Todas las vidas de Pessoa
¡®Pessoa. An Experimental Life¡¯ es el relato en m¨¢s de 1.000 p¨¢ginas de una existencia de solo 47 a?os en la que exteriormente pasaron muy pocas cosas, y de una imaginaci¨®n que desbordaba su conciencia individual
Fernando Pessoa ten¨ªa una gran afici¨®n a los sellos de caucho, a los objetos diversos de papeler¨ªa, a las m¨¢quinas de escribir, a los papeles de calco, a las tarjetas de visita, a las hojas con membrete de los negocios y las oficinas donde se ganaba la vida, nunca como empleado fijo, sino como colaborador eventual. Fernando Pessoa iba atareadamente de un lado a otro por las calles de la Baixa de Lisboa, y las que suben al Chiado o al Campo de Ourique, las que se extienden paralelas al r¨ªo y a los muelles, el Cais do Sodr¨¦, el de Alc?ntara, ensimismado siempre, incluso cuando lo acompa?aba alg¨²n amigo, llevando bajo el brazo su cartera muy gastada de cuero, en la que pod¨ªa guardar de todo: cartas de negocios reci¨¦n traducidas o borradores de poemas o de hor¨®scopos, o de cartas al director para alg¨²n peri¨®dico de Lisboa o de Londres o Glasgow, que rara vez se publicaban, y que muchas veces ¨¦l no enviaba, y ni siquiera llegaba a terminar.
En la cartera, bajo el brazo, sobre todo en los ¨²ltimos a?os, Pessoa sol¨ªa llevar tambi¨¦n una botella mediana, y cada noche, antes de subir a su casa, pasaba por el ultramarino de la esquina y el tendero, que lo conoc¨ªa bien, se la llenaba de co?ac barato a granel, y sin que ¨¦l lo pidiera le daba tambi¨¦n un paquete de cigarrillos y un envoltorio con algo de queso y de pan. Unas veces el se?or Pessoa, tan educado y amable, pagaba de inmediato, y otras veces dejaba a deber la cuenta, que por temporadas se acumulaba sin que el tendero llegara a inquietarse mucho, y menos todav¨ªa dejara de atenderlo. Tampoco le negaba nunca sus servicios, aunque se retrasara mucho en los pagos, el peluquero de la misma calle, que le cortaba el pelo y le afeitaba todas las ma?anas.
En la casa que compart¨ªa con la familia de su hermana, y en la que vivi¨® los ¨²ltimos 15 a?os de su vida, Pessoa ocupaba un cuarto m¨ªnimo, oscuro, sin ventana, con una cama estrecha y un ba¨²l enorme en el que iba guardando todas las cosas que escrib¨ªa. En su cuartillo Pessoa escrib¨ªa con letra diminuta y tenue, fumaba, beb¨ªa co?ac. No permit¨ªa que nadie entrara a limpiar ni a poner algo de orden, lo cual a su hermana Teca la sacaba de quicio. Cualquier d¨ªa iba a incendiar la cama y los papeles del ba¨²l y la casa entera. Los papeles, los ceniceros, las colillas, los libros, las botellas, escapaban del cuarto y se expand¨ªan por la casa. Pero tambi¨¦n era un hermano muy afectuoso y ten¨ªa un gran talento para divertir a sus sobrinos. Sal¨ªa a la calle, y los ni?os se asomaban al balc¨®n para decirle adi¨®s. Entonces ¨¦l hac¨ªa como que se chocaba contra una farola y se ca¨ªa al suelo, con su silueta y sus gestos de c¨®mico de cine mudo, y los ni?os se mor¨ªan de risa.
