divorcio¡¯. No act¨²e a favor de Pinochet, sino en contra. Y el tercer libro de la serie ser¨¢ la historia del caso Pinochet en Madrid, en Londres y en Chile, y tambi¨¦n la historia de Walter Rauff¡±. No tiene t¨ªtulo a¨²n; el archivo en el ordenador de Sands dice, por ahora, Pino book (Libro de Pino).
La historia gira en c¨ªrculos y abarca el siglo XX y varios continentes: Le¨®polis, Viena, Cracovia, Roma, Damasco, Chile, Londres, Madrid¡ Y el pisito en Par¨ªs, origen y final de todo. ¡°Cada vez que llego en tren a la Estaci¨®n del Norte de Par¨ªs, hago una peque?a peregrinaci¨®n. Son 200 metros de distancia¡±, dice. ¡°Miro el edificio. Yo dorm¨ªa en la habitaci¨®n del tercer piso a la izquierda y o¨ªa los trenes que llegaban a la estaci¨®n¡±.
Y sin embargo Sands ¡ªel sabueso que en sus investigaciones no deja cabo suelto, que escruta los archivos m¨¢s remotos y olvidados, que puede cruzar el oc¨¦ano para verificar un detalle¡ª nunca se ha atrevido a tocar el timbre del apartamento donde viv¨ªan sus abuelos para entrar de nuevo en el espacio m¨¢gico de su infancia. Algo le reten¨ªa. ¡°Quiz¨¢ es porque prefiero preservar el recuerdo, el olor y el sonido. Quiz¨¢ lo quiero hacer y a la vez no lo quiero hacer, porque el recuerdo es tan maravilloso que se transformar¨ªa si viese como est¨¢ hoy. Recuerdas lo que recuerdas: no recuerdas la verdad¡±.
El m¨¦todo del abogado
El jurista Eli Lauterpacht, mentor del abogado Philippe Sands, le dio una vez un consejo a su disc¨ªpulo: ¡°Cuando est¨¦s ante los jueces en un tribunal internacional, nunca les digas lo que deben hacer. Tu papel consiste en presentar el material de manera que los jueces lleguen a la misma conclusi¨®n a la que quieres que lleguen, pero de modo que les permita creer que son ellos solos quienes han alcanzado esta conclusi¨®n¡±.
El consejo de Lauterpacht ¡ªhijo del jurista que formul¨® el concepto de cr¨ªmenes contra la humanidad¡ª le result¨® a Sands de utilidad para su otra carrera: la de escritor. Los jueces son los lectores. Y ¨¦l, en sus libros, adopta la misma actitud que como abogado ante un nuevo caso. Primero, investiga los hechos. Despu¨¦s, los expone con la mayor claridad posible, sin mostrar sus emociones y evitando pontificar.
¡°?Qu¨¦ ocurri¨®? ?Qui¨¦n hizo qu¨¦? ?Qui¨¦n dio la orden?¡±, se pregunta. As¨ª arrancan las pesquisas. ¡°Cuando tienes los hechos, los analizas¡±, a?ade. ¡°Pero siempre tropiezas con sorpresas. Llegas y abres una puerta, que te lleva a otro lugar, donde hay otras tres puertas, y debes abrir las tres¡±.
Es un trabajo minucioso y que nunca sabe ad¨®nde le conducir¨¢. En 2011, mientras preparaba 'Calle Este-Oeste', conoci¨® a Horst von W?chter, hijo de un criminal de guerra nazi que se negaba a condenar a su padre. Se lo hab¨ªa presentado Niklas Frank, hijo de otro nazi que, al contrario de Horst, condenaba sin excusas a su padre. Sands, nieto de jud¨ªos que escaparon al Holocausto, acab¨® rodando junto a Niklas y Horst el documental What Our Fathers Did: A Nazi Legacy' (puede verse en Filmin con el t¨ªtulo 'Mi legado nazi'). En Ruta de escape profundiza en la historia del padre de Horst von W?chter.
Otro autor se habr¨ªa perdido entre las 10.000 p¨¢ginas de documentos en alem¨¢n que W?chter entrega a Sands sobre Otto y Charlotte von W?chter, sus padres. ¡°Lo primero que haces¡±, explica, ¡°es tomarte tu tiempo. Y acabas ley¨¦ndolo todo. Pero algunas cosas se te quedan en la cabeza. Acaban siendo los puntos centrales en la historia¡±.
Entonces llega la fase de la redacci¨®n. ¡°La verdad es que empiezo sin saber ad¨®nde voy¡±, confiesa. ¡°Escribo un primer borrador y despu¨¦s lo reestructuro completamente, hago mucho corta y pega. Tanto para Calle Este-Oeste como para Ruta de escape hice cuatro borradores completos. El primero es el m¨¢s dif¨ªcil. Despu¨¦s es un placer¡±.
A la hora de escribir, regresa a los consejos de su maestro Lauterpacht. ¡°No impongo mis conclusiones al lector¡±, dice. ¡°Dejo que el lector extraiga las suyas. Los lectores prefieren que el escritor no les diga lo que deben pensar¡±. Sands no est¨¢ solo en la familia de los escritores-juristas. Cita a los alemanes Bernhard Schlink y Ferdinand von Schirach y al brit¨¢nico Alexander McCall Smith. Pero a veces le da vueltas a la idea de dejar la abogac¨ªa y dedicarse a tiempo completo a la escritura.
El escritor Hisham Matar, autor de 'El regreso', le dio otro consejo que no olvida: ¡°Philippe, nunca dejes de ser abogado. La ley te distingue y te nutre. Conoces gente, ves detalles, entiendes las cosas de otra manera¡±. Sands sonr¨ªe y concluye: ¡°Supongo que seguir¨¦ el consejo¡±.
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