Lenny Kaye viaja a las capitales del rock
El guitarrista y c¨®mplice de Patti Smith, que toca estos d¨ªas con su banda en varias ciudades de Espa?a, recorre varios momentos clave para el g¨¦nero en su libro ¡®Lightning Striking¡¯
En nuestro presente globalizado, tendemos a olvidar que la historia del rock ¡ªesa m¨²sica del siglo XX que no acaba de extinguirse pese a ser ya solo otra ¨ªnfima faceta de la sociedad del espect¨¢culo¡ª se hilvan¨® mediante peque?as eclosiones ocurridas en un tiempo y un lugar, lo que llamamos escenas.
Es el punto de partida del libro Lightning Striking: Ten Transformative Moments in Rock and Roll ¡ªedici¨®n brit¨¢nica en White Rabbit¡ª de Lenny Kaye (Nueva York, 1946), quien viajando a trav¨¦s de viejos discos y experiencias de una vida en sincron¨ªa con la evoluci¨®n del g¨¦nero, traslada al lector al Memphis de 1954 y tres a?os m¨¢s tarde a Nueva Orleans, al Liverpool de 1962 donde nacen los Beatles, al Verano del Amor en San Francisco en 1967 y al revolucionado Detroit de 1969. Ya part¨ªcipe en los hechos, el guitarrista y c¨®mplice de Patti Smith nos gu¨ªa por el Nueva York de 1975 y el Londres de 1977, la gestaci¨®n del punk.
¡°Me gusta lo local, creo que cuando las cosas surgen de las ra¨ªces tienen un sabor ¨²nico¡±, dice Kaye v¨ªa Zoom. ¡°No es lo que piensa la industria que debe ser la m¨²sica, sino algo que brota del subsuelo y emerge. Es lo que me gusta de las escenas que he elegido, todav¨ªa son puras y no saben muy bien lo que quieren o quienes aspiran a ser. Empiezan sin forma y van conjuntando sus sensibilidades. Esto es para m¨ª lo m¨¢s interesante¡±.
Brian Eno se refiere al fen¨®meno como scenius, anotando los distintos factores que han impulsado significativos avances en el arte o la ciencia. En primer lugar, existe entre los miembros de una escena apreciaci¨®n mutua y sana competencia; se da un resuelto intercambio de t¨¦cnicas y herramientas en una comunidad que habla el mismo idioma creativo; todos se benefician de los efectos del ¨¦xito de la misma y, en su seno, se toleran las novedades radicales en un floreciente espacio para el inconformismo.
¡°La ecolog¨ªa de una escena la crea el p¨²blico tambi¨¦n, su forma de vestir, su respuesta, lo que espera de la m¨²sica¡±, a?ade Kaye. ¡°Trat¨¦ de entender c¨®mo esta va ascendiendo en una espiral similar a una cepa de ADN; primero es algo informe que ni siquiera est¨¢ definido, pero en los siguientes dos a?os se define un estilo interpretativo, empieza a viajar alrededor del mundo y requiere un nombre para su clasificaci¨®n. Luego se convierte en su propio clich¨¦ y el proceso vuelve a empezar, ya en otro nivel evolutivo¡±.
¡°Me gusta lo local, creo que cuando las cosas surgen de las ra¨ªces tienen un sabor ¨²nico¡±, dice
Lejos del estudio sesudo, Kaye opta por el presente verbal y colorea su tesis con vivencias personales. De hecho, el rel¨¢mpago del t¨ªtulo le alcanz¨® a los seis a?os cuando Tutti Frutti de Little Richard distorsion¨® el transistor familiar y sinti¨® una liberadora sensaci¨®n, la alocada profec¨ªa de un nuevo mundo. Vio en carne y hueso a Little Anthony & The Imperials y Jimi Hendrix, a Janis Joplin y The Velvet Underground, a unos principiantes Ramones y Sex Pistols. Escribi¨® sobre todo ello en las principales cabeceras musicales, de la fundacional Crawdaddy a la brit¨¢nica Melody Maker. Y elabor¨® una antolog¨ªa discogr¨¢fica, Nuggets: Original Artyfacts from the First Psychedelic Era, 1965-1968 (Elektra, 1976), que producir¨ªa un revival del garage-rock en los ochenta, con especial incidencia en nuestro pa¨ªs.
Amanuense del icono del country Waylong Jennings en su autobiograf¨ªa, aparecida en 1996, public¨® un apasionante tomo sobre los crooners de los a?os treinta, You Call It Madness (Villard, 2004), donde glosa al rival de Bing Crosby, Russ Columbo, desaparecido a los 26 a?os. Ha sido nominado en varias ocasiones al Grammy por sus notas informativas para reediciones discogr¨¢ficas y, recordando que conoci¨® a Patti Smith siendo dependiente de la legendaria disquer¨ªa Village Oldies, podr¨ªa decirse que ha tocado todos los palos del negocio.
