¡®Adictos¡¯, una distop¨ªa teatral inveros¨ªmil y conspiranoica
Lola Herrera vuelve a los escenarios tras la triunfal gira de ¡®Cinco horas con Mario¡¯ con un texto dif¨ªcil de defender sobre las tablas pese al trabajo de sus esforzadas actrices
Nada m¨¢s comenzar la funci¨®n de estreno en Madrid de Adictos (el jueves pasado) entra en escena Lola Herrera y unos cuantos espectadores la aplauden espont¨¢neamente. Antes de que empiece hablar. Ella es el principal reclamo del espect¨¢culo: el regreso a las tablas de Lola Herrera despu¨¦s de la ¨²ltima y triunfal gira de Cinco horas con Mario, la versi¨®n teatral de la novela hom¨®nima de Miguel Delibes que lleva interpretando de manera intermitente desde hace cuatro d¨¦cadas. A sus 87 a?os, nada menos. As¨ª que el p¨²blico ha ido principalmente a verla a ella y agradece con aplausos que sea la primera en intervenir. Despu¨¦s entrar¨¢n Lola Baldrich y Ana Labordeta, otras dos actrices bien curtidas, que componen el resto del reparto. ?Qu¨¦ puede fallar?
Es dif¨ªcil montar un buen espect¨¢culo sin un buen texto. Escrito a cuatro manos por Daniel Dicenta Herrera (hijo de Lola Herrera) y Juanma G¨®mez, los autores explican en la sinopsis que ¡°Adictos surge de la necesidad de abordar una problem¨¢tica que nos afecta a todos: ?hasta qu¨¦ punto estamos sometidos por la tecnolog¨ªa?¡±. Y la directora de la puesta en escena, Mag¨¹i Mira, escribe en el programa de mano: ¡°En una sociedad controlada por el poder, la honestidad paga un precio muy alto si no eres adicto al sistema. La verdad frente a la manipulaci¨®n y la desinformaci¨®n. La verdad frente a la utilizaci¨®n perversa de los avances de la ciencia y la tecnolog¨ªa. Estela Anderson, cient¨ªfica de prestigio internacional, descubre que el proyecto en el que lleva a?os trabajando va a ser utilizado en contra de la humanidad¡±. Hay un buen batiburrillo de ideas aqu¨ª. Por un lado, se apunta que la humanidad est¨¢ dominada por la tecnolog¨ªa y que esta es usada por el poder para someter a la poblaci¨®n. Una de esas distop¨ªas cl¨¢sicas que han resurgido con fuerza durante la pandemia. Por otra parte tenemos desinformaci¨®n, manipulaci¨®n, verdad¡ t¨¦rminos tan manidos ya que resulta casi imposible llenarlos de contenido. Sobre todo porque los enarbolan todos los bandos en liza de cualquier batalla: son siempre ¡°los otros¡± los que manipulan, mienten y tienen retorcidas ideas para destruirnos o someternos.
?Qui¨¦nes son ¡°los otros¡± en Adictos? No tienen rostro. Los gobiernos. Las corporaciones. El poder en general. El sistema. En abstracto. Suena conspiranoico, ?verdad? M¨¢s all¨¢ de las intenciones de los autores en este sentido, que no quedan claras, la obra desprende ese aroma porque el texto es una sucesi¨®n de conversaciones sin trasfondo dram¨¢tico, concebidas exclusivamente para contarle al p¨²blico la trama, lo que hace todo bastante inveros¨ªmil y convierte a los personajes en meros transmisores de informaci¨®n. Hay incluso momentos en los que las protagonistas leen la prensa en voz alta en escenas en las est¨¢n solas. Como si lo hicieran as¨ª cada d¨ªa en casa. La cient¨ªfica (Lola Herrera) sufre un atentado cuando va a revelar al mundo su horrible descubrimiento y es rescatada por un grupo de resistencia, aunque ella pierde la memoria. La l¨ªder del grupo es una psic¨®loga (Lola Baldrich) que la ayuda a recuperar sus recuerdos. Entonces aparece una periodista (Ana Labordeta) que trabaja para los malos, pero la cient¨ªfica y la psic¨®loga la convencen en dos segundos para que las ayude a difundir la verdad. Fuera todo es caos, violencia, terrorismo. No se sabe por qu¨¦.
Las tres actrices hacen lo que pueden para construir sus personajes con di¨¢logos tan vac¨ªos. Cargan de intenci¨®n sus parlamentos con sus mejores recursos, pero hay poco fondo para escarbar. Solo cobran cierta dimensi¨®n humana en las escasas escenas en las que el texto les permite establecer v¨ªnculos entre ellas. Por ejemplo, cuando la cient¨ªfica y la psic¨®loga hablan de un hombre importante para ambas, amante de la primera y hermano de la segunda: ah¨ª hay dos mujeres de carne y hueso hablando de verdad. Es adem¨¢s un registro en el que Lola Herrera brilla especialmente: la vivencia ¨ªntima. El mismo que le hizo clavar Cinco horas con Mario.
La puesta en escena, la escenograf¨ªa y el vestuario son minimalistas. L¨ªneas rectas, colores puros y escasos elementos: la cama donde convalece la cient¨ªfica y unas cuantas sillas con unos n¨²meros impresos. Sobre esto ¨²ltimo, tampoco se sabe por qu¨¦. La direcci¨®n de Mag¨¹i Mira es tambi¨¦n discreta. Ordena el tr¨¢fico y se nota poco su intervenci¨®n. Y cuando se nota queda raro porque el tono general es otro. Como la escena en la que la psic¨®loga y la periodista ilustran una discusi¨®n con una especie de combate f¨ªsico con la cama por medio.
Adictos
Texto: Daniel Dicenta Herrera y Juanma Gómez. Dirección: Magüi Mira. Reparto: Lola Herrera, Ana Labordeta y Lola Baldrich. Teatro Reina Victoria. Madrid. Hasta el 23 de octubre.
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