Pessoa estaba escribiendo siempre. Escrib¨ªa a mano en su cuarto a la luz de una l¨¢mpara y tambi¨¦n en las oficinas donde pasaba unas horas traduciendo cartas comerciales al ingl¨¦s o al franc¨¦s, a veces redactando anuncios para una agencia de publicidad. El primer anuncio de Coca-Cola en Portugal lo invent¨® Fernando Pessoa en 1929. Le gustaba quedarse en una oficina cuando todo el mundo se hab¨ªa marchado ya y escribir a m¨¢quina en la soledad y el silencio, convirti¨¦ndose en alguno de sus personajes heter¨®nimos, como un actor a solas sobre un escenario. Era el ingeniero naval ?lvaro de Campos, o el poeta campesino Alberto Caeiro, que muri¨® tan joven, o el riguroso latinista Ricardo Reis, o el ayudante de contabilidad Bernardo Soares, quiz¨¢s el que llevaba una vida m¨¢s semejante a la suya y escrib¨ªa y escrib¨ªa fragmentos destinados a un libro que ni se acercaba a su fin ni llegaba a tomar forma.
Pessoa no terminaba nada y no dejaba nunca de escribir, pero la literatura no era su dedicaci¨®n exclusiva. Tambi¨¦n escrib¨ªa las reglas de juegos de mesa que hab¨ªa inventado ¨¦l, o las de un sistema de taquigraf¨ªa al que dedic¨® mucho tiempo sin llegar a nada, o consagraba centenares de p¨¢ginas minuciosas a la elaboraci¨®n de hor¨®scopos y a la transcripci¨®n embarullada de mensajes del m¨¢s all¨¢ recibidos durante sesiones de espiritismo. Todo acababa en el ba¨²l. En una foto de poco despu¨¦s de su muerte se ve el ba¨²l abierto y rebosando de papeles, m¨¢s de 30.000 hojas escritas en una caligraf¨ªa cr¨ªptica que los estudiosos llevan m¨¢s de 80 a?os explorando, como egipt¨®logos en una tumba inagotable.
El m¨¢s constante, que yo sepa, es el profesor Richard Zenith, autor de la edici¨®n m¨¢s completa, dentro de lo conjetural, del Libro del desasosiego. Ahora Zenith ha completado su tarea de editor con la de bi¨®grafo. Su Pessoa. An Experimental Life es el relato en m¨¢s de 1.000 p¨¢ginas de una vida de solo 47 a?os en la que exteriormente pasaron muy pocas cosas, y de una imaginaci¨®n que desbordaba su conciencia individual y se multiplicaba en un d¨¦dalo de personajes y de voces, en el reparto de un drama em gente que ten¨ªa como escenario la ciudad entera de Lisboa pero que exist¨ªa sobre todo en las enso?aciones muchas veces desatinadas de su autor. La erudici¨®n de Richard Zenith es casi tan asombrosa como su paciencia: no hay dato de la vida exterior de Pessoa que no haya registrado; no hay testimonio tan ocasional o dudoso que no merezca su atenci¨®n; no hay borrador, hoja suelta, poema adolescente, organigrama empresarial o editorial destinado al fracaso que Richard Zenith no estudie tan meditadamente como el manuscrito de una obra maestra. Ninguna pseudociencia era lo bastante disparatada como para no merecer el respetuoso estudio y hasta la adhesi¨®n de Fernando Pessoa: la c¨¢bala, el rosacrucismo, la alquimia, la quiromancia, la metempsicosis, la m¨ªstica de los templarios, la astrolog¨ªa, los viajes astrales. El hombre de traje oscuro y gafas redondas con la cartera bajo el brazo que era tan parecido a todos los que se cruzaban con ¨¦l era tambi¨¦n el m¨¢s raro de todos. La obsesi¨®n de Richard Zenith por abarcarlo todo pone a prueba de vez en cuando la paciencia del lector, pero est¨¢ siempre animada por un alto sentido narrativo y una extrema sensibilidad, literaria y humana: quiz¨¢s no sea posible un retrato m¨¢s aproximado de un personaje tan huidizo y tan plural como Fernando Pessoa, de todas las vidas que pueden caber en una sola.
Pessoa. An Experimental Life
Penguin. 2021
1056 p¨¢ginas. 48,5 euros
Puedes seguir a BABELIA en Facebook y Twitter, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.