Rebeli¨®n (y revelaci¨®n) de las mujeres de Picasso
Una exposicio?n en Barcelona dedicada a la hermana del pintor, Lola Ruiz Picasso, se suma al reconocimiento de los museos y el mercado hacia sus supuestas musas, como Dora Maar y Franc?oise Gilot

El XX, y no el XXI, fue el siglo de las mujeres. En comparaci¨®n con los movimientos de emancipaci¨®n surgidos en los ¨²ltimos 150 a?os, las recientes manifestaciones por la igualdad y contra la violencia de g¨¦nero son casi anecd¨®ticas. Todo hab¨ªa quedado escrito en las declaraciones constitucionales del sufragio femenino en Nueva Zelanda, en los pa¨ªses n¨®rdicos, en EE UU, e incluso antes, en los siglos XVIII y XIX, cuando las mujeres lucharon en soledad para superar la ansiedad de la autor¨ªa.
En el ¨¢mbito del arte, es desconcertante comprobar que, a veces, la cura es m¨¢s dudosa que los s¨ªntomas. Por ejemplo, cuando se observa la reciente recuperaci¨®n de los nombres de muchas autoras, supuestas musas de grandes maestros que siguen aspirando a escapar de su condici¨®n, ¨¢ngeles del hogar convertidos en demonios, cuyas vidas tuvieron que ser silenciadas. Fueron los fantasmas que ocuparon secretamente los condominios masculinos y ahora eclosionan como cris¨¢lidas en subastas y exposiciones internacionales. Debemos considerar encomiable el deshielo de un canon que las ignor¨®, pero el sistema de valores que rige ese cambio nos sigue incomodando. En pol¨ªtica, en econom¨ªa, en la paz y en la guerra, seguimos siendo Lady Macbeth demandando a los dioses que nos despojen del sexo (hoy ser¨ªa ¡°g¨¦nero¡±) en favor de una ambici¨®n y un poder t¨ªpicamente masculinos que no osamos desmantelar.
El caso de Picasso es paradigm¨¢tico. Desde hace dos a?os, distintas instituciones internacionales han resaltado el papel que jugaron dos artistas por derecho propio que formaron parte de su primer c¨ªrculo: Dora Maar, amante de Picasso entre 1936 y 1946, y Fran?oise Gilot, compa?era del artista entre 1943 y 1953 y madre de Claude y Paloma Picasso. A ellas se les suma ahora la hermana del pintor, Lola Ruiz Picasso. Sobre su lugar en la vida y la obra del artista, el Museu Picasso de Barcelona exhibe una modesta pero fundamental exposici¨®n que sirve para echar el cierre a la conmemoraci¨®n de los 50 a?os de la donaci¨®n de la colecci¨®n personal del artista a la ciudad, resguardada en los domicilios familiares del matrimonio Vilat¨® Ruiz.
Los retratos de Lola simbolizan al artista, en una identificaci¨®n entre la joven y su hermano mayor
Lola actu¨® de custodio de una nutrida documentaci¨®n, correspondencia, fotograf¨ªas y pinturas que incluyen las obras de su etapa de formaci¨®n y se extienden hasta las pinturas de 1917 (Arlequ¨ªn) que hizo junto con los Ballets Rusos. En total, 900 obras. Comisariada por Mal¨¦n Gual, la muestra explica hechos aparentemente sin importancia aunque esenciales. En realidad, se trata m¨¢s bien de una muestra de gabinete para entender el alcance de una sensibilidad aguzada, a ratos exc¨¦ntrica, que en sus cartas al hermano sol¨ªa poner un ¨¦nfasis casi ext¨¢tico en la vida cotidiana barcelonesa que Picasso hab¨ªa dejado atr¨¢s, en 1904, para instalarse definitivamente en Par¨ªs.

Lola fue hija, hermana, madre y abuela de pintores. Fue bordadora y tambi¨¦n pintora; no buena, la verdad. Mujer hiperactiva, dio a luz a seis hijos. Como contraste, sufri¨® una artritis reumatoide que no le hizo perder ese pronto explosivo por el que la apodaban La Terremotica. Picasso la retrat¨® hasta 66 veces. El primer dibujo es de 1894 y aparece en uno de los cuadernos del artista realizado en A Coru?a. De ese a?o es Retrato de Lola: Picasso tiene 13 a?os, y la modelo, 10, aunque en la imagen parezca mayor, pues la disfraza con una mantilla para disimular su aire infantil. Ese fue el primer ¨®leo de Picasso. En la selecci¨®n de escenas y posturas de Lola que vemos en otros bocetos y pinturas, encontramos una particular psicohistoria: el pintor construye un ideal femenino, lo hace evolucionar y proporciona a la modelo la libertad de convertirse en diferentes tipos de mujer. Los retratos simbolizan tambi¨¦n la propia imagen del artista, en una identificaci¨®n entre la joven y su hermano mayor que resulta bastante cl¨¢sica. De las notas que muestran las vitrinas, se deduce que los dos ten¨ªan un humor y un car¨¢cter parecido.
El caso de Dora Maar ser¨¢ diferente. Es la mujer que llora, la mujer torturada, aunque nunca victimizada. Fot¨®grafa muy valorada en el grupo surrealista cuando conoce a Picasso, documenta todo el proceso de ejecuci¨®n del Guernica, cambia la c¨¢mara por el caballete ¡ªno volver¨¢ a la fotograf¨ªa hasta los ochenta¡ª, pinta retratos de Picasso e interpreta los que el artista hace de ella. El desamor la empuja a una vida destartalada, oculta en la villa provenzal de M¨¦nerbes que Picasso le hab¨ªa regalado. En un ingenioso juego de palabras, su entorno la apodaba Picassiette por su taca?er¨ªa y su forma de picotear de los platos ajenos en sus raros encuentros sociales. Hoy se la considera una de las fot¨®grafas surrealistas m¨¢s genuinas. En 2019, el Centro Pompidou le dedic¨® la retrospectiva m¨¢s amplia hasta la fecha: 430 obras que viajaron a la Tate Modern y al Getty de Los ?ngeles.

Por su parte, Fran?oise Gilot era una artista de 21 a?os cuando conoci¨® a Picasso, que ten¨ªa 61. El pintor, sentado a la mesa de un restaurante con Dora Maar, se dirigi¨® a aquella joven para ofrecerle un cuenco de cerezas. Gilot le dijo que era pintora: ¡°Es lo m¨¢s gracioso que he escuchado en todo el d¨ªa. Yo tambi¨¦n soy pintor¡±. Gilot le pidi¨® clases de grabado. La relaci¨®n dur¨® nueve a?os. Fue la ¨²nica mujer que abandon¨® a Picasso y todav¨ªa vive para contarlo. A sus 100 a?os, aparece en los medios como una influencer y su obra se expone en galer¨ªas y museos de EE UU y Europa. Hace unas semanas, su ¨®leo Paloma ¨¤ la guitare (1964) se subast¨® en Sotheby¡¯s por 1,3 millones de d¨®lares (1,1 millones de euros), seis veces el precio de salida. Ni Maar ni Gilot escondieron sus obras en los armarios de la cocina. Siempre vislumbraron un escape. Fueron musas pensantes, int¨¦rpretes y cr¨ªticas de sus propias ficciones, monstruos. Su lucha no fue contra la influencia de sus predecesores, sino contra la interpretaci¨®n que se ha hecho de ellas.
¡®Lola Ruiz Picasso¡¯. Museu Picasso. Barcelona. Hasta el 27 de febrero.
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