Lenguajes heridos
La experiencia personal, por dura que sea, ocupa cada vez m¨¢s terreno en la literatura. Es el caso de las agresiones sexuales a ni?as, objeto de varios libros recientes
La literatura se ha convertido en los ¨²ltimos a?os en un espacio para el intercambio de experiencias, un ¨¢gora donde cualquiera puede hablar y darse voz a s¨ª mismo, a s¨ª misma, exponiendo una relaci¨®n de alg¨²n modo conflictiva con el mundo. La literatura ha crecido como espacio democr¨¢tico (lo se?alaba en su discurso de aceptaci¨®n del premio Nobel Olga Tokarczuk). Nunca en la historia de la humanidad tantas personas se hab¨ªan postulado como narradoras de sus vidas, de modo que disponemos de un conocimiento cada vez m¨¢s hol¨ªstico y corresponsable de la realidad que nos habita.
En los ¨²ltimos meses se han ido publicando varios libros que mantienen una unidad, un mismo tema que los cruza y determina la motivaci¨®n para su escritura. Tres de ellos son: Por qu¨¦ volv¨ªas cada verano, La ternera y La ni?a de la banquisa, citados por orden de aparici¨®n en editoriales espa?olas, aunque las ediciones originales del primero y del ¨²ltimo datan de 2018. El tema en los tres libros es el mismo, el abuso sexual, las violaciones sufridas por las tres protagonistas en contextos dispares, pero con consecuencias muy parecidas en las que profundizan sus narradoras. Porque son las consecuencias las que han constituido un severo problema en sus vidas.
En Por qu¨¦ volv¨ªas cada verano, la argentina Bel¨¦n L¨®pez Peir¨® evoca los abusos sexuales sufridos en su adolescencia, de los 13 a los 17 a?os, por parte de su t¨ªo, comisario de polic¨ªa, un hombret¨®n de 150 kilos que con mil excusas se aprovecha de la soledad en que vive la joven en la casa (su madre trabaja mucho y ella apenas la ve) para forzarla: la tumba en la cama, la aprisiona entre sus rodillas y con una mano la manosea mientras con la otra se masturba. Si la joven intenta levantarse apoy¨¢ndose en los codos, ¨¦l utiliza una de sus manos para inmovilizarle la cabeza y entonces bastante tiene la v¨ªctima con seguir respirando.
La escritura se democratiza. Nunca en la historia tantas personas se hab¨ªan postulado como narradoras de sus vidas
El t¨ªtulo procede de un hecho que concurre con el libro siguiente. Es decir, la madre conf¨ªa en la familia de su hermana para que su hija pase los veranos con ellos, dado que la progenitora no tiene vacaciones: ¡°Y as¨ª [a su madre] me entregabas cada verano. Era un paquete que depositabas en diciembre, despu¨¦s de terminar el colegio, y retirabas en marzo, toda cogida [jodida]¡±.
En La ternera, de Aurora Freijo Corbeira, una ni?a de cinco a?os es v¨ªctima regular de los tocamientos y masturbaciones de un vecino de la escalera. Hablamos de un barrio humilde, de casas de puertas abiertas que invitan a la promiscuidad. La ni?a queda muchas tardes al cuidado de la vecina y en ocasiones vuelve a casa con la faldita del rev¨¦s ¡ªlo de atr¨¢s, delante¡ª, pero nadie presta atenci¨®n a ese detalle, tan revelador de una pieza de ropa que no para quieta en cuanto el hijo de esta vecina, supuestamente cuidadora de la ni?a, un hombre soltero, carnicero de profesi¨®n (de ah¨ª el t¨ªtulo), ve la escena despejada y la empuja sol¨ªcitamente hacia el cuarto de ba?o de la vivienda, que para ella ser¨¢ el cuarto del da?o. Pero mientras en Por qu¨¦ volv¨ªas cada verano el testimonio de la narradora se alterna con otras voces que tienen algo que decir sobre el caso y con la documentaci¨®n judicial a la que su denuncia dio lugar, La ternera se abre y se cierra con la impunidad del agresor.
