Lo nuevo de Weyes Blood, Dorantes, Neil Young y otros discos destacados

Dice Natalie Mering, la superdotada cabeza pensante que hay tras Weyes Blood ¡ª?nombre, por cierto, que se puso a s¨ª misma a los 15 a?os despu¨¦s de leer Sangre sabia, o Wise Blood, de Flannery O¡¯Connor¡ª, que este And in the Darkness, Hearts Aglow es la segunda parte de una trilog¨ªa en marcha que dio comienzo con Titanic Rising (2019). Y que, si aquel resultaba un doloroso y fascinante ejercicio de ...

Weyes Blood, de otro planeta

Por Laura Fern¨¢ndez

Dice Natalie Mering, la superdotada cabeza pensante que hay tras Weyes Blood ¡ª?nombre, por cierto, que se puso a s¨ª misma a los 15 a?os despu¨¦s de leer Sangre sabia, o Wise Blood, de Flannery O¡¯Connor¡ª, que este And in the Darkness, Hearts Aglow es la segunda parte de una trilog¨ªa en marcha que dio comienzo con Titanic Rising (2019). Y que, si aquel resultaba un doloroso y fascinante ejercicio de despedida desde la posibilidad de una cat¨¢strofe inminente (basta una escucha a ¡®A Lot¡¯s Gonna Change¡¯ para recordar lo poderoso de aquel ¨¢lbum mayest¨¢tico), ¨¦ste se coloca en el centro mismo de la desgracia para ¡ªbajo el mar, hundida¡ª describir c¨®mo se sobrevive en el limbo de aquello que todav¨ªa no puede recuperarse.

Hay extra?amiento y compasi¨®n ya desde un primer disparo que te instala a su lado, ¡®It¡¯s Not Just Me, It¡¯s Everybody¡¯, y te hace saber que no es ella la ¨²nica que se siente sola en la fiesta, que todos lo sentimos. Tambi¨¦n en cortes con aspecto de himno sacro, extralargos y metam¨®rficos; hasta los p¨¢jaros cantan en ¡®God Turn Me Into a Flower¡¯. Suena Weyes Blood a una Joni Mitchell capaz de despegar de la Tierra y lanzarse a dibujar aquello que va a sacarte del agujero en ¡®Hearts Aglow¡¯ y en su gemela ¡®And in the Darkness¡¯. Bajo la superficie, un manto de coros y arreglos orquestales, de una solidez que por momentos juega con el folk (¡®Grapevine¡¯) o simplemente se deja llevar (¡®Empire of Children¡¯).

Hay extra?amiento y compasi¨®n desde el primer corte, donde nos hace saber que no es la ¨²nica que se siente sola en la fiesta

Como si atraves¨¢ramos una frontera invisible, al cruzar el percusivamente electro Twin Flame, y encarar el principio del fin del hundimiento ¡ªel concepto est¨¢ ah¨ª: ¡°somos m¨¢s que solo dolor¡±, canta, mientras habla de encontrar una luz en mitad de la oscuridad¡ª, el ¨¢lbum se redime, brillantemente, despu¨¦s de sumergirse en el vac¨ªo, el interludio sombr¨ªo de ¡®In Holy Flux¡¯, y de alguna forma resurge, dici¨¦ndose que lo peor ha pasado, en el folk compasivo, luminoso y parecido a un delicado mantra, a lo Aimee Mann, de ¡®The Worst Is Done¡¯.

Las dos ¨²ltimas palabras del ¨¢lbum, love everlasting (¡°amor eterno¡±), son a la vez un gui?o a lo que desencaden¨® la cat¨¢strofe, y a aquello que inevitablemente est¨¢ por venir.

La propuesta era ambiciosa, y Mering lo sab¨ªa, y aun as¨ª se ha superado a s¨ª misma. Lo hace cada vez.

En un imparable in crescendo que elev¨® el tono en Titanic Rising y que sit¨²a este disco entre lo mejor que se ha producido durante todo este a?o. Todo en ¨¦l es pluscuamperfecto. Planetas de un cada vez m¨¢s peculiar y s¨®lido alt folk de arreglos exquisitos, orbitando una atm¨®sfera com¨²n en la que lo que se busca es que nos encontremos, que conectemos por fin en mitad del naufragio. He aqu¨ª el tema de fondo de un quinto ¨¢lbum que suena como una obra maestra a¨²n en marcha.

Improvisar como m¨¦todo

Por Ferm¨ªn Lobat¨®n

Puede que Dorantes, uno de los m¨¢ximos exponentes del piano flamenco, haya abierto en su s¨¦ptima grabaci¨®n en solitario un nuevo sendero en su carrera. Lo que era solo una parte de sus conciertos (esencial, pero parte) domina ahora todo el trabajo: la improvisaci¨®n constituye el m¨¦todo y el objetivo de este proyecto, que ha madurado durante dos a?os de gira antes de ser registrado en directo y a piano solo, con el sonido m¨¢s natural posible.

La raz¨®n flamenca se antoja innegociable en un autor con hondas ra¨ªces en esa cultura y las composiciones remiten a una serie determinada de estilos, que son tratados con mucha libertad, sin las ataduras que sus estructuras r¨ªtmicas o mel¨®dicas pudieran imponer. Todo ello, junto al rico y variado bagaje musical del pianista, que incluye lo mismo a cl¨¢sicos contempor¨¢neos que al jazz, otorga a la obra rasgos de una universalidad que convive con su personal¨ªsimo discurso.

