Jorge Ribalta, la reinvenci¨®n de lo documental entre el p¨²blico del S¨®nar
El fot¨®grafo comenta para ¡®Babelia¡¯ dos im¨¢genes pertenecientes a su serie ¡®Sur l¡¯herbe¡¯, incluida dentro de la retrospectiva que le dedica la Fundaci¨®n Mapfre en Madrid
Durante cuatro a?os consecutivos, entre 2005 y 2008, Jorge Ribalta (Barcelona, 1963) se dedic¨® a retratar a la multitud de j¨®venes que, plet¨®rica, acud¨ªa a la convocatoria de ritmos y texturas electr¨®nicas que ofrec¨ªa el festival S¨®nar, consolidado como una iniciativa central en la cultura institucional de la cosmopolita Barcelona. Por aquel entonces, al cargo del Departamento de Programas P¨²blicos en el Macba, el fot¨®grafo hab¨ªa abandonado su trabajo de estudio y ansiaba lanzarse a la calle con su c¨¢mara. De ah¨ª que, los jueves y los viernes, a la misma hora de la tarde, el artista se adentrar¨¢ en el recinto del festival, situado en el patio entre el museo y el CCCB, seducido por el juego de luces y sombras que deja la puesta de sol cuando se refleja en la fachada posterior del edificio de Richard Meier.
De ah¨ª surgi¨® Sur l¡¯herbe, cuyo t¨ªtulo es un gui?o al Desayuno sobre la hierba del pintor ?douard Manet. En este caso, la hierba es artificial, un suelo duro y desabrido, salpicado por latas, folletos, colillas, zapatos y pl¨¢sticos ¡ªla inevitable lacra de nuestros d¨ªas¡ª por el que se abre paso el fot¨®grafo para mezclarse y pasar desapercibido entre los asistentes. Algo que no siempre conseguir¨ªa, ya que mientras estos se fotografiaban con sus c¨¢maras digitales, el artista cargaba con un modelo de los a?os sesenta utilizado por los fot¨®grafos humanistas: la Rolleiflex. ¡°Mi presencia resultaba un tanto ex¨®tica¡±, recuerda el autor. ¡°Me preguntaban que de qu¨¦ siglo era mi m¨¢quina. Sin embargo, dentro de aquel contexto parec¨ªa como si la l¨®gica fuese fotografiarse unos a otros¡±. As¨ª, el p¨²blico se convirti¨® en el verdadero espect¨¢culo del evento. ¡°Un p¨²blico que se despereza y autocontempla en el interior del recinto vallado del festival, como en una gran kermesse posmoderna que sugiere un campo de refugiados exclusivo para la joven ¨¦lite cosmopolita¡±, tal y como lo escribe el autor en uno de los textos que acompa?an al cat¨¢logo de Todo es verdad. Ficciones y documentos (1987- 2020), su primera retrospectiva, organizada por la Fundaci¨®n Mapfre (Madrid) en colaboraci¨®n con el Museo Universidad de Navarra. La muestra recorre tres d¨¦cadas de la trayectoria del fot¨®grafo catal¨¢n a trav¨¦s de 14 proyectos fotogr¨¢ficos y cuatro proyecciones.
No hay emoci¨®n, ni tan siquiera diversi¨®n, en las im¨¢genes que componen Sur l¡¯herbe. Y es precisamente en este contexto sint¨¦tico en el que se apoyar¨¢ el autor para dar forma a la secuencia de im¨¢genes. Al tiempo que establece un paralelismo con la obra de Manet, realizada en 1863, una pintura que marcar¨ªa el discurso de la vida moderna y que coincide con los albores del medio fotogr¨¢fico. La serie invita a ¡°una reflexi¨®n sobre la nueva centralidad de las industrias culturales y tur¨ªsticas en la econom¨ªa urbana y sobre c¨®mo la cultura genera tambi¨¦n sus propios m¨¦todos de disciplina social¡±, apunta el artista. Forma parte de una trilog¨ªa dedicada a la Barcelona caracterizada por ese cambio de modelo econ¨®mico, un proceso de transformaci¨®n documentado desde distintas vertientes por el fot¨®grafo en la zona del F¨®rum 2004, en el barrio del Poblenou y en la plaza de la Gardu?a en el Raval.
