William Wyler, de ¡®Ben-Hur¡¯ a ¡®Malcolm & Marie¡¯
El estreno de la pel¨ªcula de Netflix, donde se alaba al director de ¡®Los mejores a?os de nuestra vida¡¯, recupera para las nuevas generaciones a un cineasta criado en los grandes estudios y acusado de resultar demasiado impersonal
¡°Dice que soy el nuevo Spike Lee, el nuevo Barry Jenkins, el nuevo John Singleton. Y le he respondido: ¡®?Y el nuevo William Wyler?¡±. Malcolm, el director protagonista de Malcolm & Marie (reci¨¦n llegada a Netflix), viene del estreno de su nueva pel¨ªcula. Ha triunfado, ha arrasado, ha dejado a todo el mundo con la boca abierta. Pero se queja de los cr¨ªticos, y les ataca por el color de la piel: ¨¦l no quiere ser el nuevo talento f¨ªlmico negro, quiere ser el nuevo talento. Punto. Y de ah¨ª sale su referencia al director de Los mejores a?os de nuestra vida, Cumbres borrascosas, La loba, Vacaciones en Roma, Horizontes de grandeza, Ben-Hur o La se?ora Miniver, uno de los creadores m¨¢s ecl¨¦cticos del Hollywood dorado, de la dictadura de los grandes estudios. Y una referencia extra?a, por cuanto las actuales generaciones han olvidado su nombre, sepultado por la generaci¨®n del Nuevo Hollywood, que no le tuvo en consideraci¨®n. As¨ª que mucha gente se preguntar¨¢ al ver Malcolm & Marie: ?qui¨¦n es William Wyler?
En su momento, Wyler fue uno de los grandes del cine, un director que levantaba ampulosas pel¨ªculas antes de la Segunda Guerra Mundial. En su mejor momento, los cr¨ªticos le colocaban a la misma altura que John Ford. Pero Wyler era, seg¨²n Orson Welles, que no le ten¨ªa especial cari?o, ¡°un director de productores y un brillante productor¡±, y para Bertrand Tavernier, ¡°Wyler, al igual que George Cukor, aunque este fuera mejor tratado, fue una rueda m¨¢s del sistema¡±. Fue 12 veces candidato al Oscar a mejor direcci¨®n y lo gan¨® en tres ocasiones. Nacido en Mulhouse (Francia) en 1902, de familia jud¨ªa, emigr¨® a Estados Unidos para prosperar porque su madre era prima de Carl Laemmle, el fundador de Universal Pictures, quien le ofreci¨® cuando cumpli¨® los 18 a?os un puesto en las oficinas del estudio en Nueva York. As¨ª fue ascendiendo, y en 1925, tras participar en el rodaje de la carrera de cuadrigas del Ben-Hur, de Fred Niblo, ya dirigi¨® su primera pel¨ªcula ¡ªde dos rollos, es decir, unos 20 minutos¨D, el w¨¦stern The Crook Buster. Desarroll¨® junto al director de fotograf¨ªa Gregg Toland la profundidad de campo, antes de que Toland la usara con tanto ¨¦xito en Ciudadano Kane. Wyler cre¨ªa en una direcci¨®n de actores casi teatral: todos deb¨ªan estar en escena y que el espectador decidiera su punto de vista.
Antes de la Segunda Guerra Mundial, Wyler consigui¨® la fama de cineasta ortodoxo. En el documental La guerra en Hollywood, Steven Spielberg, que se centra en su carrera, le define as¨ª: ¡°Antes de la Segunda Guerra Mundial, sus pel¨ªculas eran como leer un buen libro, pero no contaban problemas relevantes del mundo¡±. Se refiere as¨ª, en una frase muy acertada, a Desenga?o, Cumbres borrascosas, Jezabel, La carta o La loba, estas tres ¨²ltimas con Bette Davis. ¡°Con La se?ora Miniver¡±, asegura Spielberg, ¡°encontr¨® por fin su primera causa, algo que llevaba tiempo queriendo hacer, y realiz¨® una gran historia de solidaridad y fuerza¡±. Efectivamente, La se?ora Miniver, un drama sobre una familia brit¨¢nica al inicio de la Segunda Guerra Mundial, fue una pel¨ªcula adelantada a su tiempo: se empez¨® a rodar un mes antes de que Estados Unidos entrara en combate. Pero a Hollywood le cost¨® estrenarla. ¡°Fue su contacto con la guerra y quer¨ªa que tuviera influencia en EE UU¡±, incide Spielberg. El mismo Wyler, a?os despu¨¦s, dir¨ªa: ¡°Si puedes, haz una pel¨ªcula que tenga algo que decir. Claro que el entretenimiento es el principal objetivo, pero si la pel¨ªcula aporta algo al contexto social actual, entonces se convierte en una fuente de gran satisfacci¨®n¡±.
La Segunda Guerra Mundial cambi¨® la vida y la carrera de Wyler. Reclutado por Frank Capra para el selecto grupo de cineastas El estreno de La se?ora Miniver le pill¨® justo en Londres (y ten¨ªa miedo a la reacci¨®n de p¨²blico brit¨¢nico), donde fue un ¨¦xito: Churchill contaba que la pel¨ªcula hizo m¨¢s por el ¡°esfuerzo b¨¦lico que una flotilla de destructores¡±. Tambi¨¦n est¨¢ en Londres, embarcado en el proyecto de pel¨ªculas Por qu¨¦ luchamos, cuando gana su primer Oscar a mejor direcci¨®n.
