Un ¡®Cantando bajo la lluvia¡¯ fulgurante
La versi¨®n gr¨¢cil y brillante del musical que dirigen ?ngel Ll¨¤cer, Manu Guix y Andreu Gall¨¦n transmite alegr¨ªa y una facilidad que apenas deja entrever el esfuerzo realizado
En medio del aguacero de musicales de origen anglosaj¨®n que se precipita sobre la cartelera madrile?a, Cantando bajo la lluvia tiene un valor a?adido. A la ligereza chispeante y el desenfado de sus canciones, compuestas casi todas por Nacio Herb Brown y Arthur Freed para pel¨ªculas suyas anteriores, de los alegres a?os de entreguerras, se unen la sentimentalidad arquet¨ªpica y el buen humor del guion cinematogr¨¢fico escrito en 1951 por Betty Comden y Adolph Green, f¨¦rtil pareja art¨ªstica. Por encargo de Freed, jefe de la divisi¨®n de musicales de la Metro Goldwyn Mayer, ambos libretistas entretejieron con filigrana, sin que se noten las puntadas, un ramillete de canciones a?ejas que no guardan entre s¨ª relaci¨®n argumental. La criatura les qued¨® de miedo, mucho mejor que al doctor Frankenstein la suya.
La fulgurante y gr¨¢cil puesta en escena de ?ngel Ll¨¤cer, estrenada esta semana en el Teatro Apolo de Madrid, tiene presi¨®n, empuje y alegr¨ªa, como un cava bien madurado: ha estado en cartel en Barcelona durante una temporada completa. Dura dos horas y media, pero deja con ganas de m¨¢s. Su primeras escenas no son muy halag¨¹e?as, pero a partir del encuentro entre sus protagonistas, Don Lockwood y Kathy Selden, en los albores del espect¨¢culo, cada marcha entra en su sitio con suavidad y pr¨¢cticamente todo va como una seda. Su elenco transmite alegr¨ªa, buena vibra y una facilidad que apenas deja entrever el esfuerzo que hace. Y al nutrido grupo de t¨¦cnicos que mueven los complejos cambios escenogr¨¢ficos ni se le siente.
La versi¨®n castellana suena bien. Est¨¢n especialmente logradas las traducciones de ¡®Good Morning¡¯ y ¡®Moses Supposes¡¯
Por fisonom¨ªa, constituci¨®n y envergadura, Miguel ?ngel Belotto, int¨¦rprete almanse?o del protagonista norteamericano, evoca la figura de Fred Astaire antes que la de Gene Kelly, m¨¢s menudo que ¨¦l: su baile tiene extensi¨®n y limpieza, canta bien y se defiende como actor. Diana Roig le transmite encanto y car¨¢cter a su Kathy Selden: no importa que esta no parezca tan p¨¢rvula como la de Debbie Reynolds, porque por el contorno con el que Comden y Green dibujaron su personaje, este vale tanto para una actriz debutante como para una que lleve alg¨²n tiempo en la lid.
Por su parte, Ricky Mata, actor vallecano, le saca todo su jugo a Cosmo, personaje en el que se entremezclan el gracioso de las revistas musicales de siempre (las del antiguo Oasis zaragozano, por ejemplo) y la figura del demiurgo: ¨¦l es quien le insufla a Don la confianza necesaria para que avance en su carrera y quien orquesta subrepticiamente su relaci¨®n amorosa con Kathy. Mata redondea una actuaci¨®n en 360 grados: canta bien, act¨²a mejor y baila a la altura de los buenos. Tiene un swing infinito. En el papel bufo de Lina Lamont, la actriz con voz de pito que se ir¨¢ a la cuneta durante la transici¨®n del cine mudo al sonoro, la actuaci¨®n de Mireia Portas est¨¢ en el esp¨ªritu del disparatado charlest¨®n que Lina Morgan danza en la pel¨ªcula La tonta del bote.
Al piano, Andreu Gall¨¦n, codirector musical junto a Manu Guix, conduce con guante de seda a una orquesta de nueve profesores. El vestuario de M¨ªriam Compte le saca partido a las hechuras de los actores y del feliz cuerpo de baile, del que Clara Casals se desapega para danzar junto a Belotto, en versi¨®n apocopada pero eficaz, el paso a dos que en la pel¨ªcula de Stanley Donen bailaban Kelly y Cyd Charisse. Miryam Benedited, la core¨®grafa, logra que nos quedemos enganchados a lo que sucede en escena y nos olvidemos del filme. La versi¨®n castellana sigue el original y suena bien. Est¨¢n especialmente logradas la traducci¨®n del Good Morning y la del trabalenguas musical Moses Supposes (Jose susurra que sale con Sara), cuyo d¨²o original se convierte aqu¨ª en tr¨ªo. Solo un reparo: en castellano, la voz de origen franc¨¦s vaudeville debe traducirse como ¡°variedades¡±, para no dar lugar a que este g¨¦nero musical, c¨®mico y acrob¨¢tico se confunda con el vodevil.
En su ensayo de 1988 Un Imperio propio: c¨®mo los jud¨ªos inventaron Hollywood, Neal Gabler revel¨® c¨®mo hacia 1910 la pr¨®spera colonia estadounidense de inmigrantes jud¨ªos centroeuropeos cre¨® la industria del cine y todos sus grandes estudios: Paramount, Universal, Columbia, Warner Brothers, la Metro¡ Algo similar podr¨ªamos decir al respecto de la comedia musical. En el relato que Cantando bajo la lluvia hace de la transici¨®n al cine sonoro, palpita esa pujanza de la cultura centroeuropea transmitida por los emigrantes jud¨ªos, entre los que se contaban Arthur Freed, Betty Comden, Adolph Green, Stanley Donen y Sid Grauman, empresario y constructor del teatro chino donde se estrena la pel¨ªcula que se est¨¢ rodando en la ficci¨®n de este musical.
¡®Cantando bajo la lluvia¡¯. Direcci¨®n: ?ngel Ll¨¤cer, Manu Guix y Andreu Gall¨¦. Teatro Apolo. Madrid. Hasta febrero de 2023.
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