Realizada en blanco y negro, como la mayor parte de la obra de Ribalta, Sur l¡¯herbe ocupa toda una pared en forma de mosaico. Una presentaci¨®n saturada de im¨¢genes que se aleja de la imagen ¨²nica que viene tambi¨¦n a caracterizar su obra. ¡°La serialidad es lo que hace que las im¨¢genes puedan ser legibles y dar cuenta de la complejidad social¡±, destaca el fot¨®grafo, aludiendo a la teor¨ªa de Sergei Tetriakov, cr¨ªtico de la vanguardia hist¨®rica, impl¨ªcita en el surgimiento del discurso documental que comienza en los a?os treinta. ¡°La fotograf¨ªa permite comprender la complejidad social porque interrumpe el movimiento y corta temporalmente la trama de relaciones que rodea al individuo. Este momento de interrupci¨®n hace legible lo que de otra manera no ser¨ªa posible¡±, explica el autor catal¨¢n, quien compagina su quehacer art¨ªstico con el ejercicio de la cr¨ªtica, el comisariado, la gesti¨®n cultural, la investigaci¨®n y la edici¨®n. ¡°Una multiplicidad de facetas que ha tendido a situarlo en una posici¨®n inasible, a menudo en detrimento de su visibilidad como artista¡±, tal y como destaca Valent¨ªn Roma, comisario de la exposici¨®n.
La obra de Ribalta ha sido descrita como una arqueolog¨ªa de la fotograf¨ªa, dado su prop¨®sito de ¡°devolver a la actualidad la memoria hist¨®rica del medio¡±. Su primera etapa, que se inicia en los ochenta, persegu¨ªa el ¡°desmontaje del naturalismo y de la transparencia¡± y entend¨ªa la fotograf¨ªa como ¡°el resultado de un proceso que, se produce o se f¨¢brica¡±. Durante los primeros a?os de este nuevo siglo se produjo un giro radical en su obra durante el cual el autor abandon¨® el naturalismo construido para redirigir sus proyectos hac¨ªa una reinvenci¨®n de lo documental.
¡°Mi posici¨®n parte del debate sobre la cr¨ªtica al realismo que tiene lugar en los ochenta, en la ¨¦poca previa a la fotograf¨ªa digital¡±, explica Ribalta. ¡°Una cr¨ªtica entonces necesaria, heredera de los estudios y planteamientos de los sesenta, que con el tiempo se agota. Implicaba renunciar a lo que para mi es la gran aportaci¨®n de la fotograf¨ªa a la cultura moderna: el principio de realidad, de objetividad y materialidad de las cosas, es decir el principio documental¡±. As¨ª, en Procesos documentales, su primera exposici¨®n como comisario, en 2001, el autor analiza la actualidad del documento en una ¨¦poca reciente basada en el Photoshop y en la idea de naturalizar la fotograf¨ªa como una ficci¨®n. ¡°Hab¨ªa que resistir ese discurso¡±, apunta el fot¨®grafo. ¡°La fotograf¨ªa es verdad que enga?a, pero es tambi¨¦n verdad que dice la verdad. Y el elemento de verdad era m¨¢s importante que el elemento de ficci¨®n. Por tanto, creo que hay que seguir manteniendo vigente esta gran aportaci¨®n de la fotograf¨ªa que nos permite entender, discutir y juzgar. De ah¨ª que siga existiendo el fotoperiodismo, y unos discursos p¨²blicos basados en la funci¨®n de la fotograf¨ªa como la verdad¡±. En ese pulso se mantiene la muestra, en la premisa de que ¡°lo documental es una forma de ficci¨®n, una convenci¨®n, o una especie de pacto respecto al uso y a la circulaci¨®n de las im¨¢genes, que cumple una funci¨®n. Un pacto que ha sido muy importante en la cultura moderna¡±, defiende el artista. ¡°Al congelar el movimiento la fotograf¨ªa ha permitido representar la complejidad de nuestra sociedad¡±
As¨ª, superada de la tremenda experiencia de un trimestre de confinamiento motivado por la Covid-19, Sur l¡¯herbe adquiere un nuevo sentido. Las fotograf¨ªas se ¡°convierten en una alegor¨ªa de la esfera p¨²blica liberal¡±, advierte Ribalta. ¡°La suspensi¨®n de la vida p¨²blica hace aparecer en esas im¨¢genes el eco de la iconograf¨ªa de la expulsi¨®n del para¨ªso. La humanidad emancipada en cuarentena, esperando a Venus¡±.
Todo es verdad. Ficciones y documentos (1987-2020). Jorge Ribalta. Fundaci¨®n Mapfre. Madrid. Desde el 11 de febrero al 8 de mayo.
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