La Documenta s¨ª invita a la l¨®gica
Al frente de la nueva edici¨®n de la gran cita de Kassel, los indonesios Ruangrupa no pretenden cambiar solo las reglas del juego del arte, sino tambi¨¦n las de toda la sociedad. La protagonizan decenas de colectivos, en su mayor¨ªa del hemisferio sur
Documenta 15 no ser¨¢ la m¨¢s espectacular de las ¨²ltimas ediciones de esta cita con el arte contempor¨¢neo, pero s¨ª la m¨¢s feliz. Visto que ni la pintura ni la escultura ni ninguna de las bellas artes son capaces de curar, la exposici¨®n en la ciudad alemana de Kassel, la m¨¢s esperada de las artes pl¨¢sticas, desacelera el reloj. Tiempo muerto. Cien d¨ªas para activar una obra de arte ¡ªlas cursivas son obligatorias, en este contexto¡ªapremiante, obstinada, antiautoritaria y en construcci¨®n, en un intento de reflejar una visi¨®n de l...
Documenta 15 no ser¨¢ la m¨¢s espectacular de las ¨²ltimas ediciones de esta cita con el arte contempor¨¢neo, pero s¨ª la m¨¢s feliz. Visto que ni la pintura ni la escultura ni ninguna de las bellas artes son capaces de curar, la exposici¨®n en la ciudad alemana de Kassel, la m¨¢s esperada de las artes pl¨¢sticas, desacelera el reloj. Tiempo muerto. Cien d¨ªas para activar una obra de arte ¡ªlas cursivas son obligatorias, en este contexto¡ªapremiante, obstinada, antiautoritaria y en construcci¨®n, en un intento de reflejar una visi¨®n de la dignidad social y tambi¨¦n del idilio con la naturaleza. Arte desnudo frente al estanque.
Esta obra coral est¨¢ firmada por decenas de colectivos que suman un total de 1.500 creadores, repartidos entre los llamados lumbung members y lumbung artists, en referencia al m¨¦todo de cosecha y administraci¨®n del arroz en Indonesia. La mayor¨ªa provienen del hemisferio sur y realizan sus trabajos bajo la direcci¨®n art¨ªstica de los nueve miembros que componen Ruangrupa, que son artistas, arquitectos, ingenieros, soci¨®logos, dise?adores, m¨²sicos y escritores. Su misi¨®n es volver la mirada a las energ¨ªas primarias del arte con obras hechas a escala humana, m¨¢s crudas, sin retorcimientos te¨®ricos, que no vivan en la poes¨ªa sino en la l¨®gica emotiva y la realidad cercana. Nada que no se haya hecho antes o que no est¨¦ ya expuesto en los museos m¨¢s convencionales. No es una cuesti¨®n sencilla ni f¨¢cil cuando quien paga es la administraci¨®n p¨²blica: nada menos que 42 millones de euros de presupuesto (la Documenta 14 lleg¨® a los 46). La mayor¨ªa de las objeciones podr¨ªan estar conectadas con el hecho de que los artistas proceden de culturas no occidentales, son pr¨¢cticamente desconocidos o sus nombres propios desaparecen bajo las siglas de un colectivo, sin otro pasaporte que su propia modernidad. Cultivan plantaciones, dise?an jardines y producen ellos mismos el compost; reciclan mobiliario, arman un economato con sacos de patatas, pl¨¢tanos, latas Campbell y botellas de Coca-Cola, todo de mentirijilla. Despu¨¦s se vender¨¢n como obras art¨ªsticas y el dinero servir¨¢ para financiar proyectos sociales.
