Vivian Maier, genialidad fotogr¨¢fica y trastorno mental
Una nueva biograf¨ªa ahonda en los misterios que rodean a la fot¨®grafa estadounidense poniendo el ¨¦nfasis en las supuestas patolog¨ªas que padeci¨®. Adem¨¢s, una exposici¨®n en Siena profundiza en sus autorretratos
Rara vez la persona que a lo largo de su existencia se empe?a afanosamente en borrar su rastro llega a la otra vida convertida en un mito. Sin embargo, este ha sido el caso de Vivian Maier, (Nueva York, 1926 - Chicago, 2009), cuya figura se esconde entre paradojas. De tal forma que su ins¨®lita biograf¨ªa parece eclipsar a la obra extraordinaria que la artista procur¨® siempre mantener a buen recaudo y su enigma crece a medida que se sabe m¨¢s sobre su persona. ¡°Y t¨² c¨®mo te llamas¡±, le preguntaba uno de los ni?os que cuidaba mientras la Mary Poppins de la fotograf¨ªa le filmaba con una de sus c¨¢maras. ¡°Soy la mujer misteriosa¡±, respond¨ªa Maier, protagonista de uno de los relatos m¨¢s atrayentes de la historia del medio.
As¨ª no es de extra?ar que dado el ruido y las inc¨®gnitas generadas en torno a la fot¨®grafa, en 2017, durante una conferencia celebrada en la Fundaci¨®n MAST de Bolonia, Joan Fontcuberta asegurase: ¡°A Vivian Maier la he creado yo¡±. Si bien bromeaba este maestro del embuste como arte, acostumbrado a poner a prueba la capacidad del espectador de dudar ante lo que ve, s¨ª evidenciaba que en el fondo la autor¨ªa no deja de ser ¡°un proceso de fabricaci¨®n ideol¨®gica, cultural y econ¨®mica¡±, como el mismo prob¨® cuando cre¨® a Ximo Berenguer. Lo valores hegem¨®nicos tambi¨¦n existen en el arte.
Sin duda Maier existi¨®, pero el secretismo marc¨® el devenir de esta artista que se gan¨® la vida trabajando como ni?era para varias familias hasta bien entrados los noventa, mientras iba acumulando, con celo de avaro y bajo cerrojo, entre cajas que conten¨ªan libros, revistas y montones de peri¨®dicos, un archivo de cerca de ciento cuarenta mil fotograf¨ªas. Un tesoro que acab¨® guardado en un trastero hasta que a finales del 2007, por impago de alquiler, fue subastado y desperdigado. Aquello debi¨® de suponer un duro golpe para la autora. Sin embargo, aquel d¨ªa de noviembre en el cual, entre otros compradores, John Maloof, un exagente inmobiliario de 23 a?os, con el fin de completar un libro sobre los distintos barrios de Chicago, adquiri¨® varias cajas con las pertenencias de Maier, nac¨ªa su leyenda. Una par¨¢bola de la artista desconocida en vida con los aderezos de un relato de intriga que lleva a?os alimentado la imaginaci¨®n del p¨²blico y ha llevado a numerosos genealogistas, a blogueros, y a aficionados y expertos de la fotograf¨ªa a profundizar sobre la inveros¨ªmil historia de fondo de esta elusiva y acumuladora fot¨®grafa que muri¨® en 2009, a los 83 a?os, sin enterarse que ya estaba en marcha un imparable proceso para desvelar su secreto y catapultada a la fama. Muri¨® pr¨¢cticamente sin un centavo y sin herederos directos y ahora su patrimonio podr¨ªa valer millones de d¨®lares.