¡°Le conoc¨ª ley¨¦ndole¡±, escribe ella en contraportada. ¡°Luego como guitarrista, amigo de por vida y colaborador. Hemos actuado, uno al lado del otro, en los escenarios de todo el mundo durante medio siglo, y compartido su amor por la evoluci¨®n de nuestra vocaci¨®n. En Lightning Striking ilumina diez facetas de esa joya llamada rock¡¯n¡¯roll desde una perspectiva ¨²nica y erudita. Se nutre de una vida entera de inspiraci¨®n y experiencia. Un joven que enchufa su primera guitarra el¨¦ctrica, un fan que sale a la pista de baile, un humilde guardi¨¢n de la historia, y el escritor que siempre supe que hab¨ªa en ¨¦l¡±.
Repite Kaye que tan solo quiso honrar la m¨²sica que tanto le inspir¨®. ¡°Adem¨¢s, estuve all¨ª¡±, a?ade. ¡°Pude sentir la energ¨ªa de San Francisco despu¨¦s de atravesar todo el pa¨ªs con mi amigo Larry en un Ford del 56, tomando speed, apareciendo en Haight-Ashbury a las ocho de la ma?ana y sinti¨¦ndome abrumadoramente deslumbrado. En Nueva York, en 1975, es donde para mi sorpresa me doy cuenta de que estoy donde siempre he querido estar, el centro de la acci¨®n. Recuerdo ese instante en la acera frente al CBGB cuando comprend¨ª que Talking Heads, Blondie, Television o Ramones, ten¨ªan la misma resonancia que las bandas que yo ten¨ªa colgadas en mi pared, un cartel del Fillmore con Grateful Dead, Jefferson Airplane y Quicksilver. Ese magnetismo, ver con sorpresa que est¨¢ surgiendo un momento hist¨®rico, resulta asombroso¡±.
En ocasiones, resalta Kaye, la explosi¨®n es tal que barre todo lo anterior. Aunque hab¨ªa mucho de Bing Crosby en Elvis Presley, cuando este aparece toda la m¨²sica popular anterior suena anticuada. Lo mismo sucede con los Beatles o Bob Dylan, al manifestarse transforman el modo en que se percibe una canci¨®n. No tiene prejuicios: disfruta por igual del doo-wop y el country, del reggae y el death-metal. Solo es necesaria una llave para adentrarse en un estilo concreto, sugiere, como le ocurri¨® a ¨¦l con el jazz de la era be-bop. No entend¨ªa qu¨¦ hac¨ªa de Charlie Parker un genio, hasta que un d¨ªa suena por la radio la pegadiza Bopmatism, grabaci¨®n de un pianista de Bird, Dodo Marmarosa, y siente la energ¨ªa y excitaci¨®n que transitaban la calle 42 de Manhattan a finales de los a?os cuarenta.
¡°Escucho lo que llevo oyendo durante sesenta a?os, pero no siento nostalgia, no pienso que antes la m¨²sica fuese mejor
¡°Escucho lo que llevo oyendo durante sesenta a?os, pero no siento nostalgia, no pienso que antes la m¨²sica fuese mejor¡±, concluye. ¡°La m¨²sica es m¨²sica, llega al coraz¨®n de la gente; no importa c¨®mo lo haga, as¨ª es como progresamos. Como dice Patti: ¡®El progreso no es el futuro, es mantenerse al d¨ªa en el presente¡¯. Y creo que en nuestra banda lo hemos hecho a lo largo de los a?os. Qui¨¦n sabe lo que nos deparar¨¢ el futuro. El modo en que se hacen discos es distinto y sabemos que va a influir en la m¨²sica que escucharemos dentro de diez o veinte a?os, cuando el rock¡¯n¡¯roll sea ya cosa del pasado. Pero no creo que haya muerto. Quiero saber qu¨¦ nos prepara el futuro; as¨ª avanzamos como raza humana¡±.
Aunque amortiza Internet en sus exploraciones y no teme a las reuniones virtuales, Lenny Kaye sigue prefiriendo estar con sus amigos, hablando en la calle, intercambiando ideas, una situaci¨®n m¨¢s visceral. As¨ª ser¨¢ cuando suba a escena, junto a Patti Smith y su banda, el 16 de junio en Jardins de Pedralbes, Barcelona; 18, Azkena Rock Festival, Vitoria-Gasteiz; y 20, Noches del Bot¨¢nico, Madrid. Y volver¨¢ a obrarse el milagro del rock¡¯n¡¯roll. ?Hasta cuando?
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