¡®Lovers rock¡¯, el lado rom¨¢ntico del ¡®reggae¡¯
Esta variante del g¨¦nero jamaicano, que arraig¨® en Reino Unido en los setenta, es reivindicado por un nuevo recopilatorio con sus mayores ¨¦xitos y tambi¨¦n por la ¨²ltima pel¨ªcula de Steve McQueen
Lo llaman lovers rock y el nombre tiene truco: no hay nada de rock en esta dulce vertiente del reggae. El llamado ¡°rock de los amantes¡± es una variedad del estilo jamaicano cantada habitualmente (pero no exclusivamente) por vocalistas femeninas. Se le suele atribuir un origen londinense y se sit¨²a su despegue hacia mitad de los a?os setenta, pero no pongan la mano en el fuego: ya desde la d¨¦cada anterior, en Jamaica se hac¨ªa abundante reggae rom¨¢ntico, generalmente con adaptaciones de temas del soul, el country y el pop (por ejemplo, el mayor ¨¦xito de Ken Boothe fue una versi¨®n de ¡®Everything I Own¡¯, del bland¨ªsimo grupo californiano Bread). Y s¨ª, hasta los rastas m¨¢s belicosos, del calibre de Peter Tosh, grabaron en alg¨²n momento canciones melosas.
Pero eso no bastaba para satisfacer a un sector din¨¢mico del mercado exterior del reggae: las jovencitas que descend¨ªan de laboriosos padres antillanos que hab¨ªan emigrado al Reino Unido. Quer¨ªan canciones que reflejaran sus vivencias; ellas raramente conectaban con los sermones rastafarianos que se facturaban en forma creciente desde Jamaica. Hasta que el productor Lloyd Coxsonee tuvo la ocurrencia de grabar a Louisa Marks, una adolescente de 15 a?os, cantando ¡®I Caught You In a Lie¡¯, una historia de infidelidades original de Nueva Orleans. En el mundillo del reggae, prendi¨® la idea de que funcionaban las voces tiernas explorando las ambig¨¹edades del amor primerizo. Se convirti¨® en un subg¨¦nero ¡ªlovers rock, a veces escrito lover¡¯s rock¡ª y ocasionalmente lleg¨® al gran p¨²blico: Janet Kay alcanz¨® el n¨²mero dos de las listas nacionales con ¡®Silly Games¡¯. La canci¨®n abre el recopilatorio Lovers Rock: The Soulful Sound of Romantic Reggae, que acaba de publicar Trojan en el Reino Unido. Este ¨¢lbum doble re¨²ne 25 de las grabaciones m¨¢s populares e influyentes de un estilo que naci¨® como necesario contrapunto al roots reggae, de corte m¨¢s militante. Junto a Kay, aparecen nombres como Carroll Thompson, Louisa Mark, Gregory Isaacs, Dennis Brown, John Holt y Sugar Minott.
¡®Silly Games¡¯ ocupa tambi¨¦n el momento central de Lovers Rock, la m¨¢s amable de las cinco pel¨ªculas rodadas por el realizador Steve McQueen en la serie Small Axe (estrenada por la BBC y en Espa?a en Movistar +) con retratos ¨¢speros de la experiencia de integraci¨®n de los caribe?os en el Reino Unido. Lovers Rock, que contribuy¨® a que este estilo volviera a la actualidad, se queda con lo l¨²dico: cubre la preparaci¨®n, el desarrollo y el desenlace de una blues party en la noche de un s¨¢bado. Nuevo trampantojo verbal: en una blues party no suena ning¨²n tipo de blues. Se trataba de fiestas montadas por caribe?os en casas particulares, con intenci¨®n lucrativa, sin permisos municipales ni supervisi¨®n policial.
En Lovers Rock vemos la mudanza de muebles para lograr una habitaci¨®n despegada que sirva como sal¨®n de baile y, a continuaci¨®n, la instalaci¨®n de un sound system, enormes bafles alimentados por una discoteca m¨®vil con la particularidad tropical de que solo cuenta con un plato y un micr¨®fono para que un toaster (s¨ª, el antecesor del rapero) vaya soltando rimas, exhortaciones, avisos. En la cocina de abajo, se preparan cazuelas con delicias de la isla a?orada. Las protagonistas del relato son dos muchachitas, pertenecientes a buenas familias cristianas, que ¨C?ssssh!- se escapan en plena noche, vestidas con sus mejores galas. Una de ellas sufrir¨¢ una experiencia potencialmente traum¨¢tica mientras la otra conoce a un chavalote sano con el que quiz¨¢s se pueda profundizar la relaci¨®n.
Este estilo logr¨® feminizar el ¡®reggae¡¯, con su subtexto b¨ªblico-patriarcal envenenado a¨²n m¨¢s por los preceptos rastafaris
El blues party funcionaba como una isla en un medio hostil. Vemos a algunos gamberros blancos rondando, pero son f¨¢cilmente espantados. Los asistentes acuden con sus rollos, malos o buenos, y solo la envergadura y la paciencia del portero evitan peleas. El arte del pinchadiscos consiste en alternar bloques de canciones para parejas con los temas m¨¢s alucinados, los experimentos de productores de Kingston. En la pel¨ªcula de McQueen, cuesta que se emparejen: as¨ª, son las chicas los que asaltan la pista cuando suenan los grandes ¨¦xitos. Los chicos enloquecen a la hora del dub m¨¢s abstracto: con ¡®Kunta Kinte¡¯, de The Revolutionaires, uno de los asistentes cae al suelo y entra en trance. Nadie se asombra o se preocupa.
El lovers rock supuso una feminizaci¨®n del reggae, con su subtexto b¨ªblico-patriarcal envenenado a¨²n m¨¢s por los preceptos reaccionarios de la ideolog¨ªa rasta. De rebote, el lovers rock tambi¨¦n facilit¨® la reivindicaci¨®n de sus practicantes brit¨¢nicos del reggae (en la pel¨ªcula hace un cameo el gran productor e instrumentista Dennis Bovell). En t¨¦rminos econ¨®micos, el reggae era un producto isle?o que depend¨ªa mayormente de la exportaci¨®n a la di¨¢spora jamaicana, y as¨ª fue por lo menos hasta la entronizaci¨®n global de Bob Marley. El reggae fabricado en Reino Unido hab¨ªa dado con una f¨®rmula ganadora, que de puro simple lleg¨® a ser despreciada (aunque tambi¨¦n imitada) en la patria jamaicana.
VV. AA. ?
Trojan
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