Maggie Nelson: ¡°Una ventaja de ser mujer es llevar el canon a tu terreno¡±
Osada, cerebral y sensible, la ensayista suma sus historias ¨ªntimas al armaz¨®n te¨®rico. La autora de ¡®Los argonautas¡¯ recorre su obsesi¨®n por el color azul en el po¨¦tico ¡®Bluets¡¯
Un suave sol californiano ilumina la despejada sala desde la que Maggie Nelson (San Francisco, 1973) responde a la videollamada. Se presenta con una amable sonrisa, su melena rubia recogida en dos largas coletas y una camisa azul de algod¨®n gordo como de le?ador con finos cuadros blancos, pero sin botones a la vista y con cuello alto que cede en varios pliegues. Sus ojos son de un tono mucho m¨¢s claro que esa prenda. ¡°?Parece el mundo m¨¢s azul para los que tienen ojos azules? Supongo que no, pero prefiero pensar que s¨ª (auto-engrandecimiento)¡±, escribi¨® Nelson en la anotaci¨®n n¨²mero 37 de su inclasificable Bluets.
Rechazado por m¨¢s de 20 sellos, finalmente ese bello y breve ensayo, construido a partir de 240 anotaciones o divagaciones en torno a la obsesi¨®n de la autora con el color azul, fue publicado en Estados Unidos en 2009. Convertido en libro de culto, ahora llega su versi¨®n en castellano en el sello Tres Puntos, editorial que tambi¨¦n ha publicado El arte de la crueldad (2020) y Los argonautas (2019), ¡ªtodos traducidos por Lawrence Schimel¡ª. Anagrama sacar¨¢ el a?o pr¨®ximo su nuevo ensayo, a¨²n in¨¦dito en EE UU, Sobre la libertad.
¡°Empec¨¦ con el color azul a los 17 o 18, pero no fue hasta pasados los 30 que me puse realmente con esto¡±, explica. ¡°Hab¨ªa sacado dos libros sobre violencia sexual, en los que trat¨¦ asuntos feos y escabrosos. Era un reto escribir sobre la belleza. Lo arranqu¨¦ como un experimento para limpiar el paladar¡±. Los episodios de violencia sobre los que hab¨ªa escrito estaban relacionados con el brutal asesinato de una hermana de su madre ocurrido en 1969. Pero el salto literario a la belleza que hab¨ªa previsto con Bluets se complic¨® por el accidente que padeci¨® una amiga que qued¨® parapl¨¦jica, y una historia de amargo desamor. Mallarm¨¦, Goethe o el recuerdo de una tarde de sexo en el Chelsea Hotel se van a sumando a Emerson, Yves Klein o Billie Holiday, en un texto que se mueve como una conversaci¨®n entre la poes¨ªa, el comentario ilustrado, la cr¨ªtica cultural y la autobiograf¨ªa. ¡°Acab¨® siendo un libro sobre el dolor y el placer. Al escribir empiezo con un tema que me interesa, pero luego hay que demostrar por qu¨¦ te importa. En este caso, ?por qu¨¦ alguien se preocupa por las cosas bellas?, ?qu¨¦ papel desempe?a la belleza en nuestras vidas?¡±.
Ganadora de la beca Guggenheim y de la MacArthur (la llamada beca de los genios), Nelson, por momentos cruda y osada, cerebral y sensible, nunca esconde su querencia por los textos te¨®ricos y filos¨®ficos. Pero, a su potente armaz¨®n acad¨¦mico ¡ª?en muchos casos con un eco posmodernista y de teor¨ªa de g¨¦nero¡ª, la escritora suma su historia, como en Los argonautas, el libro que la sac¨® de los m¨¢rgenes y la coloc¨® en el grupo de mujeres ensayistas estadounidenses que reclaman y renuevan el mismo g¨¦nero literario en el que triunfaron en los setenta desde Susan Sontag hasta Joan Didion. ¡°La no ficci¨®n vive un buen momento, pero no s¨¦ si yo me calificar¨ªa como ensayista¡±, reflexiona. ¡°Una ventaja de ser mujer es que puedes hacer a tu manera cosas que est¨¢n en el canon, llevarlas a tu terreno y que sean novedad. Yo he seguido el modelo de Roland Barthes, Peter Handke o Gilles Deleuze en distintos libros. La idea de las proposiciones de Bluets est¨¢ tomada de Wittgenstein. Me gusta desmontar m¨¢s que construir grandes sistemas omnicomprensivos¡±.