Si bien a menudo la obra de una artista resulta inseparable de su propia vida, o de lo que creemos saber de ella, en el caso de Maier mucho m¨¢s. Y es quiz¨¢ en sus intrigantes autorretratos donde mejor quedan expresadas estas dos facetas. Hasta el momento se han hallado en su archivo m¨¢s de seiscientos autorretratos entre sus recurrentes escenas de calles, retratos y naturalezas muertas. Atraviesan 40 a?os de trayectoria, desde los a?os cincuenta hasta los noventa y se convierten en un lenguaje dentro de su propio lenguaje fotogr¨¢fico. Suponen una parte importante dentro del desarroll¨® art¨ªstico de la autora que le permite centrarse en ella misma. Algo que no deja de resultar curioso en una persona tan herm¨¦tica sobre su vida. ¡°La convierten en la fot¨®grafa que m¨¢s ha explorado la autorrepresentaci¨®n en el siglo XX¡±, apunta Anne Mor¨ªn, quien lleva estudiando a la fot¨®grafa desde que su historia empez¨® a conocerse dentro de la comunidad art¨ªstica y ha comisariado varias exposiciones itinerantes dedicadas a la autora entre ellas Vivian Maier. El autorretrato y su doble, comisariada junto a Loredana De Pace. En la actualidad puede verse en el Museo Santa Maria della Scala, en Siena. ¡°Ni tan siquiera Lee Friedlander, creador de un arquetipo del autorretrato, indag¨® tanto en el g¨¦nero, ni lleg¨® a un grado de formulaci¨®n tan rico y complejo. Las fotograf¨ªa de Maier son mas alusiones que evidencias y esto la hace totalmente distinta¡±, asegura la comisaria. ¡°Contrario a Narciso que perece en la contemplaci¨®n de su propia imagen, el inter¨¦s de Vivian Maier por el autorretrato se asemeja m¨¢s bien a una b¨²squeda fren¨¦tica, desesperada, de su propia identidad. Condenada a la invisibilidad, a una suerte de inexistencia por su condici¨®n y estatus social, producir¨¢ muy discreta y silenciosamente la prueba irrefutable de su presencia en este mundo, donde ella pareci¨® no tener cabida¡±, escribe Mor¨ªn.
¡°Fue una poeta de las sombras¡±, advierte Morin. ¡°No necesitaba hacer alusi¨®n a sus rasgos f¨ªsicos para manifestar su presencia. De modo que con frecuencia hace uso de una esquem¨¢tica proyecci¨®n de s¨ª misma (como lo hac¨ªa Friedlander), como si se tratase de una esquigraf¨ªa. As¨ª, utiliza la manifestaci¨®n fotogr¨¢fica m¨¢s minimalista para decirnos ¡®¡¯estoy aqu¨ª¡±. En otras ocasiones har¨¢ uso de los reflejos y espejos para pasar de la formulaci¨®n m¨¢s esquem¨¢tica a la m¨¢s completa y eficaz siempre desplegando una gran riqueza formal, retando al espectador quien en ocasiones necesita de un tiempo de lectura para adentrase realmente en la escena.
Ann Marks, autora de la ¨²ltima biograf¨ªa dedicada a la artista, Revelar a Vivian Maier. La historia no contada de la ni?era fot¨®grafa (Paid¨®s) va un paso m¨¢s all¨¢ en la interpretaci¨®n de los autorretratos, y apunta a ¡°una correlaci¨®n entre su contenido y tono y los sucesos que se produc¨ªan¡± en la vida de la artista. As¨ª, Marks interpreta la incorporaci¨®n de los peri¨®dicos, que Maier acumulaba sin control, dentro de estas autorrepresentaciones como la forma en la que la fot¨®grafa ¡°reconoc¨ªa el trastorno que no pod¨ªa afrontar en la vida real¡±. La bi¨®grafa se refiere a este h¨¢bito acumulador como un claro signo de un trastorno mental. Una patolog¨ªa que utiliza no solo para explicar la tendencia al secretismo sino tambi¨¦n para determinar su criterio como fot¨®grafa. ¡°A la gente le asusta hablar de los temas mentales o psiqui¨¢tricos¡±, asegura la escritora durante una conversaci¨®n telef¨®nica. ¡°Se trata de una parte de su vida de Maier que ha sido ignorada, cuando probablemente era la m¨¢s importante a tener en cuenta si uno pretende entender su fotograf¨ªa. No es algo subjetivo. La gente para la que trabajaba era consciente de sus rarezas. Estoy en contra de estigmatizar la enfermedad mental. Obviamente esta era la clave para adentrarse en todos estos misterios que rodean a la figura de la fot¨®grafa¡±, asegura Marks. Mor¨ªn se desmarca de esta visi¨®n: ¡°La fotograf¨ªa es una habitaci¨®n propia para Maier. Un terreno donde ha decidido ser libre, y construir su propia identidad. Donde ha decidido ser alguien y nada m¨¢s. Es un espacio de libertad, no un espacio para recolocarse dentro sus patolog¨ªas o sus dificultades¡±.
Lo cierto es que las ocultaciones dieron forma a la vida de la fot¨®grafa desde pocos d¨ªas despu¨¦s de venir al mundo, cuando su madre, Marie Jaussaud, false¨® su propio apellido en el certificado de nacimiento de la ni?a, - con el fin de que su nombre de soltera no diera pistas sobre su propia condici¨®n de hija ileg¨ªtima-. As¨ª la vida de la joven Vivian se desarrolla bajo la estela de una historia familiar que ¡°encierra episodios de bastard¨ªa, bigamia, rechazo parental, violencia, alcohol, drogas y enfermedad mental ¡°, apunta Marks, ex ejecutiva de Dow Jones, que comenz¨® a indagar en la vida de Maier despu¨¦s de ver el documental codirigido por Maloof, Finding Vivian Maier, nominado para los ?scar, conseguir¨ªa engrosar a¨²n m¨¢s el mito de la artista.