La misi¨®n es regresar a las energ¨ªas primarias del arte con obras a escala humana, sin retorcimientos te¨®ricos
Tienen su propia imprenta, Lumbung Press, donde imprimen en tiempo real sus obras, que repartir¨¢n entre el p¨²blico que interact¨²e con ellos. Tejen tapices con ropas sobrantes que representan escenas b¨ªblicas o de protesta, decoran muros o grafitean paredes con mensajes anticapitalistas (¡°White Lies Matter¡±, reza una obra), montan escuelas para ni?os y un ¨¢gora con coloridas alfombras donde discutir¨¢n de esta falsa democracia que nos saquea e infantiliza, o sobre la distribuci¨®n del capital intelectual y las nuevas formas de transmitir saberes. Se mueven entre jaimas y tiendas de campa?a por los cuidados parques de la ciudad, denunciando a trav¨¦s de v¨ªdeos y consignas el robo de tierras a los abor¨ªgenes o la depredaci¨®n de los recursos naturales por las multinacionales. Trabajan en red, usan los ¨²ltimos avances de la tecnolog¨ªa digital (y m¨¢s durante los meses de pandemia), pero sobre todo funcionan en el cuerpo a cuerpo. Todo esto puede resultar familiar, pero siempre acabamos vi¨¦ndolo reducido a un patr¨®n. La diferencia es que ahora tiene un cierto aire de f¨¢bula: Ruangrupa ha girado el globo terr¨¢queo. El sur ahora es el norte y todo eso est¨¢ aqu¨ª y ahora, con la mirada que nos escruta desde el otro lado.
Desde hace unas cuantas ediciones, la ciudad de Kassel es un gran conmutador donde se pone en pr¨¢ctica el poder transformador del arte. En 1982, cuando la mercadotecnia ya era puro desparpajo, con el eclecticismo pict¨®rico ¡ªneoimpresionismo y transvanguardia¡ª en alza, el artista alem¨¢n Joseph Beuys present¨® en Documenta 7 su obra 7000 Oaks (7.000 robles), que consist¨ªa en colocar siete millares de bloques de basalto frente a la fachada del museo Fridericianum. En un extremo de la acumulaci¨®n de bloques, plant¨® un roble con sus propias manos. La propuesta llevaba consigo una demanda: los bloques s¨®lo se mover¨ªan si se plantaba en cada nueva ubicaci¨®n un ¨¢rbol junto a cada uno de ellos. Mientras tanto, seguir¨ªan en su sitio. Se necesitaron m¨¢s de cinco a?os para llevar a cabo la reforestaci¨®n urbana. El ¨²ltimo ¨¢rbol se plant¨® ya sin el artista, que falleci¨® en 1986. La obra implic¨® a ciudadanos, administraciones y empresas. Gener¨® controversias y duras cr¨ªticas, pero al final ya nadie dudaba del impacto positivo que iba a dejar en la ciudad, que hoy en d¨ªa mantiene esas mismas piedras y ¨¢rboles con el apoyo de la fundaci¨®n 7000 Eichen y fue declarada patrimonio nacional alem¨¢n en 2004.
Han pasado 40 a?os, cuatro d¨¦cadas de aceleraci¨®n radical de violencia hacia los seres vivos de la tierra, de envenenamiento del subsuelo y los oc¨¦anos. Y la lecci¨®n m¨¢s importante de aquella acci¨®n art¨ªstica ¡ªel subt¨ªtulo era ¡°reforestaci¨®n de la ciudad en lugar de administraci¨®n de la ciudad¡± ¡ª es que adquiri¨® toda su fuerza por su relaci¨®n contractual con los poderes p¨²blicos. Beuys anticip¨® lo que hoy ya es una urgencia pol¨ªtica: la protecci¨®n de la naturaleza en los tejidos urbanos y bosques como una necesidad de supervivencia de todas las especies. ¡°Cuando pens¨¦ en un dise?o escult¨®rico que no solo se apoderara del material f¨ªsico sino tambi¨¦n del material mental, realmente me impuls¨® la idea de la escultura social¡±, argument¨®. Una invitaci¨®n a toda la raz¨®n humana, la que el escritor Enrique Vila-Matas no logr¨® encontrar en la Documenta de 2012 cuando se vio convertido en ¡°instalaci¨®n art¨ªstica viviente¡±, o el artista en su torre de marfil, un restaurante chino, como relat¨® en Kassel no invita a la l¨®gica (Seix Barral).
