Desde una terraza vac¨ªa
Reflexiones sobre la situaci¨®n del sector del libro en pandemia, Vargas Llosa y un ¡®thriller¡¯ ambientado en Rota
1. Negocios
Parafraseando a D¨¢maso Alonso, que reside en el purgatorio, Madrid no es ahora una ciudad de un mill¨®n de cad¨¢veres, sino de un mill¨®n de terrazas. Sabemos que en esta ciudad, como en otras, el negocio de la restauraci¨®n y del copeo ha sufrido embates dur¨ªsimos a cuenta de los cierres y las limitaciones horarias impuestos por los gestores de la pandemia. Muchos peque?os negocios han echado el cierre, pero, como siempre ocurre, otros han conquistado su Eldorado: leo que, en 11 meses, el Ayuntamiento de Madrid ha concedido casi 3.000 permisos de ampliaci¨®n de terrazas, la mayor¨ªa de ellas en antiguas plazas de aparcamiento callejero. Una bonanza parecida, mutatis mutandis, ocurre en el sector del libro. Es verdad que algunas peque?as librer¨ªas han tenido que cerrar, pero tambi¨¦n han abierto otras, sobre todo en las grandes ciudades, aprovechando la relativa rebaja de los alquileres y el incremento de la lectura durante la pandemia: la gente compra y lee m¨¢s que antes y la facturaci¨®n ha descendido mucho menos de lo que se tem¨ªa, lo que ha provocado que el sector sea el que menos ha sufrido entre los que componen la industria de la cultura. A ello tambi¨¦n ha contribuido la publicaci¨®n de importantes superventas en los ¨²ltimos meses: adem¨¢s de El infinito en un junco (Irene Vallejo, Siruela), que encabeza las listas de no ficci¨®n desde hace ?70 semanas!, se venden muy bien las novedades de Mar¨ªa Due?as, Javier Cercas, Javier Mar¨ªas y Eduardo Mendoza, entre m¨¢s de una docena de probables longsellers.
2. Dos enormes
Me sorprendi¨® leer en uno de sus art¨ªculos que el maestro (en literatura, pero, ay, no tanto en pol¨ªtica) Vargas Llosa conjeturaba el origen de la pandemia ¡°a un hombre que en una ciudad china se comi¨® o fornic¨® con un murci¨¦lago, creando un virus que ha dejado decenas de miles de muertos¡±. Alto ah¨ª: ?he le¨ªdo ¡°fornic¨®¡±?; la eventualidad de que pudiera ocurrir algo semejante me pareci¨® tan surrealista (?salve, conde de Lautr¨¦amont!) que me pas¨¦ todo el resto de la ma?ana recabando informaci¨®n en internet: sin resultado. Si, al menos, Vargas Llosa hubiera escrito que aquel supuesto individuo se lo hab¨ªa montado con un vampiro, la extra?eza habr¨ªa sido menor: Max Schreck, B¨¦la Lugosi, Christopher Lee y hasta Gary Oldman (por solo citar grandes int¨¦rpretes del emperador de la noche) ya han demostrado que Dr¨¢cula iba ¡°a pelo y a pluma¡± y que no le hac¨ªa ascos sexuales a casi nada. Pero ?a un murci¨¦lago?; ?a algo tan peque?o y ciego, adem¨¢s de quir¨®ptero e insect¨ªvoro?: ?puaj!, s¨ª que hay que estar salido; ni siquiera el Boa, uno de los cadetes del Colegio Militar Leoncio Prado, que se tiraba un d¨ªa s¨ª y otro tambi¨¦n a la escu¨¢lida perra Malpapeada (en La ciudad y los perros, 1963), se habr¨ªa atrevido a tanto. No s¨¦ de d¨®nde habr¨¢ sacado la informaci¨®n el maestro peruano, o si forma parte de su penchant reprimido hacia lo g¨®tico, que de vez en cuando aflora aqu¨ª o all¨¢ en los intersticios de su obra. En todo caso, en este mes se han puesto a la venta dos libros importantes para comprender las complejas relaciones (desde la admiraci¨®n y la amistad a la antipat¨ªa y el silencio personales, en un viaje de ida y vuelta que solo termin¨® p¨®stumamente con la muerte del colombiano y la cura del tiempo) entre el maestro Vargas y el maestro (para mi gusto, menos) Garc¨ªa M¨¢rquez (GGM): el ensayo ¡°maldito¡±, durante varias d¨¦cadas, Garc¨ªa M¨¢rquez, historia de un deicidio (1971, Alfaguara), uno de los m¨¢s entusiastas y clarificadores trabajos acerca de Cien a?os de soledad. El otro libro es Dos soledades, un di¨¢logo sobre la novela en Am¨¦rica Latina (Alfaguara), de MVLL y GGM, que recoge la transcripci¨®n de un encuentro en 1967 entre los dos escritores, cuando el segundo ya era famoso (e iba camino de rico) por Cien a?os de soledad y el primero ya hab¨ªa publicado ese magistral, envidiable ¡°fracaso¡± que es La casa verde; ambos militaban en la izquierda y el bum estaba a punto de iluminar como un rel¨¢mpago la literatura hisp¨¢nica en el ¨²ltimo tercio del siglo XX.
3. En Rota
Cada vez que leo uno de esos thrillers truculentos tan de moda (sobre todo entre las numerosas autoras del subg¨¦nero, que parecen exorcizar as¨ª sus ansiedades de g¨¦nero) me viene a la cabeza aquel aforismo incluido entre los Cr¨ªmenes ejemplares (Reino de Cordelia), de Max Aub: ¡°Mat¨® a su madre para poder escribir una novela. No doy detalles: l¨¦anla¡±. La ¨²ltima paloma (Planeta), de la granadina Men Mar¨ªas, se inscribe en lo que podr¨ªa denominarse, con todas las precauciones taxon¨®micas, ¡°escuela andaluza¡± del thriller femenino. Entre los paratextos de su cubierta destaca un lema revelador: ¡°Solo quien conoce el dolor puede resolver un crimen tan macabro¡±. A m¨ª, ya lo saben mis improbables lectores, los thrillers truculentos no me fascinan, y tengo que reconocer que esta novela lo es con creces. La protagonista principal, la guardia civil Patria, conoce, desde luego, el dolor; por eso se autolesiona para conjurar terrores familiares, mientras resuelve asesinatos terribles. El primero, y no les voy a revelar m¨¢s, es el de una joven cuyo desangrado cad¨¢ver aparece con los pechos arrancados, los genitales extirpados, la vagina rellena y cosida con hilo de pesca, y sendos haces de plumas blancas, a modo de alas, implantados en sus hombros. T¨®menselo como aperitivo. La acci¨®n transcurre en Rota, ¡°el ¨²nico lugar de Espa?a que escap¨® a la dictadura y a Franco¡± y ¡°un para¨ªso para toda clase de vicio¡±, en cuya base norteamericana ya se hab¨ªa cometido otro crimen hace m¨¢s de medio siglo. Pasado y presente se interpelan en la investigaci¨®n, y solo comprendiendo sus conexiones podr¨¢ resolverse la macabra intriga.
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