El socialismo y la herej¨ªa democr¨¢tica

Herestesis es un neologismo no registrado a¨²n en su diccionario por la Real Academia Espa?ola, pero de amplia circulaci¨®n entre polit¨®logos desde que lo creara el catedr¨¢tico de la Universidad de Yale William Riker en su famoso libro sobre la manipulaci¨®n pol¨ªtica. Lo recupera ahora Jos¨¦ Mar¨ªa Maravall en un breve ensayo sobre la izquierda y la democracia, que he tenido oportunidad de leer al tiempo que otro de...

Herestesis es un neologismo no registrado a¨²n en su diccionario por la Real Academia Espa?ola, pero de amplia circulaci¨®n entre polit¨®logos desde que lo creara el catedr¨¢tico de la Universidad de Yale William Riker en su famoso libro sobre la manipulaci¨®n pol¨ªtica. Lo recupera ahora Jos¨¦ Mar¨ªa Maravall en un breve ensayo sobre la izquierda y la democracia, que he tenido oportunidad de leer al tiempo que otro de Gutmaro G¨®mez Bravo sobre la historia oculta de la disidencia clandestina del PSOE durante el franquismo. Escritas ambas obras desde puntos de vista muy diferentes, las dos son ¨²tiles por igual a la hora de entender la actual deriva del socialismo espa?ol y las contradicciones y enfermedades de nuestra democracia. Estas mucho tienen que ver con las herej¨ªas que denunciara el propio Riker y que en su d¨ªa fueron acremente contestadas por pensadores de izquierda.

La estrategia herest¨¦tica implica el abandono, por parte de quienes la practican, de sus convicciones m¨¢s preciadas, pues, seg¨²n el inventor del t¨¦rmino, para ellos son ¡°secundarias, y con frecuencia ni siquiera tomadas en cuenta¡±. Maquiavelo no lo hubiera descrito mejor. En nuestros d¨ªas dicha estrategia utiliza, casi sin l¨ªmites, la mercadotecnia pol¨ªtica y tiene casi como ¨²nico objetivo la manipulaci¨®n de las decisiones de voto en los procesos electorales. Maravall se?ala que existen tres conceptos valiosos para los herest¨¦ticos: terrorismo, nacionalismo y corrupci¨®n. Nadie quiere pol¨ªticos que claudiquen ante semejantes pr¨¢cticas, y su denuncia favorece la crispaci¨®n pol¨ªtica, m¨¦todo para alcanzar el poder que atribuye nada sutilmente al Partido Popular.

El que fuera ministro de Educaci¨®n de Felipe Gonz¨¢lez, el mejor de toda nuestra etapa democr¨¢tica junto a ?ngel Gabilondo, se esfuerza en esta obrita de poco m¨¢s de 100 p¨¢ginas en la defensa de la democracia representativa. La denuncia de los populismos, fruto en gran medida de las desigualdades sociales, y el reclamo de un socialismo liberal configuran as¨ª una especie de manual para iniciados que quieran regenerar la socialdemocracia. G¨®mez Bravo, por su parte, lleva a cabo una extensa investigaci¨®n sobre la reconstrucci¨®n del PSOE en la clandestinidad durante la dictadura. Un proyecto que naci¨® casi al mismo tiempo que el reconocimiento de la derrota y las negociaciones con el ej¨¦rcito de Franco para la rendici¨®n de Madrid.

Como explica el autor en las primeras l¨ªneas de su introducci¨®n, ¡°la guerra, la c¨¢rcel, el exilio y la represi¨®n franquistas diezmaron una generaci¨®n forzada a convertirse para sobrevivir. Un paisaje desolado de a?os de hambre, denuncias y delaciones¡±. Su relato es de una intensidad demoledora y llega pr¨¢cticamente hasta el congreso de Toulouse, en el que el PSOE del interior, comandado por Felipe Gonz¨¢lez, se escindi¨® de la formaci¨®n hist¨®rica, liderada por Rodolfo Llopis. Hay una descripci¨®n somera de la guerrilla popularmente llamada el maquis o la partida, que oper¨® en la serran¨ªas espa?olas durante los a?os cuarenta y cincuenta. Integrada fundamentalmente por antiguos combatientes socialistas, anarquistas y de la UGT, pero tambi¨¦n por militantes comunistas, Stalin decidi¨® que estos se retiraran tras la victoria aliada en la II Guerra Mundial. La pol¨ªtica de Santiago Carrillo llamando a la reconciliaci¨®n nacional, junto a la intensa actividad de la Guardia Civil, termin¨® por dar el golpe de gracia a ese movimiento armado. Mientras tanto, en las c¨¢rceles de la dictadura, militantes del PSOE se esforzaron por mantener viva la estructura del partido y su direcci¨®n en el interior del pa¨ªs, en constante di¨¢logo con el exilio en Francia y M¨¦xico. Perseguidos e investigados por la polic¨ªa pol¨ªtica, muchos perdieron la libertad y la vida. El autor, que no oculta su admiraci¨®n por el ejemplo de estos h¨¦roes, a menudo casi an¨®nimos, desvela cartas personales, actas judiciales, informes penitenciarios y de todo tipo para explicar el sufrimiento y el compromiso de los llamados ¡°hombres sin nombre¡±, entre los que figuraban tambi¨¦n valerosas mujeres.

Singularmente interesante es el final del relato, que da cuenta de las frecuentes divisiones en el partido y la brecha generacional, que acab¨® en ruptura. En todo momento resalta la confrontaci¨®n entre socialistas y comunistas, que en parte contribuy¨® tambi¨¦n a la derrota final en la Guerra Civil. Un informe del espionaje franquista sobre la reuni¨®n de las Cortes republicanas en el exilio, celebrada en Par¨ªs en agosto de 1939, aseguraba que en ellas se procedi¨® ¡°a reorganizar el PSOE de acuerdo con la consigna de Indalecio Prieto: guerra a los comunistas, ladrones y asesinos¡±. Singularmente conmovedoras son algunas misivas de Luis Mart¨ªn-Santos, inolvidable autor de Tiempo de silencio e irredento activista del socialismo clandestino. De paso, las j¨®venes generaciones aprender¨¢n el contradictorio proceder de personajes de fama reciente como el profesor Tierno Galv¨¢n, ep¨®nimo alcalde de Madrid durante la transici¨®n pol¨ªtica, o Miguel Boyer, que agit¨® la disidencia interna firmando un manifiesto contra la direcci¨®n cuyo saludo final era: ¡°?Por la revoluci¨®n socialista, salud!¡±.

En algo coinciden por ¨²ltimo los autores de estos dos libros: nos muestran la figura de Juli¨¢n Besteiro como un ejemplo de coherencia vital y pol¨ªtica e icono del socialismo democr¨¢tico que ambos preconizan. Nadie podr¨¢ ver en sus p¨¢ginas reproche alguno a la actual l¨ªnea del partido, pero el lector sagaz encontrar¨¢ en ellas motivos suficientes para hacerlo por s¨ª mismo. Manipular la opini¨®n p¨²blica es uno de los objetivos fundamentales del poder constituido, y eso se hace lanzando rumores que no se confirman, promesas que nunca se cumplen y mentiras que se califican de simples errores. Es un mundo en el que los valores y la convicciones se rinden al fulanismo pol¨ªtico y la avidez econ¨®mica. Ya hemos dicho c¨®mo lo llaman: herestesis, o, lo que es lo mismo, herej¨ªa, pero no religiosa, sino pol¨ªtica. La primera es una negaci¨®n de la verdad revelada. La otra, un reto contra las libertades.

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