El payaso muestra la herida
En el centenario del nacimiento de Joseph Beuys, una nueva exposici¨®n en Barcelona a?ade una faceta m¨¢s a la de escultor, profesor, ecologista y artista estrella: la de buf¨®n
Los museos, como la literatura, tienen sus edades. La Edad Teocr¨¢tica precedi¨® a la Aristocr¨¢tica y a la Democr¨¢tica; despu¨¦s lleg¨® la Serioc¨®mica, con el buf¨®n como protagonista inusitado del invento del cubo blanco. Dur¨® pocas d¨¦cadas porque enseguida irrumpi¨® la Ca¨®tica ¡ªla de los museos como castillos y toboganes hinchables¡ª y su r¨¦plica que ahora emerge como un iceberg revolcado: la Edad Catastr¨®fica. As¨ª, la secuencia hist¨®rica comienza ¡ªaunque no siempre sigue un estricto orden cronol¨®gico¡ª con los repositorios vaticanos y termina con Leonardo, Van Gogh, C¨¦zanne o Picasso como los m¨¢s grandes artistas que podremos llegar a conocer, pero su cuidado ya no puede ser asumido por un poder institucional central.
En la edad nuestra del desastre, con muchos museos en quiebra y ofertando su patrimonio, la autoridad est¨¦tica no est¨¢ en la Academia ni en la cr¨ªtica, sino en los licenciados vidriera, risibles sujetos que nos siguen conmoviendo con su vigorosa resistencia a envejecer, pues sus obras mantienen ese objetivo ¡ªpr¨¢ctico¡ª de liberar a las personas de las moralidades del poder (la Iglesia) y de las inmoralidades del capital. Hace 50 a?os, Marcel Broodthaers cre¨® el libro de artista Mus¨¦e d¡¯Art Moderne ¨C ¨¤ vendre pour cause de faillite, ¨²ltima secci¨®n de su museo por cap¨ªtulos que present¨® en la Kunsthalle de D¨¹sseldorf y despu¨¦s en la Documenta 5 (1972). De tal absurda y premonitoria taxonom¨ªa se podr¨ªa decir aquello que Picasso le contest¨® a un oficial nazi cuando frente a una fotograf¨ªa del Guernica le pregunt¨® si lo hab¨ªa hecho ¨¦l: ¡°No, lo hicieron ustedes¡±. Suena a chiste melanc¨®lico (los payasos tambi¨¦n lloran) que una obra de arte conceptual ¡ªo surrealista, o neodad¨¢, o simplemente belga, qu¨¦ m¨¢s da¡ª termine siendo m¨¢s realista que un cuadro de Antonio L¨®pez. El museo se vendi¨®, claro, junto a unos lingotes de oro de un kilo con marca de ceca de M. B. La Cr¨ªtica Institucional cierra euclidianamente su c¨ªrculo con la obra de un poeta trabajando como artista visual y su conversi¨®n en director de museo, el payaso situado en la dicotom¨ªa entre instituci¨®n disciplinaria y elemento integral de la cultura ilustrada que tiene que defenderse de las fuerzas de la industria cultural.
En 2021, con los museos en faillite, debemos volver a las lecciones del buf¨®n alejado del circo que representa esa sabidur¨ªa tan apetitosa para el sistema promovida por Koons, Hirst, Weiwei o Abramovic, por citar unos pocos, que depende del ¨²nico conocimiento que han podido obtener: saber gozar de sus l¨ªmites como artistas y explotarlos hasta el cinismo.