El tercero, La ni?a de la banquisa, frente a la reiteraci¨®n de los abusos en los dos casos anteriores, refiere una sola agresi¨®n sexual. Una ni?a de nueve a?os, hija de una familia acomodada, es enga?ada por un tipo que al entrar ella en la casa le sigue dando un pretexto. La sube hasta un piso m¨¢s alto y en la misma escalera la fuerza, provoc¨¢ndole la rotura del himen y una dilataci¨®n de la vulva de cent¨ªmetro y medio, totalmente anormal en una ni?a de su edad, como mostrar¨¢ la inspecci¨®n ginecol¨®gica efectuada al d¨ªa siguiente, porque los padres denuncian de inmediato lo ocurrido al ver el estado deplorable en que llega su hija. A todo esto, el hombre se ha perdido en el anonimato. Sin embargo, ser¨¢ localizado por la polic¨ªa a?os m¨¢s tarde, pues era un modus operandi que sigui¨® repitiendo. De ese modo, Ad¨¦la?de Bon, despu¨¦s de a?os de terapias de toda clase, consigue enfrentarse con el hecho traum¨¢tico y con el hombre que se lo ocasion¨®. Aprende a volver sobre s¨ª misma despu¨¦s de a?os de huida, de trastornos alimentarios y de pulsiones autodestructivas.
Los tres relatos, siendo narrativamente muy distintos ¡ªm¨¢s as¨¦ptico y documental el de L¨®pez Peir¨®, m¨¢s literario el de Freijo, m¨¢s combativo el de Bon¡ª, mantienen un mismo patr¨®n. Las tres autoras escriben sobre el p¨¢nico que durante a?os han sentido al evocar cualquier detalle de lo sucedido, su imposible verbalizaci¨®n porque la objetivaci¨®n de aquello que les ocurri¨® no estaba a su alcance. Las tres autoras fueron v¨ªctimas del tipo de violaci¨®n m¨¢s frecuente con ni?os o adolescentes. Aquella en la que no media m¨¢s violencia f¨ªsica que la violencia estrictamente sexual ejercida por seres tal vez enfermos, tal vez vaciados de toda humanidad, sobre otros indefensos que ante la agresi¨®n, envuelta en palabras y actitudes de inter¨¦s y regalo que no se corresponden con los actos, quedan paralizados. No habr¨¢ sangre, ni heridas aparentes, ni gritos, ni restos de esperma en la vagina.
De muchas agresiones infantiles no quedan pruebas tangibles. Lo que pas¨® se disuelve como el humo, pero el impacto de la agresi¨®n es tan desproporcionado respecto del pensamiento de una ni?a que consigue colonizar su mente hasta fomentar en ella una confusi¨®n responsable de sentimientos posteriores de verg¨¹enza y culpa. ?De verdad les hab¨ªa gustado como les dec¨ªan sus agresores para asegurarse la impunidad sembrando la desconfianza en las v¨ªctimas?
En lo sucesivo ver¨¢n expropiada su sexualidad porque la memoria traumatizada bloquear¨¢ el deseo, transformando sus cuerpos en superficies heladas, cerradas al placer, confusas, temerosas. ?Acaso la violaci¨®n infantil es un tema que pueda tratarse literariamente? No es f¨¢cil responder a esta pregunta, pero pensemos en otra: ?qui¨¦n consigue advertir de la inmoralidad de un hecho si no es elevando su caso personal a la categor¨ªa de lo p¨²blico?
Por qu¨¦ volv¨ªas cada verano. Bel¨¦n L¨®pez Peir¨®. Las Afueras, 2020. 135 p¨¢ginas. 15,95 euros.
La ternera. Aurora Freijo Corbera. Anagrama, 2021. 128 p¨¢ginas. 16,90 euros.
La ni?a de la banquisa. Ad¨¦la?de Bon. Traducci¨®n de Cristina Zelich. Anagrama, 2021. 248 p¨¢ginas. 19,90 euros.
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