La memoria es la fuente que alimenta esta creaci¨®n, que transita desde la infancia del pianista a sus experiencias cosmopolitas como m¨²sico profesional. Una serie de vivencias a las que pone banda sonora con las flamencas herramientas que son la sole¨¢ y la buler¨ªa, la seguiriya, las alegr¨ªas, los tangos, la ronde?a y la grana¨ªna. Ellas son los veh¨ªculos con los que recorre los seis hitos que se reviven con m¨²sicas entre evocativas y descriptivas, dominadas por el lirismo y el tono intimista, pero igualmente abiertas a la experimentaci¨®n, aunque el reto de improvisar en cada tema ya suponga un ejercicio de lo mismo.

El viaje es introspectivo solo en apariencia, en tanto el pianista y compositor, desde sus adentros, tambi¨¦n exterioriza y comparte esas historias que han sido fundamentales en su trayectoria vital y musical. Fundamental fue tambi¨¦n aquel ¡®Orobroy¡¯ de su primer disco, que, a modo de bis, cerrar¨ªa el concierto de la grabaci¨®n y ahora el disco.

La elevaci¨®n de lo imperfecto

Por Fernando Navarro

Neil Young no solo abraza la imperfecci¨®n, sino que la eleva a un estado extraordinario. La senda que ha recorrido en este siglo XXI es la de un buscador que procura atrapar el instante metaf¨ªsico de la m¨²sica en directo, como los viejos jazzmen o bluesmen. Fluidez en estado puro para vibrar intensamente con el resultado, por extra?o o err¨¢tico que salga. En este viaje ha tenido altibajos, discos mal producidos o excesivos en su caos. Con World Record, quiz¨¢ estamos ante su obra m¨¢s lograda en esta b¨²squeda casi enfermiza. Un alegato de conciencia por el cambio clim¨¢tico que suena dulce y melanc¨®lico en ¡®Love Earth¡¯ o nervioso y desgarrador en ¡®The World (Is in Trouble Now)¡¯. Y, en conjunto, imperfectamente hipn¨®tico.

Estilo generaci¨®n Z, sonidos generaci¨®n X

Por Xavi Sancho

De todos los grupos recientes que, en un giro dif¨ªcilmente explicable, se han dedicado a despachar un cruce entre sonidos pospunk y apuestas vocales cercanas al spoken word, Dry Cleaning no eran ni los mejores ni lo m¨¢s interesantes. Pero fueron quienes m¨¢s portadas de revistas y m¨¢s listas de lo mejor del a?o encabezaron al convertirse en una de las revelaciones del indie brit¨¢nico en 2021. Ahora lanzan su segundo largo, m¨¢s rico en lo vocal, m¨¢s suntuoso en lo musical. Vac¨ªo existencial estilo generaci¨®n Z sobre un manto de sonidos generaci¨®n X. Como suele suceder en estos casos, pocos han seguido escuchando; a saber en qu¨¦ revival anda ahora enfrascado el underground. Una pena que el p¨²blico alternativo no tome lecciones de fidelidad del masivo.

Un chicle bien estirado

Por Carlos Marcos

La tem¨¢tica m¨¢s recurrente en la historia de la m¨²sica pop es la relaci¨®n de amor entre dos personas. Lo magn¨ªfico es que se sigue estirando el chicle y todav¨ªa sabe bien. Es lo que ha conseguido La Bien Querida (la espa?ola Ana Fern¨¢ndez-Villaverde) con su nuevo trabajo, el s¨¦ptimo de su carrera. Las 11 canciones de Paprika est¨¢n dedicadas a diferentes vertientes de las relaciones: el romanticismo, la dependencia sexual, la s¨²plica, la relaci¨®n abierta, la herm¨¦ticamente cerrada, la desgarrada, la despechada¡­ Musicalmente La Bien Querida apuesta por la variedad, con querencias latinas, pop electr¨®nico bailable o atmosf¨¦ricas piezas planetarias como la formidable ¡®?tame¡¯. Un disco diverso con buenas letras. Podr¨ªamos pedir m¨¢s, pero para qu¨¦.

Homenaje con maestr¨ªa y respeto

Por Yahv¨¦ M. de la Cavada

Lejos del t¨ªpico tributo oportunista al que uno recurre cuando no tiene mucho que decir, este es un homenaje cari?oso y musicalmente extraordinario a Paul Motian, fallecido en 2011, con quien tanto Bro como Lovano tocaron mucho. En el sustento arm¨®nico y r¨ªtmico, tres bajos (Larry Grenadier, Thomas Morgan y Anders Christensen, todos ellos antiguos colaboradores de Motian) y dos bateristas, Joey Baron y Jorge Rossy, evocando al maestro con una compenetraci¨®n abrumadora. A pesar de la dificultad que entra?a alinear tanto instrumento similar, todo est¨¢ tocado con maestr¨ªa y respeto. El repertorio es redondo y la m¨²sica brillante. Adem¨¢s, contiene el mejor Lovano que hemos escuchado en disco en los ¨²ltimos tiempos, y eso no es poca cosa.

En mitad del camino

Por Beatriz G. Aranda

La m¨²sica de Clementine juega a parecer antigua, pero se percibe actual. Tambi¨¦n es perturbadora pero rom¨¢ntica, algo desordenada, pero arreglada meticulosamente. A medio camino entre tantas cosas, adem¨¢s, la complejidad del personaje (tras aprender a tocar el piano y fracasar en sus estudios, sobrevivi¨® entre Londres y Par¨ªs durmiendo y tocando en la calle) a?ade m¨¢s inter¨¦s, si cabe: la fascinaci¨®n que arrastran los crooners malditos, especialmente esos con seductora voz de tenor que cantan sobre las cosas mudas. En su tercer disco, And I Have Been, compuesto durante la pandemia y de poco m¨¢s de media hora, brillan los momentos m¨¢s souleros y desenfadados, como ¡®Difference¡¯ o ¡®Atonement¡¯.

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