Se cumplen cien a?os del nacimiento de Joseph Beuys en la renana Krefeld, la ciudad de seda (fue pionera en el comercio sostenible con China), y hoy debemos admitir que sus bufoner¨ªas siguen siendo tan preclaras como la de aquel mus¨¦e vendu. Un programa de 30 exposiciones por ciudades europeas y asi¨¢ticas, entre ellas la que se inaugur¨® el viernes 5 en La Virreina de Barcelona, abordar¨¢ sus m¨²ltiples facetas como profesor y art¨ªfice de la est¨¦tica de la memoria (¡°de las ruinas¡±, como quiso su amigo Heinrich B?ll): ¡°El arte es todo lo que un individuo puede hacer para impedir la destrucci¨®n del mundo, es una sustancia nutritiva, el verdadero capital humano. Si hubi¨¦ramos estado 2.000 a?os sin ¨¦l, ya no tendr¨ªamos cerebro¡±, sol¨ªa repetir.
¡°El arte es todo lo que un individuo puede hacer para impedir la destrucci¨®n del mundo, es el capital humano¡±, sol¨ªa repetir
Beuys fue un obstinado e ir¨®nico pedagogo de la acci¨®n directa con una obra troceada y en proceso. Eran adoquines para derribar las barreras entre el arte y el antiarte (en 1964 hizo la recomendaci¨®n de elevar cinco cent¨ªmetros el muro de Berl¨ªn para ¡°mejorar la armon¨ªa, pues una Alemania dividida es m¨¢s proporcionada¡±). Su est¨¦tica m¨¢s conocida, la de las vitrinas en assemblage y las grandes instalaciones con trineos, sebo y fieltro, se opone rotundamente a su obra temprana que se exhibe en Intuition, en el decoroso Kurhaus Museum de Kleve, mostrando el paso de un tradicionalista sensible a escultor social y visionario ecologista. La programada en el Kaiser Wilhelm Museum de Krefeld confronta su trabajo con el de Duchamp y el fen¨®meno comparativo que va del no decir de la equ¨ªvoca El silencio de Marcel Duchamp est¨¢ sobrevalorado (y ya dijo ?ngel Gonz¨¢lez que el silencio siempre se exagera) a la persuasi¨®n permanente a trav¨¦s del habla como material pl¨¢stico que practic¨® durante sus a?os como profesor en D¨¹sseldorf y en la Free International University (FIU).
Poco m¨¢s se puede a?adir a la seductora figura de Beuys. Fue el verso suelto del internacionalismo de Fluxus (repudi¨® los nacionalismos legendarios y por eso defendi¨® la independencia de Euskadi). No por ello es menos recomendable la muestra en La Virreina, comisariada por Valent¨ªn Roma, a partir de los fondos del Archivo Lafuente de Santander. Precisamente por su conexi¨®n con la actualidad, pues en ella est¨¢n todas las lecciones del saltimbanqui desencantado y mordaz que ¡°muestra la herida¡± (traducci¨®n de Zeige deine Wunde, el t¨ªtulo de un environment de 1976), un calco del Hans Schnier de Opiniones de un payaso, que expresa su compromiso con una Alemania todav¨ªa no repuesta de la guerra que sangra entre escombros.
Tres ¨¢mbitos se articulan en torno a sus trabajos en las Documenta donde particip¨®: Pedagog¨ªa radical (1972), Democracia directa (1977) y Pl¨¢stica social (1982). Vale la pena dedicar tiempo a ver las pel¨ªculas, convenientemente traducidas, donde se ve al adoctrinador de liebres con sus ¡°bromas de carnaval¡±, sin su tradicional gorro (una alumna consigue sac¨¢rselo y colocarle uno de buf¨®n) o en una mesa de debate junto a Max Bill, sudando y fumando groseramente ante una sala abarrotada, disertando sobre la provocaci¨®n en el arte. Pero en realidad su discurso es el de un pol¨ªtico, el l¨ªder que los partidos de izquierda todav¨ªa est¨¢n buscando. Quien no vea su obra en La Virreina desconoce que todav¨ªa hay un futuro para la humanidad.
Pedagog¨ªa radical, democracia directa y pl¨¢stica social. Joseph Beuys. La Virreina. Barcelona. Hasta el 23 de mayo.
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