Prodigioso laberinto mental
¡®Por qu¨¦ har¨ªa yo¡¯, de Mary Robison, es una brillant¨ªsima autoexploraci¨®n en peque?as c¨¢psulas del ca¨®tico latido cotidiano de la vida de una mujer a la que todo le trae sin cuidado
He aqu¨ª una novela que fue antes un pu?ado de tarjetas. Tarjetas en las que anotar cualquier cosa en cualquier momento. Piezas de un rompecabezas llamado Vida de una escritora aburrida en Los ?ngeles. Mary Robison (Washington, 72 a?os) pas¨® dos d¨¦cadas acumul¨¢ndolas. No sab¨ªa qu¨¦ otra cosa hacer. Hab¨ªa debutado a finales de los setenta con una colecci¨®n de relatos que eran, tambi¨¦n, mutantes pedazos de vida. Relatos que, desde la fragmentaria y salvaje exploraci¨®n de un abismal y psic¨®tico espacio interior, encajaban en aquello que se tuvo por posmodernismo norteamericano. Uno, en realidad, muy concreto. El que practicaron ellas. Autoras de las que jam¨¢s se habl¨® tanto como se habl¨® de ellos. Ellos eran muchos. William Gaddis, John Barth, Donald Barthelme, Thomas Pynchon. Jugaron con forma y fondo, y se propusieron narrar en todas direcciones, y en todas a la vez. Ellas tambi¨¦n lo hicieron, pero, a diferencia de ellos, que fueron propulsados al espacio exterior, se dedicaron a explorar, a palpar, a intentar asir su poderoso yo. A recorrer, desorientadas, el prodigioso laberinto mental del creador, o la creadora, obligada, como el resto, a vivir en un mundo hecho de piezas que de ninguna forma encajan, pero de alguna manera tienen que hacerlo.
Y esa, se dir¨ªa, es la definici¨®n m¨¢s ajustada de Por qu¨¦ har¨ªa yo, una brillant¨ªsima autoexploraci¨®n en peque?as c¨¢psulas, o acotaciones ¡ªhasta 536¡ª, del ca¨®tico latido cotidiano de la vida de una mujer a la que todo le trae sin cuidado. Alguien que ha abrazado el absurdo de su existencia hasta el punto de tener rid¨ªculas conversaciones consigo misma y hasta con la ni?a que fue, que s¨®lo quiere ir a comprarse un helado de vez en cuando, pero ?tenemos tiempo para helados cuando somos madres? No tenemos tiempo para nada cuando somos madres, se responde. A menos que cuente ir de un lado a otro, en coche, y descolgar el tel¨¦fono y hablar con Dix o con Hollis, los tipos con los que sale, o pensar en su hijo Paulie, del que otro tipo ha abusado sistem¨¢tica y cruelmente, o hablar con su hija Mev, que anda siempre intentando rehabilitarse, o discutir con Belinda, su jefa.
Money, que as¨ª se llama la hero¨ªna de esta s¨¢tira corrosiva sobre Hollywood, por momentos divertid¨ªsima y a ratos dolorosa, narra la vida de esta escritora asalariada por un estudio empe?ado en hacer pel¨ªculas protagonizadas por Bigfoots. Money va encendiendo y apagando la luz en su historia, y de esos fogonazos de sinsentido ¡ª busca a su gata, compra un cintur¨®n de herramientas, se escribe una carta como si fuera Joan Didion, pinta huevos de Pascua y luego pinta todo lo que encuentra, incluidas las letras del teclado, falsifica cuadros que firma como Robert Motherwell, conduce, conduce, conduce lejos¡ª nace un animal salvaje, un algo por etiquetar entonces y a¨²n hoy. Y es que, a la vez que Money palpa su peculiar y disparatado universo, Robison inventa un mapa. Y no ¨²nicamente para ella misma. Aunque tambi¨¦n haya algo de eso, pues no en vano estaba tratando de escapar al demoledor bloqueo ¡ªpas¨® 20 a?os, de 1991 a 2001, sin escribir otra cosa que lo que escrib¨ªa en esas tarjetas¡ª que la hab¨ªa alejado de aquello que hab¨ªa empezado a construir junto a Renata Adler, la propia Didion, Joy Williams y, por qu¨¦ no, Lydia Davis. Un mapa que dibuja los cimientos de una casa hoy en plena construcci¨®n, la de un yo femenino siempre ind¨®mito pero cada vez menos desconocido.
Por qu¨¦ har¨ªa yo
Autora: Mary Robison.
Traductor: Ce Santiago.
Editorial: Malas Tierras, 2021.
Formato: R¨²stica. 216 p¨¢ginas. 19,90 euros.
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