La biograf¨ªa de Marks comienza con un ep¨ªgrafe en el cual se enfrentan las descripciones utilizadas por quienes mejor conocieron a Maier. Entre ellos: Afectuosa /Fr¨ªa, Apasionada /Fr¨ªgida, Feminista /Tradicional, Mary Poppins / Bruja Mala. Si bien la investigaci¨®n llevada a cabo por la autora logra aportar y documentar muchos nuevos datos sobre la vida de la autora, re¨²ne las hip¨®tesis de m¨¦dicos y psiquiatras cuyos diagn¨®sticos de segunda mano en muchas ocasiones conducen a conjeturas o especulaciones que giran en torno a una vida definida por el trauma y la enfermedad mental y conducen a simplificar la psique de una artista.
A su muerte Maier dej¨® solo 7000 im¨¢genes impresas. Lo que supon¨ªa un 5% de un archivo en el cual un 60% eran negativos y un 30% carretes por revelar. Las distintas hip¨®tesis barajadas hasta ahora para explicar esta extra?a falta de copias en papel alud¨ªan a su precaria econom¨ªa, as¨ª como a un inter¨¦s centrado fundamentalmente en el propio acto de fotografiar. Algo con lo que no est¨¢ de acuerdo Marks. ¡°No era solo el acto de fotografiar sino el de poseer y acumular el que la guiaba a la fot¨®grafa, algo que es consecuente con toda su vida¡±, asegura la bi¨®grafa. Dadas sus dificultades a la hora de mantener relaciones, acumular im¨¢genes y peri¨®dicos podr¨ªa ser una forma de coleccionar trozos de vida y paliar estas carencias.
El hecho de que las mejores copias de Maier se hayan realizado con car¨¢cter p¨®stumo sigue siendo un obst¨¢culo importante que hace que las instituciones de mayor prestigio a¨²n no hayan incorporado obras de la fot¨®grafa sus colecciones. ¡°Ansel Adams sol¨ªa recordar que si bien en el arte de la m¨²sica un compositor escribe la pieza, es una orquestra la que interpreta. En fotograf¨ªa esto es bien distinto¡±, a?ade Marks. ¡°Corresponde a los expertos determinar si las copias de las im¨¢genes hechas a cuadro completo, tal y como ella las ve¨ªa Maier en su visor, bastan para consagrarla¡±. Se trata de un debate que ha rodeado tambi¨¦n a la obra de Garry Winogrand, quien tras su prematura muerte dej¨® miles de im¨¢genes sin revelar. Tres d¨¦cadas despu¨¦s de su fallecimiento el Museo Metropolitan de Nueva York organiz¨® una exposici¨®n con parte del legado poniendo la edici¨®n y realizaci¨®n de las copias en manos de los comisarios y expertos. ¡°Winogrand no daba excesiva importancia a la calidad de sus copias¡±, ha argumentado la curadora Erin O¡¯Toole, ¡°Lo ¨²nico que le preocupaba era conseguir la toma [¡] Es preferible sacar a la luz la obra y permitir que viva o muera por sus propios m¨¦ritos a tenerla guardada en una caja¡±. Algo que comparte Marks y hace aplicable a la obra de Maier. ¡°Si hay una caracter¨ªstica que define globalmente su obra es su extraordinaria capacidad para captar la condici¨®n humana. Existe una universalidad en su obra. Es capaz de captar momentos y emociones con los que la mayor¨ªa de la gente se identifica y es precisamente est¨¢ caracter¨ªstica la que desat¨® de forma tan r¨¢pida su ¨¦xito¡±.
El misterio de esta maestra del enigma que fue Maier sigue vivo. Ella mejor que nadie comprendi¨® que es el misterio aquello que ocupa el centro de la creaci¨®n y que la funci¨®n del artista es intensificarlo.
Revelar a Vivian Maier. La historia no contada de la ni?era fot¨®grafa. Ann Marks. Traducci¨®n de Ignacio Villaro Gumpert. Ediciones Paid¨®s, 2022. 440 p¨¢ginas. 24 euros.
Vivian Maier. El autorretrato y su doble. Museo Santa Maria della Scala. Siena. Italia. Hasta el 23 de marzo.
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