Habr¨¢ cr¨ªticas solemnes y duras, pero no servir¨¢n m¨¢s que para epitomizar nuestros propios conflictos
El basalto y la madera de anta?o conviven con las pr¨¢cticas art¨ªsticas de hoga?o, porque en esta Documenta todos hacen de Quijote un rato. Literatura real que encontramos en las peque?as cosas. A veces son invisibles o del tama?o de los insectos, como aprendemos de la propuesta de las colombianas M¨¢s Arte M¨¢s Acci¨®n (MAMA) que colaboran con los holandeses del Atelier Van Lieshout para conectar manglares del Pac¨ªfico con ¨¢rboles del parque Karlsaue, cerca de la Orangerie, que mueren por causa de una plaga nueva de escarabajos. Recuperados los troncos y acostados dentro de un invernadero que incorpora una obra sonora con sonidos del bosque colombiano, los cortan y los distribuyen por el entorno natural a modo de asientos m¨®viles para uso p¨²blico. Otros se han ordenado alrededor de uno de los robles de Beuys con su piedra de basalto, junto a una mesa dispuesta en c¨ªrculo que servir¨¢ para activar debates en torno al cambio clim¨¢tico.
No todos son procesos. En esta Documenta hay tambi¨¦n obras que tienen la elegancia formal del pensamiento realizado. El mexicano Erick Beltr¨¢n presenta una instalaci¨®n en el Museo de la Cultura Sepulcral hecha en colaboraci¨®n con los estudiantes de Bellas Artes de Kassel. Contiene objetos e infograf¨ªas de im¨¢genes mistificadas en las diferentes culturas y leyendas sobre colonizaci¨®n y las diferentes formas que tenemos de emanciparnos de esas s¨ªmbolos de poder. ¡°?C¨®mo escapamos de la historia?¡±, se pregunta. Una de las frases impresas en un muro podr¨ªa resumir esta Documenta: ¡°El sujeto no es el cuerpo aqu¨ª, sino el que est¨¢ expandido afuera, ese cuerpo que produce formas sin fin en un espacio y un tiempo mitol¨®gico¡±.
Hay muchas construcciones prefabricadas que se?alan la econom¨ªa l¨®gica de la confecci¨®n. Otras obras pasar¨¢n desapercibidas, a pesar de que en esta edici¨®n se haya hecho un esfuerzo de se?alizaci¨®n. Sobre el plano de la ciudad se distribuyen a lo largo de cuatro distritos, cada uno marcado con un color y un concepto: el amarillo, en la zona centro, corresponde al capital; el norte, en la zona universitaria, a lo social: al este, en color lila, a lo industrial; y en las m¨¢rgenes del r¨ªo Fulda, a la ecolog¨ªa. Tambi¨¦n hay atajos, muy f¨¢ciles de seguir a trav¨¦s de las family guides, admirablemente dise?adas y editadas por el colectivo bilba¨ªno Consonni a la manera de gu¨ªas de viaje. Proponen cinco itinerarios de 16 obras cada uno seg¨²n el criterio de uno o varios artistas de diferentes culturas expuestos en Kassel. Ser¨¢ ¨²til destacar que el encargo de los cat¨¢logos y gu¨ªas Documenta a Consonni naci¨® de la visita de Ruangrupa al Pa¨ªs Vasco, en 2020, por invitaci¨®n de ZABAL-Artingenium, un programa internacional dise?ado para dar a conocer la creaci¨®n art¨ªstica vasca entre los comisarios internacionales.
Es muy probable que la sinton¨ªa con esta Documenta tarde o no llegue nunca. Habr¨¢ cr¨ªticas solemnes, duras o testimoniales, pero no servir¨¢n m¨¢s que para epitomizar nuestros propios conflictos. La espectacularidad de los ¡°fracasos¡± de este semillero llamado lumbung es parte del proceso. Aunque no resulte obvio de inmediato.
Documenta 15. Kassel (Alemania). Hasta el 25 de septiembre.
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