Wyler devino en cineasta con toque humano. Su primera pel¨ªcula iba a ser reflejo del d¨ªa a d¨ªa de los soldados afroamericanos. Tras las indicaciones racistas recibidas por el Departamento de Estado, le dijo a Capra que lo dejaba. Se centr¨® entonces en las misiones sobre Alemania de los bombarderos B-17, las llamadas fortalezas volantes, para terror de los altos mandos militares: Wyler era jud¨ªo y si ca¨ªa en manos nazis su destino no ser¨ªa un campo de prisioneros, sino uno de exterminio. Spielberg explica que en esa pel¨ªcula, Memphis Belle (como el nombre del avi¨®n en el que vol¨® Wyler), el cineasta se volc¨® en los detalles y crea un sentimiento muy especial: ¡°Se oye, por ejemplo, c¨®mo desde su avi¨®n van contando los soldados que saltan en paraca¨ªdas de oro bombardero que cae derribado, y se ve c¨®mo solo saltan dos de los diez integrantes de la tripulaci¨®n¡±. Uno de sus c¨¢maras muere en una de las misiones. El documental Memphis Belle se estren¨® en 1944, y fue la primera vez que The New York Times rese?¨® una pel¨ªcula en su portada.
El cineasta film¨® la liberaci¨®n de Roma, y aprovech¨®, al retroceder los alemanes, para acercarse a su pueblo natal en un veh¨ªculo conducido por el hermano peque?o de Hemingway. No quedaba nadie de su familia ni de sus amigos o vecinos por culpa del Holocausto; solo estaba en pie la tienda de su padre. Su siguiente esfuerzo documental, Thunderbolt, volvi¨® a subirle a un avi¨®n: en los nuevos B-25. Pero no hizo caso a los consejos, y vol¨® sin protecci¨®n en los o¨ªdos. En su primera misi¨®n, se qued¨® sordo, ¡°siendo un director muy centrado en las palabras¡±, subraya Spielberg. Wyler se hizo famoso por repetir toma tras toma e insultar y gritar a sus actores: consideraba que seg¨²n hac¨ªan m¨¢s repeticiones, se enfadaban y abandonaban sus ideas preconcebidas. Por la sordera, el Ej¨¦rcito le devolvi¨® a EE UU.
Wyler logr¨® recuperar en un o¨ªdo un 20% de la audici¨®n y un aud¨ªfono mejor¨® su calidad de vida. Como su ¨²ltima pel¨ªcula del contrato que le ataba a Samuel Goldwyn, encara su mejor trabajo: Los mejores a?os de nuestra vida, la vuelta a casa de tres veteranos, y su dif¨ªcil encaje en la vieja realidad. ¡°Hizo que la gente entendiera mejor a los soldados que volv¨ªan a casa¡±, explica Spielberg. Wyler imprimi¨® verdad al drama: el vestuario de Mirna Loy y Teresa Wright se lo compraron ellas mismas en una tienda; no dej¨® que Harold Russell, el soldado sin manos que las ha sustituido por garfios, recibiera clases de interpretaci¨®n; no movi¨® la c¨¢mara hasta la secuencia del cementerio de B-17. Los mejores a?os de nuestra vida se convirti¨® en un cl¨¢sico instant¨¢neo, y gan¨® siete Oscar y otro m¨¢s honor¨ªfico para Russell. ¡°Es una obra maestra del realismo social americano, y ¨¦l empez¨® una etapa en que sus pel¨ªculas fueron m¨¢s cinematogr¨¢ficas, m¨¢s pict¨®ricas¡±, cuenta Spielberg.
En 1945 hab¨ªa fundado junto a Frank Capra y George Stevens la productora Liberty Films, que quebr¨® por el fracaso de ¡®?Qu¨¦ bello es vivir!¡¯. Fue adquirida por la Paramount en 1947 y Wyler pas¨® a depender de ese estudio. All¨ª realizar¨ªa La heredera, Carrie o Brigada 21. Harto del ambiente surgido por la caza de brujas (en una reuni¨®n del sindicato de directores se enfrenta a gritos con el ultraderechista Cecil B. De Mille), aprovech¨® la preproducci¨®n de Vacaciones en Roma (1953) para vivir dos a?os en la capital italiana.
Su contrato con Paramount lo cerr¨® con Horas desesperadas, uno de los ¨²ltimos filmes de Humphrey Bogart. A¨²n trabaj¨® 15 a?os m¨¢s y dirigi¨® ocho largometrajes como La gran prueba (1956), Horizontes de grandeza (1958) o la monumental Ben-Hur (1959), cuyos mejores momentos ¨¦l no dirigi¨®. Pero quiso realizar una versi¨®n de su filme de 1936 Esos tres, una historia sobre rumores destructivos, con La calumnia, sin acercarse al original.
Wyler solo logr¨® una vez m¨¢s estar a la altura de su mejor cine: fue con El coleccionista (1965). Posteriormente llegar¨ªan C¨®mo robar un mill¨®n y..., Funny girl o No se compra el silencio, filmes planos: el ¨²ltimo, centrado en diferencias raciales, choc¨® con el estilo opuesto que anunciaba el Nuevo Hollywood. Tras finalizar este rodaje en 1970, Wyler entr¨® en un r¨¢pido declive f¨ªsico, acuciado emocionalmente con la muerte de su hermano mayor Robert, su mano derecha en el cine, en enero de 1971. Dej¨® el cine y se dedic¨® a viajar por todo Estados Unidos hasta su fallecimiento en julio de 1981. Malcolm alaba en el filme de Netflix el eclecticismo de Wyler. ?l mismo ahond¨® en ello: ¡°Siempre me han extra?ado las acusaciones de impersonal de parte de cr¨ªticos autoristas. Esa falta de personalidad fue siempre deliberada, y eso me permiti¨® ser ecl¨¦ctico¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.