A Nelson le gusta escribir sin cap¨ªtulos, condensando ideas en p¨¢rrafos que cambian de rumbo y de tono, arrancan debates y crean su propio ritmo. ¡°La escritora Annie Dillard, una de mis profesoras, nos dec¨ªa que los apuntes peque?os acaban creando algo grande que puedes luego moldear¡±, se?ala. En sus textos es como si aterrizara las ideas abstractas a trav¨¦s de su vida y de su cuerpo, de manera que el sexo, el g¨¦nero, lo queer, la maternidad, el dolor, el arte, la amistad, la muerte o la crueldad van haci¨¦ndose palpables. En Los argonautas narr¨® su historia de amor con Harry Dodge, que se someti¨® a un tratamiento de testosterona y a una operaci¨®n para quitarse los senos y avanzar en su transici¨®n hacia el g¨¦nero masculino, mientras emprend¨ªan juntos la construcci¨®n de una familia y la autora se inseminaba para tener un hijo.
Desde el pediatra y psic¨®logo brit¨¢nico D. W. Winnicott hasta la acad¨¦mica Eve Sedgwick, Nelson va se?alando lecturas en sus libros. Su comentario de texto, sumado a su vivencia ¨ªntima, se vuelve extremadamente personal, nunca anecd¨®tico, y las ideas no pierden peso. ¡°Cuando empec¨¦ a escribir, todos mis h¨¦roes formaban parte de la generaci¨®n que padeci¨® el sida. El cuerpo era pol¨ªtica. Y siempre he tenido un gran inter¨¦s en el feminismo y en la poes¨ªa confesional de los sesenta y setenta¡±, apunta. ¡°Pero lo crudo es una performance cocinada que sabe a crudo. Y lo personal es una estrategia que en algunos proyectos resulta m¨¢s natural que en otros¡±. El sexo es un elemento recurrente en sus escritos. ¡°Me gusta la literatura con sexo y he impartido cursos sobre esto. En el mundo feminista y queer hay muchos escritos muy expl¨ªcitos¡±, dice. ¡°Yo echo mano de episodios minimalistas. Y un poco de sexo te puede llevar muy lejos¡±.
Los ¨²ltimos a?os en EE UU, marcados por cierto nihilismo, y la posverdad, ?demuestran el triunfo de las teor¨ªas posmodernistas? ¡°Foucault o Butler han hecho contribuciones muy importantes. Es un error pensar que un discurso crea la realidad y que no existen los hechos, pero una vez admitido esto hay que absorber las lecciones y seguir hacia delante. Y, s¨ª, de d¨®nde vienes influye en la realidad que percibes¡±, sostiene.
Al hablar sobre el estado de la cuesti¨®n queer, Nelson se refiere con media sonrisa a los a?os de Obama y la homonormatividad y uniformizaci¨®n que entonces preocupaba a algunos dentro del colectivo LGTBQI. ¡°Luego volvi¨® el estigma, y el tira y afloja seguir¨¢. Lo queer se ha encontrado con resistencia desde el principio¡±, se?ala. ¡°Soy una pensadora, no una polemista, y me gusta mirar todos los ¨¢ngulos. No tengo un perro en esa pelea. Creo sinceramente que debemos asumir otras luchas, como la crisis clim¨¢tica¡±.
?Ha cambiado su visi¨®n del color azul en estos a?os? ¡°Mi amiga y maestra Christina Cosby, que tuvo el accidente cuando escrib¨ªa Bluets, muri¨® el 6 de enero. El azul nunca termina¡±.
Bluets. Maggie Nelson. Traducci¨®n de Lawrence Schimel. Tres Puntos, 2021. 16,95 euros.
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