El horror y la violencia de las pandillas en El Salvador

La nueva cr¨®nica de ?scar Mart¨ªnez ¡ªjefe de redacci¨®n de Elfaro.net¡ª es dur¨ªsima como sus obras anteriores, pero esta viene sembrada de preguntas sobre los riesgos, los dilemas y los desaf¨ªos de la pr¨¢ctica del periodismo. Sin cinismo y sin impostura, con dudas y algunas certezas. ¡°Si algo me enorgullece del oficio es que, cuando se hace bien, suele alcanzar niveles de profundidad en sus investigaciones que superan a los de la justicia de los pa¨ªses enclenques como El Salvador¡±. Es una meditaci¨®n sobre la profesi¨®n llevada al l¨ªmite, un making of sobre c¨®mo obtuvo la informaci¨®n sobre el horror y la reflexi¨®n sobre las implicaciones que tuvo llegar hasta el final.

Mientras leo el libro, consciente desde la introducci¨®n de que algunas de sus fuentes van a ser asesinadas, me pregunto qu¨¦ sentido tiene pasar otra p¨¢gina si s¨¦ que me tocar¨¢ revivir una masacre m¨¢s y constatar el ritual de lo habitual de tanta miseria y tanta muerte en Centroam¨¦rica. ¡°?A cu¨¢ntos lectores leer les ensucia la vida?¡±. Vidas rotas desde la infancia, demasiados cuerpos mutilados y mal enterrados, variaciones sobre cr¨ªmenes macabras. Un caso, otro caso, otro, pero sigo leyendo. No tanto por la tragedia que cuenta, creo, como por la reflexi¨®n del autor sobre el oficio y por su m¨¦todo de trabajo. Las notas de las libretas oscuras tomadas en situaciones absurdas y arriesgadas, las referencias a sus maestros ¡ªFallaci, Eloy Mart¨ªnez, Hersh (Ram¨®n Lobo al fondo)¡ª, los fragmentos de art¨ªculos publicados con el equipo de investigaci¨®n Sala Negra creado en 2010 y dedicado a contar y tratar de comprender la violencia de las pandillas y tambi¨¦n de los polic¨ªas.

Art¨ªculos como aquel publicado el 22 de julio de 2015: La Polic¨ªa masacr¨® la finca de San Blas. Impugnaban la versi¨®n oficial despu¨¦s de un trabajo met¨®dico ¡ªan¨¢lisis de reportes forenses, entrevistas, informes bal¨ªsticos¡ª y, para evitar complicaciones, horas antes de colgarlo en la Red el peri¨®dico sac¨® del pa¨ªs a los periodistas que firmaban aquella noticia y a sus familias. Todo estaba contrastado y, al mismo tiempo, el orden de la informaci¨®n y el estilo estaban conscientemente elegidos. Empezar¨ªan con Dennis, un chaval acribillado por la polic¨ªa que no era ni pandillero. Dennis era el motor del art¨ªculo y quien lo hab¨ªa puesto en marcha era su madre, Consuelo, la fuente, que al cabo de cuatro meses de haberse publicado recibi¨® una llamada de un n¨²mero desconocido que pronunci¨® cuatro palabras: ¡°Te vamos a matar¡±. ?Por qu¨¦ ella hab¨ªa querido contar la tragedia si pod¨ªa llevarla, como a su hijo y a su hermano, a la muerte? ¡°Tras nuestra irrupci¨®n en su vida, ella hab¨ªa tomado la decisi¨®n digna e informada de hablar con nosotros para luchar contra el sistema por la dignidad de su muerto¡±.

Esa decisi¨®n radical de testimoniar de la v¨ªctima confluye con el compromiso de Mart¨ªnez por contar, sabiendo que sus fuentes van a ser asesinadas y que ¨¦l intentar¨¢ salvarlas incluso despu¨¦s de haber sido tiroteadas. ¡°Lo vivo como T¨¢ntalo anhela la fruta y el agua, creyendo que las puede alcanzar. Hambre y sed, as¨ª vivo el periodismo, con hambre y con sed todo el puto rato¡±. Y esa vivencia de la profesi¨®n convertida en proyecto de vida, con la autenticidad de confesarse en ocasiones ajeno a la tragedia (como en esa escena en la que escucha a una mujer violada en grupo en su camino por M¨¦xico hacia Estados Unidos), es lo que hace de Los muertos y el periodista algo que va m¨¢s all¨¢ del morbo y del espanto. Llego hasta el final porque es una obra de brutal honestidad.

Los muertos y el periodista?

Autor: ?scar Mart¨ªnez.

Editorial: Anagrama, 2021.

Formato: tapa blanda (232 p¨¢ginas, 18,90 euros) y e-book (9,99 euros).

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